viernes, 29 de julio de 2016

23. Destino incontrolado.

Nota: Veintitresavo capítulo del relato, para ir al primer capítulo pulse aquí:  Capítulo 1

En cuanto Jason me amenazó con tales palabras enseguida me lancé a corregirle para que no hubiese confusión alguna sobre mi lealtad hacia mis amigos. – “¡Jason, tranquilízate! ¡Yo jamás os traicionaría! Si accedí a quedarme con ellos fue porque el padre de Cameron me expuso un trato del que creía que podía aprovecharme para salir con el chico, y con todos vosotros de este lugar lleno de locura. De lo contrario nunca hubiese cedido ante sus chantajes por más favores que me ofreciese.”- Estaba tan absorto en enfrentarme al duro rostro acusador de mi amigo, que en cuanto oí unas risas a mi lado, me sobresalté asombrado al darme cuenta de que había pasado por alto que Jack estaba ahí escuchándolo todo. – “¿Creías que por portarte dócilmente durante unos pocos días podrías engañar a ese tirano? Oh, vamos, no me hagas reír. No sé si echarte directamente a ti la culpa de tus ensoñaciones, o a esta panda de chiflados por llenarte la cabeza de pájaros”- Jack, irrumpió en la conversación sin ser invitado a ella, y señaló a Jason de manera acusativa para representar el culpable del que hablaban sus palabras. El aludido sin embargo, aparte de estar claramente tenso por la situación, no respondió a su tentativa. Volvió a ignorar a su hermano, para dirigirse nuevamente a mí con sus preguntas. –“Tomek, si no fueses tú el que me estuviese diciendo tal disparate juro que no me lo creería. Pensar que podrías engañar a los testaferros desde dentro haciendo un trato con el propio Larson, me parece la cosa más estúpida, e irrealista de este mundo. Sin embargo, se de sobra lo disparatado que puedes llegar a ser en estas situaciones. Así que de momento, voy a ignorar el haberte encontrado en esta sala con este demonio al lado tan tranquilo, después de haberle ayudado, sabiendo todo lo que ha hecho, y te voy a ayudar a salir de aquí junto con Cameron para que nos des las explicaciones pertinentes en casa. Así que vamos, ayúdame a cargar con el chico, que después de todo lo ocurrido no me quedan muchas fuerzas para hacerlo yo solo. En cuanto a ti, perro asqueroso, más te vale no interferir en nuestro plan si no quieres acabar con una bala en la cabeza.”-

Ahora era Jason el que amenazaba a Jack con el dedo mientras el acusado se tensaba ante el desprecio que le procesaba su hermano gemelo. Era increíble el modo en que se parecían. No solo físicamente, lo cual era lógico. Sino en su manera de actuar ante las situaciones adversas. Ignoraba si tal valentía exacerbada venía de familia o solo era cosa suya, pero aunque ambos lo negasen infinitamente, lo cierto era que los dos eran las dos caras de una misma moneda. Por lo que no me extrañó en absoluto, las palabras que salieron de boca de Jack a la hora de contestar a su hermano. – “Atrévete a dar un solo paso hacia la camilla, que te quedas sin tu ojo bueno”-. La tensión entre ambos comenzaba a ser tremendamente peligrosa. Intenté mediar entre ambos, pero haciéndome caso omiso, Jason sin pensárselo dos veces, sacó un arma de su bolsillo a la vez que apretaba los dientes de pura rabia, y se dispuso a disparar sin tener en cuenta ni a los presentes, ni a la situación, ni nada de lo que pudiera ocurrirnos si apretaba el gatillo. Jack por su parte, intentó adelantarse a su movimiento, sacando su arma por puro instinto. Yo sabía que no iba a hacerle daño, pues había vaciado el cargador sobre Charlie previamente, pero Jason lo ignoraba, por lo que no tuve más remedio que gritarle con todas mis fuerzas que no lo hiciera mientras me dirigía a ellos recto como una flecha olvidando yo también la situación. Ya nada existía salvo el hecho de que uno de mis mejores amigos iba a cometer un fraticidio del que luego se arrepentiría enormemente. Corrí con todas mis fuerzas y actuando por puro instinto, empujé a Jack con la suficiente fuerza como para evitar que el rango del disparo que había sentido en ese preciso momento, le alcanzase en zona alguna. No se pudo decir lo mismo de mí, el cual recibió por mi enemigo el impacto en el brazo, justamente debajo de la cicatriz de bala que tenía en el hombro hecha por Jack tiempo atrás.


Tras el tiro sentí como Jason gritaba mi nombre con puro nerviosismo, mientras mi cuerpo era vencido por el dolor, y se dirigía hacia abajo envuelto en un brusco mareo que me impedía asimilar nada de lo que estuviese pasando. Tan solo una vez me encontré cara a cara con el suelo, unos brazos me dieron rápidamente la vuelta para observar como Jason me analizaba con cara de horror, agachado a la par que mi cuerpo, mientras otros ojos me visualizaban desde las alturas de la cama. Cameron parecía haber reaccionado al ruido realizado, y ahora me miraba con esos ojos inexpresivos sin realizar la más mínima reacción al respecto. Eso por increíble que parezca me lleno tanto de alegría que hasta creo que esbocé una sonrisa en mi estado de shock, al respecto. Lo había logrado, había conseguido que Cameron reaccionase aunque fuese mínimamente a su entorno. No todo estaba perdido. Conseguiría que volviese a ser el de siempre aunque me llevase la vida en ello. Solo necesitaba salir de aquí para continuar con mi plan establecido. Por eso intenté dirigirme a Jason, el cuál sin soltar mis hombros gritaba con la cabeza erguida donde me imaginaba que estaba situado Jack, pero mis esfuerzos fueron realizados en vano, pues dada mi debilidad no logré hacerme oír. Tan solo pude ser mero espectador de ver como mi amigo dejaba de gritar para volverse de repente hacia sus espaldas dejando a un lado la discusión con su hermano. Con el ruido del disparo apenas pude oír las pisadas del pasillo, pero en cuanto la persona que se nos había unido alzó la voz para hacerse notar, la reconocí de inmediato muy a pesar mío. –“Que sorpresa encontrarles aquí, caballeros. No sabía que la habitación del señorito Larson había sido autorizada para visitas. Alvery me alegra ver que por una vez has sabido frenar a Sikorski a tiempo de que cometa alguna imprudencia. Te felicito. Además, parece ser que gracias a ello hemos capturado a otro pez de los gordos. Maravilloso. Parece que al fin todo comienza a ir como es debido”- La voz de Hyter inundaba la habitación mientras yo luchaba por mantener la consciencia en estos momentos donde Jason corría un peligro inmediato. Sabía que de los cuatro, él era el único que no contaba con protección alguna. Así que intenté exponer mi culpa a fin de librarle de la muerte, pero las fuerzas me abandonaban por momentos. Tan solo pude oír a Jack exponer –“Sí, por poco nos la lían. En cuanto enfocamos esta planta Tomek corrió hacia esta habitación sabiendo que este estaría intentando liberar a Cameron para escapar todos juntos. Por suerte pude pillarles a tiempo, y por supuesto, ser más rápido que ellos a la hora de disparar”- antes de caer sumido en la más amargura de las inconsciencias.

Cuando logré despertarme me encontré con que el lugar de mi ubicación había cambiado por completo. En dichos instantes, estaba clausulado en lo que parecía un frío sótano oscuro que olía a moho y a metal. Su carcasa parecía de hierro, y unos incesantes golpes inundaban la habitación desde fuera haciéndome saber que no me sería tan fácil escapar sin ser visto por algún testaferro, o criatura.


En cuanto me di cuenta de que me encontraba recluido en dicho emplazamiento, intenté incorporarme rápidamente para analizar la situación, pero una voz sumamente familiar me pidió rápidamente que no lo hiciera. –“Mantente quieto Tomek, o se te reabrirá la herida”- Jason me hablaba a mi lado mientras intentaba comprobar mi pulso. Al fijarme en su rostro me di cuenta de que su ojo bueno había sido también dañado por lo que parecía un impacto directo. Seguramente habría recibido algún golpe para ser recluido junto conmigo, en esa especie de sala mortecina en la que nos encontrábamos en dichos momentos. Mientras me buscaba las pulsaciones se mantuvo en silencio, por lo que aproveché para que me pusiese al día, y de paso, pedirle perdón por las molestias causadas. –“Jason, siento mucho todo lo ocurrido. Ha sido todo culpa mía. No sabes lo que me alegra saber que dentro de lo que cabe estás bien, cuando apareció Hyter no las tenía todas conmigo de que saliésemos vivos ninguno de los dos.”- En cuanto terminé mis palabras dejé que siguiera inspeccionándome en silencio para que se concentrara, y una vez terminado Jason me explicó la parte que me había perdido para poder saber cómo habíamos llegado hasta aquí. –“No cantes victoria tan rápido, Tomek. Viendo nuestras condiciones físicas, y todo lo que sabemos del secreto de Hyter, dudo mucho que nos deje salir de aquí con vida. El haber descubierto el estado de salud de Cameron ha sido el detonante para impulsarle a poner fin a nuestras vidas de una vez por todas”-. Jason me dejó al fin libre y se recostó en la pared con un quejido para dejarme espacio suficiente para que yo también pudiese levantarme en la medida de lo posible. La estancia era lo suficientemente ancha para que estuviésemos los dos tranquilamente a nuestro aire, pero sabía que ahora lo primordial era mantenernos unidos para hacerle frente a ese monstruo, por lo que iniciando una maniobra segura para mi hombro dañado, le comenté a mi amigo lo que pensaba de tal persona. –“No entiendo de verdad, como pudo hacerle eso a Cameron. Se ha condenado tontamente, solo para silenciar al chico. Creía que era un tipo inteligente, ¿cómo pudo dejarse llevar por la venganza siendo él tan frío de por sí?”-.

Mis palabras se veían interrumpidas por cada falta de aliento que me provocaba el movimiento. Aunque parecía que me habían curado la herida antes de meterme en esta especie de zulo, esta supuraba a cada tirón que daba, haciendo que mi hombro febril palpitase desde el interior en un aviso de que parase mi avance. Aun así logré recostarme al lado de Jason, el cual estaba esperando mi reposo junto al suyo en la pared, para proseguir con la explicación. –“Si soy sincero, yo ya me imaginaba algo así por su parte. Hyter siempre nos ha odiado a todos sin excepción. Aunque no es de extrañar. Cuando era pequeño sus padres también murieron a causa de las bestias que asolan este pueblo, pero como eran campesinos no recibió ningún trato de favor por parte de ninguno de nosotros. Simplemente lo recogieron los testaferros malherido, y lo pusieron a trabajar limpiando probetas, y demás. Tengo entendido que cuando te secuestraron, te pusieron a su lado para que te tuviese controlado, pero una noche, Henry y Jeremias, el marido de Magda, irrumpieron en la habitación para llevarte con ellos abandonándole a él en el sanatorio. Según me contó Henry, Hyter quiso irse también con ellos, pero Jeremias no se fiaba, así que de un empujón lo apartó de su lado y echaron a correr contigo. Desde entonces Hyter se dedicó a  prepararse para ser el líder de la organización, y acabar de una vez por todas con todos nosotros. Las bestias y lo demás le dan igual. Él solo quiere apartar a Larson del camino para hacerse con el control absoluto, y aplastarnos a todos como vulgares cucarachas. Por eso el apartar al crío del juego era un plan maestro. Nos hace daño tanto a nosotros como a Larson. Nadie sale impune de ello, y él consigue una ventaja enorme con respecto a los dos bandos. Es retorcidamente asqueroso, pero brillante.”-

Jason se acomodó con un suspiro mientras yo aún asimilaba sus palabras. Henry, el propio Henry el cuál había sido mi mayor apoyo en este pueblo desolador, había dejado atrás a un chico que le había suplicado que le llevase con él. Aun no podía creerlo. Era algo imposible viniendo de una persona tan altruista y bondadosa como lo era él. Por eso, haciendo caso omiso del dolor que me profesaba mi hombro, roté mi cuerpo para visualizar perfectamente a Jason, y le dije. –“Lo siento pero no puedo creérmelo. De Henry no. Él no dejaría a nadie en la estacada por mucho que un amigo suyo se negase a rescatarlo. No era de esa clase de persona y tú lo sabes. Tiene que haber otro motivo por el que Hyter se quedara con los testaferros”-. Jason volvió la cabeza para mirarme mientras suavemente, me negaba mis palabras con el dedo índice. –“Tomek, tienes que pesar que no puedes jugártela siempre por alguien que reclame tu ayuda. Henry en alguna ocasión me dijo que le dio lastima dejarlo allí, pero tanto él como el resto sabíamos que fue una decisión acertada. A saber que hubiese ocurrido si lo hubiéramos traído a nuestro band…”- Jason interrumpió la conversación justo en el preciso momento en que sentimos el cerrojo de la puerta ceder ante la persona que intentaba abrir la puerta en estos momentos. Juntos, intentamos levantarnos a duras penas dadas las heridas que mellaban nuestro cuerpo. Con muchas dificultades logramos hacerlo, y para cuando Hyter irrumpió en la sala, nos encontró a ambos haciéndole frente sin vacilación. –“Buenas tardes caballeros, ya veo que siguen tan activos como siempre. Perfecto. Así podrán disfrutar mejor del espectáculo.”-Dicho esto Hyter se echó a un lado en silencio, y dejó que la puerta abierta iluminase parcialmente la estancia donde nos encontrábamos, dejándonos claramente atónitos ante su movimiento.

No voy a mentir. La posibilidad remota de que nos estuviese dejando en libertad cruzó mi mente como un resorte al oír estas palabras de su boca. –“Les interesará saber que he hecho un pequeño trato con el señor Jack Alvery para asegurarme su silencio. El señorito Larson no sufrirá daño alguno por mi parte en lo que le reste de vida. En lo que a ustedes respecta, caballeros, también se ha llegado a un interés común que creo que beneficiará a todos”-. Era el momento decisivo. Podría ser que Jack se hubiese inventado cualquier excusa para sacarnos de ahí, y gracias a la extorsión hacia Hyter, este hubiese cedido a liberarnos en pos de salvaguardar su mentira. Ahora tan solo teníamos que buscar una forma de sacar al chico de aquí, y ya estaba todo hecho.

Esperé impacientemente a que Hyter siguiera con la explicación mientras mi compañero se tensaba por momentos ante la impaciencia. Él era mucho más desconfiado que yo, y no era para menos, estábamos a la merced de uno de los hombres más sádicos del lugar. Por eso no me sorprendió que Jason le retase con las siguientes palabras. –“Vamos, escúpelo de un vez. Dinos inmediatamente que demonios va a pasarnos”-. Jason levantó con orgullo la cabeza para hacerle frente a Hyter, el cuál seguía con el semblante sereno sonriendo con suficiencia a las palabras de mi amigo. –“Descuide señor Alvery, lo descubrirá más pronto de lo que cree”-. Y sin más dilación, se sacó un manojo de llaves de su habitual bata blanca, y se dispuso a abrir otra puerta que tenía a su izquierda, la cual no habíamos tenido constancia de ella hasta ahora, debido a la escasa visibilidad que teníamos en la estancia.

Con escepticismo pude observar cómo habría la puerta y la dejaba también abierta, exactamente igual que la anterior, pero con un atisbo diferente. De la primera salía una luz penetrante que inundaba la habitación, de esta sin embargo, un ruido hueco indicaba entrever que una criatura habitaba en su interior. Ahora ya sabía de donde procedían los ruidos que escuché al despertar. La habíamos tenido al lado todo el tiempo, haciendo que nuestra posibilidad de escapar fuese desde el principio una ilusión expuesta por ese retorcido ser que ahora se apartaba prudencialmente del hueco expuesto para salir impune de dicho tormento. –“Por desgracia señores, ustedes no correrán la misma suerte que el muchacho. Denle recuerdos al señor Jameson de mi parte en el otro mundo”-. Ese fue mi tope. Podría soportar toda clase de vejaciones, pero que en dicho momento, con la parca mirando nuestros rostros bañados en la desolación, se aventurase a mofarse no solo de nuestra inminente muerte, sino también de la de mi querido amigo Henry, era algo que no podía dejar pasar. Por eso, ignorando todo el dolor, el cansancio, y los gritos de Jason que ya me estaba profanando al ver que me adelantaba con rapidez al doctor, intenté con todas mis fuerzas abalanzarme sobre el para que al menos cayese en desgracia con nosotros, pero una vez más sobreestimé sus capacidades, pues de un gancho con su enorme musculatura, me dejó noqueado al instante, haciendo que mi visión se tornase a rojo intenso por unos segundos. Tuve que apoyarme en la pared para no caerme de bruces contra el suelo, y esperar ahí por el segundo asalto. Pero este nunca llegaría, pues aprovechando la distracción de mi ataque, Jason si logró golpearle, o al menos eso intuí al escuchar el ruido de unas gafas rompiéndose en medio de todo ese caos, y aprovechando el momento. Mi amigo me agarró por mi brazo bueno, y corrió junto conmigo hacia la puerta abierta que nos indicaba el camino hacia la libertad, seguido por el malnacido médico, y unos pasos pesados que me imaginé que serían de la criatura que aguardaba su momento de gloria. Juntos logramos cruzar el umbral, pero entonces en vez de seguir adelante, Jason agarró el pomo de la puerta, y comenzó a cerrarla para que Hyter se quedase encerrado con el abominable monstruo que él mismo había liberado. Nuestro odiado doctor, llegó hasta su posición rápidamente, haciendo fuerza contraria para abrirla del todo y darnos caza, por lo que Jason decidió que necesitaba la ayuda de mi persona para salir victorioso de esta encrucijada. –“¡Tomek, sé que estás mareado pero necesito tu ayuda ahora mismo!”-. Jason apretó los dientes, y tiró con todas sus fuerzas hacia su favor pero el médico no cedía, tenía las de ganar, y lo sabía. Debía hacer algo aunque eso fuese en contra totalmente de mi moralidad de abandonar a alguien a su suerte, por mi amigo, y por todos nosotros. Así que en ese momento de pánico absoluto, lo comprendí. Comprendí lo que Jason quiso decirme antes en la sala, comprendí por qué Henry había abandonado a Hyter a su suerte en ese lugar de mala suerte. Y comprendí que si no ayudaba a mi amigo por salvar una vida maligna a causa de mis valores, otras cientos miles de ellas perecerían por mi decisión. Así que raudamente, me situé al lado de mi amigo, y con mi hombro bueno, hice acopio de toda mi fuerza, logrando cerrar la dichosa puerta, condenando tras de sí, al hombre más vil que había conocido en mi vida.

Si soy completamente sincero, no puedo afirmar como me sentía en dichos momentos, pues con una premura exacerbada, en cuanto se cerró la puerta Jason me gritó que echara a correr hacia las escaleras más cercanas, por lo que teniendo en cuenta el motivo principal de mi visita, le expuse a Jason entrecortadamente por el esfuerzo, el detalle del que se había olvidado hasta el momento. –“¡No podemos irnos sin Cameron, Jason! ¡Tenemos que intentar sacarle de este infierno por todos los medios posibles!”- Jason que ya había echado a correr mientras yo le seguía por el sinuoso pasillo, contestó a mis palabras como si lo que hubiera dicho era lo más obvio del mundo. –“¡Pues claro idiota, ¿A dónde te creías que íbamos sino? Nunca dejaría atrás a ninguno de los nuestros! Esas escaleras dan al piso superior. Si las seguimos encontraremos la planta donde se encuentra Cameron, ¡venga, muévete que no tenemos todo el día!”-. Y así, con una sonrisa en la cara dada por el orgullo que me profesaba la determinación de mi amigo, fuimos camino de rescatar a nuestro compañero para poder huir al fin, de este maldito lugar.


Avanzamos por la ruta previamente seguida con Jack, hasta dar con la habitación del chico, donde irrumpimos sin aliento, y medio mareados por el esfuerzo. Esperábamos encontrarnos a Jack con él, y hacerle frente como pudiésemos para poder llevarnos a Cameron lo más pronto posible, antes de que algún empleado se percatase de nuestra presencia, o de la ausencia de Hyter, y nuestra oportunidad de huir se esfumase. Pero nuestra sorpresa fue mayúscula cuando nos dimos cuenta de que en la habitación no se encontraban ninguno de los dos mencionados, ni el chico, ni el hermano de mi amigo. La cama donde reposaba Cameron estaba ahora vacía, y tan solo un papel doblado por la mitad reposaba en la almohada como toque disonante a una habitación sanitaria normal. Antes de darme cuenta si quiera, Jason ya había cogido dicha misiva, y se disponía a leerla, pero le frené antes de que pudiera hacerlo por miedo de empeorar su salud. –“Déjamela a mí, te la leeré en alto para que no tengas que forzar el ojo que aun te queda operativo”-. Y con dichos ecos, mi amigo cedió esperando que pronunciase las palabras adecuadas que nos explicasen donde estaba nuestro querido amigo.

“Hyter, diría que siento haberte engañado, pero si así lo expusiese mentiría. Eres el ser más despreciable y miserable que he conocido nunca. Así que créeme cuando te digo que esto me resulta más sencillo de lo que se podría esperar en un principio. Llevo toda la vida observándote, y por fin he podido pillarte en un descuido. Aprovechando que estás más pendiente de los cazadores que de otra cosa, me llevo a Cam conmigo, para poner a Larson de mi parte, y así acabar contigo de una vez por todas. Mentiría si dijese que no espero morir por mi supuesta traición a la orden que conlleva todo este asunto, pero acepto con gusto la muerte si con ello consigo arrojar una luz de esperanza a este caos en el que vivimos todos sumergidos. Así que Hyter, recuerda esto, porque quiero que te venga a la memoria cuando estés cara a cara con la muerte. No eres el rey, ni la reina, ni si quiera un alfil. Eres un mísero peón que se ha creído lo suficientemente fuerte como para entorpecer el verdadero propósito de todos en este lugar. El tener una vida pacífica y feliz. Así que disfruta de la decepción, y de tu próxima muerte, demonio.
Jack Alvery”.


En cuanto dejé de leer Jason y yo nos quedamos petrificados en el sitio, asimilando la situación. Ahora la sartén estaba firmemente sostenida por nuestra mejor y peor opción al mismo tiempo. Solo esperaba que con todo este sin dios, el pobre Cameron no sufriese más de lo que había padecido como diana de todos los testaferros. Estando por una vez la buenaventura de su lado.

Eso es todo por hoy. Si entran en Dunwich no olviden repasar sus lecciones de ajedrez. Puede que un olvidado caballo les haga jaque en la misma misiva del olvido.
Con afecto.

Tomek Sikorski

viernes, 22 de julio de 2016

22. Confinado en el infierno (Tercera parte).

Nota: Tercera parte del veintidosavo capítulo del relato, para ir al primer capítulo pulse aquí:  Capítulo 1

Para ir a la primera parte del veintidosavo capítulo pulse aquí:  Primera parte

En cuanto sentí el resonar de las balas creí que me desmayaba del espanto visualizado. Al pobre Charlie no le había dado tiempo a reaccionar cuando su cuerpo recibió tal impacto y se quedó inerte para siempre. Yo por mi parte, comencé a gritar al ser abominable que había hecho tal atrocidad, sin importarme si quiera lo que fuera a ocurrirme a mi después de tales palabras. –“¡¿¡Pero qué has hecho!?!  ¡¿¡Te has vuelto loco!?! Creía que eras diferente al resto de estos monstruos y vas y… ¡eres horrible! ¿Acaso no te importa el daño que infrinjas con tal de salirte con la tuya?”- Las palabras salían entrecortadas de mis labios mientras sentía la rabia fluir en mi interior. Con la ayuda de Jack hacia Cameron pensaba que quizás habría una forma de entender al hermano de mi amigo, pero acababa de darme cuenta de que tan solo había sido una ilusión producida por mi costumbre de intentar ver la bondad ajena por muy escondida que pueda estar en su interior. Jack actuaba simplemente por su propio interés sin tener en consideración a nadie más que su persona. Por eso no me sorprendí en absoluto cuanto me dedicó estas palabras en respuesta a mis ataques. –“Oh, vamos, Tomek. No te pongas sentimental. Si vas a sufrir por todo aquel que conoces de unos segundos no vas a parar de ser un mar de lágrimas. Créeme, aunque no lo he hecho por ello, esto ha sido lo mejor para ambos. Ese tipo te hubiese despellejado en cuanto hubiese tenido la mínima oportunidad”-. Dicho esto se acercó a mi camilla donde me encontraba sujeto, y comenzó a desatarme sin más dilación. Haciendo el menor caso posible al cadáver que tenía justo a sus pies en la esquina de la sala. –“Ni te acerques. O juro que acabaré contigo en cuanto me aflojes una sola extremidad”-. Mis ecos debían resultar extraños salidos de una persona tan pacifica como yo, pero a Jack eso no debió resultarle atípico, o al menos no le importó lo suficiente, porque haciendo caso omiso de mis amenazas, me expuso una tentativa difícil de rechazar. –“Te recuerdo que aunque estemos con los papeles cambiados, sigues sin ser yo. Por mucho que me amenaces jamás conseguirás noquearme como hice yo contigo. Vamos, colabora que nos vamos a ver a Cameron”-. Y así, el que era mi más mortal enemigo, continuó desatando mis ataduras para llevarme al corazón de los testaferros, donde la persona que más anhelaba ver se encontraba custodiado por los mismos captores que ahora mismo me estaban liberando.

Tras un interrogatorio fallido sobre el porqué iba a querer llevarme Jack ante mi amigo, este solo me soltó un –“Quiero que veas por ti mismo una cosa. Venga, no discutas más y vámonos”- antes de soltarme por completo, y ayudarme a incorporarme de la camilla donde estaba recluido.


Con toda la adrenalina había pasado por alto mi debilidad latente, pero en cuanto me levanté sentí como todos mis sentidos volvían a abandonarme momentáneamente, haciéndome tomar un ligero descanso antes de hacer que mis pies tocasen el suelo listos para irnos. –“¿Ves a lo que me refería? Mira cómo te han dejado esos tipos a la menor oportunidad. Si no llega a ser por el estirado de Hyter a saber si estarías vivo en estos momentos”-. Jack me agarró de un brazo, e intentó hacer que me pusiera en pie para estabilizarme. Yo, muy a mi pesar, me ayudé de su sujeción para no irme hacia el suelo, y le pregunté lo que más me inquietaba en ese preciso momento. –“¿Por qué demonios me ayudas si la última vez que supe de ti dijiste que me matarías en cuanto me vieses? ¿Es que acaso ya no eres el hombre de palabra del que te orgullecías ser?”- Como tenía los ojos cerrados a causa del mareo pertinente no pude observar su reacción, pero pude adivinarla por el tono divertido de su voz. –“¡Menudo moralista estás hecho, Tomek! Como bien has dicho, yo solo me muevo por mi propio interés. No soy persona de fijaciones innecesarias como mi hermano. Así que si te estoy sacando de aquí no es porque quiera compartir contigo una copa, y hacernos amigos. Es simplemente, porque quiero que descubras algo para que dejes de ser el cachorrito indefenso de Larson. Eso es todo”- Y como si nada, me ayudó a ir hacia la puerta donde comprobó antes de soltarme mi equilibrio, y con una voz mucho más potente para hacerse oír a través del ruido, me expuso. –“Muy bien. Llega la diversión. Espero que estés a la altura porque no pienso cargar contigo. Yo iré por delante para ir ventilando a esos incordios, y tú me vas a seguir hasta donde yo vaya, ¿entendido? Te advierto que como te vea hacer algún movimiento sospechoso, o te encuentre escapando a mis espaldas, no dudaré en dispararte, así que se buen chico, y no defraudes al crio. Venga, vámonos.”- Y así sin esperar confirmación alguna por mi parte, se adelantó en un averno que me dejó atónito en cuanto enfoqué el pasillo hacia la libertad.


En cuanto visualicé la panorámica de la estancia me quedé petrificado de la impresión. Esto no era como nuestros enfrentamientos con los testaferros, o con las criaturas. Esta vez se podía observar como una masacre estaba teniendo lugar entre dos bandos de un mismo lugar. Campesinos de ambas facciones se estaban atacando con lo que tenían en su poder. El grupo unido a los testaferros tenía como ventaja a los sanitarios con sus armas correspondientes, mientras que la comunidad que había reconocido como los compañeros de Charlie, se habían apañado con las herramientas del campo, y unas pocas armas que tenían repartidas entre los más aventajados.

Todo esto formaba una batalla campal para la que no estaba preparado en estos momentos. Pero haciendo acopió de mis pocas fuerzas, me esforcé por dejar de pensar en toda esa pobre gente que estaba perdiendo la vida, y me dispuse a seguir a Jack por el camino que me iba abriendo entre todo ese infierno por el bien de Cameron, y por mi propio plan de escape de este pueblo bañado en la locura.

Jack no tuvo la tentativa de comprobar que me encontraba a sus espaldas ni una sola vez. Concentrado en su misión, iba dando empujones, y algún que otro puñetazo a aquellos ilusos que se atrevían a encararle haciéndome a mi participe de su poca moralidad al respecto. Solo hubo un momento en donde el hermano de mi amigo, redujo su marcha para acercarse a Hyter situado a un lado del edificio con un arma en la mano, protegiendo una puerta de la que no tenía conocimiento hasta ahora. –“Me lo llevo a la sala Este para sacarle de todo este embrollo. Con todo esto solo faltaba que Larson nos matase porque este imbécil hubiese conseguido escapar gracias a toda esta confusión”- Jack sonaba totalmente despreocupado a la hora de mentirle a ese médico tan amenazante. Era tan natural que empecé a dudar de si ese hombre era un temerario, o simplemente lo tenía todo controlado. Hyter por su parte, apartó su atención un segundo de sus objetivos para contestarle a Jack de manera neutral, como si la idea de que me fuese de sus dominios no fuese para nada descabellada. –“De acuerdo, pero contrólale un poco más, Alvery. Con su historial es capaz de unirse a los campesinos a manos desnudas.”- Su comentario hizo que apretase los dientes de la molestia que me habían causado sus palabras. Sabía que era una persona pasional que se arriesgaba en sus actos por hacer realidad un mundo mejor, pero la manera en que lo había expuesto Hyter, como si yo fuese un idiota que se iba con el primero que se encontrase, no me parecía nada decoroso por su parte. No obstante, no respondí a su ofensiva. Ese no era el momento de encararme a él. Estaba a punto de reunirme con Cameron, y eso era lo que realmente me importaba en estos momentos. Así que me quedé a un lado mientras Jack afirmaba su petición, y me fui tras de él raudamente dejando al doctor con su labor de exterminación a mis espaldas.

Al reemprender la marcha, continuamos con nuestra labor unos metros más adelante hasta dar con una puerta cerrada con llave, semi escondida a la derecha de nuestro emplazamiento, sin luz en el techo que la iluminase. Al darse cuenta de su presencia, Jack no tardó un segundo en acudir hacia ella, mientras rebuscaba en su bolsillo un manojo de llaves que comenzó a separar para buscar la pieza deseada. –“En cuanto abra la puerta pasarás tu primero pero te quedarás al otro lado de la puerta hasta que yo me adelante por si alguno de estos pirados se les ha ocurrido subir al piso superior, ¿estamos?”- No contesté a su pregunta. Ni si quiera lo intenté. Sabía de sobra que sería una pérdida de tiempo el intentar meter baza en esta situación así que sin más dilación me dispuse a entrar en cuanto la puerta estuvo abierta, pero a mitad de camino me quedé congelado al oír un grito desgarrador en el pasillo que habíamos dejado a nuestras espaldas. En cuanto lo escuché me giré para intentar visualizar lo que había pasado, pero entonces la mano de Jack que ya se encontraba detrás de mí, me agarró la cabeza y me empujó hacia delante diciendo. –“Déjate de intentar hacerte el héroe, y entra de una vez”-. Haciendo imposible que la escena entrase en mi campo de visión. Por lo que no me quedó más remedio que seguir su mandato, y continuar con el plan estipulado, dejando que una vez dentro, y con la puerta bien cerrada, él fuera otra vez en cabeza, liderando la sinuosa marcha emprendida por un estrecho pasillo inundado en oscuridad.

Continuamos por ese estrecho habitáculo durante unos metros más, en la absoluta soledad. Si antes no podía casi ni visualizar la espalda de Jack por todo el humo y derivados que se habían adherido al ambiente de guerra del pasillo inferior. La transacción al superior estaba siendo parecida de diferente forma. Pues la falta de luz hizo que chocara contra mi acompañante en más de una ocasión. Por suerte, esto no duró durante mucho tiempo, pues en la más pronta lejanía, los translucidos rayos de luz que se colaban por las rendijas de otra puerta, nos indicaban silenciosamente que estábamos llegando al piso superior.

Utilizamos dicha luz como guía, y  apresuramos el paso hasta llegar a su localización, donde con la misma técnica empleada que antes, los dos nos adentramos en la segunda planta de ese laboratorio que parecía diseñada con la misma estética que la anterior, con la diferencia que esta planta no había sido arrasada por los atacantes. Se encontraba completamente intacta, ajena a lo que le ocurría a su compañera en el piso inferior.

Continuamos por ella nuestra andadura unos cuantos pasos más, de una manera más pausada. Haciendo que Jack se fijase mejor en las habitaciones para encontrar certeramente en la que se encontraba Cameron. –“A ver, Tomek, te lo digo ahora para que no te pille de sorpresa. Puede que te encuentres a Cameron en un estado en el que no desearías que estuviese, pero por más rabia que te de verlo así, ni se te ocurra ponerte a gritar, ni nada por el estilo. Se supone que esto es un alto secreto de Hyter que ni el propio Larson conoce, así que si nos descubren tendremos más problemas de los que hayas tenido en tu vida, ¿lo captas?”-. Jack siguió observando los carteles expuestos en las puertas mientras me daba tal información, sin ni si quiera notar que me había dejado completamente descolocado con tal información. Yo por mi parte, me apresuré a ponerme a su lado para pedirle personalmente explicaciones de lo que estaba diciendo con tales argumentos. – “Espera un momento. ¿A que te refieres con que no me va a gustar lo que voy a ver en Cameron? ¿Se encuentra mal? ¿Alguien le ha hecho algo?”- Mis preguntas salían a borbotones de mi boca mientras buscaba con ellas una respuesta inmediata que aliviase mi preocupación, pero en vez de recibirla de sus labios, Jack creyó más conveniente que me contestase a mí mismo, mostrándome la puerta en la que en el interior se encontraba mi amigo. –“Será mejor que lo compruebes por ti mismo”- me dijo. Y sin más abrió la puerta que traía consigo la desolación de su estampa.


En cuanto se abrió camino hacia la habitación, pude observar a sus espaldas como Cameron permanecía sentado en una cama tranquilamente, como si esperase la llegada de algún visitante. Eso me llenó de alegría al instante. Al verle de nuevo en ese estado toda preocupación que había en mi mente se había esfumado por completo. Cameron estaba bien, sin aparente daño en su cuerpo excepto por unos tubos que rodeaban sus brazos para administrarle los medicamentos, y una venda que le rodeaba la cabeza en la que su pelo había sido cortado casi al ras por los sanitarios. Parecía que le habían dado una nueva imagen más adulta después de todo. Me lo quedé mirando con una sonrisa en los labios, y al visualizarle tan detenidamente me di cuenta de que aún no se había percatado de mi presencia, así que, adelantando a Jack, me posicioné por delante de él para que el chico pudiese verme, y alegrar así esa cara tan seria que se le había puesto en este cubículo. – “¡Cameron! Qué alegría poder verte de nuevo. Ni si quiera sabía que estabas en el mismo edificio que yo ¿Cómo te encuentras? ¿Te han tratado bien por aquí?”- Mis preguntas surcaban los aires con una alegría infinita, pero desgraciadamente no obtuvieron respuesta. Cameron seguía mirando fijamente a la nada sin darse cuenta si quiera que me había acercado tanto a un lado de su cama que casi podía tocarle con mi mano. –“Cameron. Ey, Cameron. ¿Qué te pasa? ¿Estás así por Jack? No te preocupes, yo estoy aquí para protegerte. ¿Puedes oírme? Soy yo, Tomek. Mira Cameron aquí estoy. Soy yo. ¿Me recuerdas?”- Nervioso por su falta de contestación, me puse en su rango de visión pero seguí sin obtener respuesta alguna. Cameron seguía mirando a la nada aparente con ojos apáticos, y sin expresión ninguna en el rostro. Desesperado por hacerme notar, comencé a agitar una mano en frente de su cara, pero fue inútil. No fue hasta que empecé a zarandearle suavemente para que reaccionase, cuando Jack se dedicó a intervenir para explicarme la dura realidad. –“Déjale, no vas a conseguir nada con eso, Tomek. Lleva así días. Al menos que yo sepa. Me lo encontré de la que me puse a indagar un poco entre los papeles de Hyter. Nadie más debe saber que está aquí. Al menos su padre, de eso estoy seguro. Él piensa que está internado en el sanatorio bajo el cuidado de los médicos mientras Hyter busca una cura. Si se llega a enterar de esto, ese medicucho ya estaría criando malvas”-. Mientras me hablaba, miraba a Jack con ojos de desconsuelo mientras mis manos aun aferraban el cuerpo de Cameron. Esto era una pesadilla. La única persona que creía en mí, hasta tal punto de confiarme sus más profundos secretos en su lecho de muerte. Aquella dulce persona que me sonreía, y que me había ayudado en todo lo posible en los momentos más duros de mi vida, había sido pasto de las manos de ese bruto sin corazón en el que su padre confiaba hasta la muerte.

– “No puede ser. Esto no puede estar sucediendo, Jack. Algo habrá que podamos hacer para que vuelva a ser el que era. ¿De dónde habías sacado esa medicina? A lo mejor si se la damos vuelve a ser el que era. Tú no tienes que hacer nada. Tú solo dime donde está, que ahora mismo voy corriendo a por ella”-. Mientras hablaba mi voz se quebraba en un agónico suspiro llevado por la desesperanza. Ni si quiera era capaz de mirarle mientras le pedía tal deseo. Mis ojos no podían moverse del chico que no había hecho ni un movimiento desde que habíamos llegado. –“No podemos hacer nada. Le han operado ¿o es que no lo ves? Ahora lo más que hace es babear en esta cama mientras le mantienen con vida a través del suero que le han conectado al brazo”-. Sus palabras encendían aún más mi alma que se negaba a creer todo lo que estaba sucediendo en este momento. Me dispuse a gritarle. A echarle todas las culpas de algo que él no había hecho solamente por pura frustración, pero en el momento en que me dispuse a encararle por fin desde que habíamos llegado a la estancia, su voz volvió a mí de una manera completamente diferente a como la había escuchado hasta estos momentos. –“¿Pero qué está pasando aquí?”- Extrañado por su incredulidad y suavidad en su tono de voz, me di la vuelta esperando alguna reacción de sorpresa. Pero sin poder creer lo que veían mis ojos, la estupefacción me la llevé yo, al visualizar en el marco de la puerta a la misma cara que estaba viendo unos metros más cerca de mí, y que ya miraba también en dirección al sonido. Jason se encontraba en la entrada de la habitación con los ojos abiertos como platos, o más bien el ojo, pues llevaba puesto un vendaje en el ojo derecho manchado con algo de lo que parecía su sangre. En cuanto lo vi, me incorporé del todo, dejando al chico por primera vez desde que llegué a la habitación, mientras oía a Jack darle la bienvenida como solo él sabía hacerlo. –“Vaya, vaya. Mira a quien tenemos aquí. ¿Quién te ha hecho eso en el ojo, Jason? Me gustaría invitarle a un trago. Ya sabes. Para agradecerle la labor”-. Jason, que estaba fijo en Cameron y en mí, ignoró la bravuconería de su hermano, y tan solo dijo unas palabras dirigidas a mi persona, tan heladoras, que hizo que mi cuerpo se paralizase ante su súbita presencia. –“Ya me estás explicando que demonios está pasando aquí, Tomek, con una buena excusa. Porque como sea verdad eso de que ahora estás de su lado juro que te mataré aquí y ahora”-.

Continuará…

viernes, 15 de julio de 2016

22. Confinado en el infierno (Segunda parte).

Nota: Segunda parte del veintidosavo capítulo del relato, para ir al primer capítulo pulse aquí:  Capítulo 1

Para ir a la primera parte del veintidosavo capítulo pulse aquí:  Primera parte

En cuanto escuché sus intenciones no respondí nada al respecto. Me limité a asimilar la situación, y a elaborar un plan que la solventase. Que Hyter iba a estar en contra de todo esto convirtiéndose en un muro difícil de salvar era algo que ya había previsto. Pero que llegase a exponer abiertamente que todo lo que realizaría por la salud del hijo de su compañero iba a ser una farsa me pareció ir demasiado lejos, ya que por mucho que el chico se uniese a nuestra causa, y le provocase algún que otro problema, su padre confiaba en él, y le estaba pidiendo ayuda para salvar lo que consideraban su mala salud. Lo mínimo que podía hacer era intentar por algún medio llevar ese hecho a cabo. No venir con su molesta suficiencia diciendo que estaba todo perdido sin apenas intentarlo.

Hyter por su parte, continuó con su falsa labor analítica hacia mi persona, mostrándome las extrañas láminas que había recogido con anterioridad. – “Verá señor Sikorski. Este procedimiento es muy sencillo. Yo voy a ir enseñándole unos dibujos, y usted me responde sí reconoce al ser o a la persona que estén expuestos en ella. ¿Lo ha comprendido bien?”- Asentí al aire, pues aunque él mismo había formulado la pregunta, esta había sido de lo más formal. Ni si quiera me miró rápidamente para observar que mi respuesta era afirmativa, simplemente recogió de su regazo la primera lámina y me mostró su contenido con total tranquilidad. – “Dígame lo que ve en estos trazos”-. En cuanto mis ojos se posaron en el papel me quedé de lo más estupefacto. No había mucho que adivinar como para saber que lo que me mostraba en esos momentos era una de las criaturas que residían en este pueblo. Más concretamente, era exactamente del mismo tipo de criaturas que me habían atacado en el bosque, la noche en que conocí a Henry. Por ello, como si de una regresión de ese mal sabor de boca volviese a mi mente, me sentí plenamente desolado ante su presencia, y el recuerdo de la ausencia de mi amigo.



Malogradamente intenté buscar las palabras entre tanto agobio repentino, mientras que Hyter seguía esperando pacientemente por mi respuesta. Sus fríos ojos se clavaban en mi rostro mientras yo luchaba por mantenerme aparentemente sereno al menos para no demostrar el tremendo desconsuelo que llevaba en mi interior. Finalmente opté por ser conciso al respecto para no hablar más de la cuenta, y descubrir así mi agonía sufrida por la odiada pérdida de mi amigo. – “Es una de las criaturas que me atacó en el bosque según llegué a este pueblo. Está muy bien dibujada, aunque la recuerdo con los brazos más largos, y su figura más encorvada”-. Mientras hablaba Hyter apuntaba mis palabras en el dorso de la figura, y puso en marcha el protocolo de pasar a la siguiente. – “Muchas gracias por el alago, señor Sikorski. Yo mismo las he dibujado teniendo en cuenta los pensamientos del joven Larson, y los suyos propios. Muy bien, continuemos con la siguiente”-. Hyter expuso la siguiente cartulina y en ella se encontraba la criatura que ambos habíamos sufrido en el último ataque al sanatorio, donde se coló por una ventana mientras Hyter y yo discutíamos. Esto era de locos. Solo estábamos los dos en la sala y sin embargo estaba dejando entre ver que eran alucinaciones nuestras cuando él mismo las había sufrido en sus carnes. Volví a mi itinerario de contestar lo más escuetamente posible, y así seguimos hasta que recorrimos unas cuantas criaturas más con rasgos similares que habíamos encontrado en alguna que otra ocasión. Solo hubo un par que no logré reconocer. Una especie de bestia roja, y una figura amoratada demasiado delgada como para mantenerse en pie. En cuanto expliqué mi falta de conocimiento tras esas monstruosidades, Hyter simplemente se limitó a explicarme que esas parecían ser solamente obra de Cameron, y les añadió una cruz roja en un lateral, para diferenciarlas del resto. En cuanto acabamos, Hyter me ordenó salir de la estancia, y me acompañó a mi habitación cerrándola con llave, sin siquiera decirme que día volvería a visitarme. Tan solo se limitó a exponerme que tendría noticias suyas pronto, y se fue en silencio, dejándome a solas con mis pensamientos, una vez más.


Después de ese día, la rutina del aislamiento volvió a ponerse en marcha como en antaño, excepto por alguna diferencia. Los trabajadores ya no se encontraban por los alrededores de la estancia excepto en las horas de las comidas, donde por sorpresa, el café había sido eliminado de mi dieta por órdenes del doctor. Sinceramente, sabía que el hecho de retirarme el café había sido un aviso sobre quien mandaba en el lugar, pero si Hyter se creía que con eso iba a dejar de hacerle preguntas impertinentes, y a contestarle con franquedad podía esperar sentado. No iba a dejar que un tirano con demencia me viniese a controlar mi convicción, por muchas prohibiciones que me hiciese. Así que lo único que hice ante tal negativa, fue resignarme, y disfrutar más adecuadamente del té que me servían en su ausencia.


Todo este proceso rutinario se alargó por dos días bañados en calma, estirados hasta el tercero que obtuve la visita de una mujer con aspecto de sanitaria en un horario que no estimaba comida alguna. Sin llamar si quiera a la puerta pude observar como la mujer irrumpía en mi habitación con un set de utensilios médicos, y se preparaba para una labor desconocida totalmente para mi persona. – “Vengo a ponerle esta inyección por orden del médico. Así que túmbese y levántese la camisa”-. Dicho esto, la mujer comenzó a preparar su labor mientras yo la miraba extrañado. Nadie me había explicado nada de ninguna inyección en dicho proceso, por lo que me aventuré a preguntar a la mujer que en qué consistía tal prueba. – “Disculpe, pero no tenía noticia de que esto fuese a suceder. A mí me habían comentado que debía estar limpio de cualquier fármaco para poder proceder con las pruebas. ¿Está usted segura de que dicha labor iba encaminada hacia mi persona?”-. Me quedé mirando como la sanitaria reaccionaba a mis palabras de manera cansada, como si estar en este lugar fuese igual que sufrir una tediosa tarea. Sin fijar la vista en mí, siguió con su labor en silencio, y una vez terminada la preparación, se acercó a mi persona con la jeringa levantada, y respondiéndome lacónicamente a mis palabras. – “El doctor ha pedido expresamente que le de este medicamento antes de la prueba, así que por favor, colabore”-. Sus palabras tenían un subtono cortante que daban a entender que no daría más explicaciones al asunto por más vueltas que yo le diese, por lo que no me quedaba más remedio que resignarme y obedecer su mandato, sin saber bien porqué realizaba tal misión.

En cuanto terminó su labor, rápidamente recogió sus cosas y se fue sin apenas despedirse, dejándome a solas de nuevo con mis pensamientos. Al principio no lograba comprender para que necesitaría un fármaco para la siguiente prueba, pero en cuanto el calor empezó a aflorar en mi pecho, me deshice de ese pensamiento, y me centré en no enfermar más de lo que me estaba poniendo, ya que mis sentidos comenzaban a adormecerse por momentos, llegando a tener un penetrante mareo que me impedía permanecer erguido por menos tiempo del que necesitaba.

Viendo mis afecciones decidí tumbarme un rato en mi lecho para apaliar los síntomas. Nunca había sido muy aficionado a los pinchazos, y menos por alguien tan hostil como esa enfermera, así que no era de extrañar que mi mareo se debiese a esa causa. Era algo bastante habitual en mi persona el venirme a bajo en tales circunstancias. Por lo que me lo tomé con serenidad, esperando sinceramente que se me pasara lo más pronto posible, al menos antes de que viniese Hyter a por mí, y me viese en ese estado de debilidad. Pero desgraciadamente eso no fue lo que ocurrió, pues, dándome todo vueltas a mí alrededor, comencé a sentirme francamente mal, hasta el punto de llegar a pedir auxilio entre susurros. Cerré los ojos para no sentir su frenético parpadeo, e intenté quedarme muy quieto a la espera de que el intenso sonido que se había alojado en mis oídos, me abandonase y recuperase así un poco más de mi alma sumergida en este tormento que solo anhelaba un poco de reposo. Un descanso que solo llegaría minutos después con la inconsciencia de mi ser, haciendo que todo mi cuerpo callera en un profundo sueño del que me despertaría horas después envuelto en un interminable caos reinante en el lugar.


Cuando por fin logré abrir los ojos de nuevo, me encontraba en un cubículo nada parecido al que me había abandonado al sueño de la inconsciencia, un rato atrás. Lo primero que me trajo a la vida fue el intenso olor a sangre y desinfectante que llegaba a mis sentidos, pero no fue hasta que escuché a Hyter de primera mano dando órdenes, cuando recuperé plenamente la sensación de viveza al completo. Todos se encontraban de lo más agitados, revoloteando a mi alrededor. Al parecer algo no marchaba bien, y el que yo me encontrase tan atendido me daba una pista de quien podría ser el desencadenante de todo esto. – “Vuelva a inyectárselo para que se despierte del todo. Necesito confirmar que se ha recuperado plenamente antes de salir ahí fuera”-. En cuanto Hyter dio el mandato a Rose que se encontraba a su lado, este me examinó las pupilas mientras se escuchaba un gran estruendo al otro lado de la sala, tan fuerte que hizo temblar hasta los cimientos. – “¡Vamos, dese prisa! Tenemos que solucionar esto antes de que esos energúmenos destruyan todo el laboratorio”-. Al oír a Hyter tan alterado me di cuenta de que algo iba realmente mal. Sino ese hombre de acero jamás dejaría ver su lado tan nervioso delante de alguien como yo. – “No te preocupes. Tenemos en esta sala exactamente lo que quieren, no podrán seguir avanzando sin antes pasar por aquí”-. Rose parecía mucho más calmada ante lo que se les venía encima que él y yo mismo, pues en cuanto expuso sus palabras, inmediatamente me vino la idea de que eran mis amigos los que estaban armando todo este jaleo por salvarme la vida, y salir juntos de ese odioso lugar.

En cuanto mi imaginación comenzó a fluir con la idea, una alegría inmensa comenzó a aflorar en mi pecho, haciéndome ver que no todo estaba perdido. Ya poco importaba el malestar acrecido en mi cuerpo, o lo que me estuviesen haciendo. El hecho de que hubieran venido a por mí me había moralizado tanto que me aventuré a decir. – “Da igual en el estado que me encuentre. No dejaré que les hagáis nada a mis amigos”- entre pequeños balbuceos.

Dichos mis ecos, Hyter y Rose se miraron entre sí extrañados de mis palabras por un momento, pero las prisas les hizo continuar con su labor ignorando mis amenazas. Tan solo Hyter se aventuró a cerrar el tema exponiendo una terrible verdad que ahogaría en desilusión mi corazón. – “Déjese de tonterías, señor Sikorski. Por mucho ego que tenga, ha de saber que las cosas no siempre suceden por su causa. Esta vez vienen buscándole a él. Usted les importa tan poco que hasta le han intentado matar para ser nuestra carga en esta intervención, así que haga el favor de dejarnos hacer en silencio para poder continuar con nuestros propios asuntos por nuestra cuenta”-. Al pasar de sus palabras me fijé en la estancia de alrededor, buscando al señalado por Hyter, el cual era el causante de todo este embrollo. Al principio he de decir que no conseguí ver a nadie, pero en una falta de ruido momentáneo me di cuenta de que una respiración pesada se unía al sonido de los artilugios metálicos que estaban empleando en mi cuerpo para comprobar mi estabilidad, por lo que girando la cabeza todo lo que podía en su dirección, localicé al propietario del sonido delator, semi inconsciente en un recoveco de la habitación. Se trataba de Charles, el campesino que habíamos encontrado en el bosque unos días atrás Cameron y yo. Se encontraba mani atado, y con un terrible aspecto. Lleno de golpes, cortes, y magulladuras. Era casi un milagro que se encontrase vivo estando en ese estado tan terrible de salud. Por lo que me apresuré a pedirles que le atendieran a él antes que a mí. – “Escuchad. Sé que no estoy en condiciones de pedir nada. Pero me encuentro mucho mejor que ese hombre. Deberíais atenderle a él, en mi lugar”-.  Hyter, que ya estaba dando los últimos retoques a mí chequeo, volvió a desbaratarme los planes una vez más, exponiendo los siguientes argumentos moralmente cuestionables. – “Déjese de tonterías, señor Sikorski. A mí solo me exigen mantenerle a usted con vida. Ese mediocre no verá una ayuda de nuestra parte ni aunque nos ofreciera la más absolutas de las glorias. Señorita Emerson, ya he terminado. Ayúdeme a atarle para que podamos irnos tranquilos de aquí”-. Y así me dejaron bien fijado a la camilla en la que estaba tumbado, mientras mis esfuerzos por negociar con ellos resultaban totalmente en vano.


Al dejarme bien sujeto, no pude impedir su marcha cerrando tras de sí, la puerta en la que Charles y yo estábamos confinados. Intenté deshacerme de mis ataduras pero fue inútil, estábamos completamente atrapados sin oportunidad alguna de escapar dado el caos reinante. Me dejé caer pues en mi reposo con un suspiro, y comencé a observar el extraño habitáculo en el que nos encontramos. Al igual que Peep, el propietario guardaba restos de las criaturas en tarros acristalados, pero en vez de encerrarlos en un líquido transparente como hacía el que fue mi amigo, esta persona los guardaba en su propia sangre. Lo que hacía aún más terrorífica si se podía, la escena. Estaba convencido de que esta sala de curación improvisada era sin duda alguna el escenario de mi segunda prueba, ya que podía ver las carpetas de Hyter completamente ordenadas encima de la mesa. Al pensar en ello, casi me alegraba de que hubiera ocurrido este percance. Conociendo a Hyter no podía salir nada bueno de esta combinación de vísceras, y sangre.

-“Gracias, por intentar ayudarme otra vez”- Una voz débil salió del cuerpo malherido del campesino, mientras yo aún seguía ensimismado con mis pensamientos. En cuanto oí su voz, giré la cabeza en su dirección para captar mejor lo que me decía. –“Poca gente hay como tú. Siento que mis amigos te utilizasen de distracción. Si llegan a saber que has sido tan altruista jamás te hubiesen hecho nada”-. Sus escusas parecían aún más convincentes con ese tono dolorido salido de su voz. El hombre estaba haciendo un gran esfuerzo por comunicarse conmigo, así que procuré responderle lo más prontamente posible para que evitara hacer esfuerzo alguno. – “No tiene importancia. Lo he hecho porque he querido, no para que nadie sienta compasión por mí. Si he ayudado en lo más mínimo a echar abajo esta organización con mi sufrimiento, pues bienvenido sea. Lo acepto encantado. Así que no tienes nada de lo que disculparte por ello”-. En cuanto mis palabras surcaron los aires, una risa pesadumbrosa sonó de entre sus labios ensangrentados. Charlie, intentó levantar su malherida cabeza, pero su debilidad era tal que solo podía cabecearla mientras me decía. – “Puedes sentirte orgulloso. Debes de ser el único cazador honrado que aún queda en el lugar. El resto no habría hecho por mí, ni la mitad de lo que tú has intentado en estos días. Eres un gran tipo, Tomek”-. Por la desfocalización de su mirada, me daba a entender que no podía verme muy bien, así que no sería de extrañar que mi cara de asombro ante sus palabras, hubiese pasado desapercibida por su falta de visión. Este extraño hombre no solo conocía mi nombre, sino que estaba juzgando abiertamente a mis compañeros, de una manera que jamás creería que nadie pudiese pensar nada parecido de ellos, por lo que me aventuré a exponer mi punto de vista al respecto de sus ecos. –“Siento disentir con tus palabras, pero es conocido por todos que mis amigos protegen a este pueblo desde que tienen uso de razón. Si se hubiera dado el caso no solo hubieran seguido mis pasos, sino que hubiesen conseguido mucho más de lo que he conseguido yo con mis actos. Eso te lo puedo asegurar.”-. Creí haberles defendido como se debiera pero el campesino debió interpretar mis palabras como un acto de inocencia, pues sacando fuerzas de flaqueza alzó algo más la voz para decir. –“Por favor, no me hagas reír. En el pueblo todos sabemos que ambos bandos son la cara de la misma moneda. Los dos se cruzan acusaciones entre ellos, peleándose en ocasiones por sus miembros, o por ver quien defiende mejor al pueblo, cuando los que de verdad sufrimos somos nosotros. Los campesinos. Aquellos que tienen que vivir con el miedo de ser atacados constantemente por no tener los medios suficientes para defenderse, mientras ven como los que sí tienen dinero y posibilidades, los ignoran metiéndose en una guerra que solo perjudica al verdadero pueblo de Dunwich”-. En dicho momento, Charlie, interrumpió su discurso para toser con fuerza a causa del esfuerzo expuesto en sus palabras. Parecía increíble que una persona pudiese pensar de esa manera de mis compañeros, pero no podía dejar que la ira siguiese circulando por ese cuerpo tan débil, por lo que me apresuré a decir. – “Siento que pienses así, pero míralo de este modo. Pronto vendrán tus amigos a por ti, y podrás recuperarte para hacer frente de nuevo a todos esos tiranos. Ahora intenta no gastar muchas energías. Las necesitarás para salir corriendo de este lugar. ¡Vamos, no desistas!”-. Mis palabras volvieron a causarle el mismo efecto pues con una leve risa casi imperceptible acústicamente hablando, Charlie levantó lo justo la cabeza para que pudiese observar su rostro mientras me decía. – “Yo no tengo altos cargos que me protegen como a ti, muchacho. Yo moriré aquí de las más horribles de las maneras. Lo tengo asumido. Solo espero que mi novia Helen pueda ser capaz de salir de aquí con vida, sabiendo lo mucho que me he esforzado por hacer de este sitio, un lugar mejor”-.

En esos momentos, y con la palabra aun en la boca, Charlie y yo, nos giramos al unísono hacia la puerta para ver como el ruido de la cerradura nos indicaba que tras ese caos constante, había alguien que venía a por nosotros, y lo peor era que con todo el jaleo, no podíamos distinguir si era un aliado o un enemigo el que estaba a punto de aparecer por la puerta. Así que esperando el resultado, me tensé entre mis ataduras implorando en silencio que fuese alguien beneficioso el que estaba a punto de irrumpir en nuestra habitación.


Acto seguido de nuestras observaciones, la puerta se abrió lentamente con un crujido, y como si de un milagro se tratase, Jason entró en la habitación con aire despreocupado, como si el jaleo del fondo del pasillo no fuese con él en absoluto. Al verle, mi corazón comenzó a palpitar a un ritmo frenético dada la alegría que me desbordaba el verle de nuevo en mi vida. Así que, sin importarme si quiera quien pudiese oírme, le expuse abiertamente. –“¡Jason! Qué alegría poder verte de nuevo. Desátanos para que podamos irnos de aquí todos juntos”-. En cuanto incluí a Charlie en la ecuación, este miró fijamente a Jason para saber cuál iba a ser su respuesta ante mi propuesta. Tenía claro que tenía dudas respecto al buen hacer de mi amigo, pero conociéndole como lo hacía, estaba seguro que no dejaría a nadie atrás, por muy desconfiado que fuese al respecto. Jason por su parte, cerró la puerta en la que nos encontrábamos, y sin ningún titubeo expuso las cartas sobre la mesa sobre este asunto. –“Sinceramente, no sé cómo puedes seguir confundiéndonos a estas alturas”- sin más preámbulos el que creía que era mi amigo se arremangó las mangas de la camisa dejando ver el horrible tatuaje que Hyter y sus secuaces llevaban en la piel, dejando un mensaje sumamente claro. Una vez más la persona que me estaba observando en estos instantes no era Jason, sino Jack. Intenté retorcerme en mis ataduras para advertirle a Charlie el peligro que corría, pero entonces Jack me interrumpió para intimidarme una vez más, con su socarronería particular. – “Vaya Tomek, parece que hemos cambiado los papeles. Ahora quien está atado en un oscuro sótano malherido eres tú, mientras yo soy quien tiene la sartén por el mango esta vez. Aunque te lo advierto. Yo no soy tan condescendiente como tú. Así que no te librarás de mi tan fácilmente”-. En dichos momentos, Jack sacó un arma de su bolsillo mientras yo aún estaba intentando asimilar la situación. Era mi fin, lo sabía de sobra. La última vez que supe de Jack, así me lo hizo saber en la carta que me envió. Debía prepararme para lo inevitable, era inútil que me resistiera. Jack alzó el arma y yo cerré los ojos temiéndome lo peor, pero entonces una voz débil se abrió paso en la escena para exponer. – “Eh, tu diablo. Ya le estás dejando en paz, o tendrás que vértelas con todos nosotros.”-. Charlie había captado su atención de manera que Jack frenó en seco su avance para mirarlo, y yo ya me temía lo peor por lo que me apresuré a decir. –“¡No le hagas caso! Es a mí a quien quieres. ¡Pues aquí me tienes, vamos Jack. Yo fui quien te capturó y te metió en ese sótano. ¡Véngate de una vez!”-. Jack volvió a mirarme de reojo, y con una voz para nada alterada, expuso algo que me dejó claramente anonadado. –“Ten cuidado con lo que dices, Tomek. O empezaré a creer que dejarte con vida fue claramente un error”- y antes de que dijese nada, descargó sobre el pobre Charlie todo el cargador que llevaba instalado en el arma.

Continuará…

viernes, 8 de julio de 2016

22. Confinado en el infierno (Primera parte).

Nota: Veintidosavo capítulo del relato, para ir al primer capítulo pulse aquí:  Capítulo 1

Al terminar nuestra conversación el señor Larson hizo acopio de su liderazgo llamando a sus secuaces situados en la habitación contigua, para efectuar mi traslado inmediato. – “Muy bien, muchachos. Ya he terminado con Tomek. Desatadle, y llevadle a la habitación del ala oeste. Quiero que haya alguien siempre disponible por los alrededores para que no le falte de nada. Yo mismo informaré a Hyter de que inicie el protocolo. En cuanto él regrese al laboratorio ya os explicará el procedimiento a seguir, ¿de acuerdo?”- Tras sus palabras todos asintieron al unísono, y procedieron a liberarme de las ataduras en silencio, bajo su atenta mirada. Sin cuestionar ni un solo punto de su petición. Yo por mi parte, esperé pacientemente a que terminasen para poder levantarme de esa silla en la que parecía que llevaba una eternidad, y mirar como el alcalde aprovechaba la situación para venir hacia mi persona con la mano extendida como símbolo de fraternidad. – “Ha sido un placer llegar a un trato contigo, Tomek. En cuanto vea a mi hijo le informaré de todo para que no se preocupe por ti. Espero que lo comprenda y, ahora que estás tú también metido en ello, colabore un poco más por el bien de todos”-.

En el momento en que me nombró a Cameron comencé a pensar en la idea que tendría el muchacho sobre todo este asunto. Con todo este lío ni me lo había planteado, pero a decir verdad era lógico que pudiese negarse a la oferta de su padre, teniendo en cuenta que le trataba de demente. Tan solo quedaba esperar que fuese lo suficientemente astuto como para darse cuenta de que yo no me daría por vencido tan a la ligera, y supiera actuar de una forma algo precavida al menos, para poder lograr salir de esta los dos juntos. Todo quedaba ahora en sus manos, por lo que sin nada que pudiese hacer más que darle un voto de confianza a mi joven amigo. Seguí con mi estrategia planeada, y estreché la mano cordialmente, al hombre que me la ofrecía en estos momentos, diciendo. – “Yo también lo espero señor Larson.”. Como acto definitivo de mi implicación en este arduo plan de huida.


En cuanto me dieron todas las comodidades para vivir, los esbirros de Larson desaparecieron dejándome unos días en aislamiento por órdenes de Hyter, para poder limpiar cualquier toxina que hubiese ingerido en los anteriores días, y así estar más clínicamente limpio para realizarme los experimentos pertinentes. Estaba totalmente desconectado de la realidad, encerrado conmigo mismo en esa amplia estancia. Tan solo disfrutaba de un breve contacto humano en el intervalo de las comidas, donde depositaban mi alimento en la mesa correspondiente, y se iban sin decir una palabra. Por lo que si deseaba compañía, debía hablar conmigo mismo para hacer más ameno el pasar de las horas.

Si soy sincero, en un principio la soledad me abrumaba un poco. Acostumbrado a convivir con tanta gente durante estos meses, me pareció un cambio de lo más radical al que tardaría en acostumbrarme. Pero una vez hecho a la única presencia de mi misma compañía, el agobio pareció relajarse en la estancia donde me habían instalado.


Al poco tiempo de mi conformismo, me aventuré a elaborar un plan conductual a través de la información que procesaba en mi mente, para conseguir huir de este lugar con el chico sin que nos fuese la vida en ello. Esta ardua tarea se había convertido en mi obsesión por así decirlo, absorbiendo casi todo el estado vigílico del que disponía. Como buen escritor necesitaba apuntar todo aquello que se pasaba por mi mente para lograr recolectarlo posteriormente con las demás ideas inconexas expuestas con anterioridad, pero como no podía arriesgarme a que me descubrieran gracias a mis notas. Me aseguré de repetir paso por paso en mi cabeza todas aquellas ideas, disparatadas o no, que se cruzaban en mi camino para tenerlo todo presente una vez que pudiese abandonar este cubículo en pos de la libertad. Por eso, cuando al quinto día de encierro, Hyter apareció por la puerta con su habitual calma forzada, se extrañó de sobremanera porque yo estuviese más encerrado en mi propio mundo, que desesperado por salir de ese lugar. – “Buenos días, señor Sikorski. Parece ser que nuestros caminos vuelven a entrelazarse. Qué maravilla. Dígame, ¿cómo se encuentra después de que le hayamos mantenido en cautiverio durante tanto tiempo?”-. Hyter hablaba más para sí que por interés real en mí estado de ánimo. Con su carpeta en la mano, y ojeando algunos de sus apuntes, se acercó hasta mi posición sin parecer si quiera atento a mi respuesta pertinente. – “Estoy bien, gracias por preocuparse. ¿Empezaremos por fin hoy con el tratamiento estipulado? Según mis cálculos ya llevo casi una semana en esta habitación, y ni si quiera me han dicho que van a hacerme. Ya creía que habían cambiado de parecer en este tiempo colmado de vacío.”- Mi pregunta sonó con un atisbo de resentimiento para mis adentros pero no me importó. Ese ser había sido el causante de casi todas las desgracias de mi vida, y no podía tratarle mejor de lo que le estaba tratando en estos momentos. Si le daba un trato cordial era simplemente por ver si podía sonsacarle algo del mundo exterior. Pero tal revelación no sucedió para mi desgracia, pues como quien escucha despreocupadamente el sonido de la lluvia, Hyter me contestó vagamente a mis palabras sin dejar de despegar los ojos del papel. – “Si, señor Sikoski. Ha acertado. Hoy comenzamos con el tratamiento. ¿Está nervioso por el acontecimiento, o simplemente tengo que pedir que le dejen de dar café en el desayuno para eliminar ese nerviosismo que le ha entrado?”- Por fin me miraba, y lo hacía de un modo en el que me indicaba que sospechaba de mi comportamiento. Había procurado ser lo más plano posible, pero el deseo de comenzar con mi plan debía haber alertado los sentidos de Hyter que esperaba pacientemente una explicación a mi estado de ánimo. Sabía que ese ser, aparte de ser un bruto, era una de las personas más inteligentes que albergaba Dunwich, así que si quería ser convincente debía normalizar la situación para que dejase las sospechas a un lado, escudándome en lo que mayormente podía excusar, para salir del paso en esta incertidumbre alcanzada. – “Se equivoca. No estoy nervioso por ningún motivo en concreto, simplemente llevo demasiados días encerrado y el humor se me altera. Como médico debería haberse dado cuenta de que algo del estilo podría haberme pasado”-. Me quedé expectante a su respuesta, pero esta nunca llegaría. Al menos de la forma concreta que yo esperaba. Pues con un simple – “Me doy cuenta de muchas cosas, señor Sikorski. Más de las que usted se cree”- me despachó, y me pidió que le acompañase a la sala donde el pobre campesino había sido torturado por estas duras almas que servían los designios del diablo.

Acepté su decisión, y me encaminé hacia el lugar esperado, sin atadura alguna por los estrechos pasillos, siguiendo la guía de Hyter que iba en cabeza dándome la espalda, totalmente despreocupado de que pudiese atacarle en esos momentos. Pensé sinceramente en golpearle aprovechando la ocasión, para eliminar de su mente esa fanfarronería que le caracterizaba al creer que simplemente, no representaba peligro alguno para su bienestar físico. Pero sabía que si lo realizaba, todo mi trabajo habría sido en vano. Si quería seguir con mi plan, debía resignarme y seguirle en su camino hasta que una oportunidad más propicia se me presentase, para no perder de vista el objetivo principal por el cual estaba encerrado por mi propia voluntad. Así que sin más, continuamos por la recta línea que dibujaban las paredes hasta girar a la izquierda al final de las mismas, donde, al llegar a la entrada de la habitación, Hyter retrocedió, y me cedió el paso para cerrar con llave tras mis espaldas, mientras yo me quedaba estupefacto al visualizar en primera instancia, semejante lugar. Jamás me hubiera imaginado que me llevaría a un sitio como este para realizar los estudios necesarios que conllevaban a la curación de Cameron. Todo estaba sucio, lleno de sangre, con ganchos y demás instrumentos de tortura dispuestos por la sala. El tal Charles ya no estaba, pero las cuerdas que habían utilizado para atarle y traerle hasta aquí en nuestro encuentro fortuito en el bosque, aún reposaban en la mesa de la habitación. Las reconocí de inmediato porque fueron las mismas que emplearon para atarme a mí a la silla. Aunque las mías estaban limpias, y no llenas de sangre como se encontraban estas en casi su totalidad. Al verlas temí lo peor por aquel pobre hombre, y por mi propia seguridad. Mientras estaba encerrado no volví a oírlo en ningún momento, por lo que pensé que lo habían dejado en libertad después de todo el calvario que le hicieron pasar, pero después de ver el resultado de esta sala, dudaba de que cualquier hombre pudiese salir con vida después de haber perdido tanta sangre.


Al quedarme sin habla por la impresión que me había producido la escena, Hyter me pidió que reposase en una silla dispuesta en medio de la sala donde podía contemplar todo el horror que mostraba la habitación. No entendía por qué me sentaba en ese estrecho inmueble si no era para fines nada sanitarios así que, temiendo el mismo destino que aquel desconsolado hombre, me aventuré a preguntarle por mi papel en todo este designio. - ¿De verdad esta es la sala donde me van a realizar los análisis? Sinceramente no me parece la más adecuada para proceder a un examen exhaustivo, doctor Hyter.”-. Observé mí alrededor mientras exponía los hechos para tener una perspectiva más determinante de lo que realmente era ese lugar. – “Al decirme que me harían unos análisis me imaginaba que se realizarían en una sala habilitada para ello, no en lo que parece una sala de tortura”- Mis palabras expusieron completamente mis pensamientos sobre esa extraña habitación. Sus inmuebles, y sus numerosos objetos peligrosos no dejaban lugar a dudas sobre los ritos que se producían en ese lugar. Hyter por su parte, se dedicó a apremiarme para que tomase asiento, y una vez cumplido su objetivo, recogió una carpeta que tenía encima de una pila de documentos colocados en una mesa a la vista de todo el mundo, y me hizo una declaración para nada alentadora del panorama que se nos presentaba. – “¿Así que se esperaba algo diferente a lo que está teniendo, señor Sikorski? ¿La estancia no es lo suficientemente agradable para su comodidad? Por favor, no me haga reír. Agradezca que le mantengamos con una vida saludable el tiempo suficiente que dure esta farsa, hasta que le llegue el merecido regalo de la muerte. Muy bien, empecemos”-. En ese momento Hyter comenzó a sacar láminas de papel dibujadas de la carpeta mientras yo aún seguía procesando sus declaraciones. – “Espere un momento, ¿qué quiere decir con eso de una farsa? El señor Larson me prometió que si ayudaba a su hijo podría irme de aquí, así que aunque no le guste esta situación, va a tener que soportarlo, del mismo modo que yo intento soportar el tenerle delante después de todo lo que ha hecho, mal nacido”-. Hyter frenó en seco su actividad, y me miró tras esos óculos que parecían hacerle más frío todavía. Sin mediar palabra, recogió una silla y se sentó en ella para establecerse en mi campo de visión, y continuó con la explicación. – “¿De verdad cree que es usted que después de todo esto va a salir de aquí por su propio pie, y con un almuerzo para el camino? Le creía más perspicaz, señor Sikorski. Esto es solo una treta para explicarle a Larson que su hijo no tiene curación. Como médico del sanatorio, se lo he dicho ya por activa y por pasiva, pero parece que ser que el alcalde no quiere atender a razones. Está obcecado pensando que podremos sacar algo de su perturbada cabecita, para poder curar al lastre de su hijo, que solo hace más que molestarnos en nuestra causa. Por eso sigue usted con vida señor Sikorski. No han sido ni sus amigos, ni usted mismo como bien ha expuesto en más de una ocasión. Ha sido porque para una persona importante usted es falsamente valioso, y esa misma importancia no nos deja hacer el trabajo a los demás que si estamos realmente cualificados para dictaminar el juicio de la demencia. ¿O se creía usted que le mantenía con vida por vicio? Está claro que en este asunto, por más que tenga el conocimiento y la razón necesarios para hacer un diagnóstico, estoy atado de pies y manos ante una autoridad mayor, que por desgracia para mí, es más inepto y pasional que yo. Por desgracia no me queda más remedio que acatar sus órdenes por mucho que me desagrade la idea, ya que es mi superior, pero créame, que aunque me observe realizarle todas las pruebas pertinentes que he dictaminado para su examen médico, jamás permitiré que abandone este lugar. Me aseguraré personalmente de que tenga una larga vida agónica, pudriéndose en este lugar”-.
Continuará…

viernes, 1 de julio de 2016

21. Pactos con el diablo.

Nota: Veintiunavo capítulo del relato, para ir al primer capítulo pulse aquí:  Capítulo 1

En cuanto pronunció dichas palabras me sentí desconcertado. No tenía muy claro si se estaba refiriendo a mi persona, o a otro ser que habitaba la sala junto con nosotros, pero lo cierto es que el que parecía ser el padre de Cameron, miraba sin desvíos hacia mi dirección, por lo que me sentí obligado a contestarle al saludo expuesto por su molestia al contactarme. - “Disculpe, pero creo que me ha confundido con otra persona. Mi nombre es en realidad, Tomek, con K al final de la frase. Si está buscando a un tal Tomas, siento decirle que le han traído a la persona equivocada”-. Tras decir esto, el captor que me tenía prisionero en un agarre, incrementó su fuerza creyendo que intentaría escapar tras dichos ecos, pero no iba a ser así. Por mucho que quisiese salir de ese lugar, sabía a ciencia cierta que dado el número de enemigos, y las ataduras que me retenían, sería un milagro que pudiera escapar victorioso de esa lúgubre estancia. Por lo que permanecí en mi sitio sin realizar esfuerzo alguno, mientras el padre de Cameron corregía mi explicación, con una sonrisa de suficiencia en la cara. - “No me he equivocado de persona, Tomek. ¿Es así? ¿Lo he pronunciado correctamente? Bien. La verdad, es que jamás creí que llegaríamos a esta situación tan incómoda para ambos, pero aquí estamos. Los dos al fin, cara a cara. He de decir que me alegro de que haya llegado este momento, tengo que tratar algunos asuntos contigo, así que voy a aligerar las cosas.”- En dicho momento, el padre de Cameron desvió su mirada más allá de mi espalda, y comenzó a dar órdenes a los subordinados que nos acompañaban. - “Rose por favor, lleva a nuestro otro invitado a la sala del fondo, y que se ocupen de él para que la próxima vez se lo piense mejor antes de apoyar una candidatura a la alcaldía que no sea la mía. El resto seguid buscando a mi hijo hasta dar con él, ¿entendido?”-. No podía observar la cara de los presentes, pues yo me encontraba al frente del pelotón, pero a mis espaldas pude escuchar como la ayudante de Hyter, respondía con premura al que le había dado la orden inmediata. - “Su hijo ya ha sido localizado, señor Larson. Estaba con Sikorski en el bosque. Lo hemos enviado con una cuadrilla al ayuntamiento creyendo que se encontraba allí en esos momentos”-. Al escuchar tal información, la cabeza de Larson volvió a girar en mi dirección, con gran curiosidad, mientras respondía a la misiva lanzada. - “Así que al final has sido tu quien se ha hecho cargo de mi hijo. Bueno, no se puede decir que me sorprenda. Espero por tu bien, que esté en perfectas condiciones, he oído que no salió muy bien parado de la visita de tus compañeros al sanatorio.”.- Me dispuse a comentar tal exposición de los hechos, pero la ayudante de Hyter tomó de nuevo la posesión de la palabra, aunque no fuera a ella referida la pregunta. - “Se encuentra bien, señor Larson. Un poco sucio, como era de esperar, pero sin el menor rasguño. Yo misma he podido comprobar lo enérgico que se encontraba en su partida hacia el ayuntamiento.”-.

Sinceramente, me molestó el hecho de que hubieran contestado por mi ante tal pregunta lanzada hacia mi persona, pero parece ser que en este caso, yo era totalmente prescindible, pues todo lo que Larson quería saber sobre su hijo había quedado solventado con dicha explicación, así que dada por finalizada la información, los despachó a todos con un. - “Perfecto, entonces atad a Tomek a la silla del fondo, e id al ayuntamiento a por mi hijo y llevarlo inmediatamente al sanatorio. Más tarde iré a verle. Rose, tu sigue con el plan indicado, y por favor te pido que dejes de llamarme tan señorialmente, que para formalidades ya tenemos a Hyter. Venga, todos en marcha.”- Dio por finalizada tal improvisada reunión que se había efectuado en esa sala tan extraña.

En cuanto expuso las órdenes pertinentes, todo el mundo se dispuso a cumplirlas a rajatabla. La ayudante de Hyter se despidió, y se fue a la sala contigua con el maltrecho campesino que nos había acompañado durante toda la velada. No sin antes cerciorarse de que los demás esbirros se tomaban las molestias necesarias en dejarme bien atado para que no pudiese albergar esperanza alguna de escape. Yo por mi parte, aguardé a que esos gorilas se fueran para intentar razonar con el alcalde a solas, lejos de tanta presión de grupo. - “Siento decir que esto me parece excesivo. Yo solo estaba acompañando a su hijo a verle, no hay motivo alguno para pensar que pudiera hacerle daño a nadie”-. Larson me miró de reojo para atender a mi exposición, mientras buscaba otra silla para adecuarla en frente de mí, y así estar los dos, cara a cara. - “Me hago cargo Tomek, pero las cosas no son tan sencillas. Verás, podría tener la certeza de que eres inofensivo, y dejarte libremente por la sala durante nuestro encuentro. Sin embargo, si lo hiciera, no tendría la certeza de que esta conversación acabara como debiera. El tenerte seguramente retenido hace que pueda exponerte los hechos como son, sin temor a que cambies de opinión, y en algún momento de esta conversación decidas marcharte, haciendo que todo esto no haya tenido ningún sentido para ambos. Lo entiendes ahora, ¿verdad?”-. Sus palabras llegaron a mí como evidencias irrefutables. Parecía una persona segura y directa, por lo que seguía sin comprender como todos le tenían tanto temor, si parecía un hombre de lo más razonable, dentro de lo que cabe en las circunstancias extraordinarias de este pueblo.



Desgraciadamente, la respuesta a la pregunta cuestionada para mis adentros, llegaría con más premura de la deseada a mis oídos, y no por su parte precisamente. Pues el hombre que habíamos intentado rescatar en el bosque comenzó a gritar desconsoladamente desde su ubicación, como si le fuese la vida en ello, haciendo que sus plegarias traspasasen los muros que nos separaban.

Al oírlo, giré alarmado la cabeza en dirección a su llanto. Aunque no pudiese visualizarle, podía notar como sufría enormemente con cada grito desesperado de auxilio que pedía. No podía ni imaginar el espanto que debía estar sufriendo el pobre hombre, aunque mi acompañante si parecía saber que estaba ocurriendo en la sala contigua, y tranquilamente, así me lo hizo saber. - “Ignora a Charles, Tomek, es parte del proceso de la traición. Mero trámite para que no vuelva a cuestionar quien está al mando en esta ciudad.”-. En cuanto justificó tal crueldad con tanta naturalidad, me di cuenta de que esto no era un hecho aislado. Ignoraba completamente lo que ese hombre había hecho para acabar de esa manera, pero la imagen de la desesperación de su rostro viniendo hacia nosotros en el bosque, exclamando ayuda, aun se me aparecía en mi mente completamente nítida. Ningún ser, y mucho menos ese hombre, que parecía tan aterrado como yo cuando me tendieron la misma trampa en el bosque, debía ser castigado de esa manera. Y así se lo hice saber al hombre que me estaba observando en estos momentos. - “Con todos mis respetos, señor Larson, dudo que ese hombre hiciese algo tan horroroso como para recibir tortura semejante. Cuando lo encontramos entre los matorrales estaba totalmente abatido. ¿No cree usted que ese ya es castigo suficiente para lo que haya hecho, sea lo que sea?”-.

Me quedé esperando a una clase de réplica dura que jamás llegaría, había ido demasiado lejos, le había dicho al hombre más poderoso de Dunwich que sus acciones eran erróneas, estaba claro que algo no decente iba a pasarme por tal osadía. Sin embargo me equivocaba, ya que con una leve sonrisa en el rostro, y una mirada de conocimiento absoluto hacia mis acciones, el alcalde me contestó con una tranquilidad nada forzada, como lo habría hecho Hyter, sino con una calma digna de un hombre que sabe que lo tiene todo bajo control. - “Es increíble lo que dos personas puedan llegar a parecerse tanto sin tan si quiera conocerse, ¿no crees? En el momento de tu réplica es como si hubiera visto a mi hijo ahí sentado en tu mismo sitio, diciéndome sin tapujos lo que cree que está mal, sin pensar si quiera en las consecuencias de sus actos. Solo por el mero hecho de creer estar haciendo lo correcto. Es una cualidad muy escasa en nuestros tiempos, Tomek, cuídala bien, pero también ten cuidado con ella. No todo el mundo te va a dar el beneplácito que yo te estoy dando en estos momentos.”-.

Asentí a sus palabras sin saber muy bien porque me comparaba con su hijo. Yo le había tenido el tiempo suficiente a mi lado para saber que el muchacho era mucho mejor persona de lo que yo llegaría a ser jamás. No obstante, los detalles de la comparativa no parecían importarle en absoluto, pues no se detuvo mucho tiempo en explicarme el porqué de sus palabras, sino que directamente prosiguió con el punto que le había expuesto con anterioridad. - “Para que no te preocupes, te diré, Tomek, que el hombre que propina esos gritos, se merece con creces lo que le están haciendo en estos momentos. No solo apoyó a un grupo de rebeldes ya disueltos por nuestras fuerzas de seguridad, encabezadas por un agitador llamado Jofrey, sino que además, para intentar redimirnos, secuestraron a la hija de Rose en un intento de que nos ablandásemos a sus peticiones. Naturalmente no consiguieron nada de lo que se propusieron. Charles era el único que nos quedaba por capturar, y ahora nos ayudará a saber un poco más de lo que se comenta a espaldas al ayuntamiento. En torno a la niña me alegra celebrar que está perfectamente. Supongo que a ti también te aliviará conocer la noticia, ya que tuviste contacto con ella al entrar a este pueblo. ¿Recuerdas a la pequeña que te señaló el bosque en aquel día donde acababas de regresar a nuestro pueblo, y buscabas pistas de lo que estaba sucediendo en este lugar? Pues esa misma es. Espero que tu amiga Magda te haya hablado de lo mucho que sirve su joven nieta a nuestra orden. Estoy seguro de que está muy orgullosa de ella.”-.

Su voz ligeramente socarrona pasó totalmente desapercibida al pasar de sus palabras. Resultaba que Magda estaba más relacionada con los testaferros de lo que pensaba en un principio. No entendía muy bien como la mujer que tanto cariño me profesaba, me había ocultado su lazo familiar con nuestros enemigos, pero ahora eso no importaba. Sabía muy bien que de nada servía darle vueltas en mi cabeza, si ella no estaba con nosotros en estos momentos para explicarme el motivo de su decisión. Debía olvidarme del tema al menos por ahora, y centrarme en el hombre más importante de Dunwich, el cual me seguía observando de una manera tan centralista, que intimidaría hasta las mismísimas criaturas que cohabitan con nosotros. - “Siento decirle que no he tenido el placer de tratar ese tema con ella, pero estoy seguro de que sin duda alguna, lo está. Magda es una señora bondadosa y generosa, que sería incapaz de hablar mal de alguien a quien aprecia, aunque sea remotamente.”-. Me lo quedé mirando mientras volvía a sonreírme. Si esperaba desconcertarme, o que hablase mal de mi compañera, le había salido mal la jugada. Llevaba demasiado tiempo ya en este lugar como para estar curado de todas estas noticias, y por supuesto, jamás saldría una sola palabra en contra de alguien que me había ayudado tanto en estas circunstancias. - “Me imaginaba que dirías algo así. Para serte sincero, esperaba ese tipo de franqueza como señal de que puedo proponerte la siguiente solución a nuestros respectivos problemas”-. Larson se levantó al fin de su asiento, y comenzó a pasearse por la sala mientras me preguntaba a que se estaba refiriendo con tales palabras. - “Si me lo permite, me gustaría saber de qué problemas está hablando. Porque si le digo la verdad, en este pueblo hay demasiados como para que logre comprender a que se está refiriendo completamente con tan vagas palabras”-. Al escuchar mi propia voz exponiendo tal argumento, me sorprendí a mí mismo por lo acusativo que parecía. Sabía perfectamente que si mis progenitores, los verdaderos por supuesto, no los que esta extraña gente decía que tenía en este lugar, me hubieran escuchado en dichos momentos, hubiesen recriminado mi comportamiento por ser demasiado brusco en mi insinuación. Pero por fin tenía a alguien que poseía todas las respuestas de este pueblo maldecido por la mano divina, así que no iba a dejar pasar la oportunidad de sonsacarle todo lo que pudiese, fuera a base de los modales que fuesen.



Sin embargo él no parecía muy por la labor de colaborar en mi propia investigación. Ya que tan directo y hermético, como había estado toda la velada, me expuso su propuesta en la medida justa que le propiciaba saber que tenía el control absoluto del juego, como si no quisiese acercar ni un milímetro, ese un mundo insalvable que había entre los dos a la hora de poder considerar otra opción que no fuese la suya. Así mismo me había planteado tal situación. - “Me estoy refiriendo obviamente, al problema que tenéis tú y tus amigos con mis trabajadores. Entiendo que este pueblo tiene una historia muy profunda, donde siempre ha habido dos bandos claramente diferenciados, pero la verdad es que nunca llegué a pensar que mi hijo se vería involucrado por dicha tormenta. Como ya he comentado, él es un joven muy especial que cree tener sus ideas en orden, pero lo cierto es que no es así. Es un desequilibrado, al igual que todos vosotros, que creéis que nosotros, la ley, la autoridad del propio Dunwich, somos el mal encarnado, cuando en realidad, simplemente somos los que impartimos la justicia necesaria para hacer de este mundo un lugar mejor. No niego que haya ciertos problemas en este pueblo atípicos a los de una población normal, pero a pesar de ello, todo el mundo ha sido capaz de convivir en una frágil, aunque persistente armonía que mantenía a salvo a mi muchacho, dentro de mi mandato. No fue hasta que llegaste tú y comenzaste a desmoronar todo lo que habíamos logrado con nuestro esfuerzo, cuando comencé a pensar que el traerte a este lugar, había sido peor para la salud de Cameron, que su propia enfermedad heredada por su pobre madre. No me malinterpretes, no te echo la culpa de que regresases a nuestras vidas. Fui yo en persona, quien pidió que retornases a tu hogar con la esperanza de saber cómo lograste la curación de tu incipiente locura allá en el este, esperando que tú mismo remedio sirviese para mi pobre hijo descarriado. Pero créeme, que si llego a saber que iba a suceder todo esto, hubiese buscado otro método no tan drástico, para conseguir la información de tu diagnóstico sin que estuvieses presente en nuestras vidas.”-.

El hombre recorrió toda la estancia mientras yo me hacía una idea de lo que me estaba contando con tales palabras. Supuestamente, y por lo que me habían dicho previamente, hasta donde yo sabía, mi entrada en este pueblo había sido organizada por el propio alcalde que me había tendido un anzuelo para que cruzase el umbral por mi propio pie, sin saber el porqué de su decisión al respecto hasta este preciso momento. Pues después de esta revelación, quedaba claro que si me encontraba en este lugar perdido de la mano de la cordura, era porque se creía que Cameron tenía una supuesta enfermedad parecida a la mía, y necesitaban saber cómo me había librado de ella, estando en el este con mi nueva familia. Esto empezaba a ser de locos, no había por donde encauzar esta historia para que tuviese algo de sentido para mis pensamientos, y lo que era peor, las personas con más poder sobre esta ciudad, eran las mismas que creaban este sin sentido para su imaginario beneficio. Debía encontrar la forma de salir de ese pueblo con premura, para no caer aún más en las garras de su locura. Pero antes debía andarme con mucho cuidado, pues si despertaba las alarmas de ese hombre sobre mi falta de confianza en su historia, podría desatar una serie de sucesos nada agradables para mí, y para el chico, ya que al fin y al cabo, parece que nuestra cordura venía hilada por los mismos extremos. Por lo que decidí seguirle el juego para saber a dónde nos conducía tal enfoque de los acontecimientos. - “Créame que para mí tampoco ha sido un camino de rosas, el vivir en este lugar. Creo que desde que entré en Dunwich mi raciocinio se ha visto tan tocado, que a veces pienso en si lograré volver a ser la persona que fui antaño de estar en estos dominios, en algún momento de mi vida. No sé si lo que está exponiendo de Cameron es verdad o no, pues no lo conozco lo suficiente para cuestionar sus palabras, pero sí sé a ciencia cierta que si mi sufrimiento, y las pérdidas que hemos sufrido ambos, sirven para que Cameron esté bien, sentiré que al menos no habrá sido todo en vano, ¿qué tiene usted en mente para que pueda ayudar al muchacho?”-. Me sentía completamente satisfecho con mi pregunta. Con un poco de suerte el alcalde me daría libertad para estar con el chico, y con ella, podría aprovechar para poder sacarlo de este mundo de locura, y llevármelo conmigo a mi verdadero hogar. Donde por fin podría descansar de tanto mal, y criarse como un muchacho sano de su edad. Solo tenía que manejar a ese demente que teníamos por alcalde para que todo saliese bien. Y en principio eso parecía, pues aunque me quedé desconcertado con su petición, no me pareció del todo desacertada cuando me propuso lo siguiente. - “Veo que a pesar de todo tienes espíritu, y eso lo valoro sinceramente, Tomek. Más aun cuando la salud de mi chico está en juego. Verás, no soy un hombre que no se dé cuenta de las cosas. Se de sobra que si te pido unirte a mi causa, rechazarás la oferta por la lealtad que procesas a los cazadores. Por ello, en vez de eso te propongo que te quedes aquí con nosotros, para que Hyter pueda evaluarte durante un periodo de tiempo, y pueda sacar una conclusión acertada para tratar a Cam. Ante todo quiero que tengas claro que con esto, no sufrirás ningún daño. Sé que Hyter puede llegar a traspasar los límites a causa de poder llegar a lo más profundo del asunto, pero ten por seguro que yo personalmente, me aseguraré de que ni tú, ni mi hijo, sufráis el menor daño posible. Te daré además, un lugar donde vivir en estas instalaciones, y toda la información necesaria, acerca de lo que desees saber de tu pasado, o de cualquier cosa que te interese de este pueblo, teniendo a todo el equipo de los testaferros a tu disposición para preguntarles cualquier tema de su campo que te interese. Desde los campesinos, hasta los propios médicos, deberán responder a tus preguntas sin evasivas. Y por supuesto, en cuanto Cam haya sido curado, prometo dejarte regresar a tu hogar en el este, sin el menor de los peros. ¿Qué me dices? ¿Podría interesarte el trato que te ofrezco?”-.

Sus palabras atravesaron mi mente como un torrente dejando tras de sí, un rastro de ideas que podrían serme muy útiles a la hora de escapar con mis amigos de aquí. Simplemente debía ser más astuto que ellos, aprovecharme de la oportunidad, y adelantarme a sus posibles maquinaciones para mi beneficio. Estaba todo pensado y calculado, ya había tomado una decisión. Solo me quedaba un hilo pendiente que no pensaba dejar en el aire antes de responder a su misiva. - “Realmente es una propuesta muy interesante, pero hay algo que quiero pedir a cambio antes de responder a nada. Si acepto, no solo quiero que a Cameron o a mí se nos proteja de cualquier mal, sino que si me quedo con ustedes quiero obtener a cambio también, que a mis amigos no se les acose, o persiga durante mi estancia en este lugar. Quiero que estén completamente a salvo de ustedes, y de las criaturas que controlan. Si no es así, nuestro tiempo aquí se ha acabado, señor Larson. No pienso aceptar nada que los ponga en peligro, ofrezca lo que me ofrezca.”-.

Ante mi exposición, un ligero suspiro de cansancio traspasó la boca de Larson durante un momento en el que se quedó mirando hacia mi posición con ojos escépticos. Sabía que mi petición era dura, y que sería difícil de conseguir. Sin embargo, después de su taciturnez, pareció pensárselo mejor, pues con un afirmamiento de cabeza me expuso la confirmación a mi petición. - “De acuerdo Tomek, a no ser que sea en defensa propia, dejaremos a tus amigos al margen de nuestras maniobras... y de nuestras criaturas”-. La pausa excedida antes de exponer el tema de las criaturas me dio a entender que no era un tema que le gustase tocar, pero dejando a un lado eso, lo había conseguido, había logrado al fin, encontrar una forma de salir de este maldito lugar, sin poner a nadie en peligro por el camino. Comenzaba a ver la esperanza florecer al fin, para todos nosotros, por lo que sin demora, sellé el trato que el poderoso alcalde me había confiado para nuestro mutuo interés. - “De acuerdo, en ese caso solo me queda darle mi afirmación al trato expuesto. Acepto sus términos, señor Larson. Todos y cada uno de ellos”-.

Eso es todo por hoy, si alguna vez el infortunio se hace eco de vuestras vidas en estos rincones desoladores, recordad, debéis mantener a vuestros amigos cerca, pero aún más cerca a vuestros enemigos. Solo de esa manera podréis partir de todas las opciones de salvación.
Con afecto.

Tomek Sikorski