viernes, 17 de junio de 2016

20. Caminos separados.

Nota: Veinteavo capítulo del relato, para ir al primer capítulo pulse aquí:  Capítulo 1

- "Tomek haz el favor de no decir sin sentidos, y vuelve a sentarte para que podamos hablar las cosas como adultos"- Jason se había levantado de la mesa al ver mi tentativa de marcharme con el chico, e intentaba por todos los medios frenar mi avance hacia lo acontecido. - "Jason tiene razón, Tomek. No podéis partir hacia el ayuntamiento, y menos de estas formas. Todos estamos metidos en esto, es mejor que hablemos las cosas para resolverlas, y luego ya veremos qué podemos hacer con el asunto de ir a ver a Matthew."- Magda también se había unido a la propuesta de Jason sin pensárselo dos veces. Estaba claro que todos, o al menos la mayoría de ellos, ya que Peep pertenecía sentado en silencio ajeno a todo esperando expectante a ver qué ocurría con nuestra marcha, no deseaban esta situación. Me sentía más que dichoso por ello, pero sabía muy bien que la acción que había expuesto, era la más propicia en estos momentos, y no iba a dejar que mi deseo de permanecer a su lado enturbiase nuestro mundo de una manera que ya se había empañado hasta este momento.

- "Siento de veras que se den estas circunstancias, chicos. Pero, realmente creo que esta es la mejor opción para todos nosotros. Ya cuando sucedió la muerte de Henry decidí irme para emprender una cruzada en solitario, y vosotros me detuvisteis gracias a los lazos que nos unían. Ahora esas cuerdas emocionales están resquebrajadas así que no existe motivo alguno por el que vea de forma positiva el pertenecer a esta comunidad. Os aprecio mucho, y espero poder velar por vosotros en todo momento, pero nada volverá a ser como antes, y en el fondo lo sabéis. Así que si nos disculpáis, debemos irnos a ver al alcalde. En cuanto acabemos dicha misión, traeré de vuelta a Cameron, y os comentaré las novedades expuestas antes de irme en busca de un lugar donde hospedarme."-

Al terminar de hablar toda la estancia se quedó en silencio. No sé si fue mi convencimiento a través de mi tono de voz, o que no encontraban palabras para rebatir las mías, que fueron incapaces de detener mi avance. Todos y cada uno de ellos, al menos por esta vez, se nos quedaron mirando como recogíamos nuestros abrigos, y antes de salir por la puerta Magda nos dirigió unas palabras que daban a entender que no me dejaría quedarme al margen de su causa, por más que insistiese. - "Sigo sin estar de acuerdo con esta situación, Tomek, pero entiendo que Cameron quiera ver a su familia, así que solo puedo deciros que tengáis mucho cuidado. Ese hombre es capaz de todo. En cuanto volváis ya hablaremos de todo esto. En esta casa somos todos igual de importantes, y no por cualquier trifulca eso va a cambiar. Si piensas que esta conversación ha terminado estás muy equivocado, jovencito"-. Al finalizar sus palabras Jason se unió a ella con una sonrisa afirmativa, que me indicaba que estaba totalmente de acuerdo con nuestra compañera. No entendía como habían podido encariñarse tanto conmigo en este tiempo, pero les era de agradecer, por lo que les devolví el gesto con la mano, y me despedí junto con Cameron, antes de partir hacia el centro del pueblo donde se encontraba el hombre que por algún motivo, todos temían en este lugar.

Una vez salido de la casa partimos sin demora hacia el ayuntamiento, para que Cameron pudiera reencontrarse con su padre. Nuestros pasos eran apremiantes, pero realmente no teníamos ninguna prisa por llegar al lugar. Se trataba más del nerviosismo que atestaba a nuestros cuerpos, el que hacía que nos moviésemos de esa manera, que el deseo de llegar a la meta deseada.



Todo nuestro alrededor estaba mortalmente silencioso, exponiendo una palpable tensión difícil de ignorar. Ladee la cabeza para observar el semblante de Cameron a través de las luces proyectadas por la luz filtrada en el bosquejo. Su rostro estaba serio, en silencio. Como si el mero hecho de hablar le desinflase el valor que tenía acumulado en estos momentos. Me dispuse a entablar conversación para intentar serenarle un poco, pero fue él el que me expuso sus pensamientos en primer lugar, antes de que yo intentase siquiera el calmar sus nervios. - "Tomek, quiero que sepas que he accedido a que me acompañes solo porque quería sacarte de esa casa de locos. En cuanto lleguemos al ayuntamiento tú me esperarás fuera escondido en alguna parte. No quiero que sufras más riesgos por mi culpa"-. Mientras me proponía sus planes seguía mirando al frente sin si quiera desviar la mirada a mi dirección. Estaba claramente convencido de sus palabras, pero se veía que el miedo por lo que iba a suceder en las próximas horas, le dominaba por completo, por lo que me dispuse a responder. - "No te preocupes por mí, ya había pensado en echarme a un lado si me lo propusieses para dejaros un poco de intimidad. Aunque no te creas que por ello te vas a librar de mi tan fácilmente. Me imagino que tu padre no te hará el menor daño, pero aun así,  me quedo más tranquilo acompañándote al menos, hasta la puerta. Después si crees que necesitas intimidad, no entraré. Te esperaré allí hasta que salgas para poder marcharnos juntos"-.

Creí que con dicha exposición Cameron aceptaría mi gesto sin reparos, pero no fue así. Con una sonrisa perdida en la lejanía que me indicaba su contraposición a mis palabras, me dijo algo que jamás creería de alguien tan inocente como él. -"Te equivocas Tomek, si salgo de ahí con vida será un milagro. En cuanto me vea intentará reducirme para mandarme al sanatorio, o algo por el estilo. Pero tranquilo, le he robado un arma a Peep de la que cogíamos los abrigos, y estoy más que preparado para lo que venga. Esto es algo que tengo que hacer, sea como sea, y sin ayuda alguna. ¿Lo comprendes?"- Me quedé mirando su rostro inquieto mientras rebuscaba en mi interior, una respuesta válida para ambos. Sabía que si le dejaba a solas podría ocurrir una fatalidad, pero también comprendía que por mucho que dijese, su padre no sería capaz de hacerle el menor daño. Aunque no lo conociese de nada, había oído hablar a Jack sobre cómo no perdonaría a aquel que le dejase sufrir el menor daño. Esa era una prueba más que suficiente para mi declinación hacia el buen hacer del alcalde. Puede que Cameron estuviese ofuscado con todo lo sucedido, pero estoy seguro de que nuestros amigos, y yo mismo, no nos hubiesen dejado marchar si vieran que el asunto podría torcerse hacia nuestra contra, por lo que le respondí. - "Escucha. Sé que estás asustado. Es normal, Cameron. Pero te prometo que todo saldrá como es debido. Verás..."- mis palabras quedaron interrumpidas por un chasquido direccionado a nuestras espaldas.

Juntos, nos dimos media vuelta al momento, para observar la anomalía que se había producido mientras conversábamos, pero no encontramos el menor signo de peligro a nuestro alcance. Era como si la propia naturaleza nos hubiera alertado con uno de sus usuales ecos. Sin embargo, la vida en este pueblo nos había enseñado que el ignorar la menor interrupción podría llevar a una consecuencia fatal, así que con un leve giro de cabeza, le expuse a Cameron entre susurros, que tomara las precauciones necesarias para estar a alerta, por si algo sucediera en nuestro camino. -"Saca el arma, y mantente en posición. Vamos a intentar ir por un sendero más escondido para evitar problemas"-, En cuanto escuchó mi petición asintió con la cabeza, y sin si quiera mirar hacia mi persona, así lo hizo. Manteniendo siempre la tensión hacia el punto de mira que estábamos observando, pero entonces, todo ese cúmulo de nervios se desvaneció al entrar en nuestro ratio una persona malherida, que salía de entre las sombras de la naturaleza – "Ayudadme...por favor, ayudadme"-. Un hombre moribundo, claramente ensangrentado, nos miraba con ojos cansados, a través de los matorrales que esquivaba con gran torpeza. Nos quedamos fijos ante su presencia, y antes de que pudiésemos reaccionar sentimos como un tiro de escopeta le daba directamente en el hombro, haciéndolo caer de bruces hacia el suelo.

En cuanto observamos su inconsciencia, corrimos hacia él instintivamente para ayudarle. Parecía un campesino de tez morena sin más. Alguien que no debería de estar paseando por el bosque en tiempo de cosecha. Pero al tantear su cuerpo en busca de signos vitales, me di cuenta que en la mano derecha llevaba agarrado un colgante. El mismo que había encontrado yo la primera noche que me había adentrado en los parajes de este bosque maldito. Al reconocer el objeto, me giré hacia Cameron, el cual ya estaba intentando frenar la hemorragia con sus manos, y le advertí – "¡Rápido! ¡Hay que sacarle de aquí!. ¡Es una trampa!"- Disponiéndome al unísono, a agarrarle por el costado con apremio ante la fugaz afirmación de Cameron, pero entonces una carga de pistola se escuchó más cerca de lo que creería en un principio que estaría, seguido de un – "Dejadle donde está. Nosotros nos encargamos."- que dejaba entrever que no estábamos solos en ese paraje inhóspito de las afueras del pueblo.



La voz iracunda surgió de entre los matorrales mientras los sonidos de pisadas nos alertaban de que alguien se estaba acercando. Mi descanso por eliminar la opción de que nos estaba atacando una criatura a plena luz del día, no me entregó la paz que mi espíritu necesitaba. Aunque la voz claramente humana, indicaba que era un ser igual a nosotros, su fiereza a la hora de exponer sus palabras me daba a entender que no pasaríamos un momento agradable con el susodicho en cuestión. Intenté con todas mis fuerzas idear un plan que hiciera que nos escondiésemos antes de que el hombre misterioso nos deleitase con su presencia. Pero por más vueltas que le daba, sabía que era algo imposible, y por desgracia, no era el único que tenía ese pensamiento, ya que Cameron reaccionó a las palabras del intruso, levantando el arma firmemente sujetada con su mano ensangrentada, hacia la posición del sonido, aguardando así, la entrada de la perdición en persona.

La fatalidad hizo que desde mi posición no pudiese tirar de él para que se deshiciera de esa postura de amenaza. Ya teníamos bastantes problemas como para encima cargar con el peso de provocar la ira de unos extraños. Pero la casualidad quiso que en cuanto asomó el hombre de entre las fauces del bosque se quedase tan sorprendido, como nosotros ante su presencia. -"Cameron, ¿qué estás haciendo aquí?"- Su expresión era de una gran extrañeza. No entendía como ese campesino común de la zona con sus ropas baratas, y su acento claramente marcado, podía reconocer a este muchacho nacido en la alta alcurnia, pero lo cierto es que así era, y parecía ser mutuo, pues Cameron respondió con gran dureza a su pregunta. - "Eso a ti no te incumbe. Lárgate de aquí o disparo, Fray"- El hombre en cuestión se echó a reír de tal manera que creí que Cameron iba a hacerle polvo ahí mismo con el arma que tenía en su posición. Estaba lleno de ira, y ya había quitado el seguro para realizar el disparo. Estaba totalmente decidido. Fue entonces cuando me di cuenta de una posible fatalidad. El maniático de Peep siempre guardaba las armas limpias, sin cargar, por la casa. Si como decía Cameron, se la había cogido sin su consentimiento, lo más probable es que dicho revolver estuviese descargado, y entonces sí que no tendríamos ninguna posibilidad de defendernos ante tal animal. Por lo que, decidí apresurarme a tomar cartas en el asunto, y ayudándome de mis anteriores experiencias con los testaferros, intenté tirarme un farol para ver si así podíamos salir de esta con vida. - "Cameron, déjale, no merece la pena ensuciar tu alma por culpa de las burlas de este ser"-. Aclamaba a los cielos para que mi tentativa funcionase, y no dar muestras así, de que el arma era inútil contra su persona.

Al oírme dirigirme a mi compañero, el fornido hombre en cuestión, despreocupado por lo que podría pasarle, apartó la mirada del chico, para centrarse ahora en mi persona. - "¿Y tú quién eres extranjero?"- Su pregunta vino acompañada de agarre de su arma en a colación. Parecía ser que yo no contaba con el aprecio que si le tenía a mi amigo, por lo que me dispuse a contestar lo más brevemente posible, para intentar apaciguar sus peligrosos actos, que amenazaban con destruirme. - "Llevo en este pueblo unos meses nada más, por lo que es normal que no me conozcas. Soy Tomek Sikorski. Amigo de Cameron"-. En cuanto mi nombre surcó el aire que nos envolvía, tanto el campesino armado, como el buen hombre que aun sujetaba entre mis brazos, cortaron su respiración al unísono, como si la misma bala les hubiera atravesado a ambos, al mismo tiempo.

- "¡No me lo puedo creer, le hemos encontrado!"- con una leve sonrisa, el tal Fray pronunció las anteriores palabras para sí a modo de júbilo, y con un silbido posterior indicó su posición a alguien que todavía no habíamos visto a nuestro alrededor. -"¡Chicos. Venid rápido. Tenemos compañía!"-. En el momento en que las palabras salieron de su boca, todo nuestro al rededor comenzó a llenarse de ruidos estruendosos de pisadas, hasta que el campo en el que nos encontrábamos, se fue llenando de hombres, y mujeres hasta completar un grupo cerrado, que debía albergar una decena de seres, todos armados hasta los dientes, y con gran fiereza en sus miradas. Cada cual fue llegando a su ritmo, y al final todos se quedaron observándonos a cierta distancia, mirando como estábamos medio en el suelo, protegiendo a aquel hombre que no conocíamos de absolutamente de nada. Entre las caras que nos rodeaban, pude distinguir algún rostro conocido, como la ayudante de Hyter, pero ni este, ni Jack estaban presentes en esa carnicería de la que estábamos siendo partícipes en estos momentos.

Al ver que los lugareños nos superaban claramente, en número. Me quedé absolutamente quieto, en estado de alerta, mirando de reojo a Cameron que por su parte, seguía respirando con fuerza intentando canalizar sus nervios, mientras sostenía el arma aun en alza. -"¡Fijaos bien. Hemos encontrado a Cameron, y al maldito Tomek Sikorski! ¡Larson nos va a cubrir de oro!"- Con una carcajada, el tal Fray daba palmas en el aire mientras celebraba su éxito. Sin embargo, el resto del grupo no solo no compartía su alegría, sino que mostraban una inquietud acusada, al observar nuestra malograda presencia. - "Están llenos de sangre. El alcalde nos va a matar si los entregamos en este estado"- Una integrante del grupo que parecía tener una edad similar a la de Cameron, expuso su desconcierto abiertamente, mientras yo llegaba a preguntarme si tan terrible era el padre del chico, para que todos le temiesen de esa manera. Intenté alzar la voz para llegar a un acuerdo, o al menos a un modo de sacarnos de esta situación, pero entonces la ayudante de Hyter posó sus ojos sobre mí, y expuso. - "Cogedles"- sin mucho ánimo en la voz.

Fue entonces el caos comenzó a reinar en el lugar. La decena de hombres y mujeres, que Fray había llamado, él incluido, se abalanzaron sobre nosotros como hienas hambrientas, mientras Cameron disparaba infructuosamente un arma descargada, y yo, haciendo de mi cuerpo un escudo para proteger al pobre hombre que malvivía en mis brazos, me disponía a dar puñetazos al aire, en un errático intento de alejar a los opresores de nuestra cercanía, pero todos nuestros esfuerzos fueron realizados en vano. Eran muchos, demasiados. Y en unos pocos segundos nos tenían inmovilizados a los tres, entre sus garras. Toda la trifulca se calmó entonces, y aprovechando la ocasión, la ayudante de Hyter que parecía ser la que estaba al mando de todo esto, dio las órdenes pertinentes para transportarnos a cada uno de nosotros. - "Atadlos bien. Que no se puedan mover ni un centímetro. La máxima prioridad ahora, es llevar a Larson junto con su padre. Los otros dos os los lleváis al laboratorio de inmediato. Hyter sabrá qué hacer con ellos. Vamos en marcha"-. Intenté resistirme todo lo que pude pero me fue imposible librarme de tal rapto. Bajo las estrechas enredaderas que apretaban mis extremidades superiores, pude ver resignado, como se llevaban a Cameron entre gritos y pataleos, hacia el centro del pueblo. A mí sin embargo, me dirigieron junto con el extraño malherido hacia el Oeste, donde se encontraba un edificio en mal estado, que no pasaba desapercibido ni a un kilómetro de distancia.

Recorrimos todo el perímetro a pie hasta llegar a su estrecha entrada, donde la desolación más absoluta daba paso a la desesperanza opresora del abandono. No podía dejar de pensar en nuestros amigos. En cómo me había despedido, y en cómo no echarían en falta nuestro regreso. Pero sobretodo, me acordaba del muchacho. Ese chico cuya suerte parecía haberse tornado hacia la contra, desde el momento en que me conoció en este pueblo bañado por la desgracia. Le había fallado, otra vez, pero igual este error se convertía en acierto al haberle alejado de mí, para acercarle de nuevo a su propia familia. Con ellos estaría en paz, y no correría peligro alguno.



Este era un pensamiento que debía tener siempre presente en mi mente para no caer en la desolación de la culpa. Con él en mi cabeza dando vueltas, me olvidé de todo y crucé el umbral que separaba ambos mundos, temiéndome lo peor de este lugar. Estaba frío, húmedo, y despedía un olor a rancio, mezclado con químicos, que no auguraba nada bueno para nosotros, los capturados. Apenas había luz, y después de guiarnos por unos estrechos pasillos en donde el tropiezo era casi continuado, llegamos a una sala de color taciturno, donde nos esperaba de espaldas un hombre embatado que manipulaba los utensilios de medicina. Al principio pensaba que se trataba del doctor Hyter, pero al fijarme en su escasa musculatura lo descarté de inmediato. Este hombre aunque era de gran altura, era sin duda mucho más delgado que el doctor habitual, por lo que me pregunté si sería una persona más razonable que la anterior mencionada. Aunque la incertidumbre sobre su bondad me duró más bien poco, pues en cuanto se dio la vuelta, supe de inmediato que no teníamos nada que hacer. Aunque no le conociese en persona, su cara le delataba. Estaba viendo el reflejo de Cameron entrado en años, solo que en vez de encarnar una dulce mirada hacia mi persona, unos fríos ojos azules escudriñaban mi rostro con severa dureza. Yo le devolví la mirada creyendo que no me reconocería en el acto, pero me equivocaba. Pues antes de poder si quiera revelarle mi identidad, él se me adelantó, exponiendo las palabras de bienvenida más extrañas que había oído jamás. - "Veo que mis hombres han dado al fin, con usted. Sea bienvenido, Tomas. Le estaba esperando...desde hace más tiempo del que usted se cree"-.

Esto es todo por hoy, si alguna vez os osáis a adentraros en los parajes de Dunwich, no olvidéis buscar el lugar indicado para pasar desapercibidos. De lo contrario puede que os veáis envueltos en el más desolador de los infortunios.
Con afecto

Tomek Sikorski

viernes, 3 de junio de 2016

19. El cazador cazado.

Nota: Décimo noveno capítulo del relato, para ir al primer capítulo pulse aquí:  Capítulo 1

Todos me miraron al unísono con un atisbo de incredulidad en la cara, al haber expuesto tales palabras. Sabía que desde fuera podría parecer una locura, pero cuando Cameron me expresó en su lecho de muerte, que su único deseo era el de hablar con su padre, decidí que haría todo lo posible para lograr hacerlo realidad, así que me quedé firme en mi sitio mientras los proyectiles verbales cambiaban de dirección hacia mi persona en esta ocasión.

- “Tomek, ¿es que te has vuelto loco? ¿No te das cuenta del riesgo que implica el entrar voluntariamente a hablar con Matthew Larson? Ese tío es el jefazo de la organización. Hasta Hyter se ve cohibido ante su mandato. ¡No podréis acercaros a él ni a un kilómetro de distancia antes de que alguno de sus secuaces os maten!”-. Jason había sido el primero en intentar hacerme entrar en razón de una manera un tanto brusca. Sabía a ciencia cierta que lo que decía era del todo cierto. Jamás había conocido en persona a ese hombre, pero había vivido lo suficiente en el pueblo como para saber que controlaba todo el lugar desde su posición de alcalde, y cabecilla de los testaferros. Nuestro plan era en definitiva, de lo más arriesgado, pero no por ello iba a dejar de lado la oportunidad de ayudar a Cameron a cumplir su deseo. Además, puede que lograse conseguir algo de información a través de la charla. Aun había muchos inconvenientes que debía tratar para poder llegar al meollo de la problemática de este pueblo, y necesitaba toda la indagación correspondiente para poder ordenarlo todo de la manera que tuviese sentido. Por ello me decidí a contestar a mi amigo de una manera franca, y racional, pero una voz más suspicaz de la que iba a emplear yo en ese momento, frenó la advertencia de Jason de una manera que sorprendió a todos los presentes.

- “Déjalo, Jason. No va a entrar en razón por más que lo intentes. Ya sabes cómo es Tomek. En el momento que se le mete algo en la cabeza es imposible sacarle de su determinación. Y quien sabe, a lo mejor nuestro nuevo amigo tiene más de una razón para querer reunirse tan alegremente con nuestros enemigos.”-. Peep había lanzado una clara ofensiva hacia mi persona con tales palabras, las cuales ninguno de nosotros supo descifrar. Todos se quedaron mirando a ambos lados de la mesa donde estábamos situados, para comprender a que venía dicha acusación. Cameron incluso se inclinó hacia mi posición para susurrarme sin perder de vista a Peep. - “¿Por qué ha dicho eso, Tomek? ¿Me he perdido algo?”-. Ante su preocupación, negué con la cabeza para calmar sus temores, y me enfrenté directamente a Peep, el cuál no me había quitado ojo desde que me lanzó tal recriminación. - “¿A qué te estas refiriendo, Peep? Si tienes algo que exponer estoy totalmente abierto a discutir el tema sin problema alguno. Pero te pido por favor que seas consecuente con tus palabras, porque el dar a suponer que yo tengo ganas de ver a esos malnacidos no hace ningún favor ni a nosotros mismos, ni a la causa que defendemos”-.

Todos se quedaron en silencio en sus asientos esperando la contestación de Peep que se estaba tomando su tiempo en contestar a mis palabras. Por todos era sabido que nuestro miembro más curioso, había actuado de forma extraña en estos días, pero pensar que era por mi causa, era algo que me irritaba especialmente. Sobre todo, cuando me había partido el espinazo por todos y cada uno de ellos. Comprendía que era el más nuevo de la organización y eso podría conllevar el recibir menos confianza que el resto de mis compañeros, pero no iba a consentir que se me acusase de algo que jamás se me había pasado por la cabeza. Así que esperé pacientemente a que el señor que tenía en frente, y al que consideraba mi amigo, expusiese su punto de vista en esa velada taciturna de la que estábamos disfrutando. - “¿Deseas que sea consecuente con mis palabras? Muy bien. Así lo haré”-. Peep, que había estado postrado en su asiento todo el rato se revolvió en él para sacarse del bolsillo un papel que reconocí al instante nada más visualizar la forma y color que asomaba del interior de su chaqueta. - “¿Puedes decirme que después de leer esto no soy consecuente con mis palabras?”- Peep dejó caer el sobre que Jack me había mandado a la vista de todos, haciendo que se convirtiera en el objeto principal de la mesa. - “Adelante, Jason. Léelo. Seguro que te parece interesante.”-. Jason recogió el papel sin apartar la vista de Peep, y una vez tenido el documento en las manos, comenzó a leer con Magda pegada a su cuello para poder visualizar juntos, la carta que tan íntimamente Jack, me había mandado en señal de agradecimiento.




- “¿De dónde la has sacado?”- Mis palabras estaban cargadas de amargor y resentimiento. No solo por el hecho de utilizar algo tan privado en mi contra públicamente, sin haberme preguntado antes por ella. Sino también por el hecho de que sabía que si Peep tenía dicho objeto en su poder, era porque había registrado mis pertenencias concienzudamente. Recuerdo claramente, como metí la carta y el frasco dentro del bolsillo interior de mi chaqueta, por lo que Peep tuvo que husmear a fondo en mis aposentos, a mis espaldas, para haberla encontrado. No podía creer que ese gesto tan rastrero llegase a producirse en esa casa, y mucho menos hacia mi persona, habiendo arriesgado todo por ellos, y su causa. Por lo que mi furia iba en aumento mientras Cameron intentaba por todos los medios avanzar su cuerpo hacia delante para poder leer la misiva fatídica, pero como la lejanía hacia sus respectivos le impedía leer ni una sola palabra, preguntó directamente a Peep acerca de su contenido. - “Parece una especie de nota, pero estando al revés no veo nada ¿Qué es Peep?-”. Le dijo con bastante curiosidad, ante la expectativa de saber lo que los demás estaban leyendo en silencio. - “Pregúntale a tu querido amigo Tomek. Al fin y al cabo, esa carta que solo iba dirigida a él te compete”-. Cameron ladeó la cabeza en mi dirección pero yo apenas me inmuté de su movimiento. Estaba tan concentrado en el embuste de Peep, que en vez de contestar al muchacho me dispuse a acusar directamente al amigo que me había traicionado con su investigación clandestina. - “Te he hecho una pregunta, y todavía no has tenido la decencia de contestarla, Peep. Di ahora mismo por qué estabas registrando mis pertenencias, y como tuviste la sangre fría de tomarte la libertad de leer algo que no era tuyo”-. Peep siguió mirándome con sus inquisitivos ojos mientras una sonrisa de victoria aparecía por su rostro al escuchar a Jason exponer un - “No puede ser”- para sí mientras giraba la cabeza en mi dirección para mirarme con la más absoluta estupefacción posible, junto con Magda que le agarraba del brazo para infundirle valor ante lo que había parecido la más ardua de las traiciones.

- “Sabes muy bien donde la he encontrado Tomek. No te hagas el indignado ahora que quien ha confraternizado con el enemigo has sido tú. Aunque he de decir que no me sorprende. Desde que llegaste he estado investigando acerca de tu vuelta a nuestras tierras. Al principio no entendía el porqué de tu regreso, pero una vez hablado con varias personas, y con tus actos sospechosos en nuestra organización, comencé a vislumbrar porque rumbo iba tu fin. Ahora que al fin lo sabemos todos podremos tomar cartas en el asunto, y enviarte al lugar que te corresponde. Lejos de nosotros.”- Peep hablaba con una calma mortecina a la que no me tenía acostumbrado. Lejos quedaba ya ese hombre campechano y maniático que colocaba conmigo los estantes del hogar. Estaba conociendo al Peep guardián y mortecino que se hacía cargo de sus víctimas, y ni si quiera sabía el porqué de todo esto, por lo que no tardé en preguntarle. - “Peep te juro que no entiendo nada de lo que dices, ¿a qué te estás refiriendo exactamente?”-. Mi pregunta saltó al aire ante el silencio de los presentes. Me dolía que esta situación estuviese afectándoles también a ellos, pero si quería aclarar las cosas necesitaba primero saber a qué se estaba refiriendo con sus alegatos. Así que cuando comenzó a hablar, le escuché atentamente sin perder detalle de las palabras de un hombre que me había dado la espalda en esa mañana de felicidad.



- “¿Quieres saber a qué me refiero exactamente? Es muy sencillo. Verás, desde que llegaste con el nombre modificado, un apellido diferente, y asegurando que no te acordabas de nada empezó a picarme la curiosidad acerca de tus intenciones. Asegurabas que estabas aquí para examinar los sucesos ocurridos en el pueblo, pero que yo sepa casi nadie logró salir de aquí con vida para relatarlos en el exterior”- Sus palabras empezaban a tomar un cáliz oscuro que jamás creí posible en mi amigo. Su énfasis en la palabra “casi” dejaba entre ver con una cierta ironía que había sospechado de mis intenciones desde que regresé a este lugar lleno de esperanza e inocencia. El Peep que conocía solo era una fachada durante estos meses en mi presencia. El verdadero era el que estaba poniendo tales acusaciones en torno a esta mañana, en la que nos encontrábamos todos presentes. - “Era una situación de lo más curiosa, y así se lo hice saber a Henry, el cual estaba deseoso de poder verte de nuevo. Este rechazó mis ideas tajantemente, y te ayudó en todo lo posible, así que lo ignoré pensando que sería una paranoia mía causada por todos los extraños sucesos que nos rodean en este lugar. Pero entonces sucedió de nuevo otro incidente que me hizo reflexionar sobre tus actos, Henry murió, justo a manos de este hombre, que milagrosamente, no decidió matarte a ti también.”- Junto con sus palabras, Peep toqueteaba la carta que reposaba ya en la mesa con el dedo a modo de acusación, hasta que Cameron muerto de curiosidad, se estiró todo lo posible para poder alcanzarla, y así comenzar a leerla mientras Peep continuaba exponiendo sus indagaciones.

- “Ese momento fue clave para empezar a sospechar que algo estabas escondiendo, sobre todo cuando Cameron me comentó que Hyter en persona había dado la orden de mantenerte con vida. Por lo que intenté contactar con este y con Jack, para que me dijesen algo acerca de ti, pero por más que intenté sobornarles con otra clase de información, no soltaron prenda al respecto, al menos nada importante. Fue ahí cuando me di cuenta de que estabas de su lado. De tres veces que te habías encontrado con ellos, tres veces que habías salido de sus garras, y curiosamente ellos no tenían nada que comentar al respecto. Tu simplemente llegabas triunfante a la casa que compartíamos diciendo que todo había ido de maravilla, aunque eso conllevara apuñalar a tu supuesto amigo en el proceso.”- Peep hizo un inciso para señalar a Cameron con el dedo pulgar, mientras este aún estaba enfrascado en la lectura. Por lo que prosiguió hablando para todos nosotros. - “Esa ya fue la gota que colmaba el vaso. Sabía que algo debías esconder para que el peligro te revotase de esa manera. Por lo que propuse ir al sanatorio en pos de recoger los documentos, para ver de primera mano cómo te desenvolvías en el ambiente de los testaferros. Oh, no. No les mires a ellos. No tenían ni idea de mi plan. Sabía que tanto Magda como Jason, no me harían el menor caso si les exponía sin prueba alguna tu extraño comportamiento. Así que me propuse que fueran ellos los que se pusieran a sospechar al verte tan tranquilo por sus lindes. Así que solo tuve que dejarte creer que estaba de tu parte en ese descabellado plan, y allí nos fuimos los tres, a descubrir cómo una vez más, salías impune de las garras de Hyter, y sus secuaces. He de decir que me sorprendiste gratamente. Parecías que te desenvolvías mejor de lo que me esperaba, por lo que no me sería muy difícil convencer a Jason de tus sospechosos movimientos. Pero dicha acción no pasó, ya que aunque estuvieses en tu entorno felizmente otra vez, hubo algo en tu plan que no estaba previsto. El chico al que debías rescatar, calló semi muerto delante de todos nosotros. Fue algo que hasta yo mismo pude comprobar cómo te dolía en el corazón. No sabía si era por el cariño que le habías cogido en tu estancia en los testaferros, o porque creías que con él muerto comenzaríamos a sospechar de tus actos. Fuera como fuese, sabía que no te quedarías indiferente hacia su estado de salud. Así que esperé paciente a ver como actuabas ante tal calamidad. Aunque a decir verdad, no tuve que aguardar demasiado para ver lo que ocurría. Ya que en la misma noche que nos posicionamos, Jason me despertó para decirme que Jack se había escapado y que tú, precisamente, estabas inconsciente en el suelo. Era claramente, el momento que estaba esperando. Salté de la cama y corrí a auxiliarte, para de paso ponerme a investigar por tus bolsillos en busca de algo que pudiera darme una pista de lo que estaba sucediendo en realidad. Pero esa pista no existía. O al menos de momento. Comencé a frustrarme al ver que Jack te había tratado igual que a mí. Con ilusiones falsas para que lo desatases, y creí que a lo mejor todo acabaría cuando te abordara después de la muerte de Cameron. Pero ese día no llegaría, ya que esta noche al ver que bajabas a hurtadillas al piso inferior, vi la oportunidad de adentrarme en tu habitación para investigar por primera vez esa chaqueta que nunca te quitas, y me encontré cara a cara, con los objetos que representaban la pura verdad. Una carta, y dos frascos parecidos en tamaño. Uno vacío, el cual me imagino que sería la medicina que Jack te había proporcionado, y el que Magda te había confiado, lleno. Así que visto esto, todo este asunto de la lealtad me ha quedado de lo más claro. Solamente hay una duda que me corroe por dentro. A parte de liberarlo ¿Qué clase de negociación hiciste con Jack para que te diera un poco de este fármaco? Porque, bajo mi juicio, no es un hombre del que se pueda esperar nada una vez tiene lo que quiere. Has tenido que concederle algo de vital importancia para que te diese a cambio tal resolución, o de lo contrario estás más implicado con ellos de lo que yo me imaginaba.”-. Peep terminó su exposición, y esperó en silencio una confesión que jamás llegaría. Lo que estaba diciendo era un disparate. Pero reconocía que a ojos ajenos podría resultar factible su terrible acusación. Así que me puse a aclarar los términos prontamente, para eliminar cualquier rastro de duda sobre mi persona. Pero antes si quiera de que pudiese empezar a hablar, otra voz irrumpió en la discusión para alzarse fuertemente contra mi acusador.

- “Me parece increíble que digas eso, Peep. De verdad que no me lo esperaba de ti. Sé que Tomek ha irrumpido en nuestras vidas de una manera algo extraña. Pero nos ha ayudado en todo lo que ha podido. ¡Esta misma carta lo demuestra! Si la lees atentamente ves como Jack le dice que no tiene, ni quiere, ningún vínculo con él. Solo le da la medicina porque ha sido bueno con él, al igual que lo es con todos nosotros, y no quiere deberle nada. Medicina por cierto, ¡que me ha salvado la vida! Debería de darte vergüenza, solo porque Tomek este ayudando a su manera, no deberías echar todo su trabajo por tierra con esas sucias paranoias tuyas. Se de sobra que Henry confiaba en él, y yo por supuesto que también lo hago. Todo lo que ha hecho ha sido por mi bien. Incluso apuñalarme. Pues desde que lo hizo, los ojos de Jack y Hyter, han dejado de posarse en mí en pos de la sospecha, y me han dejado más libre de lo que he estado en años. Así que déjate de tonterías. Seré el más joven y por ello no tendré tanto voto como el resto, pero yo he estado dentro de los testaferros durante toda mi vida, y jamás he oído una palabra de complicidad hacia este hombre. Todos desean matarle, al igual que al resto de nosotros”-.

Cameron se había puesto hecho una furia tras las palabras de Peep así que mientras hablaba intentaba calmar sus nervios. Esa era mi guerra, no la suya. Y no iba a permitir que su confianza hacia sus compañeros quedase mermada por mi culpa. Así que, agarrándole suavemente por el brazo le hice entrar en razón, y comencé a exponer lo que creía que era mi mejor punto de vista al respecto. - “Cameron tranquilo, ya me encargo yo. Mira Peep, si te he decepcionado a ti, o a los demás por mis actos lo siento, pero lo he hecho todo lo mejor que he podido. Si es cierto que Henry murió por mi culpa, al igual que todos habéis sufrido todo tipo de infortunios por protegerme. Eso es lo que más lamento de todo esto. Revivo su sufrimiento cada día, pero créeme que por mucho que hayamos pasado, jamás se me ha pasado por la cabeza si quiera, el hecho de realizar un pacto, o hechos similares, con ninguno de ellos. Para mi sois lo más importante que existe en esta pesadilla viviente, y jamás os haría tal calamidad. Confieso que si es cierto que me fie de las palabras de Jack al pensar que estaba hablándome con sinceridad, desde lo más profundo de su corazón, y por eso le di la medicina a Cameron cuando no vi otra solución posible, acogiéndome al último rayo de esperanza que me quedaba. Y ¿sabes qué? No me arrepiento de haberlo hecho. Sin ella él no estaría aquí entre nosotros. Y eso, aunque me duela, es algo que tengo que agradecerle al hermano de mi amigo por habernos ayudado en tan catastróficos momentos. Él, como ha expuesto Cameron, me ha dado la solución a un problema en pos de saldar una deuda de la que ni si quiera tenía consciencia que estuviese abierta. Pero nada más. Como bien dice Jack al final de la misiva, esto no cambia las cosas. Los dos sabemos cuáles son nuestras posiciones, y las mantendremos así hasta el final de nuestros días.”-.

Dichas estas palabras aproveché para infundir ánimos a Cameron apretándole afectuosamente el hombro agarrado con mi mano, y seguí con mi explicación de los hechos, tan calmadamente como lo había hecho hasta ahora. - “Por otra parte, quiero dejar claro que si no comenté nada de dicha carta, fue porque creí que estábamos viviendo un momento tan dramático, que el exponerlo solo empeoraría las cosas. Por eso me lo callé, y actué por mi cuenta cargando yo solo con el peso de mis actos. Sé que fue un acto arriesgado pero no dudaría en volver a hacerlo por todos vosotros a la hora de protegeros de cualquier infortunio que se presentase. Eso sí, si eso te supone un problema a ti, o al resto, en cuanto vuelva de acompañar a Cameron del rencuentro con su padre, expondré todos los puntos que creo que son vitales para nuestra confianza mutua, sin dejarme una sola señal en el tintero, para que podáis comprobar que soy una persona digna de vuestro respeto como creía que lo había sido hasta ahora. ¿Qué te parece? ¿Crees que con todo esto podrás empezar a confiar en mi a partir de ahora por el bien de todos?”-.

Deseé fervientemente que mis palabras hubieran bastado para imponer un poco de paz en este lúgubre momento vivido en nuestros aposentos. Aun sentía el resquemor en mi corazón por las acusaciones vertidas hacia mi persona, pero sabía que si quería el bien para toda la gente reunida en este lugar, necesitaba hacerlas a un lado, y concentrarme en ganarme una honra aun no adquirida entre todos los presentes. Bastante sufrimiento teníamos ya, como para encima pelearnos entre nosotros.

Magda fue la primera en actuar clavando sus bondadosos ojos en mí, directamente para asentirme con la cabeza, exponiéndome su afirmativo punto de vista, pero Peep parecía no dejarlo correr, pues con una mirada inquisitiva al ver la postura de nuestra compañera, expuso sus palabras de un modo que no dio lugar a la duda. - “Di lo que quieras Tomek, pero de ti no me fio un pelo. Como ya he dicho, no eres el único que puede jugar a este juego, yo también se contactar con los testaferros cuando lo desee, y créeme que si salís por esa puerta, de una forma u otra no volveréis a entrar en ella.”- Era una clara amenaza hacia mi persona, y lo que es peor, ahora que veía claramente su resentimiento, comprendía dolorosamente las palabras de Jack acerca de que alguien estaba interfiriendo entre los dos grupos. Había sido un completo idiota. Sabía lo mucho que le gustaban los chismes a Peep, y el maestro del engaño que podía ser Jack. Seguramente le había sonsacado más de una cuestión con su labia envenenada, haciendo creer a Peep que le correspondería con una información que seguramente, no llegó nunca. Por eso estaba tan enfadado conmigo. Había sido capaz de conseguir inconscientemente, algo por lo que él había luchado tanto. Era inútil intentar salvar esta situación. Su consternación hacia mi persona era tal, que no creí que pudiera hacer nada que le hiciese entrar en razón, así que miré primero hacia Cameron el cual estaba completamente paralizado del miedo que sentía al pensar que iba a sucedernos algo a manos de nuestro amigo, y después volví la cabeza para ver como Magda agarraba todas sus fuerzas a Jason, el cual ya estaba gritándole improperios a Peep por sus palabras. Nuestro mundo estaba claramente roto, por lo que usando la única opción que me quedaba, me levanté, y buscando las palabras adecuadas para no provocar un altercado, dije. - “Peep, siento mucho que pienses así. Espero que algún día seas capaz de entrar en razón sobre mis intenciones, para poder volver a creer en ti como compañero, y entrañable amigo. Hasta entonces te deseo todo lo mejor que pueda ocurrirte, en este lugar bañado por la desesperación.”-. No esperé si quiera a su reacción, tan solo me giré hacia el chico, y con un ademán paternalista, expuse. - “Venga Cameron, nos vamos a ver a tu padre. Si deseas despedirte, hazlo. Pues no regresaremos a este lugar nunca jamás”-.

Eso es todo por hoy. Si alguna vez echáis raíces en algún lugar haced todo lo posible porque sean fuertes y robustas. Sino cualquier tormenta podría echarlas abajo, junto con todo el tronco que habíais construido en torno a ellas.
Con afecto.
Tomek Sikorski