viernes, 28 de octubre de 2016

29. Traiciones irreparables.

Nota: Veintinueveavo capítulo del relato, para ir al primer capítulo pulse aquí:  Capítulo 1



No me quedaba apenas tiempo. Debía apurar apresurarme antes de que me descubrieran y se viniese todo a bajo. Debía ser cuidadosamente cauteloso y silencioso si no quería disparar el horrendo caos a mí alrededor, al destapar mi súbito engaño en aquellos que dormitaban bajo mi mismo techo. Pero por favor, permitidme que me remonte al principio de la historia para que todo este sin dios tenga algo de sentido. Todo comenzó cuando al entrar en mi habitación me encontré con Jason, el cual estaba esperando en silencio para confesarme bajo la privacidad de mi habitáculo, la siguiente información.

–“Tomek, me largo de aquí. Y esta vez será para siempre.”-. Al decirme tales ecos reaccioné de la manera más previsible que cabría esperar en dicha situación. Me acerqué hacia él sin reparo alguno, y subiendo mis palmas hacia arriba a modo de una incredulidad absoluta, le pregunté con un tono más elevado del natural por su súbita decisión. –Espera ¡¿¡De qué demonios me estás hablando, Jason!?! ¡¿¡Cómo que te vas y para siempre!?! ¡¿¡A dónde quieres irte!?! ¡¿¡Es por Jack!?! Porque si es así yo puedo ayudarte con…”- Jason interrumpió mi torrente de preguntas con un seseo que indicaba que detuviese mi nerviosismo de inmediato si no queríamos ser descubiertos. Lo cierto es que me había dejado llevar por la impresión, y había puesto en peligro nuestro secretismo hablando más alto de la cuenta, pero debía comprender que mis delirios tenían que ver con la preocupación latente que sentía al enterarme de sus próximas acciones. Eso pudo ser lo que se le cruzó por la mente en esos momentos,  ya que al ver que mi estado de ánimo se contrajo al instante, adoptando un silencio expectante a sus palabras, Jason respiró sonoramente para recoger fuerzas, y explicó detalladamente los pensamientos madurados que le habían hecho tomar dicha decisión.

-“No, Tomek. Esto es algo que debo hacer yo solo. He tomado una decisión y no puedo arrastrar a nadie más hacia ella. Ya hemos perdido demasiado como para que encima pase algo por mi egoísmo innecesario.”- Jason se veía completamente seguro de su decisión y eso me dejaba lleno de preocupación. Él solo había informado de los detalles de su decisión sin dar un brazo a torcer a la hora de ceder en sus términos, dejándome con ello completamente fuera del asunto. Intenté protestar para intentar hacerle entrar en razón sobre su sin razón a todo este embrollo, pero con un movimiento de cabeza me dio a entender que no insistiera más en mi descontento, ya que no había opción a que le hiciese cambiar de opinión.



Me quedé pues en mi posición mirándole con aprensión. A pesar de que no me estaba gustando nada la decisión que había tomado Jason, he de decir que lo comprendía. Entendía su determinación al haber pensado yo en ese mismo camino en el pasado. Por eso no me quedó más remedio que darle mi apoyo en un intento de confiar en que sería lo suficientemente sensato para tener cuidado en el camino pedregoso que tenía por delante. –“Esta bien, si es lo que quieres hacer adelante. Solamente te pido que tengas cuidado, ¿de acuerdo? Aunque no te acompañe estaré permanentemente pendiente de ti en todo momento ansiando a que vuelvas, así que como vea que te demoras o me entero de alguna mala noticia ten por seguro que iré a por ti.”-

Sonreí para infundirle un ánimo que creí que necesitaba en esos momentos, pero mi amigo no me correspondió. Tan solo se me miró a los ojos momentáneamente y acto seguido me abrazó dejándome completamente atónito a su gesto. No entendía su gesto tan sumamente espontaneo y carente de sentido, pero lo que me dijo mientras se separaba de mí, me dejó aún más atónito de lo que creí que estaría a pesar de todo lo vivido anteriormente. -“Tomek, tú no te preocupes. Ni por mí ni por nadie. Quiero que por una vez pienses solamente en ti. Recuerda lo que tienes fuera de este pueblo, y si crees que tienes que irte de aquí vete. Aprovecha tú que puedes. Nosotros tenemos mucho aquí y no podemos hacerlo pero tú no. A ti no te ata realmente nada a esta locura, así que no pierdas la oportunidad de abandonar todo esto por intentar ayudarnos. Todos estaremos bien de una manera u otra, así que no lo dudes. Si deseas hacerlo, hazlo”-. Ahora Jason tocaba con fuerza mi hombro para infundirme la determinación de sus palabras mientras yo aún no entendía nada. Cuando propuse la huida Jason se había mostrado especialmente molesto con la decisión de abandonar ¿Cómo es que ahora ha cambiado de opinión tan repentinamente? Era una pregunta que por mucho que me plantease no tenía una respuesta certera para iluminarme en dicho aspecto.

No obstante, a pesar de mis dudas ante sus palabras, inmediatamente negué con la cabeza a su tentativa. Sabía de sobra que, dejando a un lado la decisión de irme o no, jamás les dejaría de lado en un intento de salvar mi persona. Así que sin demora respondí –“Lo siento pero abandonaros a vuestra suerte nunca entró en mis planes. Así que seguiré ayudando en lo que pueda para que todo se encauce de una vez como es debido”-.

Al oírme, esta vez Jason si sonrió ante mi reacción. Como si esperase esa clase de determinación en mi persona ante lo expuesto, antes si quiera de relatarme nada al respecto. Al escucharme reusar de sus consejos no dijo nada, tan solo se limitó a palmear mi hombro agarrado suavemente, y se giró para encaminarse hacia la puerta, dándome a entender que no tenía nada más que decirme. Solo fue cuando se encontraba ya ante la puerta de mi dormitorio donde se aventuró a despedirse de las mejores de las maneras, como solo él sabía hacerlo. Dando fuerzas incluso en la más absoluta de las desesperanzas.

–“Sabía que ibas a ignorar totalmente mi propuesta pero al menos tenía que intentarlo. Me iré a medianoche. Espero que sin problema alguno. Tú tienes todo el tiempo del mundo, pero te aconsejo que no te demores demasiado en decidir tu destino. Las cosas ya andan bastante raras por aquí así que me imagino que se pondrán peor cuando me vaya. Pase lo que pase, tú mantente firme en tus convicciones, Tomek. Eres un gran tipo, y eso es lo más importante en estos momentos de locura que vivimos todos. No dejes que nadie te lo arrebate jamás”-. Y sin más, abrió la puerta con sumo cuidado y se fue por ella, no sin antes levantar la mano a modo de despedida, la cual correspondí en el acto con el mismo gesto, quedándome allí parado viendo como mi amigo se iba a su propia aventura dejándome a mí en el camino.



Este acto, por extraño que parezca, desencadenó una serie de sucesos determinantes en la historia que iré ordenando cronológicamente para no perdernos en el tiempo. Al principio, cuando le vi irse, no entendía muy bien que había pasado. Qué raciocinio rondaba la mente de mi amigo para verlo todo tan oscuro como para pedirme que me fuese de aquí para siempre. Pensativo fui dándole vueltas al asunto mientras me desvestía y me metía en la cama para intentar descansar por lo menos un rato en lo que parecía entreverse una mala noche a causa de mis angustias. Los argumentos encontrados ya comenzaban a florecer cada uno por su lado con sus firmes premisas, dispuestos a que les hiciese caso. ¿Debía dejar a Jason realmente partir solo hacia su destino? Y si así fuera ¿cómo explicaría mañana ante Peep y Magda que yo lo sabía desde un principio y le había dado mi consentimiento tan alegremente sin que se me echasen encima por mi comportamiento? Peep ya dudaba bastante de mis actos como para darle más motivos a la hora de sospechar de mi lealtad ya cuestionada con anterioridad. Debía hacer algo al respecto, y rápido. Antes de que todo mi mundo se derrumbase bajo mis pies debido a mi súbita indecisión.

Con mis nervios ya en frío, la resolución de mis pensamientos llegó más temprano de lo que pudiese parecer en un principio. Debatiendo internamente, sentí el peso de las horas pasar bajo mi adormilada conciencia sintiendo como los ruidos de la casa se iban también adormeciendo con el paso de las horas, dejando completamente en penumbra la estancia por unos escasos momentos, hasta que un ruido sordo me indicó que Jason había comenzado con su plan de huida. Fue ahí cuando yo también me desvelé por completo, y llegué a la conclusión de que debía ser valiente como mi amigo, y tomar la decisión que mejor se amoldaba a mi espíritu y condición personal. Aunque no sería fácil, debía ingeniármelas para cumplir con todos mis imprescindibles, aunque me hiciese cómplice de hacer que esta noche fuese completamente inolvidable para todos y cada uno de los que habitábamos en esta casa.

Dejando esta idea en mente como prefijada ante todas las demás, me senté a cavilar mi plan de acción mientras me preparaba para lo que se acontecía. A medida que pasaba el tiempo mi idea iba haciéndose más determinante en mi cabeza. Sabía que era algo totalmente radical e impropio de mi persona, pero como determina el dicho, a grandes males grandes remedios. Si Jason decidía irse yo tampoco iba a quedarme parado viendo como todo fluía a mi alrededor sin tenerme si quiera en cuenta en la ecuación. Ya era hora de que siguiese con mi plan original pensado en unos momentos donde la esperanza fluía en mi pecho en remotos tiempos pasados. Debía dar paso pues, a la finalización de esta aventura de la manera más óptima posible.

Y así fue como lo hice. Esperé unos momentos de rigor y comencé a dejarlo todo dispuesto, ordenando claramente mi plan para que todo saliese como había organizado en un principio. En el momento en que ya estuve preparado para todo el devenir de los acontencimientos, salí de la habitación de la cual sabía que no volvería a tener noticia jamás en la vida, y me dirigí directamente hacia la de Peep, abriendo su puerta con sumo cuidado para descubrir al susodicho totalmente dormido en un sofá con un arma reposando en su regazo, y al increíblemente tranquilo chico descansando en su cama.



Con sumo cuidado me acerqué hacia el cazador intentando no despertar al niño con mis andares, y cuando me encontré justo en frente de él lo zarandee suavemente para que se despertase bajo mi acto. –“Peep… Peep despierta… tranquilo, soy yo, Tomek”-.

En cuanto Peep abrió los ojos y se ubicó en la realidad se enderezó en su asiento totalmente extrañado, y con una voz más fuerte de la que yo había empleado me formuló la pregunta más obvia que podía hacerme en esos momentos. –“¿Tomek? ¿Qué haces aquí? ¿Ha ocurrido algo?”- Mientras formulaba sus preguntas pude notar como ya medio se levantaba del asiento para entrar en acción ante lo que podía estar sucediendo en el hogar, por lo que me apresuré a tranquilizarle con el mismo susurrante tono de voz que había empleado con anterioridad para que pudiese ver que a pesar de todo lo tenía todo bajo control.

–“Tranquilo, no corremos peligro. Al menos eso creo. Me he levantado hace un rato para ir a por un vaso de agua, pero de la que pasaba por la habitación de Jason me he dado cuenta de que la puerta estaba abierta y él no se encontraba dentro. Al principio pensé que había bajado a la planta inferior a por algo también, pero al entrar en la cocina y no verle me he asustado de verdad. He recorrido toda la cabaña pero no he encontrado ni rastro de él, así que he ido corriendo a vestirme por si ha salido a causa de un ruido o algo del estilo y necesita ayuda. Tú quédate vigilando por si alguien le ha dado caza y viene a por el chico. Intentaré encontrarle lo más rápido que pueda. ¿Tienes algo que me sirva de lumbre para no ir a tientas en la penumbra?”-.

Exponerle dichos ecos era solo una forma de actuación. Conociendo como lo hacía a Peep sabía lo que iba a responderme mucho antes de entrar si quiera por la puerta. Esto era un acto completamente prescindible y banal, pero sin embargo debía llevarlo a cabo para que el cazador creyese que llevaba la voz cantante mientras yo me aprovechaba de su liderazgo para seguir con mi línea de actuación. Por eso en cuanto me contestó las siguientes palabras me alegré infinitamente de ver como todo salía por una vez de la manera que había planeado desde un principio. –“Deja Tomek, mejor voy yo a por él. Tú sigues cansado de tanto alboroto y no conoces bien la zona. Serías una presa fácil. Mejor quédate vigilando que no entre nadie mientras yo me encamino a por el muchacho. Ten, utilízala solo si es de vital importancia, y no despiertes a Magda y al niño de no ser que corran un peligro inminente”-

Sin vacilar, me puso su revolver en la mano y se incorporó raudo para salir a fuera en busca de nuestro amigo. Yo esperaba a sus espaldas viendo cómo se abrigaba y recogía una escopeta de gran calibre junto con un quinqué para visualizar en la oscura noche que nos rodeaba. En cuanto se hubo dispuesto todo para su partida bajé junto a él hacia la entrada, y una vez visto que la barricada armada en la mañana había sido desarmada por nuestro amigo, le abrí la puerta, y con un –“Te estaremos esperando. Ten mucho cuidado, y trae sano y salvo a Jason, por favor”- me despedí de él, y cerré el pórtico tras sus pasos, viéndome así libre de todo acoso para seguir adelante con el destino que había elegido horas atrás.

Lo primero que hice fue subir cautelosamente de nuevo las escaleras. Lo que menos quería ahora mismo es que Magda se despertase y me desbaratase todo el plan. Así que, extremando la precaución en la cantidad de ruidos que podían delatarme en los siguientes minutos, guardé la pistola en el bolsillo de mi chaqueta para poder maniobrar con ambas manos, y volví al cuarto de Peep para hacer unas cuantas gestiones antes de seguir con lo que procedía en la finalidad de mi actuación.

Revolví entre sus cosas a toda prisa buscando alguna que otra documentación que sugiriese algo sobre la vida pasada de Thomas o de sus padres, pero por más que escrudiñe el lugar no pude encontrar nada referente a ello. Aunque si puedo decir que no todo el esfuerzo realizado fue en vano, ya que en medio de toda la vorágine de papeles que cubrían los cajones de su escritorio pude encontrar el cuaderno de las bestias que se me había dado con anterioridad y había olvidado posteriormente en el sótano, y una carpeta que rezaba “J. Alvery” en su portada. Verla fue algo que me hizo frenar en seco mi avance sintiendo como mi corazón se comprimía de la pura sorpresa de encontrarme algo así en un momento como este. Deseaba abrirla y ver que entresijos contenía dicho almacenaje que Peep guardaba para él con tanto recelo, pero no tenía tiempo de inspeccionarla antes de proseguir con mi acto final, así que sin detenerme, seleccioné los dos elementos, y me los llevé conmigo junto con el chico al cual ya lo estaba despertando en dichos momentos.



Sabía que en cuanto me viese sería el momento crítico de la noche, pues empezaría a patalear y jadear como si no hubiera un mañana para librarse de mi presencia. Así que tenía que adelantarme a todo eso y actuar con más cautela de la procesada con anterioridad. Por lo que, antes de tocarle si quiera le puse suavemente entre sus manos una cuerda rodeada con flojedad, y en cuanto lo zarandeé un poco para despertarle, aproveché su adormilamiento para atársela como era debido antes de que pudiera alzarse contra mí.

Al sentirse atado, Cameron reaccionó venciendo su trastorno somnoliento, y con gran fuerza levantó el cuerpo con brusquedad para zafarse del agarre al que había sido sometido por mi persona. Fue entonces cuando con un pañuelo ya seleccionado de mi bolsillo, le amordacé concienzudamente para que no pudiera emitir ningún ruido que alarmase a la última persona durmiente dentro de esta alocada cabaña, y pudiésemos acabar con el plan sin contratiempos por su parte.

Al tenerle ya como yo quería tiré de su brazo para mantenerle sentado, y con suma rapidez, le puse sus zapatos y una chaqueta por encima para que no pasase frío. El tiempo apremiaba, y Peep podría regresar en cualquier momento dejando al descubierto toda mi jugada planeada con alevosía. Por lo que, con más fuerza de la que pretendía, erguí al chico en cuando estuvo listo, y lo bajé medio arrastrando por las escaleras para largarnos cuanto antes de ese lugar. Jason tenía razón. Debía irme de aquí. Un lugar donde ya no pintaba nada, e intentar salvar el poco raciocinio que me quedaba en medio de esa locura insana que me rodeaba constantemente. Pero no lo haría solo. Jason escogió su destino. Era un hombre libre que decidía su camino de una manera más que respetable. El chico en cambio no tenía tanta suerte. Por más que supiera que iba a estar bien atendido no podía dejarle atrás abandonado a su suerte. Debía curarle para que pudiese llevar una vida digna, y sabía perfectamente donde podrían ayudarle. Así que, sin pensármelo dos veces, abrí la puerta con delicadeza para no armar un escándalo, y nos encaminé hacia la espesura, huyendo de ese lugar al que en tiempos pasados lo habíamos llamado hogar, para siempre.

Esto es todo por hoy. Si viajan a Dunwich no duden en hacer caso a sus instintos, puede que los lleven a lugares en los que jamás habrían estado dadas otras circunstancias, pero eso siempre es mucho mejor que morir a manos de aquellos por los que habías sentido algo de empatía en el pasado.
Con afecto.
Tomek Sikorski


viernes, 21 de octubre de 2016

28. Destinos inauditos (Segunda parte).

Nota: Veintiochoavo capítulo del relato, para ir al primer capítulo pulse aquí:  Capítulo 1

Para ir a la primera parte del veintiochoavo capítulo pulse aquí:  Primera parte



En el momento en que me di cuenta de tal hecho fue como si el puzzle por fin encajase de golpe dentro de mi cabeza. Era sumamente sencillo. Había un chico que fue internado y luego salvado por Peep y Henry para dejarlo a salvo fuera del pueblo. Un chico al que todos querían y admiraban debido al pasado común que compartían. Pero ese hombre al que todos adoraban no era yo, era alguien al que había suplantado sin querer la identidad, adueñándome fútilmente de todo lo que poseía sin reparar si quiera que se lo estaba arrebatando a alguien que lo merecía más que yo por derecho, convirtiéndome en la persona más despreciable que había en esta casa, y seguramente en muchas más a la redonda. La fatalidad hizo que los testaferros le buscasen a la vez que yo entraba en el pueblo por mis propios medios, y mi nombre y tal vez mis características totalmente amoldables a cualquier excusa sobre el cambio del crecimiento hicieron que todos me viesen como alguien que en realidad no era. Thomas podía estar ahora viviendo una vida feliz en cualquier otra parte de nuestro ancho mundo, o viniendo a Dunwich en dichos momentos para delatar al impostor al que le habían impuesto su vida por semejanzas inocuas con su historia. Es decir, mi persona.

Esto hizo que un abrumador desconsuelo se instalase en mi pecho de manera perpetua. Era un impostor. Jamás creí ninguna de sus historias respecto a mi pasada vida en Dunwich, pero el saber que todo lo que poseía en estos momentos se sostenía sobre los cimientos de la falsedad de mi identidad hizo plantearme que me quedaba realmente sólido en este pueblo que pudiera aguantar dicha fatalidad cuando esta fuese descubierta. ¿Actuarían mis amigos del mismo modo al darse cuenta de su error? ¿Henry me hubiese dado su incondicional apoyo de saber que era un simple extranjero? ¿Y los testaferros? ¿Seguirían viéndome inmune al descubrir que no poseía la cura que creían que Cameron necesitaba? Por supuesto que no. Al manifestarse la verdad no solo perdería mi identidad establecida en esta ciudad, sino que todo lo que poseía se me vería arrebatado para dárselo a aquel que realmente lo merecía, haciéndome ver que mi persona era quien sobraba de este cuadro familiar al que de buena gana me había aposentado.



Tras dicho dato revelador mi cuerpo tiró de mí para volver a echarme en mi lecho exhausto, debido al amargo dolor que sentía en mi pecho. Con todo lo que había luchado para hacerme valer y respetar en estos lares, acabaría completamente solo, fuera de todo proyecto aclamado por cualquiera de las partes que reinan en este lugar. Tan solo sería un hombre del que todos se alejarían al ver que no tenían ningún lazo con él. Era un fraude. Y los fraudes no merecían otra cosa al fin y al cabo.

No podía creer que este fuese un final claramente definido. Aunque sabía que era lo correcto me negaba a aceptarlo. Decidí que era demasiado para asimilar en un solo día. Por lo que dejando pasar tanta connotación negativa por mi mente, suspiré sonoramente y cerré bien los ojos. Quería dormir. Reposar hasta que al menos fuese capaz de asimilar esta verdad que me atormentaba tanto. Pero por desgracia dicho descanso jamás llegó, pues fue tocar la almohada con mi cabeza, y escuchar de seguido unos golpes provenientes desde la puerta que esperaban pacientes una respuesta. No tenía escapatoria. Sabían que estaba en este dormitorio afincado, y tampoco era plan de transmitir mi mal ánimo al resto de personas estando como estaba de extraña la situación, y sin tener ellos culpa alguna de mi desdicha. Así que, sin ánimo revelé mi vigilia para ser informado posteriormente por Peep desde detrás de la puerta de que la cena estaba casi servida.



Al escucharlo me levanté con un lamento y me acicalé vagamente para bajar las escaleras. Aun no me sentía con fuerzas para revelar la verdad a mis amigos pero debía comenzar a prepararme para exponerles con dedicación la realidad que asomaba por las líneas de la cordura. Debía de pensar muy bien que decirles y cómo hacerlo para que pudiesen tomar una decisión en consecuencia, y si ese determinamiento exponía que me querían lejos de sus vidas que así fuera.

Con dicho pensamiento bajé las escaleras para encontrarme con la vorágine de la cocina. Jason seguía en su cuarto, y los demás preparaban los cubiertos o vigilaban al chico que se encontraba sentado en una silla al lado de los papeles de Peep mirando al infinito. Fue entonces cuando caí en la cuenta. Peep había leído los papeles mucho antes de que yo lo hiciera ¿significaba eso que sabía de antemano la falsedad de mi identidad, y por eso me trataba de esa manera tan extraña?

Bajé cauteloso desmarañando en mi mente dichas suposiciones. De soslayo volví a mirar hacia su mesa plagada de documentos, y comencé a recordar como él tan solo había seleccionado tres de entre todo ese amasijo de papeles. Debía haber algo en ellos que aun evitaba enseñar para tener bien amarrada la situación a su favor. A lo mejor en esas carpetas restantes estaban todas las respuestas a mis peores temores, o simplemente más información a tener en cuenta a la hora de descubrir la verdad sobre ese pasado errático y enmarañado.

Fuera como fuese debía descubrir que escondía, por lo que aprovechando el descuido del caos de la comida me acerqué para observarlos más de cerca. A lo mejor solo se trataba de una errónea suposición, pero si las carpetas que tenía en mi poder traían tal información, a lo mejor alguna del resto de documentos esclarecía aún más mis sospechas de que algo fallaba con este hombre que nos ofrecía amablemente su generosa hospitalidad.

Con rapidez atravesé la estancia furtivamente y me detuve en la zona de los documentos. Comencé disimuladamente a fijarme en ellos de la que llegaba a su dirección, pero una vez visualizados generalmente desde su desordenada posición me di cuenta de que muchos de ellos simplemente eran hojas en blanco desperdigadas por la mesa. Eso me hizo dudar sobre si estaban ocultando documentos más importantes debajo de su entierro, o si habían sido cambiadas en estas horas, dejando los informes que antes reposaban en la mesa bajo una custodia más protegida ahora que se conocía su ubicación. Al pensarlo, me dispuse a mover un montón que había en la más alta superficie para conocer que había debajo de su protección, pero con un –“¿Buscabas algo?”- Peep me sacó de mi ensoñación haciéndome ver que había sido descubierto en mi intento de hallar la verdad a través de sus posesiones.



En cuanto escuché sus ecos, mis manos volaron desde las hojas hacia el respaldo de Cameron, él cual al sentir mi presencia cada vez más cercana a la suya comenzaba a respirar con dificultad. Peep estaba delante de mí, fijando su mirada de una manera inquisidora, esperando por una respuesta válida hacia mi delatadora actitud. Por lo que intentando salvar mi actuación, respondí lo primero que se me vino a la cabeza para evitar un mal menor. –“No. Simplemente vine a ver como estaba el chico, y al ver este enorme caos que tienes en la mesa, estaba agrupando un poco las hojas para que no se desparramasen por el suelo. ¿Por cierto, has visto el cuaderno de mi madre? No he vuelto a saber de él desde que estuvimos en el sótano”-.

Mis palabras eran una pésima excusa, lo sabía. Pero no podía dejar que Peep viera que sabía la verdad. Aun no al menos. Así que me lo quedé mirando a la espera de una respuesta que no tardaría en llegar. –“De acuerdo, pero me gusta el desorden organizado en que tengo los papeles así que no vuelvas a hacer tal cosa sin consultármelo primero. El diario de “tu madre” lo encontré esta mañana en el suelo del sótano. Luego te lo devuelvo. Ahora debemos ir con Magda que la cena ya está lista así que venga, vamos a la mesa”- Por sus ecos, y la manera de exponer la palabra madre, sabía que se estaba guardando algo en el tintero. Estaba claro que a ese hombre no le pasaba nada desapercibido, y que yo hubiese llamado a esa señora “madre” por primera vez, seguramente había abierto en él una duda más latente sobre mis extrañas intenciones que intentaba ocultar a toda costa. No obstante  parecía que había zanjado la situación, así que le seguí donde nos sentamos los tres a comer en un intento de aparentar una normalidad ya resquebrajada por todos los lados.

Una vez en la mesa cené lo más rápido que me dio el cuerpo. No quería quedarme ni un minuto más de lo necesario en esa situación. Intenté aparentar normalidad y charlar de los hechos banales que se suelen decir en estas circunstancias, hasta que con el último bocado en la boca me excusé de la estancia simulando un ansiado descanso que aún no me había saciado. A Pesar de lo ocurrido ninguno de los presentes me hizo ninguna pregunta impertinente a sabiendas que me había pasado el día en mi habitación, ni puso impedimento en que me fuese en el acto. Así que volé a mi habitación donde me encontré con una sorpresa mayúscula al abrir la puerta.

Jason estaba sentado en mi cama en silencio, completamente vestido, y con un arma en la mano. Al verme, no dijo ni una sola palabra, simplemente me hizo señas para que cerrase la puerta en pidiéndome un absoluto silencio al llevarse un dedo a la boca. Yo por mi parte, salí de mi sorpresa para acatar los hechos que él me pedía y cerré tras de mí la habitación sin levantar sospecha alguna sobre quien se encontraba clausurado dentro.  

Una vez efectuado el cierre, mi amigo se levantó de mi lecho para hacerme frente, y al ver que yo le miraba dubitativo esperando una explicación que diese cuenta de su extraña paranoia, me realizó una confesión que hizo que todo lo vivido anteriormente quedase relegado a un segundo plano en dichos momentos. –“Tomek, me largo de aquí. Y esta vez será para siempre.”-.

Esto es todo por hoy. Si os adentráis en este valle inundado por la desesperanza procurad no quedaros encerrados en ningún hospicio. Puede que las cosas ocurridas en el habitáculo en sí, os adentren más en las fauces del diablo de lo que de primeras os pudiese parecer.
Con afecto.

Tomek Sikorski

viernes, 14 de octubre de 2016

28. Destinos inauditos (Primera parte).

Nota: Veintiochoavo capítulo del relato, para ir al primer capítulo pulse aquí:  Capítulo 1


Después de soltar tal hecho revelador Jason se me quedó mirando atónito a lo que acababa de escuchar. Yo decidí moverme para no perder el ritmo y llegar a la cabaña cuanto antes, pero al verme ya a su lado, mi amigo aprovechó para agarrarme el brazo a mi paso, y hacerme la pregunta que le rondaba la cabeza ante tales hechos. –“Pero ¿de qué demonios estás hablando? ¿Cómo que no es la misma bestia? Explícate”-.

Jason me miraba fijamente pidiendo con sus actos respuestas que yo no tenía en la recámara. A parte de la obviedad de que físicamente no se trataba del mismo cuerpo, no tenía ni idea de porque Peep la había cambiado con tan poco tiempo, teniendo en cuenta que necesitaba otra de sustitución para engañarme en algo tan banal. Por lo que decidí encogerme de hombros en respuesta, y exponer la situación para que viese que yo tampoco sabía el porqué del asunto. –“Sinceramente no lo sé, Jason. Simplemente cuando Peep me bajó al sótano para que le ayudase con la bestia me di cuenta de que no era la misma. No me dio ninguna explicación al respecto así que no entiendo por qué dio el cambiazo de esa manera, ni que esperaba con ello. Solo quería que tú lo supieras para mantenerte informado, y te dieses cuenta de lo que estaba ocurriendo aunque solo fuera de manera anecdótica después de todo lo que ha pasado”-.

Esperé a que Jason insistiese en los detalles de mi deducción, pero por raro que parezca no lo hizo. Se quedó ahí, aun agarrado a mi brazo mirando a la nada mientras se ensimismaba en sus pensamientos. Yo por mi parte, sabiendo por lo que estaba pasando, le dejé estar hasta que pasado unos segundos volvió en sí parpadeando unas cuantas veces antes de mirarme. Me quedé estático, esperando por sus ecos, los cuales no tardaron en llegar. Al verme tan expectante, Jason por fin me habló, pero lo que me dijo solo sirvió para zanjar la situación de una manera nada esperada, teniendo en cuenta todas las incógnitas que se abrían ante nosotros. Tan solo me liberó de su agarre y con los ojos fijos en mí me dijo –“Bueno. De momento no diremos nada al respecto, que lo que menos nos interesa en estos momentos es volver a acusar a Peep de engaño sin tener apenas pruebas. Nos limitaremos a seguir el plan estipulado, y a prepararnos por si a los testaferros les da por venir a visitarnos ¿de acuerdo? Bien, pues vámonos de aquí que seguramente ya se estarán preguntando donde estamos. Vamos, en marcha”-. Al escucharle exponer tal sentencia asentí silenciosamente. Tenía razón cuanto menos permaneciésemos en este lugar mejor. Por lo que sin más, nos pusimos en marcha para regresar a la cabaña en silencio, sintiendo un malestar tan palpable que nos dejó cabizbajos durante toda la caminata.



Al llegar nos dimos cuenta de que Peep ya había arreglado la puerta que había sido dañada en la trifulca. Nos esperaba fuera de la cabaña dando los últimos retoques a su reparación sonriente por vernos aparecer de nuevo. En cuanto llegamos a su dirección este nos dejó pasar delante para cerrar el nuevo pórtico tras de sí y clausularnos a todos en el interior.

Con unas cuantas tablas y poniendo la excusa de la búsqueda de los testaferros, nos dejó aprisionados en el interior de la vivienda, haciéndome la autopregunta de si mi ánimo ya claramente tocado, aguantaría ese ambiente tan claustrofóbico que había expuesto de manera voluntaria en un intento de tener totalmente dominada la situación, en contraposición a nuestro estado que era el de un asfixiante momento en el que todo estaba fuera de nuestro control.

Una vez instalada toda la seguridad posible Jason se fue directo a su habitación excusándose de estar cansado. Yo mientras tanto, y viendo el destino que me esperaba en soledad, intenté relajarme para evitar males mayores, y pasee la mirada por la estancia escurecida artificialmente debido al encierro, donde todo parecía seguir su curso. La mesa ya lucía lo que parecía un buen estofado, el rincón de la estancia estaba dominado por un amasijo de papeles de los cuales Peep había sacado de allí las anotaciones de una familia que se me atribuía en un hipotético pasado que cada vez se me antojaba más irreal y surrealista.

Todo parecía exactamente igual pero con un toque extraño que no lograba comprender del todo. Intenté ignorarlo para ayudar con la distribución del almuerzo que ya estaba expuesto en la mesa, pero cuando me dispuse a recoger los cubiertos apartados para tal acción una voz proveniente del pasillo me informó de la última novedad con respecto a la comida. –“Será mejor que pongas un cubierto más en la mesa, Tomek. Alguien se nos ha unido a última hora”-. Con cierta sorpresa ante el acontecimiento expuesto, miré hacia la dirección del habla más que familiar donde me encontré con una Magda radiantemente sonriente, agarrando a un Cameron totalmente sombrío y distante.

En cuanto lo visualicé sentí mi corazón encoger por un momento. El niño estaba completamente limpio y aseado. Llevaba una camisa pulcramente nueva bien abotonada sobre algunas vendas que cubrían su cuerpo, y su pelo había sido completamente lavado y peinado de lado tan concienzudamente que parecía un infante de corta edad. Al verle no pude dejar a un lado toda preocupación por un segundo, y sonreír ante el estilo del que él se hubiera avergonzado si pudiera ver como su flequillo por los ojos y su look desenfadado habían sido cambiados por algo tan formal.

Fue entonces cuando, al ver la transformación que le habían efectuado, volví a caer en la cuenta de lo mucho que había cambiado, y de lo peligroso que era en estos momentos. Por lo que volví a centrarme en la preocupación latente hacia su persona, e intenté avisar a Magda del peligro que corría –“Magda ten cuidado. La última vez que estuvimos con él no paraba de intentar matarnos. No es conveniente que lo estés cargando tú. Ven, déjamelo a mí”-. Y me acerqué hacia ellos con intención de ayudarla, pero entonces, al verme el chico comenzó a hiperventilar y a agitarse en brazos de Magda desmesuradamente, por lo que la mujer frenó mi avance diciendo –“Deja, Tomek. Es mejor que vosotros no os acerquéis demasiado a él. Es lo que le pone nervioso. Conmigo parece sentirse más aliviado así que yo misma lo llevaré a la mesa. Tú céntrate en poner los cubiertos sin que te vea demasiado para que tengamos un almuerzo como dios manda”-. Al escucharla frené mi avance en el acto. Estaba claro que si algo le pasaba al chico la causa se acrecentaba con nuestra presencia, no con la de ella. Así que me resigné a hacerle caso, y a acabar de prepararlo todo para poder comer algo en esa anormal rutina que estaba plagada de tensiones e incertidumbres ocultas tras su cotidianeidad.



Al establecernos en la mesa nos dimos cuenta de que Jason tardaba en acompañarnos al encuentro. Magda decidió ir a buscarlo para informarlo de que la comida ya estaba lista, pero bajó al cabo de unos segundos informando de que nuestro amigo estaba profundamente dormido así que no nos acompañaría en ese ordenado almuerzo. –“Ha tenido un día muy difícil el pobre, dejémosle dormir. Cuando se levante ya le calentaremos las sobras para que se alimente como es debido. Ahora vamos, a comer todos que se va a enfriar. No os preocupéis por el niño yo me encargo de él. Vosotros comed tranquilos que hay de sobra para todos”-. Con dichas palabras Magda sentenció la comida, por lo que sin más comenzamos el almuerzo en silencio, intentando tener un rato de paz al que agarrarse. Aunque por desgracia, dicho intervalo no duró demasiado ya que Peep parecía no querer dejar pasar la oportunidad de sonsacarme toda la información posible de los actos vividos con anterioridad.

–“Hay que ver lo famoso que te estas volviendo Tomek, que incluso las chicas corren a tus brazos cariñosamente para pedirte ayuda. ¿Conocías de algo a esa chiquilla?”- Al exponerme la pregunta Peep me miró socarronamente intentando aparentar una informalidad que yo sabía que en el fondo no existía, ya que tanto él como yo estábamos presentes en el momento en que Jason se dirigió a Freyja para decirle que la conocía, y que por eso sabía que podía realizar actos tan imprudentes como el que estaba haciendo en esos momentos. La cuestión ahora era saber el porqué conocíamos a dicha persona, y porqué él no lo había sabido hasta ese momento.

Me quedé mirando a mi plato medio vacío por unos instantes antes de contestar. Debía ser cuidadoso de no levantar sospechas innecesarias en Peep, sobre todo cuando había tantas incógnitas orbitando a su alrededor. Parecía nervioso, yo mismo me lo estaba notando, así que expuse una verdad a medias, intentando aliviar su curiosidad, simulando una vergüenza por lo ocurrido que irónicamente sería muy propia de mi persona. –“A mí también me sorprendió su acto de acudir a mí con tanto fervor. No sabía muy bien que hacer en esos momentos así que siento si estuve un poco tenso al respecto. No quería decir nada que la alterase más todavía en esa situación tan delicada en la que nos encontrábamos. La chica en cuestión trabaja con otros campesinos para Larson, así que fue su grupo el que nos encontró y separaron al chico de mí para llevarlo con el alcalde. Supongo que dado a que siempre me he mantenido firme en mis convicciones, y que ellos se han revelado públicamente contra nuestro enemigo, se pensaría que podía ayudarla con sus problemas. Eso imagino al menos. No es que la conozca en profundidad para dar un análisis más exacto de la situación”-.

Al decir esto, Magda pareció estar conforme con mis palabras pero Peep no. Este se me quedó mirando un largo rato en silencio mientras yo retomaba los escasos restos de la comida que me quedaba haciendo caso omiso a su análisis inquisidor. Técnicamente no estaba mintiendo en ninguno de los aspectos, tan solo había omitido la realidad de la noche fatídica de la que todos habíamos prometido no hablar para salvarnos de la implacable mano de la muerte. Por lo que yo sabía nadie había roto ese pacto de momento, así que yo no iba a ser quien lo hiciese. Peep debió imaginar que me sentía tranquilo con mi argumento porque al ver que no decía nada más, se dispuso a contestarme con dichos ecos –“Ya veo. Bueno, no seré yo quien se sorprenda de que las muchachas se interesen por ti, Tomek. Eres un joven bien parecido y algo sensible. Eso siempre les ha gustado. Mientras eso no interfiera en tus convicciones hacia la orden por mí no habrá problema de que te diviertas de vez en cuando”-.

Mi mirada viajó rápidamente al rostro de Peep que seguía sonriéndome con suficiencia. No sabía por qué pero el deje de sus palabras me inspiraba que un trasfondo peligroso se colaba en su decisión. Como si en dicho momento estuviese diciéndome que tuviese cuidado con lo que hacía si no quería acatar fatales consecuencias. Pudiera ser que quisiera decirme algo del estilo, o simplemente estaba yo más que paranoico con todo lo referente a su entorno. Todo podría ser en estos momentos. Así que me dispuse a contestarle para dejar las cosas claras, o al menos lo intenté dado que Magda se me adelantó exponiendo su disconformidad a sus palabras en otros términos establecidos para ella.

–“No digas tonterías, Peep. Nuestro Tomek es demasiado bueno para esa niña maleducada y chillona. Se merece mucho más que eso. Así que déjate de tomarle el pelo y ayuda a recoger la mesa mientras yo le subo algo de comida a Jason”-. Magda parecía tener la decisión muy tomada al respecto, y yo sabía de sobra que también. Este asunto en estos momentos, era completamente intrascendente teniendo en cuenta todo lo que nos estaba sucediendo en este pueblo apartado de la mano del raciocinio y el decoro. Por ello, antes de que la mujer se marchase, expuse mi sentencia para que no hubiera lugar a dudas dentro de ese tema formulado con alevosía por mi compañero de mesa. –“No debéis preocuparos ninguno de los dos por nada al respecto conmigo. En estos momentos solo intento buscar una paz factible para todos, así que el resto de las banalidades de la vida quedan en un segundo plano para mí. Ahora si me permitís, ayudaré a Peep con la limpieza y me iré a acostar un rato antes de que el sueño pueda vencerme aquí mismo”-.

A pesar de ser tan escueto todos parecieron satisfechos con mi explicación, y ni si quiera me dejaron intervenir en las labores de limpieza para que pudiera descansar inmediatamente. Cosa que por increíblemente extraña que hubiese sido la velada, agradecí enormemente dado que apenas lograba ya pensar con claridad. Así que no perdí el tiempo y me despedí rápidamente de ellos para subirme de nuevo a mi habitación donde un sueño ligero me esperaba por momentos en mi nueva alcoba, dejándome fuera de todo martirio por unos dulces momentos.

Recuerdo despertarme agitado por un mal sueño horas más tarde pero poco me importó. Me había acostumbrado demasiado a las pesadillas y ahora un descanso sin ellas se me exponía como algo extraño e utópico. Intenté tranquilizarme controlando mi respiración, y una vez que me vi con fuerzas me levanté de la cama pero no me moví de allí. Me sentía agotado, tanto física como psicológicamente, y bajar ahora para encontrarme con algún comportamiento peculiar de Peep se me antojaba en esos momentos como algo desganado y difícil de digerir. Así que, con la intención de hacer tiempo hasta la cena bajo la seguridad de mi habitación me dirigí hacia el escritorio donde estaban las carpetas que Peep me había otorgado el día anterior y comencé a leerlas con la intención de sacar algo en claro de toda esa locura que me rodeaba en estos momentos.



Comencé por las dos primeras en las que se guardaban los informes de los que se decía que eran mis progenitores. La verdad es que como había dicho Peep los papeles no revelaban nada fuera de lo común. Phill Harris, y Martha Lee eran los nombres que aparecían en la cabecera de sendas carpetas. Al abrirlas descubrí que la mujer había sido la hija de un médico de los testaferros, que había seguido los pasos de su padre al cumplir la mayoría de edad. En la lista se le otorgaban una serie de cargos que iban desde la jefatura de su grupo de análisis, hasta rastreadora de sujetos, fuera lo que fuese eso. Su análisis era puramente académico finalizado con una frase escueta que exponía que había abandonado abruptamente los testaferros a finales de agosto sin dejar entrever que se hubiera unido a sus contrarios ni nada por el estilo.

La ficha del hombre era un poco más concreta. Al parecer ese Phill Harris les había dado problemas desde temprana edad. Titulado como “miembro de los cazadores de nacimiento” se le exponían numerosos delitos como homicidio a cargos de los testaferros, irrupciones en sus establecimientos, disturbios en las calles, etc. En general aunque parecía que no había puesto un pie en el sanatorio al no ver registro alguno en su ficha sobre su estado psíquico de salud, no parecía un hombre de trato fácil. No me imaginaba como dos personas tan distintas podían haber acabado juntas. Aunque ese era un parecer bastante generalizado pues solo conocía las habladurías incoherentes sobre ellos por parte de mis amigos, y dichas exposiciones referidas a ellos junto con mi persona eran completamente incorrectas, así que podía hacerme una idea de cómo eran las demás si seguían la misma línea de las falsedades sobre mi pasado.

Acabé de leer vagamente las banalidades que se relataban en dichas carpetas y comencé a leer la que al parecer era la mía. Esta albergaba el título de “Thomas Harris” y al abrirla me di cuenta de que estaba plagada de términos médicos complejos y analíticos. Palabras como psicosis, paranoia, ensoñación excesiva, y autoengaño se alzaban entre las líneas en un análisis muy similar al que Hyter había realizado para mi traslado a mi ciudad natal, en un intento de encerrarme en el sanatorio local para siempre. Al ir leyendo me di cuenta de que dicho sujeto había sido encerrado de niño tal y como me habían afirmado mis compañeros. Pero a la hora de exponer su final, la ficha simplemente afirmaba que el paciente había abandonado el sanatorio y se encontraba desaparecido a día de hoy. Fue entonces, no sabría decir porqué, en que caí en la cuenta de la realidad más obvia que se me había escurrido entre los dedos hasta el día de hoy. Ese niño del que hablaban los escritos y mis compañeros no era yo. Era alguien que seguramente estaba deseando reencontrarse con los suyos, dejándome a mi persona en sí como el mayor fraude que jamás había pisado Dunwich en su historia.

Continuará

viernes, 7 de octubre de 2016

27. El reflejo de la realidad (Segunda parte).

Nota: Veintisieteavo capítulo del relato, para ir al primer capítulo pulse aquí:  Capítulo 1

Para ir a la primera parte del veintisieteavo capítulo pulse aquí:  Primera parte


Al escucharla todos la miramos desconcertados. Su compañera parecía apoyarla en su decisión así que no era ninguna locura de las suyas. Ambas habían venido a llevarse al chico con toda decisión mientras tres hombres las enfrentaban en la puerta. Su valentía era más que innegable pero sabía que en esta ocasión al menos, teníamos las de ganar. Y por lo que escuché a continuación no era el único en pensarlo, pues Jason se adelantó a exponerles la situación en la que se encontraban para no malgastar más la mañana en la que nos encontrábamos. –“Teniendo en cuenta cómo eres no me extraña nada que te hayas atrevido a venir aquí sin pensar si quiera en que no tuviéramos condescendencia contigo y te pegáramos un tiro nada más aparecer por la puerta. Así que solo te lo diré una vez. Fuera de aquí las dos ahora mismo, o no llegáis vivas para la hora de la comida. Estáis avisadas”-. Jason se las quedó mirando mientras yo aún asimilaba la crudeza de sus palabras. Pocas veces había visto a mi amigo tan arisco con alguien, y mucho menos en una situación de relativa paz como la que estábamos viviendo en estos momentos. Debía de tener muy presente el peligro que corría el chico ya de por sí, para que Freyja lo aumentara con sus arriesgadas decisiones.

Al recibir sus amenazas las chicas se miraron de reojo entre ellas y entonces sin replicar palabra decidieron pasar a la acción. He de reconocer que en dicho instante no me di cuenta en el acto de lo que estaba a punto de suceder, pero al ver su metódica coordinación me temí lo peor. La mujer que acompañaba a nuestra conocida asintió con la cabeza a la mirada de esta, y con suma rapidez, subió el arma que sostenía entre su mano y disparó tres veces al marco de la puerta haciéndonos apartarnos de la impresión y del ruido que ensordecía ya nuestros oídos. En cuanto se produjo dicho acto, una nube de polvo se había instalado en la habitación haciéndome ver a medias como la menuda figura de Freyja se colaba en la casa ignorando los gritos que debían ser de Jason en un intento de advertirnos de algo que no podía oír debido al intenso pitido que colapsaba mi cerebro.

Viendo que la chica tomaba posición en la casa intenté moverme para detenerla, pero entonces la enfermera que me había tratado con anterioridad se abalanzó sobre mí y me pegó con la culata de su pistola en la cabeza, haciendo que un intenso mareo abrazara mi consciencia y me llevase hacia el suelo en contra de mi voluntad.



Mientras caía sentí como todo y todos se desvanecían casi en el acto en que mi visión se tornaba borrosa, dejándome fuera de escena por unos escasos momentos hasta que me reestabilicé apoyándome en el suelo con ayuda de mi rodilla y mi mano que lograron sostenerme en tan duros momentos, hasta que al fin recuperé mis mermados sentidos casi al completo, y pude ver la dantesca escena que se levantaba ante mi como un coloso que amenazaba con llevarse todo por lo que habíamos luchado en unos segundos de incertidumbre.

Jason había tomado la delantera y ya se encontraba encañonando con un arma a la enfermera literalmente acorralada, mientras la chica había sido agarrada por Peep, al cual le podía distinguir las siguientes palabras que le ofrecía a Freyja, a la vez que ella pataleaba frenéticamente para librarse de su inquisitivo agarre. –“Vamos criaturita no me lo pongas difícil que no soy de los que hacen daño así porque sí a los que son de mi misma especie”-. Eso pareció cabrear más a Freyja que con una voz más ronca de lo habitual surgida por el agarre expuso –“¡Yo jamás seré como tu asqueroso cazador!”- y dicho esto le mordió con fuerza en el hombro pillando de sorpresa a Peep, el cuál lanzó un grito de dolor y la soltó por acto reflejo, haciendo que la chica aprovechara la debilidad momentánea de mi amigo, para echar a correr hacia la puerta más cercana que tenía a mano. La que daba al sótano exactamente. Intenté recobrar el equilibrio mientras le gritaba que se detuviese en un intento de frenar su avance, sabiendo que si veía lo que se escondía en las entrañas de la casa iba a enloquecer siendo ella tan inestable como era. Pero por más que lo intenté me fue inútil, ya que mientras me levantaba pude ver su figura desaparecer entre la oscuridad que daba paso al pasillo estrecho que llevaba hacia la zona de desmembramiento que habíamos efectuado minutos atrás, seguida con un grito tan agónico que alarmó de toda la locura oculta en esos cimientos en los que nos encontrábamos viviendo en esos momentos.

Con el eco de sus voces su compañera abrió los ojos asustada temiéndose que alguno de nosotros estuviese acechado en las sombras pillándola de sorpresa o algo peor. Por lo que intentó girarse para ir en su búsqueda, pero Jason la tenía demasiado bien acorralada. No pudo moverse ni un milímetro mientras sentía como unos pasos apresurados volvían descubriendo un rostro rojo bañado en lágrimas que parecía al punto del colapso. La niña había regresado tras sus pasos, y con un altísimo volumen de voz bramó las siguientes palabras –“¡¿¡Pero qué demonios hacéis con esos bichos!?! ¡Estáis todos locos! ¿me oís? ¡Malditamente locos!”- La chica hablaba apresuradamente mientras la extrañeza de su compañera y de Jason entraban en contraposición con la actitud calmada de Peep, y en cierta manera de mi persona que parecía más apenada que otra cosa al saber la atrocidad que se encontraba allí abajo. Al ver el ataque de histeria que estaba sufriendo la niña, intenté hablar para suavizar el ambiente y rebajar el nivel de caos que había en la sala, pero cuando me estaba acercando hacia ella suavemente para encararla, una voz extrañada surgió a mis espaldas con un leve –“Pero, ¿qué está pasando aquí?”- que nos anunciaba que Magda había vuelto a casa.



Fue como si su voz nos devolviera a todos a la realidad del mundanal exterior, alejándonos del caos interno que habíamos sufrido hasta su llegada. En cuanto escuchamos la atónita pregunta todos nos quedamos estáticos mirando en su dirección revelando la batalla campal que se había originado en la casa. Nadie dijo nada en el momento indicado intentando mantener su posición para evitar ser atacado por el enemigo. Tan solo Jason se vio más libre de intervenir, ya que el acorralamiento a su víctima era tan seguro que se podía permitir el lujo de distraerse mientras le explicaba la situación a nuestra compañera. –“Resulta que estas dos han venido a por el chico y como nos hemos negado a dárselo han irrumpido por la fuerza para llevárselo”-.

Sus palabras fueron suficientes para que Magda entrase en un estado de ira total. Con gran resolución soltó las bolsas que llevaba encima y fue a por Freyja que era la última de su bando por contener. Esta que ya estaba algo nerviosa, intentó correr hacia alguna apertura que le permitiese librase de su destino, pero no encontró alternativa al encontrarse con Peep y mi persona cortándole el paso. Fue entonces cuando mi compañera la agarró con fuerza por el brazo, y con un súbito movimiento impropio en una persona tan afable como ella, le expuso las siguientes palabras. –“¿Con todo el daño que habéis creado todavía tenéis la poca decencia de presentaros aquí para venir a por nuestro niño? Que poca vergüenza tenéis. Si no fuese porque ya tenemos demasiados enemigos creedme que de aquí no ibais a salir. No soporto vuestra presencia ni a un kilómetro de distancia. Así que iros de aquí si no queréis que cambie de opinión”- En dichos momentos, y sin soltar a la chica del brazo, Magda paseó la mirada entre nosotros mientras exponía la siguiente sentencia. –“Jason, Tomek, cogedlas y llevadlas hasta el bosque para alejarlas de esta casa lo máximo posible mientras yo voy a echarle un vistazo al chico”- Magda hablaba de una manera tan ahogada que sabía que estaba conteniendo muchísimo su temperamento a pesar de que se estaba comportando de una manera completamente ilógica para lo que solía ser su humor habitual. Al decir tales palabras empujó a Freyja en mi dirección donde cayó en mis brazos torpemente mientras decía. –“¡No lo entiendes! ¡Tenemos que llevárnoslo para intentar curarle! ¡Es la única forma de salvarnos!”-

Freyja gritaba aferrada a mis brazos mientras yo la sostenía con fuerza para evitar que su nerviosismo la empujase a hacer alguna locura. Al oírla me quedé de lo más extrañado de sus palabras. Yo pensaba que estaban siguiendo con el plan inicial que nos había contado en casa de los Alvery, no que estuviesen aquí por una razón diferente. Miré hacia Peep que estaba a mi lado mirando directamente a la niña con su curiosidad a flor de piel. Sabía lo que estaba a punto de hacer, por lo que me adelanté a sus intenciones preguntándole –“¿qué quieres decir con eso de que es la única forma de salvaros?”- a la chica con la esperanza de que al formular yo la pregunta Freyja se confiase y explicase sus palabras aunque fuera de forma vaga para entender que estaba pasando en el ayuntamiento.



Al escucharme Freyja se apretó más contra mi pecho y empezó a sollozar para sus adentros mientras me exponía entrecortadamente los siguientes argumentos –“Un esbirro de Larson ha estado a primera hora de la mañana en nuestro campamento buscando a Cameron. Venía hasta arriba de sangre y nos dijo que si el hijo de Larson no aparecía nosotros seríamos los siguientes en morir en sus manos. Al principio no sabía a quién se estaba refiriendo así que me fui a casa de Jack para que me dijese dónde podía encontraros ¡pero estos tipos habían pasado a por él primero y estaba todo destrozado y lleno de sangre! Así que volví a los campos para informar y decidimos ir a vuestras casas para intentar cogerle y salir con vida de todo esto. Tomek, por favor, deja que nos lo llevemos. Si no lo hacemos vendrán a por vosotros también. No se detendrán hasta no tenerlo entre sus filas, y si lo ven de este modo pensarían que hemos sido nosotros. Tomek, tu eres el único que puede comprenderlo… por favor…por favor…”-.

Mientras escuchaba las palabras de Freyja una sola cosa ocupaba mi mente durante toda su exposición. Jack. Jack ya no estaba en su casa. Jack había sido víctima de esos malnacidos que lo habían acogido en su bando. Al comprender lo que esos hechos representaban en la realidad, miré hacia Jason que se encontraba al otro lado de la sala observándola fijamente con clara estupefacción mientras aún seguía encañonando a la compañera de Freyja, la cual se mantenía en silencio ante los hechos narrados por su amiga. Peep, por su parte mostraba una grata sorpresa en el rostro como si todo lo que estuviese contando la chica le fascinase completamente. Tan solo Magda que seguía con una clara mueca de enfado se adelantó a contestar a la niña para cortar su súplica hacia mi persona. –“Déjale en paz que por mucho que le ruegues no va a ayudarte a suicidar a Cam dejándolo ir con vosotros. El que tengáis problemas con Larson es solo asunto vuestro. El chico seguirá con nosotros indefinidamente, y si los testaferros se atreven a poner un pie en esta casa ya nos encargaremos nosotros de hacerles frente. Ahora marchaos antes de que tengáis que temerme a mi más que al alcalde. Vamos chicos andando que os quiero tener aquí lo más pronto posible para dejar atrás todo esto y poder cuidaos como es debido. Venga, adelante”-.

Magda nos hacía señales hacia la destrozada puerta donde se filtraba la pálida luz del día. Jason para mi impresión, no dijo absolutamente nada. Tan solo hizo gestos a su rehén con su arma para que avanzase hacia el exterior, por lo que yo también realicé dicho acto, sujetando a Freyja por los hombro y guiándola lagrimosa hacia la puerta, donde una vez traspasada, dejamos atrás a Peep intentando repararla con una sonrisa en la cara mientras nos despedía con la mano aun ensangrentada de su desapacible acto anterior.



Comenzamos pues nuestra andadura en un sepulcral silencio por parte de todos los presentes dispuestos para la expedición. Tan solo nuestras pisadas daban cuenta de que dejábamos atrás la cabaña en la que estábamos establecidos para ir en dirección al bosque con las derrotadas chicas que iban claramente cabizbajas bajo nuestro mandato. Freyja seguía agarrada por mi persona siguiendo los pasos de Jason el cual iba apuntando a su amiga para que fuera en cabeza abriendo el paso. Todo iba normal hasta que la niña comenzó a resbalarse por el terreno empinado haciendo que mi cuerpo también estuviese a punto de perder la estabilidad por culpa de retener el peso de su cuerpo en equilibrio. Fue entonces cuando Jason claramente afectado por la anterior conversación comenzó a gritar sin sentido alguno. –“¡¿¡Quieres subir en paz y no intentar hacer caer a Tomek a propósito para hacer alguna otra estupidez de las tuyas!?!”- Jason se volvió hacia nosotros totalmente fuera de sí, sin dejar de apuntar al frente con su arma. Freyja aún bajo mi sustento intentó defenderse como pudo de tal ofensa que todos veíamos que era a causa de otra preocupación –“¡Cállate! ¡Tengo los zapatos llenos de sangre por culpa de vuestras locuras! ¡Suerte tenéis de que no nos hayamos despeñado ya con estas trazas!”-.

Al escucharla mi amigo me miró extrañado pidiéndome con su expresión una explicación de lo sucedido en el sótano, por lo que mientras le indicaba que siguiese adelante para aligerar la tensión que había en el grupo, le expliqué el porqué de las palabras de la niña –“Peep estaba descuartizando la criatura que nos atacó en casa de Jack cuando ellas aparecieron”- Al nombrar al hermano de mi amigo me di cuenta de que no había sido una buena idea viendo como estaban los ánimos de Jason después de enterarse de la noticia. Yo también estaba preocupado pero era algo de lo que nos debíamos ocupar más adelante. Ahora debíamos concentrarnos en llevar a las chicas fuera de nuestro rango. Freyja al oírme arrugó la nariz extrañada y corrigió mis argumentos dejando al resto del grupo atónitos ante sus opiniones. –“¿De qué estás hablando? Ese bicho no era el que nos atacó en la casa. Era otro distinto”-. En cuanto lo expuso no pude evitar apretar sus hombros. Quería acabar con esto de una vez y ella no estaba ayudando en absoluto a que esa situación se diese, así que cuando acabó de hablar relaté los siguientes ecos para dejar el tema más que zanjado –“Podría ser. Con tanta viscosidad no me había dado cuenta de que no era la misma. Venga sigamos que no podemos estar tan alegremente por ahí con todo lo que está pasando.”-.

Gracias al cielo me hicieron caso y acabamos con la conversación llegando al bosque minutos después. Allí frenamos nuestro avance y dejamos que las chicas se fuesen a su morada sin intentonas de negociación sobre otro posible escenario. Una vez que las vimos marchar mi amigo y yo dimos la vuelta hacia la cabaña a solas por lo que aproveché para palmear su espalda a modo de apoyo, pero él, viendo mis intenciones, me dejó las cosas bien claras antes incluso de comenzar a hablarle –“Se lo que vas a decirme, Tomek y te lo agradezco. Pero ahora mismo necesito ordenar mis pensamientos antes de decidir nada. Así que si no te importa me gustaría estar en silencio por el resto del camino, ¿Te parece?”-.



Al hablarme sobre su decisión Jason me devolvió el gesto afectuoso y se adelantó dejándome a unos pasos de él. Entendía su sufrimiento, pero también sabía que necesitaba exponerle un tormento que llevaba conmigo toda la mañana, y que aunque ahora no fuese tan urgente de tratar como otros temas, podría influir de manera notoria tanto en mi compañero como en mí, gracias en parte a la situación que estábamos viviendo. Así que con sumo tacto intenté insistirle a mi amigo exponiéndole la rareza que nos estaba acechando entre las sombras, y que aún era invisible para sus ojos –“Lo entiendo perfectamente, Jason. Créeme que sí. Pero siento que necesitas saber algo antes de que lleguemos a la cabaña y no pueda entonces comunicarte mis pensamientos en dicho lugar.”- Al escucharme Jason se dio la vuelta para encararme en silencio preocupado por mis palabras. Fue entonces cuando aproveché el momento para exponerle el desasosiego que llevaba sufriendo en silencio desde bien entrada la mañana. –“Yo también creo que la criatura que Peep me expuso en el sótano no es la misma que nos atacó en casa de Jack”-.

Eso es todo por hoy. Si deciden pasarse por estos parajes no olviden fijarse en los pequeños detalles que nos rodean en la vida. Tal vez alguno de ellos les da la pista que necesitan para desenmarañar la verdad entre el gran ovillo de la locura en el que nos encontramos viviendo día a día entre estos parajes.
Con afecto.

Tomek Sikorski