viernes, 27 de mayo de 2016

18. La incredulidad de lo acontecido.

Nota: Décimo octavo capítulo del relato, para ir al primer capítulo pulse aquí:  Capítulo 1

En cuanto acabó de beberse la medicina le ayudé a recostarse esperando en secreto alguna reacción que me indicase que acaba de hacer lo correcto, pero simplemente el chico ladeó su cuerpo, y como si de una noche más se tratase, comenzó a dormir profundamente. Me quedé un poco atónito ante la fallida expectativa en la que tenía puestas mis esperanzas. Me imaginaba que en un principio no notaría cambio alguno así que esperé pacientemente en pos de una mejoría, pero en cuanto fueron pasando las horas, y el enfermo no cambiaba ni de posición, comencé a preocuparme en mayor medida ante el escenario que se presentaba ante mis ojos.

Comencé a tomarle la temperatura y a cambiarle los vendajes cada cierto tiempo, pero Cameron ni se inmutaba ante el movimiento. Seguía plácidamente dormido ajeno a todo lo que le rodeaba, haciendo con ello, que mi cabeza comenzara a emparanoiarse con el embuste que Jack podía haberme proporcionado con sus malas artes. Así que con cuidado, probé a zarandearle por el hombro para comprobar si era capaz de traerlo al mundo de la consciencia, pero no conseguí que abriera los ojos ni por un instante. Era como si el sueño se hubiera apoderado de él, haciendo que la fatalidad llegase de manera inevitable a través de mis actos. Por lo que, con todo el pesar de mi corazón, comencé a prepararme para lo que se me acontecía haciendo autocrítica de mis propios errores en dicha hazaña. Le había arrastrado hacia una muerte evitable junto con mi alma martirizada que jamás podría desquitarse de esa losa de arrepentimiento en su interior. Le miré apesadumbrado, y decidí darle al menos un buen aspecto para cuando le llegase la hora en que dejase este mundo, estuviese de la mejor manera posible, por lo que con ayuda del agua y un peine, le adecenté el cabello, y le incorporé en cierta medida para ponerle una camisa limpia que tapase sus vendajes, para darle un aspecto más formal. Por último, volví a dejarlo en su posición, y le arropé en consecuencia para no hacerle pasar frío en esa madrugada helada que nos acontecía.


En cuanto todo estuvo listo me lo quedé mirando, observando como su cuerpo reposaba en el lecho. Estaba tan en paz que casi me alegraba de que fuese a suceder lo inminente. El pobre muchacho había sufrido lo indecible estos días. Verlo tan calmado, aunque fuera a causa de un miserable engaño, era una especie de alivio al que me agarraba desesperadamente en un intento de apaciguar el inmenso dolor que sentía por dentro, desentendiéndome por un momento de las causas reales que le habían llevado a tal estado. Aunque en el fondo tenía la certeza de que ese sentimiento sosegado era algo efímero. Sabía que en cuanto ocurriese lo innombrable empezaría de verdad el horror avenido, y la búsqueda de culpabilizar al demonio que había previsto todo esto utilizándome a mí, como marioneta en sus designios. Por eso, en cuanto Magda vino a revelarme al medio día, lo único que pude hacer antes de irme hacia ella para explicarle la situación, fue intentar calmar ese sentimiento de venganza que empezaba a clamar en mi interior de la pura frustración que sentía en ese momento, y acariciar de modo paternalista su rostro febril para intentar infundirle el arrepentimiento que sentía en el pecho en esos instantes por haberle conducido voluntariamente a tal estado.

Increíblemente, no me resultó nada complicado explicarle a Magda su estado. Ya fuese porque se lo esperaba de antemano, o porque no quería acongojarme más de lo que ya lo estaba yo de por sí. En cuanto me acerqué a ella para exponerle que llevaba todo el día inconsciente, me comentó. - “Tranquilo Tomek, ya me imaginaba que esto pasaría en cuanto le dejé ayer al cuidado de Peep. Ya me encargo yo a partir de ahora. Tu ve abajo a comer algo. Llevas todo el día en ayunas y necesitas reponer fuerzas”-. Tocó mi brazo a modo de despedida, y fue a ocupar mi lugar al lado del chico. Yo por mi parte, me sentía lo más culpable posible. Había deseado con todas mis fuerzas, aclararle que el estado de Cameron había empeorado por el tremendo error que había cometido. Pero también sabía que de nada serviría comentar mi error en estos momentos de incertidumbre y angustia. Esperaría a que todo pasase para exponerlo todo con pelos y señales, y aceptaría hasta la muerte si con eso pagase en cierta manera, la culpa que me adjetivaba como persona en este mundo.


Pasé lo que me quedaba de día medio ido por la preocupación, y a la espera constante de noticias sobre nuestro amigo. Cada vez que sentía pasos acercarse desde el piso superior me sobresaltaba temiéndome lo peor, pero afortunadamente solo se producía para efectuar el cambio de guardia estipulado por mis amigos, por lo que intenté serenarme y ayudar a Peep en silencio a colocar las armas, y provisiones de la manera más adecuada para el espacio, sin hacer mención o intención alguna de lo que podría pasar a partir de ahora. Solo cuando terminé mi parte, le di las buenas noches cordialmente, y subí a mi cuarto sin haber probado un solo bocado de la cena que se estaba elaborando en la cocina, para tumbarme directamente en mi lecho en el que deseaba pasar estas horas lo más rápidamente posible, cayendo como ya era de costumbre por este lugar, en un inquieto sueño que me devolvería a la realidad más temprano de lo que había esperado en un principio.

Pasé infatigables martirios nocturnos hasta que al fin, logré despertarme de mis tremendas pesadillas a eso de las tres y cuarto de la madrugada, debido al ruido realizado por la contraventana chocando contra la pared a causa del inmenso viento que acontecía el lugar. Con la idea fijada en mi mente de acostarme nada más entrar en la habitación, se me había olvidado por completo cerrar el postigo para mantenerlo sujeto contra la ventana. Así que sin mucha demora, me levanté más aliviado de lo que cabía a esperar alguien en la madrugada, para huir del dichoso tormento que se generaba en mi cabeza cada vez que cerraba los ojos para descansar en la noche.

Soy consciente de que puede no llegarse a comprender como unas simples pesadillas den lugar a que un hombre adulto y racional, prefiera mantenerse en vela toda la noche antes que enfrentarse a ellas en la pernoctación de su alma, pero cuando vives en un mundo donde las historias propuestas en los terrores nocturnos son lo común entre sus lindes, verdaderos delirios ocupan su lugar en tu mente, a causa de la tensión y la culpa acumuladas durante el día, haciéndote temer cada noche como si de mil batallas se tratasen. Sinceramente, desconozco si esto solo le ocurre a mi inconsciente, o también lo padecen mis compañeros, ya que me produce verdadero reparo tratar estos temas tan infantiles teniendo ya todos una edad, pero en el fondo ansiaba no ser el único que se desvivía en la búsqueda de un remedio que le librase de su tortura nocturna, aunque solo fuera por unos segundos. A cada día que pasaba buscaba nuevas soluciones para tratar el problema con la esperanza de que al fin diese con una solución que las borrase por completo de mi mente, otras noches simplemente intentaba mitigarlas con infusiones calmantes, y un poco de miel a medianoche. En esta sin embargo, la contraventana me daba una excusa perfecta para desatarme de los hilos del sueño, y descansar de ellos en la tortuosa realidad, por irónico que sonase.

Una vez en pie, guie mis pasos hasta el extremo de la habitación donde se encontraba la ventana, y con un esfuerzo considerable a causa del viento, la camuflé con la contraventana para poder seguir intentando conciliar un sueño tranquilo ahora que la estancia ofrecía un entorno más silencioso. Por lo que volví directamente, a mi lecho entre las tinieblas de la oscuridad, y con un gran suspiro adopté de nuevo mi posición dormitoria, esperando que al menos esta vez, las pesadillas me dieran un pequeño respiro en esa noche de primavera temprana en la que nos encontrábamos.

Al principio, todo parecía calmado una vez sofocado el intenso ruido, y con toda la casa sumergida en la inactividad nocturna. Así que, aprovechando la paz de la que disponía, me dispuse a cerrar los párpados para conciliar de nuevo el sueño, pero en su lugar un fuerte ruido quiso acompañarme en ese preciso instante donde la vigilia ya estaba siendo vencida en mi cabeza.

Al escucharlo me incorporé de golpe temiéndome algún infortunio. Si de algo me había servido vivir estos meses en estos parajes había sido para reconocer el peligro cuando se presentaba amenazante tras un hecho que podríamos pasar por banal en otras circunstancias. Así que con una gran concentración, me centré en rastrear la estancia en busca de algún elemento perturbador que hubiera sido el causante de producir tal ruido, pero por más que busqué en sus dominios, no encontré el menor atisbo de disparidad en mi entorno.

No me di por vencido ante la idea de dejarlo pasar, así que, esta vez desde mi posición, congelado ante la idea de moverme de nuevo en ese umbral de incertidumbre, me quedé escuchando atentamente al lugar, esperando que él mismo pudiese decirme a su manera lo que estaba ocurriendo a mi alrededor. Pero por más que esperé su respuesta, no sucedió nada más. El silencio se perpetraba por la habitación haciendo caso omiso de las alarmas aparecidas en mi mente ante lo acontecido. Nada ni nadie parecía estar perturbando mi lecho a estas horas intempestivas, por lo que volví a recostarme imaginando que mi sueño inquieto había sido el causante de tal alarma ficticia. Pero en el momento en que mi cabeza tocó la almohada de nuevo, otro ruido, esta vez producido por una puerta colindante me indicó que no era el único en vela en esta casa.

Me levanté de golpe, y con un suave andar me acerqué a la puerta de mi dormitorio, donde el clamor del ruido se oía más nítido que nunca. Fuertes pasos, repliqueos de madera, y arrastramiento de muebles se habían unido al festín de la noche, donde yo era un participe no invitado que lo escuchaba todo desde el piso de arriba.

Me aferré a buscar un buen ángulo donde poder esconderme entre las sombras, y una vez encontrada la posición deseada, busqué a tientas el pomo y con sumo cuidado, entreabrí la puerta para poder escuchar con más claridad lo que estaba sucediendo al otro lado de la puerta, pero por más que visualicé los alrededores desde mi camuflaje improvisado, no logré descifrar nada. Los sonidos eran más débiles en esta ocasión, y solo una luz pálida que venía del piso inferior me indicaba que algo estaba pasando. Así que me dispuse a ir más allá, avanzando con suavidad hacia el pasillo, para fijarme en las habitaciones colindantes. Todas estaban cerradas y sin movimiento aparente en sus interiores, lo que daba a entender que él único habitante despierto, y que por ello podía hacer algo en esta situación, era yo. Por lo que volví sobre mis pasos para recoger el batín de mi habitación, y me dispuse a bajar lentamente las escaleras, para no dar a nuestro visitante la oportunidad de escapar.

Una vez abajo me dispuse a buscar la estancia donde los hechos tenían lugar. En primera instancia pensé que podía tratarse del comedor, pero una vez avanzado mis pasos hacia el emplazamiento estimado, me di cuenta de que la luz no provenía de sus lindes, sino de la estancia que le acontecía, la cocina. Por ello, cambié ligeramente mi rumbo, e interrumpí en ella abruptamente con la carta de la sorpresa en mi poder. No sabía entonces que un revés de la vida, haría que esa carta se volviera en mi contra, sorprendiéndome más de lo que jamás me hubiese imaginado, debido a la estampa que estaban recogiendo mis ojos.


-“¡Hola!”- Una palabra tan llena de energía me daba la bienvenida a la cocina, seguida por una sonrisa que jamás pensaría que acabaría viendo en este momento. - “¿Ves? Ya has despertado a Tomek. Te dije que estabas haciendo mucho ruido.”- Jason recriminaba a Cameron su comportamiento con total naturalidad, mientras yo me había quedado clavado en el sitio de la incredulidad de la imagen. - “¡Es que me moría de hambre! Llevaba días sin comer. O bajaba a por algo, o te pegaba un mordisco a ti”-. Los dos se rieron ante las palabras de Cameron, y yo me uní a ellos lleno de alegría. Todo parecía un sueño, un insólito sueño del que no quería despertar en la vida. Cameron había salido del tortuoso trance de la muerte, y en estos momentos no cabía más de gozo por ello. Agradecí mentalmente a Jack su osadía de haberme traído la cura, y sin más mención fui a estrecharlo entre mis brazos con un cariño tan profundo que solo mis hechos podían expresar en estos momentos.

Una vez superado el shock inicial, quise saber cómo había ocurrido la milagrosa recuperación que había tenido hacía unos minutos. Así que mientras el chico seguía revolviendo toda la cocina en busca de algo para comer, aproveché para sentarme al lado de Jason en la mesa central, y preguntarle directamente sobre la experiencia vivida. - “Aun no puedo creer que esté tan vital después de todos esos horribles días en que su cuerpo se había estado debatiendo entre la vida y la muerte.”- Mis palabras eran de lo más sinceras. A pesar de haber sido yo quien le había dado la medicación correspondiente para lograr su cura, aun me parecía algo insólito que hubiera actuado con tal eficacia, y en un estado tan avanzado como en el que se encontraba Cameron. Esto había sido realmente un milagro imposible de explicar.- “Se cómo te sientes, Tomek. Yo estoy igual. En cuanto entré en la habitación seguía tan dormido como cuando lo dejaste tu al final de tu guardia, pero de pronto, de madrugada se despertó, y es como si nada hubiera sucedido. Estaba tan vital que realmente pensaba que me había quedado dormido, y estaba soñándolo todo. No fue hasta que se empeñó en bajar a comer algo, cuando empecé a tener conciencia sobre lo ocurrido, y actué diciéndole que lo hiciera para recuperar fuerzas. Al principio dudaba de que fuera una buena idea, pero parece ser que la comida le está sentando bien, así que no tenemos que hacer más que agradecerle a Magda los cuidados, y las medicinas que le ha proporcionado. Al fin y al cabo, ha sido casi todo mérito suyo. Nunca podré compensarle lo suficiente todo lo que hace por nosotros”-. Mientras hablaba miraba hacia Cameron con una sonrisa en los labios que indicaba que realmente estaba tremendamente aliviado gracias a su recuperación. Yo también lo estaba, pero un peso en mi corazón hacía que mi satisfacción no fuese del todo plena. Yo sabía quién había sido el causante de su milagrosa recuperación. Sabía quién había sido el héroe que arriesgó su propia vida para volver a la casa de sus captores para darles una medicina que curaría a uno de los suyos. Ese gran hombre tenía un nombre, y por desgracia no había sido el de Magda. Era uno que conocía muy bien mi amigo sentado a mi izquierda. Por lo que me propuse a decirle la verdad antes de continuar con la conversación. - “Sobre eso, Jason, verás, tengo que contarte una cosa. Sé que todos hemos hecho lo indecible por el chico, pero en realidad...”-. A mitad de la explicación corté abruptamente mis palabras. Un grito en seco resonó desde la puerta, atrayendo al instante nuestra atención en esa noche oscura que reinaba entre nosotros. Jason y yo nos recolocamos en nuestros asientos para poder ver de quien se trataba, mientras Cameron ya había salido al encuentro de nuestro misterioso acompañante con una amplia sonrisa en el rostro. - “¡Hola Peep!, estaba preparando café para todos ¿te apetece uno?”- Con dichas palabras tan coloquiales, Cameron abrió los brazos y abrazó afectuosamente a Peep, el cual se había quedado petrificado en el sitio susurrando. - “No puede ser. Esto es imposible”-. Mientras miraba al muchacho que tenía entre sus brazos. En cuanto se apartó le sonrió, y acto seguido sus ojos se desviaron hacia mi persona con una gran suspicacia en el rostro, que me indicaba la sospecha que volaba a su alrededor sobre mi participación en este hecho. Pero no me preocupó lo más mínimo. Ahora que todo había pasado, me sentía de lo más orgulloso de mis actos, y en cuanto estuviéramos todos sentados a la mesa pensaba aclarar el tema con premura para que no quedase ningún asunto en el tintero que pudiese malinterpretarse. Así que sin más, aproveché la mirada de Peep para invitarle amablemente a nuestra mesa, y los cuatro juntos disfrutamos de la velada nocturna más alegre que habíamos tenido en meses.

Magda fue la última en unirse a nuestra improvisada reunión, ya al amanecer. Y en cuanto vio lo que sucedía no tardó ni un segundo en ir al encuentro de Cameron para fundirse con él en un gran abrazo cargado de emoción. Todos estábamos encantados con ese momento, y parecía que el resto de contrariedades se habían desvanecido en cuanto el muchacho volvió a tenerse en pié por sí solo. Pero por mucho que lo ignorásemos, los problemas seguían ahí acechándonos tras las lindes de nuestro nuevo hogar. Por lo que, aprovechando nuestra reunión matutina alrededor de la mesa del desayuno, Cameron expuso una idea que aunque a mí no me pillase de sorpresa, al resto parecía haberles caído como un jarro de agua fría, sobre todo después de haber vivido unos momentos tan dulces en estas últimas horas. - “Bien, ahora que estamos todos aquí, quería dar las gracias a cada uno de vosotros por haberme cuidado tanto en estos días. Habéis sido el mejor apoyo que he tenido en estos duros momentos, y os prometo que jamás lo olvidaré.”- Nos sonrió con esa dulzura aniñada que le caracterizaba, y todos correspondimos a sus palabras con un asentimiento de afecto. Al fin y al cabo, lo habíamos hecho con la mejor de las intenciones, y tenerle a nuestro lado sano y salvo, había sido el mejor premio que podíamos haber recibido por ello. Sin embargo, la interrupción a nuestras respuestas de afecto fueron cortadas por el mismo, para seguir exponiendo el verdadero motivo por el que nos estaba hablando a todos en conjunto. - “Gracias, chicos. También quería comentar algo que sé que no os va a agradar, pero que es de vital importancia para mí, y necesito saber que cuento con vuestro apoyo.”- Todos se quedaron extrañados de su exposición pero se quedaron en silencio sin hacer ni una sola pregunta a la espera de que Cameron se explicase, por lo que el chico, cogiendo aire para infundirse valor soltó. - “Me gustaría ir a ver a mi padre lo más pronto posible para poder hablar con él cara a cara, así que en cuanto el sol esté más alto, partiré hacia el ayuntamiento para verme con él. Se de antemano que es una locura, pero es algo vital para mí, y espero que lo comprendáis, y me dejéis hacer a mi voluntad”-. En cuanto terminó, como era previsible, un aluvión de respuestas negativas volaron hacia él como cuchillos a una diana. Desde temas que tocaban su raciocinio, hasta los más comprensibles sobre su salud, atronaban en la estancia como si se fuera a morir el mundo si no se expusieran lo más pronto posible. Yo por mi parte, me mantenía en el más absoluto silencio postrado en mi asiento, mientras observaba la cara de desolación que recorría el rostro de Cameron ante las negativas de los presentes. Podía recordar las últimas palabras que me había dedicado el chico en el peor momento de su enfermedad, y como sus deseos de reunirse con su padre se estaban viendo frustrados por aquellos que consideraba sus más queridos compañeros, por lo que me decidí a intervenir, haciendo un gesto que incitaba a la calma con las dos manos, hasta que logré detener la intensa recriminación que estaba sufriendo de forma paulatina, y en cuanto mis amigos parecían haberse calmado en una cierta medida, expuse de forma pausada. - “De acuerdo. Puedes ir. Pero solo si dejas que yo te acompañe”-.

Esto es todo por hoy. Si os acercáis a estos parajes no dudéis en visitar la cabaña escondida en el bosquejo profundo, donde hace unas horas se ha producido un milagro. Os invitaremos gustosos a la celebración de la vida que disfrutamos en estos momentos.
Con afecto.
Tomek Sikorski
Siguiente capítulo

viernes, 20 de mayo de 2016

17. La determinación de la bondad (Tercera parte).

Nota: Tercera parte del décimo séptimo capítulo del relato, para ir al primer capítulo pulse aquí:  Capítulo 1

Para ir a la primera parte del décimo séptimo capítulo pulse aquí:  Primera parte

En cuanto me di cuenta de que el sobre iba dirigido a mi persona, comencé a mirar a mi alrededor en busca de algún signo vital que me indicase que mi remitente aun andaba cerca. Pero por más que indagué por las lindes del lugar, no encontré ningún atisbo de humanidad reciente más que mis propias marcas expuestas con anterioridad en la tierra mojada del suelo.

Me sentía de lo más confuso con todo este hecho, por lo que me tomé unos segundos para asimilar lo que me estaba ocurriendo en estos momentos. Estaba caminando alrededor de una casa que al parecer, según decían mis amigos, era de mis verdaderos padres, cosa que yo aun negaba rotundamente en mi fuero interno, cuando de repente me encontré con una especie de sobre abultado entre sus enredaderas, que llevaba mi nombre escrito en su parte posterior.
Era una situación de locos. Por más que lo pensase aun me parecía increíble de creer, mi vida en Dunwich comenzaba a ser de lo más surrealista a cada paso que daba, pero sin embargo, ahí estaba. De pié, con el sobre en las manos, y sin saber muy bien que hacer con él. El cielo taciturno oscurecía el ambiente, y apenas me daba paz para pensar de manera ordenada, por lo que opté por guardar el objeto en el bolsillo interior de la chaqueta, y volver dentro del hogar para estudiarlo todo con más calma de la que me acontecía en estos momentos de tortuosa incertidumbre.


Volví sobre mis pasos hacia la entrada principal con demora, y de una manera algo abrupta, abrí la puerta y entré en el hogar donde solo Jason se encontraba en la sala, curándose las heridas que aun le perduraban, con paciencia. Una vez que me vio ir a su encuentro me expuso lo siguiente. - “Hombre, Tomek.¿Ya estás de vuelta? Poco te ha durado el paseo. ¿Ha ocurrido algo?”-. Su instinto protector perduraba incluso en su estado de salud poco agraciado. Después de todo lo que había pasado, aun tenía fuerzas para estar pendiente de todos nosotros en cualquier momento, por lo que decidí dejarle descansar, al menos en estos momentos, y no contarle lo de la carta hasta que no me hubiera asegurado de su contenido. Bastante disgusto había tenido ya con la herida reabierta del recuerdo de la muerte de sus padres como para preocuparle otra vez con lo que podría ser una nimiedad, por lo que le contesté tranquilamente para que serenase su inquietud. - “No, tranquilo. Simplemente he vuelto porque estaba haciendo demasiado frío. ¿Se sabe algo de Cameron?”-. Jason siguió colocándose los vendajes mientras me respondía con la acentuada preocupación que cabía de esperar en esta situación en la que nos encontrábamos. - “Peep se quedará esta noche con él pero no creo que aguante mucho más, Tomek. Tu mismo lo has visto con tus propios ojos, respira con dificultad, y sus heridas no dejan de supurar. Sería un milagro que pasase un día más con nosotros.”- Me llevé una mano al pecho para intentar oprimir la angustia que sentía en mi interior, y asentí suavemente a sus palabras a modo de entendimiento. Quería hacerme el fuerte por el bien del muchacho, pero lo cierto es que esto me superaba. Ver a alguien querido en esa situación siendo tan joven, y estando en cierta manera a mi cargo, era algo que me partía el alma en mil pedazos. - “Bueno, en ese caso, si no podemos hacer nada por él, al menos debemos estar a su lado, y aliviarle en todo lo posible el transito a su eterno viaje”-. Mis palabras sonaron totalmente afligidas pero poco me importó, Jason me conocía lo bastante bien como para saber lo mucho que me afectaba el asunto, por lo que con voz comprensiva me contestó. - “Por supuesto, Tomek. Y créeme, hasta que no exhale su último aliento no permitiré que dejemos de luchar por su vida ni en un misero momento. Así que déjate de pensar en lo peor, y prepárate para la próxima guardia. Te tocaba a las 6 ¿verdad? Pues ve a descansar un rato que después de todo lo pasado debes de estar agotado. Creo además que Magda te ha dejado algo de comida en tu cuarto antes de acostarse, así que no dejes que se te enfríe. Si me necesitas para algo estaré aquí, o en la buhardilla donde me he instalado. Puedes venir a búscame a cualquier hora”- Jason tenía razón. Lo primero era lo primero. Debía descansar para servirle al chico en cuerpo y alma. Si dejaba que la melancolía me atrapase, lo único que podía conseguir era sumirme en mi propia tristeza mientras Cameron me seguía necesitando, y eso no lo iba a consentir. Por lo que agradecí a Jason sus amables palabras, y me despedí con un ademán de mano, listo para partir al piso superior para comenzar mi recuperación. Pero entonces antes de que me diese tiempo a irme de la estancia, Jason me dedicó unas últimas palabras que volvieron a martillear en la duda latente que crecía en mi interior. - “Buenas noches Tomek, que descanses. Y por cierto, se que Peep ha estado actuando de forma extraña en todo el día, pero te pido que no se lo tengas en cuenta. Él y Cameron estrecharon muchos lazos gracias a que era nuestro espía dentro de los testaferros. Así que estoy seguro de que su humor taciturno es debido a lo realmente mal que lo está pasando en su interior. Ten paciencia con él en estos días, ¿de acuerdo?”-. Me quedé un poco perplejo sin saber que decir. Sabía que Jason conocía infinitamente mejor a Peep que yo, pero la suspicacia que había visto en sus ojos esta mañana al preguntarme sobre las palabras no señaladas de Jack, me hacía pensar que se preocupaba por algo más que por el chico. No obstante, no iba a ponerme a contradecir las palabras de amabilidad de Jason en estos momentos. Y mucho menos cuando mis argumentos no eran más que meras conjeturas, por lo que me dediqué a asentir a sus palabras, y a contestarle. - “No te preocupes, así lo haré. Todos estamos afectados por el tema de salud de Cameron, así que me imaginaba que él no sería una excepción. Lo tendré en cuenta a la hora de tratar con él de ahora en adelante. Muchas gracias por todo, Jason. Que tengas un agradable descanso”-. Y sin más me fui a mis aposentos, con más dudas en mi interior que con las que me fui en un principio.

Una vez en mi cuarto, y a punto de disfrutar de la deliciosa comida que Magda había depositado sobre mi escritorio, me dispuse a desenvolver el sobre que me había traído de fuera de la casa con sumo cuidado de no dañar nada que contuviese en su interior, ya que su forma abultada me indicaba que pudiese contener algún objeto escondido en su interior. Por ello, cuando retiré su sello lo primero que pudo observar es que, como había predicho, a parte una nota cuidadosamente doblada, había un frasco de tamaño reducido que cabía justo sin problemas en el envoltorio ordinario que lo contenía, albergando en su interior, un líquido de color ámbar que jamás había visto en este lugar hasta ahora.

Lo examiné desde la distancia, parecía algo delicado con esa forma ovalada tan extraña, por lo que con sumo cuidado, lo extraje del sobre, y lo dejé sobre la mesa para centrarme en la carta que ya asomaba por encima de la linea abierta de su cobertura. La sostuve en pinza con mis dedos indicé y pulgar, y tiré de ella hasta que estuvo en una exposición completamente libre. La observé con detenimiento, mientras desterraba el sobre a mi escritorio, y una vez libre de todo envoltorio, la desplegué para conocer el contenido que predicaba en sus lineas:

“Tomek, imagino que soy la última persona de la que querrías tener noticia, pero aunque no lo creas, no soy hombre de recibir ayuda sin dar algo a cambio. Creo firmemente que los favores han de ser compensados, y la idea de deberte algo por haberme curado tan altruistamente, me pone enfermo. Así que aquí te mando algo de la medicina que Hyter da a los pacientes más graves en el sanatorio. Es la misma dosis que utilizó contigo en el Saint Helling, cuando fuiste atacado por una de esas bestias en la cabaña de Henry, por lo que me imagino que será la cantidad suficiente para hacer salir a Cameron de esta. Espero por mi bien, que funcione. Necesito enterarme de los secretos que esconde ese niñato sobre Hyter y las bestias, para saber que plan de acción acatar a partir de ahora. Por tu parte espero que tengas la boca cerrada, y no comentes nada de esto, o lo lamentarás por ambas partes. Estoy seguro de que a parte de mi, alguno de tus compañeros no llevaría nada bien el que estuvieras tan cerca de descubrir su oscuro secreto por mi culpa. 
Eso es todo. A partir de este momento considero saldada mi deuda, haciendo que todo vuelva a la normalidad entre nosotros. Así que no creas ni por un segundo que con esto he firmado las paces contigo, ni mucho menos. Sigo considerándote un enemigo a batir en mi lucha contra esos malditos, y ten por seguro que la próxima vez que nos veamos, será la última para ti.” 
Con honor.
Jack Alvery

No podía creer lo que estaban descifrando mis ojos. Volví a leer la carta una y otra vez, para cerciorarme de que era verdad, mientras me repetía la misma pregunta en cada proceso. ¿Por qué hace esto, y por qué me utiliza a mi como destinatario siendo el más reciente del grupo, y estando bajo el mismo techo que su hermano gemelo?. Estaba de acuerdo con que le había ayudado, y eso había traído sus consecuencias. Pero sabe el cielo que no lo hice con esa intención, ni por un momento. Yo solo quería ayudar al prisionero, no que este me diese a cambio una medicina que pudiese salvar a mi amigo de las garras de la muerte.


Al tener estos pensamientos dejé la carta de lado y volví a mirar el recipiente con destellos dorados en su interior, era demasiado pequeño como para salvarle la vida a un enfermo de tan avanzado estado como estaba Cameron. Debía de haber algo que contuviese en su interior que me indicase si era cierto que podía curar al chico si le daba de beber este mejunje, por lo que destapé su cerradura con sumo cuidado de no derramar ni una sola gota que pudiese servir en el futuro, y me acerqué para oler su contenido. No se muy bien que esperaba encontrarme con dicha acción, ya que no estoy especializado en las artes médicas, ni mucho menos. Pero el olor que llegó a mi a través de mis conductos respiratorios hizo que de golpe casi tirase el líquido que tanto ansiaba mantener. El olor que desprendía el frasco era de lo más aberrante. Su toque a ácido hacía que me llorasen los ojos solo de estar cerca de su respiradero, y el olor realmente amargo que dejaba a su alrededor, hacía que me preguntase que clase de productos llevaba tal mezcla para que pudiese desprender ese olor sacado del azufre de los avernos. Entonces, fue cuando caí en la cuenta. No era la primera vez que Jack me tendía una trampa para que cayese en sus redes, y lograse a través de mi, sus objetivos. Mismamente, la pasada noche había conseguido escapar gracias a que baje la guardia en su presencia, debido al tema de su trágica historia. Sabía además, que era un hombre frío y calculador, al que no le temblaba la mano ante dar muerte a otra persona. Por lo que comencé a pensar que esto también podría ser una de sus tretas encaminadas a acabar con la vida de Cameron de una vez por todas. Al fin y al cabo, él solo podía intuir su estado de salud, ya que nadie había comentado nada de ello estando cerca de él, y eso también explicaría que consiguiese este líquido espantoso en tan poco tiempo, estando Hyter con las alertas puestas sobre su persona. Ahora todo comenzaba a tener algo de sentido. Dudaba claramente sobre si el contenido de la carta fuese verdad, o una burda mentira elaborada para que cayese en el anzuelo, y le diese a Cameron una muerte prematura, exponiéndome con ello además, al rechazo inmediato de mis compañeros para más drama. Pero una cosa tenía clara, no iba a arriesgar más la vida de mis amigos por el ansia de intentar salvarlos a ciegas, una vez más. Debía actuar solo cuando las ayudas fuesen completamente seguras, por lo que, con sumo cuidado, volví a cerrar el frasco , y me lo guardé en el fondo de mi cazadora, donde sabía que estaría seguro, junto con la carta que Jack me había mandando, y me dispuse a descansar algo en esa noche aterradora que me arañaba el alma con el peor temor que un hombre jamás conocerá. El de tener la vida de un ser querido entre las manos, y no saber que hacer para lograr salvarla.


Después de recoger los restos de la cena, y haber acicalado mi cuerpo, me tumbé en el lecho a la espera de un descanso que no llegaría a llenar mi espíritu. Mi agotamiento hizo que cayera en un sueño inquieto lleno de temores y pesadillas, que me hacían sobresaltarme en mi despertar cada dos por tres. Por lo que para cuando me tocó la guardia de Cameron, yo ya me encontraba preparado en la cocina mientras tomaba un pequeño desayuno. Peep bajó las escaleras con unos diez minutos de retraso con respecto a la hora prometida, y al verme exclamó. - “Veo que has madrugado, Tomek. ¿estás preparado? Cameron te está esperando. Ten, dale la medicina de Magda a las 7:30 ¿de acuerdo?”-. Le asentí en silencio mientras me levantaba de mi asiento, e iba hacia él. Era curioso, pero sentía que aunque sus palabras eran las de siempre, su tono empleado hacia mi persona había variado desde la partida de Jack. Debía hablarlo con él en algún momento, pero no debía ser ahora. En estos momentos el chico me necesitaba, y esa debía ser mi única prioridad. Por lo que recogí el frasco que me tendía, y con un escueto - “De acuerdo, Peep. Así lo haré. Que tengas un buen descanso”- me fui escaleras arriba donde mi amigo moribundo reposaba en su lecho, a la espera de ser salvado por un milagro que parecía no llegar nunca.

En cuanto abrí la puerta de su cuarto, lo primero que pude oír fue su respiración quejida y apesadumbrosa, pero a pesar de ello, el chico giró la cabeza al escuchar el ruido de la puerta, y me sonrió con dificultad, dejando entrever la dulzura aniñada que aun perduraba en su interior, incluso en esos momentos tan duros. - “Hola. Tomek”- fue capaz de decirme antes de que un ataque de tos interrumpiese sus palabras. Por mi parte, logré devolverle la sonrisa a duras penas, debido a la angustia que sentía en mi interior por verlo en ese estado. - “Buenos días Cameron, ¿ya estás despierto? Deberías descansar para reponer fuerzas. Vamos, intenta volver a dormirte”. Recogí una silla dispuesta en un rincón, para acercarla a su cama mientras le escuchaba decir entre susurros. - “Como si eso sirviese de mucho ya”-.

Negando con la cabeza, me senté a su lado recriminándole su actitud altamente pesimista. - “No digas eso. No hay nada perdido todavía. Saldrás de esta ya lo verás”-. Me incliné para examinar sus heridas, pero poco cambio se había establecido en ellas. Seguían igual de abiertas y supurantes que él primer día, y su color había cambiado hacia un tono más oscuro que solo indicaba que su salud empeoraba por momentos. - “Tomek, no hace falta que me escondas la gravedad de mis heridas. Yo mismo las sufro, y veo vuestras caras en cuanto las curáis. Se que no hay esperanza alguna. Por eso mismo, estaba esperando a que estuvieses conmigo a solas para pedirte un último favor, si es posible”-. Mientras le escuchaba intentaba en vano frenar las hemorragias con vendas nuevas, y un poco del ungüento preparado por Magda, así que intrigado le respondí. - “Por supuesto. Para lo que necesites aquí estaré”-. Me trasladé hacia la zona de la sala donde mojé un trozo de tela en el bañal de agua del que disponía en la habitación, para poder refrescar su frente febril, mientras el enfermo me exponía su sugerencia con ciertos balbuceos en su voz quebrada, que dificultaban su entendimiento incluso en el silencio fantasmal que reinaba en esa fría mañana en la que nos encontrábamos. - “Te lo agradezco de veras, Tomek. Aunque no se si al enterarte de mi petición acabarás aprobando mi decisión. Verás, se trata de mi padre. Él. Bueno yo, me distancié de su lado cuando me uní a vuestra causa, y creía que eso estaba bien. Pero ahora. No se si es por mi estado, o porque veo mi vida terminar. Que me lo imagino decepcionado por saber la verdad, y eso me duele por dentro más que ninguna otra herida. Yo. Entiendo que tenga que ser así, pero siempre pensé que estaría vivo para enfrentarme a sus réplicas. No imaginé que moriría sin pedirle que me comprendiese y que me perdonase si le había ofendido de algún modo. Por eso, Tomek. En cuanto me muera ¿podrías decirle eso?. Exactamente, que me perdonase si de algún modo sentía que le había fallado como hijo, pero que sentía que era mi deber hacer lo que hice, aunque no fuera lo suficientemente valiente como para verme realizarlo abiertamente ante su mirada. Y que a pesar de todo siempre le he querido y pensé en él y en madre, hasta mi último aliento. Por favor, se que es un indeseable por todo lo que le hace a este pueblo pero sigue siendo mi padre, y le quiero por ello. Así que por favor Tomek, en cuanto me vaya díselo. Eres el único en quien puedo confiar. El resto se que me mandarían a paseo creyendo que lo digo por la fiebre, o algo por el estilo, pero tu no. Tu eres diferente. Se que comprenderás esta locura al menos, e idearás la forma de decírselo”-

Entreabrió un poco los ojos para mirar directamente mi reacción ante sus palabras. Lo cierto es que me había pillado de sorpresa, pero en el fondo tenía razón. Le comprendía a la perfección. Nosotros, personas enteramente adultas, habíamos jugado a ser una familia con él, y a todos nos parecía bien. Pero la realidad es que nuestro benjamín ya tenía una familia a la que añoraba en estos momentos de desvalecimiento y desesperación continua, por lo que me apresuré a calmar sus nervios diciéndole. - “No te preocupes por nada. Podrás decírselo tu mismo. Y en el caso de que no pudieras, yo en persona me presentaré ante su puerta para explicarle todo el aplomo y valentía que has arrojado a nuestra causa de manera tan altruista hasta el final. Conocerá de primera mano las maravillas que su pequeño hombre realizó a nuestro lado, y como sus últimos pensamientos fueron para él y su esposa, tal como lo has relatado punto por punto. Sin dejarme si quiera una coma.”- Le agarré una mano para infundirle mi cariño mientras él me susurraba. - “Gracias, Tomek. Te lo agradezco de todo corazón. Ha sido una gran suerte tenerte a mi lado en este oscuro camino. Lo peor es que nunca podré lograr agradecerte todo lo que has hecho por mi en esta vida. Eres un gran amigo.”- Me devolvió con debilidad el apretón de nuestras manos unidas, y comprendí que se acercaba el final, por lo que sin poder soportarlo más, tomé una decisión. Pudiese ser que fuese desacertada. Que complicase aun más las cosas con ello. Pero no iba a dejarlo morir si podía tener la más mínima posibilidad de salvarlo. Así que, con la mano que tenía libre agarré la botellita que sobresalía de mi bolsillo interno, y le ayudé a incorporarse para que pudiera beberla mientras le decía. - “De eso nada. Vas a sobrevivirme, y a ayudarme mucho más de lo que te he ayudado yo a ti. Ya lo verás. Ten, es hora de que te tomes la medicina”-. Y así sin pensarlo más, desenrosqué la tapa de la botella que me había mandado Jack, y se la acerqué directamente a sus labios rezando internamente, para que aquel hombre que tantas veces me había dañado, hubiera cometido un acto de buena fe para su querido ex compañero, que ya estaba a su merced mientras se bebía hasta la última gota de aquel brebaje extraño que había aparecido en una noche donde la desolación se convirtió en esperanza, ante su baga oportunidad de éxito.

Esto es todo por hoy. Recordad, si os pasáis por estos parajes, andad con los ojos abiertos. Nunca se sabe cuando una misiva puede estar esperando en un rincón a que la recojáis para cambiar todo el transcurso de la historia en tan solo unos segundos.
Con afecto.
Tomek Sikorski
Siguiente capítulo

sábado, 14 de mayo de 2016

17. La determinación de la bondad (Segunda parte).

Nota: Segunda parte del décimo séptimo capítulo del relato, para ir al primer capítulo pulse aquí:  Capítulo 1


Para ir a la primera parte del décimo séptimo capítulo pulse aquí:  Primera parte

Sus palabras calaron en mí como un frío invernal, seco y perenne, que te congela hasta el alma. Conocía la naturaleza de Jack, y sus argucias a la hora de actuar ante el contrario, pero no entendía por qué había escogido ese tema para salir del paso en este instante. Aunque eso importaba bien poco. Sabía que sus palabras eran totalmente ilógicas ante la férrea confianza que depositaba en mis compañeros, por lo que mientras buscaba su herida principal me atreví a contestarle con tal misiva. -“Jack, no creas ni por un momento que no he advertido lo que pretendes hacer. Tus argucias son tan poco disimuladas que hasta un niño podría darse cuenta de lo que tramas así que puedes ahorrártelo. No tendré en cuenta ni una sola de tus palabras respecto a ese tema. Tenlo muy en cuenta”-

En cuanto aclaré el asunto me dispuse a comenzar la tarea de curación creyendo que dicho tema había quedado finalizado pero no fue así, al parecer Jack no parecía dispuesto a dejarlo correr, por lo que contestó a mis palabras con su natural socarronería, mientras se atisbaba en su voz un atisbo de dolor que venía dado en cierta manera por mis torpes cuidados a la hora de tratar sus heridas, aunque gratamente, no se dignó a exponerme sus quejas. Dejó que siguiera haciendo mis curas mientras él detallaba su punto inicial. - “¿Así que no vas a creer ninguna de mis palabras, pirado? Muy bien, entonces, si tan convencido estás de la inocencia de tus queridos amigos podrás contestarme a esta pregunta sin ningún problema aparente. Si todos los que están descansando en esta casa en estos momentos son inocentes, entonces ¿por qué sabíamos de antemano todos vuestros planes antes incluso de que aparecierais por la puerta? No es que yo vaya paseándome en plena noche por esa sala llena de suciedad por gusto propio te lo puedo asegurar”- Jack frenó su explicación lo suficiente para mirarme directamente mientras buscaba entre sus ropas la herida más molesta que Jason le había proporcionado, y siguió procediendo su exposición por una línea completamente diferente - “Con estas cuerdas atadas a mi cuerpo no vas a encontrar nada. Fíjate como la herida supura a través de ellas, o me las quitas o no podrás curarme”- Con una sonrisa de suficiencia marcada por un increíble cansancio que intentaba disimular a toda costa, me retaba a ver hasta dónde podía llegar ante la perspectiva de salvarle la vida a riesgo de que algo saliese mal, por lo que ignorando su desafío, procuré analizar la situación de la manera más objetiva posible. - “Bueno, creo que si te aflojo esta correa que tienes alrededor de la cintura podría tener el espacio suficiente para coserte la herida sin darte la oportunidad de desligarte de tu prisión en el camino”-. Dicho giré mi cuerpo hacia su espalda para analizar el fuerte nudo que Jason había creado para cerrar la atadura, y lo aflojé lo suficiente para que la herida quedase expuesta, y pudiese maniobrar con suficiencia en su curación, mientras a su vez, exponía un punto que llevaba toda la noche rondándome la cabeza. - “La verdad es que ignoro por completo el cómo os disteis cuenta de nuestras intenciones. Es cierto, que estabais preparados para la acción, pero si no recuerdo mal, todo fue después de estar en el recinto, por lo que creo fielmente que teníais la sospecha de que iríamos por ser la noche señalada que era, y al oírnos fuisteis a por nosotros raudos por esos infinitos pasadizos que tiene ese lugar. De lo que dudo sin embargo, es de tu lealtad a los testaferros. Hoy te he visto traicionarlos sin dudarlo ni un segundo, por lo que me pregunto sinceramente si no tendrás remordimientos acerca de tus actos al haberte encontrado cara a cara con tu hermano, o algo por el estilo”-.

En cuanto acabé de hablar me preparé para alguno de sus improperios o algo peor. Sabía que el carácter de ese hombre, junto con mi impertinencia al preguntar cosas tan intimas, hacía el explosivo emocional más potente que existía, pero también debía arriesgarme a exponer este tipo de comentarios si quería encontrar las respuestas de lo que estaba sucediendo en este lugar. Pudiera ser que Jack estuviese desencaminado, y solo necesitase nuestra ayuda. Aunque por su actuación posterior no parecía tal cosa, ya que en cuanto escuchó mis palabras Jack rio para sí y me expuso su punto de vista de una manera tan clara y sencilla, que me sorprendió verla aflorar en su carácter taciturno. - “¡¿¡De verdad crees que me he ablandado por ver a ese cretino!?! Por favor, creía que nuestra animadversión mutua era conocida por todos. Aunque en realidad no sé de qué me sorprendo si nunca has sido muy espabilado”- Se reclinó en su asiento en la justa medida para lo que suponía que era un intento de darme más alcance a su herida, y continuó hablando sin demora. - “Si paré el ataque de la bestia hacia Cameron fue por la misma razón por la que hago todo esto. Para destruir a esas dichosas criaturas. Como seguramente te habrá contado ya mi hermanito, nuestros padres perdieron la vida a manos de esas bestias en una noche de luna llena, mientras nosotros lo escuchábamos todo escondidos en un baúl donde nos habían depositado previamente para salvarnos de su ataque. Estuvimos horas respirando a duras penas a través de una rendija abierta mientras el ruido de dientes, chillidos, y arañazos, pululaban a nuestro al rededor en una pesadilla que parecía no tener fin. Recuerdo como si fuera hoy que nuestros sollozos eran tan fuertes que llegaron a atraer a las bestias a nuestra zona, por lo que tuvimos que taparnos la boca con las manos con un esfuerzo exagerado, dado el drama que estábamos viviendo, para intentar despistarlas con nuestro silencio. Permanecimos en esa posición durante horas, no nos atrevíamos a mover ni un músculo por miedo que destrozasen el baúl en nuestra búsqueda, por lo que para cuando tus queridos padres quisieron sacarnos de allí, ya había amanecido, y nos encontrábamos semi inconscientes debido a la falta de oxígeno, y al terrible shock en el que nos encontrábamos. Jamás podré olvidar la visión de estancia derruida y llena de sangre que nos encontramos al ser liberados por tus amigos. Fue algo que marcó mi alma como un hierro incandescente en el deseo de destruir a todos aquellos bichos de por vida. Por eso, desde ese momento juré acabar con esos demonios aunque me costase la vida. Al principio pensaba que podría lograrlo al lado de tus padres y del resto de tarados de su grupo, cuando nos acogieron, pero pronto descubrí que eran una panda de inútiles que estaban más ocupados en confraternizar entre ellos que en hacer nada por el pueblo. Exactamente igual que vosotros en estos momentos. Por eso cuando murieron tus padres me vi libre de irme con los testaferros para hacer algo de provecho, siguiendo los designios de tu madre. Ella era la única que tenía algo de sensatez entre tanto imbécil suelto. Sabía cómo tratar a cada uno por como lo necesitase, y nunca intentó arrebatarme mis ideas cuando le explicaba mis planes como si hacían tu padre y mi hermano en más de una ocasión. Ella siempre me decía que siguiera lo que realmente sintiera en mi interior, y por eso desde entonces vivo sin remordimiento alguno siguiendo mi propio propósito posicionándome en el bando que mejores medios me proporciona para tal. Dime Tomek, ¿tu podrías decir lo mismo? ¿Te sientes totalmente libre de culpa desde que estás aquí?  Porque si no es así me parece que el que está fallando en su designio eres tú, no yo”-.

Esperó a que contestase mientras volvía a revolverse en su asiento, pero no encontraba palabras que expusieran la estupefacción que sentía en ese momento. Era increíble como ese hombre tan frío como el acero había encomendado toda su vida al mismo fin que yo hace unos meses, y había tenido la suficiente fuerza y tenacidad para llevarlo a cabo, abandonando incluso la cercanía con su propio hermano gemelo. Me dispuse a intentar explicarle mi empatía respecto a su historia pero entonces, en el momento en que dejaba la sutura de su herida para poder expresarle mis condolencias cara a cara, sentí como comenzaba a retorcerse en su aprisionado asiento con fuerza, por lo que mis advertencias fueron lo primero que llegó a sus oídos en esa noche gélida que nos abrazaba con sus garras heladas. - “Jack, sé que te he estado haciendo daño pero por favor deja de moverte, o tu herida se abrirá y lo lamentarás.”- Intenté serenarle con mis palabras haciendo parecer que sabía lo que me hacía como doctor improvisado, pero dicho esfuerzo no fue suficiente ya que sin parar sus movimientos en ningún momento, me contestó entre dientes - “No pirado, el único que va a lamentar algo aquí serás tú”- y sin yo si quiera esperármelo, deslizó su brazo derecho de sus ataduras ahora aflojadas por el movimiento, y me lanzó un puñetazo que me noqueó con tal fuerza en la sien, que me quedé sumido en la inconsciencia casi en el acto, haciendo que el sentimiento de culpabilidad respecto a mis actos floreciera en mi interior mientras la negrura del sueño se abría camino entre mis más básicos sentidos, dejándome tumbado en el frío suelo del sótano hasta bien entrada la mañana.


No fue hasta que unos brazos zarandearon mi cuerpo que recuperé la consciencia abrumado por el intenso dolor de cabeza que me aquejaba. - “Tomek, vamos Tomek despierta, ¿qué demonios ha ocurrido? ¿Dónde está Jack?”- Entrecerrando los ojos a causa de la molesta claridad que se filtraba por la puerta abierta del piso superior, fijé mi visión en Peep que estaba arrodillado delante de mí sujetándome por los hombros mientras yo intentaba incorporarme a duras penas mientras le respondía. - “Creo que se ha escapado por mi culpa. Lo siento.”- No hizo falta decir más, con un profundo suspiro, Peep me ayudó a incorporarme, y con un escueto. - “No te preocupes, ya me lo imaginaba”- Me llevó hasta la cocina, donde Magda estaba intentando calmar la furia de Jason que atronaba toda la estancia. - “¡No está ni si quiera por las lindes del bosque! ¡He recorrido todo el camino de vuelta y no he encontrado ni un solo rastro de él! ¡¿¡Cómo demonios lo ha hecho!?!. ¡¿¡Y a ti que te ocurre, maldita sea!?! ¿No te había dicho que no te acercaras a él? ¡Hemos perdido la oportunidad de nuestras vidas! Y lo que es peor, ¡podría habernos matado a todos imbécil!”-. Jason estaba hecho una furia, y lo peor es que no le faltaba razón para estarlo. Había dejado que un enemigo se escapase de nuestra captura en plena noche mientras mis amigos descansaban plácidamente. Aun no podía creer que estuviésemos todos de una pieza ante tal desastre, por lo que me apresuré a contestar. - “Lo siento, lo siento de veras. Ni por un momento creí que esto iba a pasar. Yo solo quería tener un poco de compasión con el herido. Jamás me perdonaré lo que he hecho, de veras que lo siento. ¿Estáis todos bien?”-. Observé sus caras de preocupación centrándose en mi persona, y dándome el asentimiento cada uno de que no estaban heridos por la causa. Fue Magda la única que aparte de confirmarlo, dio parte del estado de salud de la única persona que no se encontraba con nosotros en la sala. - “Todos estamos bien, Tomek. No te preocupes. Hemos perdido una oportunidad de oro pero lo importante es que no hemos lamentado daños mayores. Al menos los que estamos aquí presentes. He pasado toda la noche cuidando del chico, pero no veo demasiadas expectativas de que sobreviva a esas heridas. Es una pena, una verdadera pena. Me cambiaría por él sin dudarlo un segundo, mi pobre muchacho, lo que debe estar sufriendo”-. A Magda se la veía increíblemente afligida por el asunto, y no era para menos, Cameron nos había estado ayudando incondicionalmente desde mi entrada en este lugar, arriesgando con ello su vida en innumerables ocasiones, si alguien era quien menos se merecía este final era él, por lo que no dude en decir - “¿Está tan grave? ¿No hay absolutamente nada que podamos hacer? Si necesita ayuda profesional puedo volver al sanatorio. Estoy seguro que si logro capturar a Hyter lograría salvarlo a costa de su liberación.”-. Los planes brotaban sin cesar de mi imaginación, sin tener en cuenta si quiera los riesgos y el ratio de fracaso que pudiera conllevar tal locura. Estaba totalmente dispuesto a intentarlo si con ello salvaba la vida de mi amigo, pero parece ser que el resto del grupo no lo veía conveniente, ya que Peep se apresuró a decir. - “No digas insensateces Tomek, estás malherido y estoy convencido que después de nuestro asalto han reforzado la seguridad hasta el máximo posible. No creo que fueras capaz de pillar a Hyter por sorpresa ni en diez vidas después de esto”-.  Sabía que Peep tenía razón, pero me negaba a aceptar la realidad del chico, por lo que repliqué con un tono de voz más elevado de lo común a mi amigo el cual solo intentaba aplicar un poco de cordura a mis palabras. - “¡Pues algo habrá que hacer! ¡No vamos a abandonarle a su suerte solo porque es algo probable que el plan salga mal!”-. La impotencia comenzó a crecer en mi interior cuando observé que Peep negaba con la cabeza ante mi proposición, pero antes si quiera que pudiese replicarle, Jason alzó la voz para dejar el asunto finiquitado. - “Tomek lo que estás diciendo es una locura sin sentido. Relájate hombre. No le estamos abandonando en el bosque ni nada por el estilo, simplemente estamos haciendo todo lo que podemos respecto a su salud, que no es poco. ¿Te crees que incluso si el plan saliese bien, y trajésemos a Hyter hasta aquí iba a acceder a curarle por librarse de nosotros? Espabila Tomek, esa gente tiene comida la cabeza. Morirían antes de ayudar a uno de los nuestros. ¿Acaso crees que até a Jack a la silla por diversión? Podía haberlo dejado ahí tirado y cerrar el sótano con llave hasta el día siguiente, pero sabía que si realizaba esa acción encontraría la manera de matarse antes de que le sonsacásemos algo. Ellos son así Tomek, y hay que tenerlo en cuenta a la hora de actuar contra ellos porque si no pueden pasar cosas como la que ha pasado esta noche.”-. Sabía que las intenciones de Jason respecto a la exposición de los hechos sucedidos en la pasada noche había sido sin intención dañina alguna, pero en lo más profundo de mí ser, la culpabilidad por haberlos decepcionado iba en aumento con cada palabra por lo que me apresuré a responder. - “Tienes razón, Jason. El que esté con nosotros es lo más importante. Sé que ninguno de vosotros dejará de hacer todo lo que esté en su mano para salvarle. Solo quería aportar algo para ayudarle. Yo soy así, no puedo remediarlo. Con respecto a la otra noche me pasó exactamente lo mismo. Sé que no me habéis pedido explicaciones de ningún tipo, pero quiero que sepáis que lo hice con la mejor de las intenciones. Ver a alguien tan enfermo, y que ha pasado por tanto, y no ayudarle no puede concebirse en mi moralidad. Si llego a saber que solo intentaba distraerme con sus palabras jamás le hubiese ayudado en tanta medida. Lo siento mucho”-.

Jamás creí que después de exponer tales palabras me sentiría tan aliviado como me encontraba ahora al ver que mis amigos reaccionaban tan positivamente a mi explicación. Nadie me reprochó ni una sola de mis acciones, tan solo me perdonaron en el trascurrir de la historia, y todo quedó zanjado, a excepción de Peep que como era de esperar, quería enterarse de todos los detalles de mi encuentro con nuestro secuestrado. - “No te preocupes más por ello Tomek, lo importante es que todos aún seguimos con vida, y no hemos lamentado daños mayores por el escapismo de Jack. Por cierto, ¿qué fue lo que te dijo ese tipo para que confiases tanto en él? Porque has de reconocerme que no es que tenga un carácter muy afable como para ponerse a pasar el rato con él de primeras”-.

Tenía razón. Ahora que lo veía todo en perspectiva había sido un inocente al pensar que Jack me estaba abriendo su corazón, aunque en su momento me pareció todo tan verdad que aún me costaba asimilar lo tonto que había sido en confiar así en una persona que tantas veces había intentado matarme. Aunque en realidad, esta vez había tenido la mejor oportunidad para quitarme de delante, y no lo había hecho. Por lo que creí que a lo mejor no todo era como imaginaba. Algo se me estaba escapando en el conjunto de este asunto, pero aun no podía atisbar que era.


Peep comenzó a impacientarse ante mis balbuceos dubitativos por lo que opté por ser neutral respecto a mi punto de vista, y comencé a relatar cómo había sido nuestra noche con pelos y señales, omitiendo el hecho de sus constantes chantajes de hacerme creer que había un traidor en nuestra casa, ya que tenía por seguro que era una manera de engañarme para que le dejase en libertad. En cuanto acabé de relatar todo lo ocurrido, Jason claramente afligido como nunca antes lo había visto, fue el primero en exponer su opinión al asunto. - “Sé que ese hombre es un monstruo, pero nunca llegué a pensar que sería capaz de utilizar tan a la ligera la desgracia de nuestra familia para hacer que Tomek se confiase en su presencia. Jamás se lo perdonaré”- Magda, que también estaba atenta a la historia, se me adelanto al contestarle las siguientes palabras de ánimo a nuestro amigo afligido. - “No dejes que te afecte, Jason. Sé que es duro, pero tú sabes mejor que nadie como se las gasta ese innombrable para salirse con la suya. Tu eres mucho mejor persona que él, y eso es lo que realmente cuenta para nosotros.”- Jason, asintió con la cabeza afectuosamente ante sus palabras y entonces Magda se dirigió a mí para advertirme tan cuidadosamente como solamente ella lo hacía. - “Tomek, a estas alturas ya deberías saberlo. Jack es un hombre mezquino que utilizará todo lo que esté en su mano para salirse con la suya. Siempre ha sido así. Desde que era pequeño he visto ese eje de determinación en su carácter. Tu madre, que en paz descanse, creía que si le ayudaba a tratar su obsesión de venganza con cariño y paciencia, haría que Jack recapacitase y viera la verdad de este mundo. Pero ni con sus esfuerzos eso ocurrió. En el momento que tus padres murieron en el fatídico invierno en que las bestias los acorralaron, a Jack le faltaron minutos para irse al lado del padre de Cameron, y seguir el trabajo que realizaba tu madre para la orden cuando era nuestra espía. Así que si ella no pudo conseguir que se redimiese de sus pensamientos, tú no vas a lograrlo hagas lo que hagas. Tenlo por seguro”-. Magda llevaba razón. Aunque hubiera visto un atisbo de sinceridad en sus palabras solo estaba jugando conmigo. Ahora lo veía claro, y necesitaba expresárselo para que no se preocupase de que una acción similar volviese a pasar, pero entonces Peep, el cual había estado extrañamente callado durante todo el rato que estuvimos hablando, me lanzó una pregunta que haría que me replantease algunas cuestiones que daba por seguras. - “Tomek, ¿estás seguro de que no te ha comentado nada más?”- La cuestión me pilló totalmente por sorpresa, como a todos que nos giramos al unísono hacia su posición, con cara de no entender a qué se refería con sus palabras, por lo que se dispuso a aclarar el porqué de su pregunta. - “Lo digo porque ese chico es de lo más avispado. Seguramente, sepa cosas que nos desconcertarían totalmente.”-. Me quedé mudo sin saber qué decir de la impresión. Lo único que había omitido de nuestra charla había sido el hecho del intento de engaño que me había lanzado al principio de nuestra conversación. ¿Cómo podía saber Peep que me dejaba algo sin comentar? ¿A caso él también sospechaba de alguien, o se estaba refiriendo a otra cosa totalmente distinta? Fuera como fuese, no pensaba comentar tales palabras. Por mucho que me insistiese me parecía echar una brasa de incertidumbre a un grupo consolidado por la confianza mutua, por lo que seguí en mis trece y volví a repetir. - “No. Eso fue todo lo que me comentó mientras le curaba. No hizo mención a nada más, al menos estando yo consciente”-. Al escucharme Peep me aguantó la mirada por unos segundos en silencio antes de añadir. - “Esta bien, Tomek. Solo era para asegurarme”- y con ello zanjó la discusión dejándome a mi hecho un mar de dudas. No entendía para nada su misterioso comportamiento, pero ahora mismo no tenía tiempo para ello, necesitaba tratar un asunto que con todo lo ocurrido, había pasado a un segundo plano. Por lo que con un gesto de mano, volví a llamar la atención de mi amigo el cual ya se estaba yendo a por comida a la alacena, después de sus palabras. - “Espera, Peep. Quería preguntarte una cosa antes de ponernos a comer, ¿qué hay de los documentos? ¿Conseguiste recuperarlos? ¿Puedo verlos?”-. Peep se giró ante mi llamamiento, y con aun esa extraña mirada en los ojos que me intranquilizaba me contestó. - “Lo siento, Tomek. Conseguí algunos papeles antes de que Jack nos abordara, pero el tuyo no lo encontramos por ninguna parte. Lo debieron destruir en cuanto te fuiste. Una pena, sabía lo mucho que te interesaba este tema, pero no te preocupes que ya nos las arreglaremos para encontrar dicha información por otros medios, ¿de acuerdo?”- Y con dichas palabras de falsas esperanzas se fue a por la comida observado con extrañeza por mi, y sorprendentemente por Jason, el cual había clavado seriamente sus ojos en él, al fluir de sus palabras. Algo estaba ocurriendo, y debía averiguar que era si quería paliar la semilla de la duda que se había instalado en mi cabeza con sus palabras. Pero también sabía que este no era el momento para hacerlo. Ahora la prioridad era reponer fuerzas, y cuidar a nuestro amigo que se debatía entre la vida y la muerte, solo una planta por encima de la que nos encontrábamos nosotros.

Entre un extraño silencio nos alimentamos lo suficiente como para recobrar las energías en ese día posterior a la agotación sufrida con anterioridad. No había ni bromas, ni especulaciones, tan solo el silencio interrumpido por el plan a seguir a partir de ahora. Todos debíamos colaborar para intentar salvar a Cameron de sus heridas, por lo que nos turnaríamos para vigilarle durante las 24 horas del día para que estuviese atendido en todo momento. En primer lugar fue Jason quien lidió con su guardia hasta la tarde donde yo le relevé hasta entrada la noche. He de decir, que el chico no me dio quehacer ninguno dado su grave estado de salud, pero verle tan destrozado me encogía el corazón a cada latido que daba, por eso, cuando fui sustituido por Peep al caer la oscuridad, salí a las lindes del lugar para respirar aire fresco, y librarme un poco de ese peso opresor que se había agarrado a mi pecho desde que observé su cuerpo malherido instalado en la cama.

Caminé alrededor de la casa con paso lento, y un arma por si acaso alguien o algo se atrevía a acercarse al hogar, pero para mi sorpresa no se oía nada, ni un murmuro natural de la zona en la que nos encontrábamos. Este emplazamiento estaba mejor escondido de lo que creía en un principio. Si queríamos estar a salvo este parecía el lugar indicado. O eso creía en un principio, pues al dar uno de los rodeos a sus muros, me di cuenta de que entre la hiedra que se enmarañaba alrededor de la parte de mi ventana, sobresalía una especie de papel poco visible en la oscuridad, que ya perpetraba a esas horas de la noche. Al verlo, mi sorpresa fue mayúscula, y comencé a acercarme a su posición con una cautela preventiva, como si de un animal al acecho se tratase.


En cuanto estuve a su lado lo observé atentamente, y lo rescaté de sus lazos con cuidado de no rasgar su contenido en el intento. Era un sobre algo abultado que llevaba mi nombre, solo mi nombre. Ni si quiera mi apellido. Y allí en mitad de la noche donde ni las sombras podían encontrarme, abrí la misiva para descubrir que secretos me esperaban en su interior.
Continuará...
Siguiente capítulo

sábado, 7 de mayo de 2016

17. La determinación de la bondad.

Nota: Décimo séptimo capítulo del relato, para ir al primer capítulo pulse aquí:  Capítulo 1

Mi primer impulso al visualizar las llamas fue el avanzar hacia el hogar para ver si podía encontrar a Magda escondida en algún rincón sin peligro, pero el vigor del fuego y su humareda correspondiente, me dieron a entender que no había ninguna esperanza de que alguien pudiera salir con vida de tal temeridad. Aun así me negaba a creer que algo pudiera pasarle a nuestra amiga, así que haciendo acopio de las pocas fuerzas que me quedaban, grité a los cielos su nombre por si algún resquicio de su vida estuviera esperando mi ayuda para salir de esa prisión enllamarada. Pero dicha acción no ocurrió, entre mis constantes ecos, solo me interrumpió la voz de Jason para advertirme que diera media vuelta, y nos largásemos de allí. - “¡Tomek, así no vas a conseguir nada, vámonos! Esa mujer está curada de espantos, estoy seguro de que se ha largado antes de que nada de esto ocurriese. ¡Venga, hazme caso y da media vuelta! Aquí no hay nada que hacer”- Las advertencias de mi amigo se mezclaban entre el crepitar de las llamas lamiendo la madera, mientras a mi empezaban a causarme estragos la prolongación del humo en mi organismo. Mis ojos comenzaban a lagrimear a causa de su consistencia, y mis pulmones estaban ya hartos de intentar expulsar la toxina que inhalaba con cada bocanada de aire que succionaba. Aunque yo he de decir que no le daba la mayor prioridad a mi cuerpo en esos momentos. Carecían de importancia todas las voces, y los males acusados por la agonía sufrida cuando una persona tan apreciada para mi estaba siendo pasto de las llamas. Por lo que me negué a aceptar la evidencia, y volví a intentarlo, pero antes si quiera de que pudiera ponerme a alzar la voz de nuevo a los vientos, Peep me detuvo con un grito que me desconcertó por completo. -” “Muchacho, deja de destrozarte la garganta. Ya sabíamos de sobra que esto iba a pasar, así que le dije a Magda que se fuera antes de que pudieran atacarla. Seguramente, esté en la casa de tus padres esperando nuestro regreso, así que date prisa en dar media vuelta, o la que tendrá que lamentar nuestra muerte será ella, ¡venga, vamos!”-. Peep que estaba en última posición debido a que cargaba con el peso de Cameron en sus brazos, giró sobre si mismo y viró a la derecha liderando ahora la carrera para ponernos a salvo, seguido por Jason el cuál ya me estaba haciendo señas con la cabeza para que me uniese a su huida. Por mi parte me quedé atónito viendo como se iban mientras en mi mente danzaban las inquietudes sobre si Magda estaría bien, y el porqué sugerían que tenía una casa de mi propiedad en estos parajes cuando en todo este tiempo ni habían mencionado la idea. Fuera como fuese, parecía que Peep me había revelado lo suficiente para tranquilizarme acerca del bienestar de nuestra amiga, por lo que dejé a mis espaldas las llamas, y me adentré junto a mis compañeros por los caminos sinuosos de las tierras de Dunwich, en busca de un hogar que no me sería desconocido a mis sentidos.


Avanzamos durante unos minutos infernales por inhóspitos senderos mientras cada ruido me hacía saltar de la pura tensión que sentía ante el desprotegimiento de nuestras almas. Nos habíamos arriesgado mucho, demasiado quizás, al estar tanto tiempo expuestos a nuestros captores, y a las bestias que les acompañaban. En cualquier momento podríamos ser atacados, y si así fuese no tendríamos oportunidad honorable de salir victoriosos de la caza. Debíamos apresurarnos para restar el tiempo en contra que nos amenazaba con la la muerte, por lo que grité al aire que se dieran prisa, y seguimos viajando rumbo al terreno desconocido que me esperaba impertérrito al otro lado de la colina. Mi cuerpo empezaba a entumecerse a causa del frío y la incertidumbre de la desolación de las calles nocturnas, pero solo podía correr para ponerme a salvo si quería que esta historia tuviese un final feliz. Debía ignorar todos los sonidos, y visiones que sentía a mi al rededor y centrarme en seguir el ritmo para poder llegar a buen puerto de la mejor manera posible.

En mi andanza intentaba no darle demasiadas vueltas a todo lo que me rondaba en esa hora maldecida por el infortunio, pero dicha hazaña me resultaba imposible de cumplir. No sabía bien si era por ser la noche señalada, o por mi incipiente paranoia, pero estaba viendo y escuchando cosas, que jamás, incluso viviendo en este pueblo, había tenido la desdicha de percatarme de su presencia con anterioridad. Daba igual en que dirección mirase, que en todas había un desastre por el que preocuparse, ya fuera el sanatorio infestado de criaturas, el tremendo incendio de la posada, o el intenso baile de ramas que anunciaba la extraña viveza de los árboles instaurados en el bosque, que no encontraba una solo lugar en el que poder sentirme un poco a salvo de peligro. Por lo que, tomé la opción de cerrar los ojos a la locura agachando levemente la cabeza para no visualizar más allá del suelo que pisaba, y me concentré en seguir el movimiento de mis amigos para ir en su bando sin perder los nervios en este amasijo de demencia insana.


Así avancé lo que quedaba de terreno para no perder la compostura. En nuestra brutal huida todos estábamos al borde del colapso, pero Peep parecía mantener la compostura guiándonos certeramente por unos caminos de lo menos transitados. Al final, acabamos serpenteando por un terreno salvaje, lleno de barro y diversos amasijos de hierba enramadas, y acabamos dando con una casa de estilo sencillo oculta bajo las edras de musgo que colgaban de sus paredes, y un elenco de árboles instaurados a su alrededor, que me hacían pensar que su dificultad a la hora de localizarla había sido premeditada a la hora de instalarse en ella.

Peep fue el primero que se adelantó a avanzar entre sus fauces, y con un gesto de cabeza me indicó que me acercase para una vez a su lado, poder explicarme la situación. - “A ver, Tomek. Se que tendrás miles de preguntas pero lo primero es lo primero, ¿cómo va tu hombro? ¿crees que serás capaz de sujetar a Cameron un momento? Necesito las dos manos para poder abrir la puerta”-.
Sinceramente, no entendía porque necesitaba tanta libertad cuando ya estaba con la llave correspondiente sujetada entre sus dedos, pero si necesitaba mi ayuda se la concedería sin dudarlo un momento, por lo que afirmé a sus palabras, y situé a nuestro amigo semi inerte con dificultad en mi parte del cuerpo no dañada, para que me fuera más fácil sostenerle mientras Peep ya se encaminaba hacia el umbral del hogar. En un momento, logró introducir la llave en el cerrojo, pero para mi sorpresa la puerta no se movió del sitio. Hizo falta zarandearla varias veces para que esta fuese cediendo lentamente hasta que se abrió con un sonido rechinante bastante fuerte. Ahora comprendía el porqué de los actos de Peep, él sabía de antemano como tratar al objeto para que cediese ante su mandato. Una vez más, me di cuenta que por mucho que dijesen yo solo era un extraño forastero de ese inhóspito lugar, el cual no dejaba de preguntarse como había podido acabar en la situación en la que se encontraba. 

Después de abrir la puerta, Peep entró en la casa en primer lugar haciéndonos en el proceso una seña para advertirnos que esperásemos a fuera. Suponía que iría en busca de algún peligro, y de Magda que al parecer había venido con anterioridad a esta estancia, pero al cabo de dos minutos salió en nuestra búsqueda sin compañía alguna. - “Todo despejado, venga entrad”-. Peep salió a recoger a Cameron de mi cuidado, y juntos entramos en la residencia para cerrar tras nosotros la puerta que nos devolvía a la libertad. Todo parecía haber acabado por fin, al menos en esta trágica noche, sin lamentar perdida alguna ya que, como si de un milagro se tratase, Magda bajaba por las escaleras de madera sin un solo rasguño en su cuerpo. - “Me alegro de que estéis bien chicos”- Nos dijo mientras nos sonreía con afecto a cada uno, hasta llegar con la mirada a Peep donde cambió el semblante de su expresión hacia un tono taciturno, mientras añadía. - “¿Ese es Cameron? Rápido, hay que lavarle y curarle, o se le infectarán las heridas. Súbelo aquí, el resto puede esperar.”-. Y con dicho gesto se fue seguida por Peep, dejando que Jason y yo nos ocupásemos de Jack el cual tampoco parecía en muy buen estado. - “Ven Tomek ayúdame a bajar a este al sótano para que nosotros también podamos ir a curarnos.”- A pesar de sus fuertes heridas anteriores, Jason ya se había puesto en la faena de dejar el asunto de su hermano finiquitado por lo que le pregunté sobre las intenciones que tenía para nuestro prisionero mientras le ayudaba a transportarlo escaleras abajo -“¿Qué vamos a hacer con él Jason? ¿Deberíamos investigar sobre si tiene alguna herida abierta, o algo por el estilo antes de dejarlo en la oscuridad? No parece que tenga muy buen aspecto”-. Me fijé en su cara la cual irradiaba un tremendo dolor mientras sentía la risa valentuosa de Jason a mis palabras. - “No necesitamos observarle nada. Yo mismo le apuñalé por la espalda con un arma en mal estado que encontré en el almacén de archivos para que no pudiese defenderse y propiciar esta situación, así que déjate de ser tan santurrón, y agárrale por el brazo para que no se pueda revolver en un intento de huida.”-. Jason me indicó la posición por donde debía sostenerle para que nos fuera más ligera la carga, y llevamos a Jack hasta un rincón del sótano de la casa donde le atamos a una silla entre las telarañas y el polvo del dejamiento de la estancia, sin darle si quiera algo mullido donde reposar la cabeza.

Lo cierto era que me sentía un poco mal con la situación así que como buen hombre con modales, le expuse si necesitaba un poco de agua para poder hidratarse de ese viaje tan duro. Al fin y al cabo, el había pasado por las mismas penurias que nosotros, estaba seguro de que él también habría empezado a notar los efectos del cansancio en su cuerpo. Sin embargo, antes siquiera de que pudiera contestarme, Jason más firme que nunca me advirtió que no siguiese por ese camino. - “Tomek, no ha venido aquí para tomar el té con nosotros así que déjalo ya. Este fue el tipo que mató a Henry a sangre fría, así que no se te ocurra darle ni el más mínimo trato de favor. Venga, vayámonos arriba a que te curen ese hombro que tiene que estar doliéndote como mil demonios”-. Jason me hizo un gesto con la mano y nos encaminamos juntos hacia las escaleras mientras echaba una última mirada a mi antiguo captor, el cuál abandonamos a su suerte en esa lúgubre estancia. Sintiéndome de lo más despreciable por ello.

Una vez arriba, los chicos en conjunto acudieron a tratar mis heridas de una forma eficaz mientras me ponían al tanto del estado de salud de Cameron. - “Se encuentra estable pero sinceramente, no se si sobrevivirá a este ataque. El pobre chico ha recibido mucha ponzoña de la boca de la bestia. He intentado contrarrestarla con algún medicamento que me he traído de la posada pero no se si será suficiente. Debemos esperar a ver como evoluciona”-. Magda hablaba con una voz reposada pero muerta de preocupación ante lo que se nos avecinaba. Parecía que sabía lo que se hacía tanto con las heridas del chico, como con las mías, pero no tenía la certeza de que eso fuese suficiente. Nuestros medios para las curaciones eran más bien escasos, solo teníamos la buena mano de esa mujer que daba el do de pecho por todos nosotros sin pedir nada a cambio. En momentos como este no podía evitar el pensar si no hubiera sido mejor dejar a Cameron en el sanatorio en vez de traerlo con nosotros en la huida. Seguramente, Hyter tenía muchos más medios para tratarle como era debido, pero también, una vez confirmado que era uno de los nuestros, cabía la posibilidad de que lo hubiese dejado morir en el sitio, o peor aun, que hubiese aprovechado la ocasión para experimentar con él de alguna manera aberrante. Así que dándole vueltas al asunto, llegué a convencerme de que nuestra decisión fue la mejor que podíamos haber tomado hasta el momento. Sabía que el chico podía morir en estos momentos, pero ninguno de nosotros dejaríamos de hacer todo lo que estuviera en nuestra mano para evitar que eso sucediese. Estaba bajo las lindes de la verdadera familia que debía haber tenido desde hace mucho tiempo, y eso me daba la fe suficiente para creer que todo saldría bien.

Magda terminó de realizarme las curas con cierta facilidad, y sacó de una bolsa de mano unos frascos pequeños con un líquido transparente bailando en su interior. - “Ten tómate esto. Es un fármaco para evitar que se te infecte la herida. La receta se la robamos a Hyter hace unos años y siempre nos ha beneficiado, aunque a decir verdad yo le añado valeriana, que le da un toque más floral y además ayuda a dormir, adelante pruebala. Verás como esta noche eres capaz de descansar después de todo el infierno que has pasado”-. La mujer me puso el frasco en la mano, y con una sonrisa de agradecimiento me dispuse a tomarlo pensando en lo mucho que me sorprendía cada día esta señora que nos cuidaba como si de nuestra madre se tratase, aunque en una cosa se equivocaba, por mucho que intentase relajarme el fármaco no conseguiría descansar ni un solo minuto en esa noche fatídica  bañada por el infortunio.

Después de mis curas y de comprobar que todo estaba en orden, fui a refrescarme y a echarme un rato a uno de los cuartos instalados en la parte superior de la vivienda. Realmente, no sabía si era a causa del fármaco, o de la vaga sensación de amodorramiento que me proporcionaba el cansancio, pero estaba extrañamente familiarizado con la sensación hogareña de ese lugar. No sabría decir el que era exactamente lo que me otorgaba ese sentimiento, pero en el momento en que me eché en una de sus camas, todo lo relacionado con el olor, la visión, y el tacto, volvió a mi como si un extraño fantasma del recuerdo viniera a visitarme en una noche sombría como esa. ¿Sería verdad lo que mis compañeros habían relatado sobre mi pasado? Pronto lo sabría. Los documentos que había recogido Peep ahora descansaban en nuestros dominios. Mañana cuando estuviera fresco y descansado, les echaría un vistazo para poder aclarar mis dudas de una vez por todas. Pero por más que lo anhelase, el descanso deseado no llegaba a mi conciencia. El hecho de que Jack estuviese atado con esas heridas en el rincón más lúgubre del hogar, no dejaba que mi conciencia respirase tranquila en el descanso merecido. Intenté autoconvencerme de que hacía lo correcto de mil maneras distintas, pero al final mi moralidad ganó la partida, y acabé realizando un acto que sabía que pagaría con creces en el futuro.

Me enderecé en mi lecho, y comencé a recopilar todo lo que creía que me sería necesario mientras pensaba en lo que estaba a punto de hacer. Sabía que las palabras de Jason eran de lo más certeras. Ese hombre había matado al mayor apoyo que había tenido en este pueblo perdido de la mano del buen hacer, y además me había dañado en varias ocasiones como la de esta noche, dándome motivos suficientes para pensar que si me acercaba a él me mataría a la menor oportunidad, pero mi conciencia no dejaba de implorarme que fuera a socorrer al enfermo que agonizaba en la planta subterránea. Podría ser que él fuera de esa manera, pero sabía que yo no lo era. Mi educación y modales eran distintos a los de esos asesinos, y por ello me sentía dichoso de mi moral. Por lo que sin esperar a que saliese el alba, tomé la decisión de encaminarme discretamente hasta el sótano, donde mi antiguo captor estaba tiritando a causa de su estado de salud.


En cuanto escuché sus quejidos, bajé las escaleras lo justo para quedarme mirándolo a través de la distancia. Con ese toque de debilidad parecía más joven, más vulnerable. Su pelo le cubría parte del rostro, pero aun podía observar entre sus rendijas la determinación que afloraba de sus ojos al verme parado en frente de él. - “A qué demonios has venido”-. No era una pregunta la que salió de sus labios, ni si quiera una exclamación ante mi presencia latente. Era una amenaza intrínseca la que había en esas palabras. Estaba claro que Jack, al igual que su hermano, era un hombre de principios que lucharía hasta el final sin agachar la cabeza. El problema era que sus principios eran claramente los equivocados en esta guerra. Le devolví la mirada, y bajé el resto de los escalones para ir acercándome a él poco a poco, mientras le contestaba - “He venido a verte a ti, Jack. No te preocupes, no te haré nada malo. Solo vengo a ver como va tu estado de salud”-. Sentí como se reía entre dientes ante mis palabras mientras yo preparaba una tabla lisa para poder colocar los elementos que había preparado previamente para nuestro encuentro, excepto la botella de vidrio con agua que le acerqué directamente a su boca. - “Antes de que hagas alguna tontería de las tuyas te advierto que ha sido el único líquido que he traído, así que si la escupes, o te niegas a beber para demostrar tu bravuconería no tendrás más oportunidades de hidratarte, ¿entendido?”-. Sin esperar su consentimiento le acerqué el vidrio a los labios, y milagrosamente sin que hiciera nada estrafalario, se lo bebió todo sin hacer el más mínimo comentario, haciéndome con ello, descansar un poco más en paz de lo que estaba hasta ese momento. - “Bien, ahora tómate esto. Es un fármaco que hace Magda, te vendrá bien. Después veré lo que puedo hacer con la herida que te ha hecho Jason, con un poco de suerte quizás te la pueda cerrar con hilo”- Jack volvió a sonreír, esta vez mirándome directamente mientras yo habría uno de los frascos que Magda me había confiado, y antes de que pudiera bebérselo exclamó. - “Vaya, vaya, ¿también vas a curarme, chiflado? Supongo que de tal palo tal astilla. ¿Por qué no te comportas como un buen anfitrión, y dejas que me vaya?”- Estaba claro, que sus palabras iban con intención de herirme pero también sabía que en el fondo de su corazón estaba tan desesperado, que un atisbo de su alma deseaba que estuviera ahí con ese motivo, por lo que me apresuré a adelantar mis intenciones para no emitir ninguna falsa esperanza con mis actos auxiliativos. - “Lo siento, Jack. Por ahí no paso. Simplemente he venido porque creo que no se debe tratar a nadie que necesite ayuda de esta manera, por eso te asisto. No tengo intención de dejarte marchar. Lo siento mucho”-. Le di la medicina mientras aclaraba el asunto, y me dispuse a buscar su herida en el costado mientras escuchaba su respuesta, la cual me pillaría totalmente desprevenido ante su significado. - “Venga, Tomek. Se razonable y hagamos un trato. Tu me dejas en libertad, y yo a cambio te digo quien es el traidor que tenéis durmiendo en esta casa. ¿Qué te parece?”.
Continuará...
Siguiente capítulo