viernes, 29 de abril de 2016

16. Bajo la maldición de la luna (Tercera parte).

Nota: Tercera parte del décimo sexto capítulo del relato, para ir al primer capítulo pulse aquí:  Capítulo 1
Para ir a la primera parte del décimo sexto capítulo pulse aquí: Primera parte


Grité, grité con todas mis fuerzas, o eso creía que estaba haciendo. La visión de Cameron siendo arrastrado por esa bestia maldita inundaba todo mi ser, haciéndome caer en el abismo de la desesperación. Intenté arrastrarme hacia su dirección para poder ayudarle a combatir contra ese demonio, que ya le había asestado un par de bocados en el costado mientras él intentaba desesperadamente huir de sus fauces, pero mi cuerpo pesaba demasiado como para acudir velozmente en su ayuda. Las balas quemaban mis entrañas como si me estuvieran aplicando un hierro incandescente en mi hombro, por lo que mi vigor y resistencia se mermaron consistentemente ante mi estado físico, dejándome inútil para la salvación de mi querido amigo que se estaba viendo cara a cara con el infierno, de un modo que no que no querría ni para mi peor enemigo.


Me enderecé torpemente, y volví a intentar alcanzarlo, gritando de la pura frustración que sentía al ver que mi cuerpo no obedecía mis órdenes como debiera. No podía dejar que esto ocurriera. Otra vez no. Estiré mi brazo sano en un inútil intento de al menos poder agarrar a mi compañero atacado cuando oí disparos a mis espaldas. Pude fijarme como una, dos, y hasta tres balas se introducían en el cuerpo de la bestia, haciéndola exhalar su último aliento, y caer encima del chico que respiraba con una gran dificultad debajo de tal amasijo de piel y sangre, que se arremolinaban encima de su cuerpo. - “¡¿¡Qué demonios has hecho!?!” La voz de Hyter resonó en la estancia como un estruendo ensordecedor debido a la furia que sentía por tal calamidad. Localicé su posición para poder responder a sus amenazas mirándole directamente al rostro. Se situaba junto con una de sus ayudantes detrás de la bestia, mirando duramente al frente. Increíblemente, parecía ser que ignoraba mi presencia, y se dirigía a otra persona situada detrás de mí. La cual contestó rápidamente, mostrando un tono de voz que me era más que familiar. - “¡Hago lo que creo correcto Hyter, y me da igual lo que me digas. Estarás muy acostumbrado a mandar, pero ya te he dicho que a mí no me das ordenes!. No aguanto a esos seres, y no pienso dejar que nadie más muera por su culpa. Sea quien sea esa persona.”-.

Asombrosamente, la voz que contestaba a las réplicas de Hyter era Jack, el mismo que había cargado contra mi hace escasos momentos. No podía visualizar su rostro, pero si podía observar el de Hyter que irradiaba ira por todos sus poros a causa de su traición. - “Sabía que tú, y tu estúpidos traumas acabarían por pasarnos factura. Prepárate porque me aseguraré personalmente de que esto lo pagues caro. Tenlo por seguro. Y tú, no muevas ni un músculo más, si no quieres que acabe con tu vida en este preciso instante”-. Hyter me señaló mientras yo intentaba arrastrar mi cuerpo hacia Cameron aprovechando la trifulca entre esos dos titanes. Pero al oír sus palabras tuve que frenar mi avance si no quería que todo por lo que había luchado se desvaneciera en un momento, por lo que me quedé en una posición estática tumbado en el suelo a la espera de una oportunidad mejor dejando que los testaferros siguiesen con su discusión.

Al fijarse en mi extraño comportamiento, la ayudante de Hyter sacó un arma de su bolsillo, y se dispuso a cargarla para apuntarme directamente con ella, pero con un movimiento de mano encima del revólver, Hyter le indicó que se detuviese, dejándome fuera de peligro en el acto. No entendía en absoluto el motivo, pero después de todo este tiempo me había dado cuenta de que Hyter parecía tener como máxima prioridad el mantenerme con vida en esta clase de desenlaces. O al menos esa era su decisión hasta el momento. Fuera como fuese, me beneficiaba, y no pensaba quejarme respecto a ello tampoco. Debía aprovechar la situación he intentar al menos librar a Cameron de sus garras, por lo que no di más opciones a llamar la atención de los testaferros, esperando a que un descuido me diese la oportunidad de actuar lo más propiciamente posible.

- “¿Dices que pagaré por esto? ¿Por qué exactamente? ¿Por salvarle la vida al hijo de tu jefe? ¿A eso te estabas refiriendo? Porque eso es exactamente lo que ha pasado. En tal caso lo que deberíamos preguntarnos es ¿por qué no habéis disparado antes vosotros, que estabais en una mejor posición, para cargaros a la bestia?”-. A Jack no le faltaba razón. Aunque Cameron estuviese de nuestra parte, seguía siendo el hijo del jefe de la organización. Estaba seguro de que ese hombre no hubiera dejado de lado el hecho de que su hijo fuese atacado por una bestia, y que Hyter no hubiera hecho nada para detenerlo. Algo ocultaba, pero no tenía ni idea de qué, hasta que Cameron me recordó en voz alta la razón de la evasiva del doctor. - “Es.Porque.Él.Las.Controla”-. Su voz tremendamente entrecortada surcó el aire haciéndonos a todos partícipes de la noticia más esclarecedora de la noche. - “¡¿¡Qué demonios estás diciendo niñato!?! ¡Hyter, ¿es eso cierto?!”- Jack bramaba a mis espaldas al borde de la histeria. Estaba claro que a pesar de estar en el otro bando odiaba a las bestias como el que más, cosa que me desconcertaba totalmente, ya que los testaferros se dignaban a hacer tratos para mantenerlas a raya pero vivas. Observé como la actitud desafiante de Hyter hacia su compañero se había incrementado en cuanto Jack preguntó por la acusación hecha, pero antes si quiera que tuviera posibilidad de contestar un objeto acristalado salió volando de una de las habitaciones vacías, pasando por encima de mi cabeza, y yendo a parar al lugar de Hyter y su ayudante, haciendo que estallase en una bola de fuego con la suficiente consistencia como para hacer que nuestros captores se echasen hacia atrás tapándose la cara en un intento de evitar sufrir daños en su físico. Era nuestra oportunidad, si queríamos salir de ahí este era el momento. No tenía ni idea de quien, o que, había sido el que nos había lanzado tal calamidad, pero bendito sea dicho temerario.

Procuré incorporarme con la mayor rapidez, utilizando mi hombro bueno intentando para con ello minimizar el intenso dolor que sentía en el contrario, y busqué entre el humo latente a Cameron, el cual ya se encontraba entre los brazos de Peep, que había resurgido de la oscuridad para ayudarnos. Debió ser él el que lanzó el explosivo contra los testaferros para sacarnos de ahí. Le debía por ello, una más de mis múltiples vidas  salvadas en este paraje lleno de los peligros de la desolación.

Procuré actuar lo más eficazmente posible para agilizar las cosas así que, sujetando mi hombro empapado en sangre, me dirigí con premura a Peep para exponer el último punto que quedaba por aclarar antes de irnos. - “¡Peep! Gracias al cielo que estás a salvo, ¿dónde está Jason?”- Peep me dedicó una de sus enormes sonrisas, pero la contestación a mi pregunta vino de mis espaldas. - “No sufras hombre, que estoy aquí mismo. Por más que lo desees no te librarás de mi tan fácilmente”-. Jason estaba a mis espaldas aprisionando a Jack, y apuntándolo con el arma en la sien. - “Este se viene con nosotros de paseo así que vámonos de una maldita vez”-. No hubo nadie que contradijese sus palabras. Los cinco juntos salimos por la puerta trasera dejando atrás el caos reinante, y acercándonos con ello, un poco más a la libertad. Pero en cuanto cruzamos el umbral, la cruda realidad volvió a azotarnos con su implacable látigo tras la visión de las inmensas criaturas que azoraban el paisaje.

En esta ocasión, para ser sinceros la estampa era distinta a la de las veces anteriores. En vez de andar husmeando por las calles en busca de sus víctimas, los extraños seres se aferraban como arañas a las paredes de las viviendas, esperando un resquicio de debilidad para colarse dentro, y cazar a sus víctimas acorraladas en sus propias casas. Parecían tener voluntad para tenerlo todo calculado, y al observarlas, no podía dejar de pensar en si Hyter había tenido algo que ver en ello, dado las palabras de Cameron en el sanatorio.

Avancé lo que me parecieron unos metros, y me detuve en frente de la salida de la verja contemplando lo que se nos venía encima. Era un paraje de lo más desolador. Todos podríamos ser atacados en cualquier momento, y encima la mayoría de nosotros estábamos demasiado heridos para defendernos. No imaginaba como seríamos capaces de resolver esta situación saliendo ilesos de ella.

Estaba tan absorto en el paisaje que nos aguardaba, que llegué a perder por un momento la noción del tiempo. Después de todo lo pasado, creía que me había acostumbrado a esta clase de cosas, pero no sé cómo lo hacía este pueblo para dar una vuelta de tuerca a la situación, y volver a poner mis nervios a flor de piel con estampas como esta.

Al ver la quietud que inundaba mi cuerpo, Jason comenzó a gritarme que continuase escapando desde mi espalda. A pesar de sus heridas, y de estar cargando con Jack como rehén, se estaba moviendo con una agilidad pasmosa, que no me pasó desapercibida. Sabía que teníamos prisa pero tampoco era para alterarse tanto, Hyter y su ayudante habían quedado confinados en la intensa humareda que salía del sanatorio, no entendía por qué debíamos aligerar tanto hasta que una segunda explosión aun mayor que la anterior, salió disparada de las entrañas del sanatorio, haciendo caer un trozo de pared, y un par de criaturas que se aferraban a sus muros a su paso. Ahora lo comprendía, me gritaba para coger ventaja ante lo que se avecinaba en este edificio lleno de locura insana.

Me di la vuelta por completo para observar como las llamas comenzaban a lamer la parte sur del edificio, donde las criaturas esparcidas por el suelo chillaban en un intento de amenazar a aquello que les hacía daño. Teníamos que salir de ahí si no queríamos ser devorados por su ansia, por lo que, no lo pensé dos veces, y eché a correr al lado de Jason mientras intentaba ponerme en situación de lo que había ocurrido. - “¿Qué demonios ha sido eso, Jason? ¿Y cómo es que hay tantas criaturas por las calles cuando hace un momento no había ninguna? ¡Esto es de locos! Es como si saliésemos a un pueblo totalmente distinto del que dejamos atrás”-. Jason se rió ante mis preguntas, y resumidamente intentó ponerme al tanto de todo. - “Eso que acabas de ver es un regalito que les he dejado a nuestros amigos. No iba a permitir que se fueran de rositas después de todo lo que nos han hecho pasar. Al igual que este, que es el culpable de que esos monstruos estén por ahí. Va a pasar un “agradable” rato con nosotros, y nos va a contar alguna que otra cosa sobre esos lunáticos, ¿verdad, Jack?”- Jason tiró de él con fuerza, y Jack casi se cae al suelo de la acción. No entendía el porqué, pero parecía que Jack no se encontraba en muy buen estado tampoco. Al haberlo tenido a mí espalda no me había dado cuenta de sus ojos vidriosos, y de sus torpes pasos al caminar. No estaba seguro si es que había salido herido de la explosión, o si le sucedía algo ya de antes, pero no podía pararme a averiguarlo. Debíamos llegar a la posada antes de que todo se volviese en nuestra contra. Por suerte, no era el único que lo había pensado puesto que Peep, que cargaba con Cameron a nuestras espaldas, decidió advertirme del inminente peligro que se nos avecinaba. - “Tomek, estoy sintiendo como uno de esos bichos nos sigue de cerca, tu que eres el que no tiene lastre deberías acelerar ,y guiarnos entre las callejuelas para perderle de vista antes de que se nos abalance, o de que nos ocurra alguna otra desavenencia.”-. Peep tenía razón, puede que estuviese herido pero era el más óptimo para liderar el grupo, así que echando mano de mi espontaneidad momentánea, agarré del bolsillo de Jack el arma que llevaba atada a la cintura, y de la que me echó la mirada más asesina que se puede imaginar una persona al recogerla, y me puse al frente para guiar al grupo entre sombras, y sonidos sordos que emitían las criaturas que rodeaban el lugar.

Pedí que se arrejuntasen en torno a mí para tener más facilidad de protección, y viajamos a través de las diversas calles desérticas de humanidad, llegando con premura a las lindes que nos conducían hacia nuestra morada unos minutos después del inicio de nuestro retorno. Todo iba lo mejor que podía haber ido dadas las circunstancias, y yo lo agradecía en el alma. Durante todo el trayecto temía que nuestros delicados cuerpos masacrados por el infortunio, se vieran de frente con el peligro y no se pudiesen hacer cargo de él como debieran. Pero gracias a nuestra organización, y actuación, habíamos cruzado el trecho entre los dos puntos de acceso sin incidente alguno hasta ese mismo momento, que ya alcanzábamos el final de nuestra aventura.

Seguimos rectos para lograr alcanzar nuestro objetivo con una sonrisa en el rostro llena de esperanza, ansiando tomar la última curva que daba hacia nuestro hogar gritando los ánimos suficientes para infundir el rayo de esperanza que estábamos a punto de alcanzar, pero entonces, al virar para entrar en la zona de la casa, esos ánimos quedaron apagados por el incidente que se desataba en nuestras narices. La posada  que tanto cobijo nos había dado en estos meses, estaba envuelta por unas llamas de fuego que ascendían hacia el cielo nocturno donde la luna nos observaba en su trono, mientras nosotros gritábamos al infortunio con todas nuestras fuerzas.


Eso es todo por hoy, si en esta noche maldita deambuláis por el pueblo recordad, debéis temer a las sombras, pero aún más a la luz, ella es la portadora de todas las noticias que podrían destruir vuestro buen espíritu.
Con afecto.
Tomek Sikorski.
Siguiente capítulo

sábado, 23 de abril de 2016

16. Bajo la maldición de la luna (Segunda parte).

Nota: Segunda parte del décimo sexto capítulo del relato, para ir al primer capítulo pulse aquí:  Capítulo 1
Para ir a la primera parte del décimo sexto capítulo pulse aquí: Primera parte

Según escuche sus palabras frené en el acto mi avance. Reconocía esa voz. Era el sonido de un malnacido que nos había hecho la vida imposible a mi y a mis amigos, desde que estaba en este lugar. Era el doctor Hyter. No me cabía duda alguna. Aunque no pudiese visualizar su rostro por la falta de luz en la estancia, podía saber exactamente donde se encontraba gracias a la localización del sonido. Este se situaba justo detrás de Cameron, oculto entre las sombras para crearme la incertidumbre de lo desconocido. - “Doctor Hyter, por favor, baje el arma, yo no he hecho nada”- Cameron balbuceaba entrecortadamente, ante la presencia del captor que le tenía prisionero delante de mis narices. Sentía como la frustración de no poder ayudar a un inocente que solo había pasado penurias por mi culpa, iba en aumento hasta tal punto de tener que apretar los dientes para mantener el poco autocontrol que me quedaba, por miedo a que su victima fuese dañada en el altercado. - “Oh, vamos señor Larson, deje de comportarse como un niño miedoso que ya tiene usted una edad. Debería saber que los actos tienen consecuencias, y que su hazaña de escapismo no quedará impune ni para usted, ni para su amiguito que nos acompaña en esta noche tan especial”-. Hyter hablaba con su calma habitual, lo que me hacía sospechar que de nuevo se creía el dueño de la situación, debía de hacer algo para alejar su ira contra el chico al menos para que él pudiese salvarse mientras yo entretenía a tal monstruo. Por lo que intenté mantener la calma, y expuse mi argumento con la mayor serenidad que mi cuerpo me permitía sobreactuar. - “Vaya, no se porque me está facilitando las cosas doctor Hyter, pero la verdad es que se lo agradezco. El principal motivo de mi visita al sanatorio ha sido rematar al chico, ya que la primera vez las cosas no salieron como yo esperaba, así que si hace el favor de echarse a un lado acabaré con él en dos segundos.”-

Estaba convencido de que no me creería, era una mentira tan poco viable que dudaba si quiera que alguien en el mundo pudiese darla por válida. Hyter se rió como primera respuesta, como era de esperar, y a continuación lanzó un argumento tan pueril que me hizo más daño de lo que podía esperarme en un principio. - “Es usted de lo que no hay señor Sikorski, cada día me sorprende más ¿acaso cree que no conocía su relación con el chico desde hace tiempo?. Por favor, si en el momento en el que usted estuvo con nosotros no le quitaba el ojo de encima. Sabía que era cuestión de tiempo que se presentase aquí a por él, igual que hizo su querido amigo Henry con usted, en más de una ocasión. Aun recuerdo la pasada acción donde su compañero perdió la vida por ir a por usted hasta el final. Solo que ahora es usted el salvador con aires de héroe, que deja atrás a sus amigos por un muchacho algo torpe, que siguió sus indicaciones al pie de la letra, y se encontró con el enemigo de frente. Qué ironía ¿verdad?. Ahora sabe como se sintió su amigo justo antes de morir. Sabiendo que dejaba a su pequeño tesoro indefenso, en manos del cruel enemigo, antes de caer implacablemente en las profundidades del averno para siempre”-.

La suficiencia de su voz al relatarme tales argumentos, me irritaba hasta el punto de centrarme solo en la repulsión que sentía hacia ese hombre. Quería gritar, patalear, decirle cuatro verdades, y abalanzarme sobre su persona en un acto de ira que conllevaría la perdida de la vida de uno de los dos afectados. Pero en vez de dejarme llevar por mis instintos más primarios, me quedé en silencio intentando serenar mi espíritu a través de la respiración. De nada serviría perder la compostura. Sabía a ciencia cierta que lo que pretendía era desequilibrarme tocando el recuerdo de Henry para que este abrumara mis sentidos, y poder así aprovecharse de ello, para darnos caza a los dos de una sola maniobra. Así que no podía permitírselo. No cuando la vida de Cameron estaba en juego, por lo que me enderecé, y le planté cara de una manera disciplinada, digna del orgullo de un hombre que no disminuye ante su adversario. - “No se equivoque, doctor. Henry era Henry, y yo soy yo. Así que déjese de hacer conjeturas absurdas y enfréntese a mi, que es lo que lleva deseando desde hace mucho tiempo”-.

Estaba decidido. Puede que la musculatura de ese hombre superase la mía, pero no iba a dejarme acobardar por sus insinuaciones pueriles cuando había tanto en juego. La contraluz dada en su posición ocultaba su rostro, dejando que misteriosas sombras se moviesen por la pared haciéndome pensar que el tiempo se agotaba. Él sin embargo ignoró tales avisos riéndose de mis palabras con tal fuerza, que me parecía increíble que nos tachara a nosotros de perturbados cuando él era el primero en serlo. - “Por favor señor Sikorski ¿De verdad cree que quiero enzarzarme en una batalla cuerpo a cuerpo con un enfermo mental? Haría un flaco favor a mi gremio, y a mi propia alma si cayese en semejante epifanía. Vamos, compórtese como debe, y venga con nosotros a ser llevado de vuelta a una habitación. Tengo muchas ganas de experimentar con usted, y que me hable de esos monstruos que tanto teme en la oscuridad.”-.

Sentí un leve chasquido, y de repente me vi apuntado con su arma, mientras agarraba a Cameron por el brazo inmovilizándolo con su fuerza bruta. Ahora lo comprendía todo. Por eso el chico estaba tan nervioso. Había estado apuntándole con un revolver a su espalda todo este tiempo. Hyter había manejado la situación a su antojo y ahora se veía con el premio en la mano, pero no contaba con que no iba a dejar que eso sucediera. El Tomek que había conocido de antaño se había trasformado tras la pérdida de su amigo, y ahora nunca más dejaría que hicieran daño a sus seres queridos, por lo que yo también saqué un arma del interior de la chaqueta de Henry, y me dispuse a apuntarle teniendo a Cameron en medio de los dos fuegos. - “Oh, vamos señor Sikorski, no me diga que va a poner en peligro al chico por intentar dispararme”-. Hyter no movió su posición, pero agarró con aun más fuerza a Cameron, y lo movió hasta ponerle de escudo humano mientras este gritaba de dolor. Era un ser deleznable, merecía todo lo que le sucediese, por lo que no dudé ni un segundo en decirle. - “Por supuesto que no, pero no se crea que va a librarse de mi tan fácilmente, doctor Hyter. ¿quería usted que le hablase de mis criaturas? Pues conozcalas usted por sí mismo”-. Y sin darle si quiera tiempo a reaccionar, giré la ubicación de mi arma, y lancé dos proyectiles hacia la ventana de al lado donde los cristales explotaron como una danza estival de brillo en el cielo, mientras los tres, incluido mi persona, nos deshacíamos de nuestras posiciones para taparnos los oídos ante tal estruendo.

Ese era el momento que había estado esperando. Tomando ventaja de mi lejanía al no haber sido tan afectado como ellos por el estruendo causado por las balas, avancé hacia su posición apresuradamente, y con la culata del revolver, le asesté un golpe en el cráneo al doctor Hyter haciéndole perder el equilibro, y caerse de bruces contra el suelo. Lo que me dio pié posteriormente, a agarrar a Cameron del brazo y tirar de él para que se viniese conmigo, pero justo en el instante en que lo estaba ayudando a enderezarse, unos brazos alargados se agarraban con fuerza a la ventana rota, dejando una viscosidad negra tras de sí, que se le escurría de sus manos cortadas.


Sentí el pánico del terror recorrer todo mi cuerpo hasta situarse en la garganta. Observaba atónito como poco a poco comenzó a entrar en la estancia, lo que me reducía el tiempo de salir del sanatorio sin ser alcanzado por esa cosa. Me apresuré en mi acto para ganar tiempo. Había sido demasiado ingenuo. Me había arriesgado demasiado a la hora de romper la ventana. Sabía que acudirían al ruido como están acostumbradas a hacer, pero pensaba que el tiempo que tardarían en llegar hubiera sido más abundante del expuesto en la realidad. Esa cosa debía estar al otro lado de la pared agazapada esperando su oportunidad, y por fin la había tenido. Ahora de seguro que no la iba a dejar escapar. Nuestra última opción era escapar antes de que nos viese para que se ensañara con el doctor Hyter en vez de con nosotros, por lo que con el cuerpo aun destemplado por el horror que se nos acontecía, tiré de Cameron en un esfuerzo de llevármelo escaleras abajo antes de que la desavenencia se ciñera sobre nosotros.

Con la fuerza de mis brazos, logré que se dispusiera a correr con la incentiva de los gritos ensordecedores que la criatura había comenzado a emitir, y recorrí el pasillo junto a él, en busca de las escaleras que daban directamente a las plantas inferiores, sintiendo la angustia crecer en mi pecho ante el ruido que crecía a mis espaldas. Podía percibir como la criatura había entrado de lleno en la estancia, arrasando con todo lo que se encontraba a su paso. Cameron parecía nervioso por esa circunstancia pues no dejaba de ojear sus espaldas en la búsqueda de la tremenda bestia que nos acosaba metros atrás. - “No te preocupes Cameron. Hyter está ahí, así que de fajarse con alguien lo hará con él primero, lo que nos da la oportunidad de escapar sin que nos alcance después.”-. Intenté tranquilizarle con dichas palabras para que lograra centrarse en la huida, pero las que me devolvió él, hicieron que el que se aterrorizase por su presencia fuese yo. - “¡No va a ir a por él, Tomek. Hyter sabe como controlarlas!”-. Y dicho y hecho, antes de que pudiese preguntar si quiera el porqué de sus palabras escuché el eco de la voz de Hyter diciendo. - “¡Ve a por ellos! ¡Ahora!”-. Por lo que me aferré al brazo de Cameron, y volví a tirar de él para acelerar el paso, y marcar distancia ante la enorme bestia deformada que se nos acercaba con sus intensos ojos escudriñando en la oscuridad hasta dar con nuestro paradero. Podía escuchar sus patas delgadas y largas, avanzar por nuestro mismo pasillo, haciéndonos saltar de la impresión tras el grito de furia devastador que nos había soltado a unos pasos de nosotros. Debíamos hacer algo, y debíamos hacerlo ya, así que con las escaleras a la vista, lancé a Cameron hacia ellas, y yo me detuve lo justo para darme la vuelta y asestarle las últimas balas que me quedaban con la esperanza de ralentizara lo suficiente para poder salir de ese infierno vivos. Por lo que, en cuanto descargué toda mi munición, me fui a toda prisa sin mirar hacia atrás, mientras sentía los torpes pasos de una lastimada criatura que ansiaba obtener mi cabeza más que nunca.

Seguí en mi avance sin detenerme hasta el piso inferior, donde Cameron me esperaba mirando hacia mi posición. En cuanto me visualizó sonrió y siguió corriendo delante de mi, ya seguro de que estaba a salvo. Podría ser más joven pero había tenido más consideración hacia mi, de la que yo había tenido hacia Henry la última vez, y aunque me doliese, se lo agradecía desde lo más profundo de mi ser. La criatura por su parte, parecía tener ciertos problemas a la hora de descender por las escaleras debidos a su extraña fisionomía, y sus heridas causadas por mi arma. Su extraña altura y extrema delgadez, hacía que se tambalease a la hora de pisar en los peldaños, haciendo que tropezase en más de una ocasión contra la infranqueable pared que la envolvía quedando parcialmente atrapada por dicho estrechamiento. Lo que nos daba una ventaja considerable, si tenemos en cuenta que además de sus problemas entorpecía el avance de Hyter, el cual suponía que se había unido a la persecución, dados los pasos humanos que sentía tras de ella.


Gracias a tal calamidad, Cameron y yo descendimos con premura las plantas restantes hasta llegar al sótano donde teníamos pensado reunirnos con el resto. Pero lo que no esperábamos era encontrarnos con un problema más acrecentado del que habíamos dejado atrás. Parecía ser que en dicho nivel se había librado tal batalla campal, que el olor a pólvora aun era persistente en la sala. Su intensa esencia se filtraba con un humo negrecido que se metía por el esófago y no te dejaba respirar con facilidad una vez llevabas en su atmósfera unos segundos. La visibilidad, que de por sí era escasa, estaba siendo prácticamente nula debido al alumbrado dañado por la trifulca, y para más desolación no se percibía ni un alma dentro de todo el nivel. Tanto nuestros compañeros como las criaturas que estaban encerradas en las puertas colindantes al pasillo, habían desaparecido sin dejar rastro, lo que nos dejaba a Cameron y a mi, con el mayor de los desconciertos. - “¡Cielo santo, se han escapado! ¡Las criaturas se han escapado! ¿Cómo ha podido ocurrir? ¿Y Peep? ¿Dónde está Peep?”- Cameron danzaba de un lado a otro hablando más fuerte de la cuenta debido a la sordera causada por el impacto. Yo empezaba a preocuparme por las mismas cuestiones que él mismo había planteado, pero un pedazo de mi pensamiento también estaba en la parte de arriba donde la criatura y Hyter descendían a por nosotros así que me apresuré a decir. - “No hay tiempo para eso Cameron. Debes de salir de aquí. Mira, fíjate en aquella puerta del final del pasillo a la derecha. Por ahí está la salida al exterior. Sal de aquí, y ve directamente a la posada. Yo me encargaré de buscar a Peep y a Jason que al final también ha venido con nosotros, a la sala de los archivos.”- Veía a Cameron tan tremendamente agotado, y tan pálido como la luna, que sinceramente, tenía mis serias dudas de que las palabras que me dijo a continuación fuesen certeras. - “¡De eso nada, yo me voy contigo a buscarles. Estoy completamente preparado para lo que venga, y si tengo que cargar contra alguien para salvarlos lo haré!”-. Sabía a ciencia cierta que estaba envalentonado por la situación y sus ansias de ayudar, pero también era consciente de que el tiempo que nos quedaba era escaso y Hyter, o cualquier otro podría darle caza en cuanto estuviese en soledad, por lo que logró convencerme de sus palabras pero antes si quiera que pudiese dar el visto bueno a su decisión, una voz conocida surgió a nuestra contra de entre las sombras. - “Ninguno de los dos saldrá de aquí con vida, así que dejad de discutir ya”-. En cuanto el eco surgido de entre la oscuridad, me temí lo peor, pues su voz era claramente la de uno de los gemelos, más concretamente la de Jack, puesto que Jason jamás nos diría tal cosa. Por lo que alcé inconscientemente la pistola descargada y grité - “¡Déjate de amenazas, y sal de donde quiera que estés Jack!”- El susodicho no se hizo de esperar, y salió revolver en mano, de entre las sombras hacia nuestra dirección exponiendo lo siguiente. - “Deja ya de darme ordenes maldito pirado”- y sin más me disparó dos veces en el hombro por falta de visibilidad, haciéndome caer en el suelo, con la cabeza justo en la dirección idónea para visualizar borrosamente a Cameron venir hacia mi, sin saber lo que se le avecinaba por la espalda. Intenté hablar. Advertirle del peligro que corría. Pero su aquejada sordera, y la adrenalina del momento le impidieron escucharme a tiempo de apartarse de la criatura que habíamos dejado atrás, y que ya se le estaba abalanzando encima con todo su cuerpo.
Continuará...
Siguiente capítulo

viernes, 15 de abril de 2016

16. Bajo la maldición de la luna (Primera parte).

Nota: Décimo sexto capítulo del relato, para ir al primer capítulo pulse aquí:  Capítulo 1

En cuanto decidimos el bosquejo de actuación comprobamos cuantos días faltaban para la próxima luna llena. Eran 21, por lo que el tiempo jugaba a nuestro favor a la hora de elaborar un plan específicamente detallado sobre cómo íbamos a realizar nuestro acto, teniendo en cuenta los improvistos que se pudiesen originar en el camino. - “Por lo que me he enterado, Cameron está ingresado en las plantas superiores del psiquiátrico en vistas a una pronta recuperación. Así que para cuando vayamos a por él, ya estará lo suficientemente en forma como para seguirnos el ritmo de camino a casa. El único problema que veo es que seguramente Hyter no le esté quitando ojo así que debemos ser cuidadosos a la hora de recogerle. Propongo ir primero a los archivadores que se encuentran en el sótano para recoger tu documentación, y después subir a por él para que en el momento que lo encontremos salgamos inmediatamente de ahí para evitar encontrarnos con problemas innecesarios”-.

Peep parecía tenerlo todo bajo control por lo que me dediqué a asentir a sus palabras a modo de consentimiento. Su plan parecía seguro y nadie sabía mejor que él los pasadizos que escondía el sanatorio para poder escabullirnos del peligro si este surgiese de alguno de sus rincones. Todo parecía estar estudiado para la acción por lo que veía sin reparos nuestro éxito ante tal misión. Desgraciadamente Jason no tenía la misma impresión, en cuanto escuchó la decisión de Peep interceptó nuestras ideas con su autoridad habitual. - “Estáis locos si os pensáis que todo será un camino de rosas echando tanto tiempo como el que queréis tardar dentro del recinto. Lo que debería predominar aquí es la rapidez, y eso no lo lograréis si tenéis que recorrer el sanatorio desde el sótano hasta el piso superior y retornar todo el recorrido para salir de él. Mirad, sé que no os va a gustar pero os propongo una alternativa. Vosotros entráis por la parte de atrás que da directamente al sótano y buscáis todo lo que os dé la gana, mientras yo me escabullo por la parte principal y voy directamente al último piso a por Cameron para sacarle de ahí rápidamente sin dejar que Hyter, ni ningún otro nos de alcance en nuestra huida.”- Las palabras de Jason dejaban ver cómo una vez más quería introducirse en el plan a pesar de las graves heridas que sufría. Sentía verdadera empatía ante esta situación, pues entendía a la perfección su postura de querer ayudar costase lo que costase, pero sinceramente, la opción de Peep de querer dejarlo al margen me parecía la más sensata dadas las circunstancias. Me desesperaba de verdad, ver como ambos luchaban por lo que ellos creían la mejor opción, llegando a sacrificarse por la causa si fuese necesario. Por lo que me tocaba a mí ser el racional, y desempatar esta desdicha que parecía no tener fin.

-“Increíblemente creo que Jason tiene razón, Peep. Si vamos los dos solos corremos el riesgo de perder demasiado tiempo en esos lares y que acaben por descubrirnos, por lo que necesitamos a un tercero para que pueda aligerar el tiempo y acabar cuanto antes con este plan.”- Miré hacia Jason que parecía aún más sorprendido que Peep ante mis palabras por lo que me apresuré a añadir. -”Sin embargo, tu claramente no estás en condiciones de ir a ninguna parte con esas heridas, y tampoco vamos a poner en peligro a Magda llevándola a su edad a esta clase de misiones, por lo que he pensado que debemos avisar a Cameron para que sea él quien se reúna con nosotros en un punto del sanatorio, y podamos salir los tres de ahí cuanto antes. Pensadlo bien, él sigue en teoría, siendo uno de ellos, por lo que estaría en su derecho de deambular por el sanatorio por el bien de su orden, y más en esa noche tan crucial. Si lo pillasen por los pasillos tendría excusa, y a una mala, si le ven con nosotros siempre puede decir que nos había capturado y nos estaba llevando ante el resto. En definitiva, lo que quiero decir con esto, es que él estaría completamente a salvo ante cualquier situación, y cumpliría a la perfección con el problema latente del tiempo que Peep y yo no podíamos solventar solo. ¿Qué os parece?”-. Sabía que mi plan era el mejor que se había propuesto hasta la fecha, y que no solo yo creía en su funcionamiento. Podía ver como el resentimiento de Jason me daba la razón mientras que Peep expresaba abiertamente su aprobación ante tal propósito. - “Creo que es la mejor idea que has tenido en toda tu vida, chico. Cuenta conmigo. Le transmitiré esta información a Cameron para que vaya preparando su coartada ante los testaferros. Muy bien visto Tomek, muy bien visto”-. Con unas palmaditas afectuosas en la espalda selló su acuerdo mientras yo le sonreía afectuosamente por sus halagos. Jason sin embargo, parecía de lo más irritado cuando expuso claramente su argumento reivindicativo. -”Haced lo que queráis pero quiero que sepáis que si le pasa algo a Cameron por vuestra culpa lo pagaréis caro. Y eso va también por ti Peep”- Le señaló directamente con una mirada amenazante en el rostro mientras Peep le asentía para aceptar el significado de sus palabras. Yo por mi parte, esperaba sinceramente no tener que lamentar el hecho de no llevar con nosotros al hombre más valiente que había conocido, y que se iba ya escaleras arriba malhumorado por haberle dejado a un lado de esta desdichosa misión que nos llevaría directamente, a las mismísimas fauces del diablo.

Pasaron los días y con ellos aumentaba el desconcierto sobre si nuestro plan saldría como debiera. En caliente todo había parecido perfecto pero una vez pasado el momento las dudas afloraban en mi interior devorándome por dentro cual termita a la madera. Podía ser que nos estuviéramos equivocando, que mi ceguera por vengar a Henry fuera tal que no veía más allá de su venda. El momento de la verdad estaba cerca, y mi resolución ante el plan se tambaleaba en mi interior haciéndome tener dudas sobre todo aquello que veía posible. Lo único que me mantenía en firme en mi resolución era el saber que un joven muchacho estaba esperando nuestra ayuda desde ese sitio infernal, aferrándose a la esperanza de un futuro mejor, y eso era lo único que debía mantenerme estable hasta el momento de la partida. Para realizar cambios hay que hacer sacrificios, y si ese hecho implicaba poner en riesgo mi vida, que así fuera.

Con el día señalado en nuestras vidas, partimos hacia el anochecer con premura hacia nuestro destino antes de que alguna criatura pudiese poner el pie en nuestro pueblo. Si todo salía bien, los testaferros se ocuparían de frenar su ataque mientras nosotros buscábamos los documentos, y salvábamos a Cameron de ese agujero infernal. Peep iba a mi lado, codo con codo, con un arma en la mano, y observando todo aquello que se movía a nuestro alrededor. - “Parece que todo el mundo ya se ha resguardado en sus hogares. Fíjate, aún no ha anochecido del todo, y ya no se ve ni un alma por las calles”-. Haciendo caso a Peep observé mí alrededor, y me di cuenta de que tenía razón. Todos los lugares, incluyendo el mercado, la plaza, y demás sitios concurridos por la muchedumbre, estaban ahora vacíos, inocuos de presencias esperando el tremendo despertar de las bestias que asolaban Dunwich cada mes. Una vez más volví a pensar en el infortunio que suponía tener que vivir en este lugar, y como el sufrimiento de sus pobres gentes se hacía latente en cada rincón de la ciudad que pisaban en solitario nuestros pies, camino de nuestro odiado sanatorio. Esperaba sinceramente que con nuestros actos, lográsemos al menos dar una relativa paz a nuestros vecinos para que pudiesen vivir a salvo en estos muros perdidos de la mano de la razón.


Seguimos nuestro camino por la sinuosa Dunwich hasta lograr visualizar nuestro objetivo, varios minutos más tarde de lo previsto. Al parecer. El sanatorio tiene dos entradas, pero la segunda está tan sumamente oculta entre los matorrales y la oscuridad latente, que no fue nada fácil dar con ella de primera instancia. Gracias al cielo que Peep recordaba la distancia que la separaba de la entrada principal, y así poder orientarnos un poco sobre ese terreno desconocido para nuestros ojos. - “Bien, después de este árbol debería de haber una estatua medio derruida, y justo a sus espaldas debería de estar... ajá! Ahí está! Estoy viendo el pálido brillo de su pomo, vamos Tomek apresúrate, ten sujeta la llave, yo te indicaré donde está la cerradura”- No sabía ni como, ni cuando, Peep había conseguido las llaves del sanatorio pero era algo que no me sorprendía, por lo que cogí la llave sin exponer nada a cambio, y nos dirigimos hacia el punto de encuentro para abrir la cerradura con premura, pero justo en el momento en que nuestros pasos llegaban hasta la puerta, esta se abrió con un tenue chirrido, relevando que no estábamos solos. - “Sois tan ruidosos que aún no me explico cómo habéis llegado hasta aquí sin ser descubiertos”-.

Tanto Peep como yo nos quedamos paralizados, era la voz de Jason, pero sabíamos que este se encontraba con Magda en la posada, por lo que solo nos quedaba una persona que tuviese ese mismo tono de voz. Jack. Rápidamente, giré la cabeza para alertar a mi amigo, y como si me leyese el pensamiento, Peep alzó el arma en dirección a la oscuridad provenida del interior del recinto y exclamó. - “Reza lo que sepas Jack porque vas a morir aquí y ahora”- Pero antes si quiera que le diese tiempo a apuntar certeramente con el arma, la sombra que teníamos en frente se rio ante sus palabras y contestó. - “Como tú o el impertinente que va contigo volváis a confundirme con ese animal os parto la cara ¿me entendéis?”- y comenzó a moverse en nuestra dirección para revelar a la luz de la luna sus vendajes y su ligera cojera, que aun persistía en la actualidad. Era Jason, no cabía duda. Y parecía bastante divertido ante nuestras caras estupefactas. - “¿Os creíais que os iba a dejar todo el trabajo sucio a vosotros? Antes muerto. Venga vamos, os estaba esperando para buscar todo el papeleo”-. Me parecía increíble que incluso insistiéndole todos para que no viniese hiciese caso omiso, y se presentase aquí antes que nosotros. Había sido una maniobra de lo más arriesgada, y pensaba discutirlo con él abiertamente, aunque fuese en otro momento. Ahora la prioridad era encontrar los papeles sobre mi supuesto pasado, y dar salida a Cameron por lo que me apresuré junto a mis compañeros a entrar en las fauces de la locura, cerrando tras nosotros la puerta conductora hacia la libertad.

Una vez dentro del sanatorio, la extrañeza del habitáculo parecía sorprenderme en una mayor medida de lo que me imaginaba en un principio. Al parecer, la parte trasera a la que habíamos accedido, era un maltrecho almacén de viejas armas humedecido, y con olor a moho. Toda la estancia parecía completamente destartalada y abandonada. Por lo que ahora empezaba a comprender por qué mis compañeros habían escogido este lugar como nuestra gran baza para no ser descubiertos. Parecía que nadie había estado aquí por siglos, así que la seguridad del desorden nos hizo comprender que podíamos aligerar en dicha zona para ganar tiempo, y así lo hicimos. Avanzamos a grandes zancadas mientras, nos fijamos de pasada en los diversos artilugios ensangrentados que colgaban desordenadamente de las paredes, y fuimos directamente hacia la puerta que daba al pasillo no sin antes oír la voz de Jason advirtiéndonos del peligro que corríamos en dicha instancia. - “Tened cuidado, si queréis sobrevivir no toquéis ninguno de estos trastos. Están sucios, oxidados, y llenos de enfermedades. No sería nada agradable después de haber venido hasta aquí tener que dar la vuelta porque alguien se ha pasado husmeando, ¿verdad Peep?”-. Peep que se encontraba observando un rastrillo de reojo, se dio media vuelta para mirar en la dirección que seguíamos. Parecía molesto por el comentario pero no replicó nada al respecto, simplemente se limitó a seguir a Jason a través de la estancia hasta dar al pasillo colindante poco iluminado.

Una vez situados en el pasillo nos centramos en buscar la sala en donde se encontraban los archivos del sanatorio, una tarea sin complicaciones de no tener en cuenta un intenso ruido metálico de forcejeo a nuestro alrededor. Como si de alaridos se tratase, de las paredes sobresalían los quejidos inmundos de unas bestias que nos desconcertaron de nuestra hazaña sin saber muy bien que hacer - “No os preocupéis. Cameron me ha contado que aquí guardan a las bestias para los análisis de Hyter pero están bien atadas con cadenas. Me he asegurado de que a la sala a la que vamos no se haya ninguna clausurada, así que espabilad. No podemos perder más tiempo del que hemos malgastado ya”-. Con el dedo indicando el fondo del pasillo por la parte Este, Peep nos indicó el camino, por lo que Jason y yo, comenzamos a correr sin descanso, intentando ignorar los chillidos de ultratumba que resonaban con eco por el inmenso pasillo en el que nos encontrábamos.


Recorrimos todo el ala este sin descanso hasta llegar al final de su hendidura, donde una puerta de doble cerradura nos esperaba ante nuestra atenta mirada. Por mucho que nos hubiésemos alejado de los ruidos  estos no cesaban, por lo que nos dimos cuenta de que si Cameron no conocía la verdad y ahí dentro había alguna criatura, sería nuestro autentico fin. Debíamos andarnos con cuidado si queríamos tenerlo todo previsto así que con sumo cuidado me dispuse a abrir la puerta procurando hacer el menor ruido para no provocar a nada de lo que pudiese esconderse dentro, pero la mano de Peep me detuvo de tal acción. - “Espera un momento Tomek, he estado pensando en que con la tardanza realizada en dar con la puerta, y la presencia de Jason ya hemos malgastado mucho tiempo. Si encima ahora seguimos con el plan original, puede que nos demoremos demasiado para cumplir con los actos que debemos realizar. Ahora ya no es como antes, somos tres, así que uno de nosotros debería ir ya a por el chico para ir ganando tiempo”-.

Peep tenía razón, cuanto menos tiempo estuviésemos en este lugar más se aseguraría la victoria. Había que tomar una decisión, y yo ya sabía de sobra quien era el más apto para ir a buscar a Cameron, por lo que antes de que se me anticipase Jason, fue mi voz la que contestó ante la exposición de Peep. - “Tienes toda la razón Peep. Ahora mismo voy a por el chico. Vosotros buscad todos esos papeles de los que me habéis hablado y nos vemos en esta planta en unos minutos, ¿de acuerdo?”- Peep asintió a mis palabras, pero Jason como era de esperar, no parecía muy conforme ante el plan de volver a encontrarme con Cameron a solas después de lo que le había hecho, por lo que me apresuré a decir. - “Se lo que estás pensando Jason, pero tienes que reconocer que soy el más óptimo para ir en su búsqueda. Tú aun tienes dificultades para moverte, y quien más sabe de buscar cualquier tipo de información hasta debajo de las piedras es Peep, así que me toca a mí realizar su rescate. No te preocupes, lo traeré a vuestro lado en menos que canta un gallo, confía en mi”- Jason increíblemente pareció entrar en razón ante mis ecos, puesto que con un escueto - “De acuerdo, pero intenta no meter la pata”- Dio por zanjado el asunto, y me explicó que Cameron nos esperaba en la tercera planta, así que sin tiempo que perder dejé a mis dos amigos a su suerte mientras yo corría pasillo arriba en busca de las escaleras que me llevasen a la tercera planta, pero no me resultó sencillo, puesto que con el tintineo de la pálida luz que alumbraba la estancia, y el sonido estridente de las puertas colindantes, era imposible concentrarse en vislumbrar los esperados peldaños. No fue hasta que fui hasta la parte contraria del pasillo cuando los encontré adosados a las paredes en una pequeña escalinata ascendente que me conducía hacia mi destino. Debía darme prisa si quería reunirme con Cameron, y salir de ese infierno, por lo que me apresuré a ascender por ellas con premura antes que alguna desgracia se truncase en su camino, pero infortunadamente, mi acto quedó interrumpido cuando un ruido de disparos se escuchó a mis espaldas.

Habían sido tres los proyectiles lanzados, y venían justo de la parte inferior de la estancia, donde había dejado a Peep y Jason al cargo de los manuscritos. Algo había ocurrido, estaba seguro de ello. Mis amigos eran lo suficientemente inteligentes como para saber que solo podían desvelar su ubicación de esa manera si estuviesen en peligro mortal, por lo que estaba claro que algo no iba como debiera.

Me quedé absolutamente petrificado. Esto había sido como un jarro de agua fría para mis entrañas. El calor del momento que sentía se había esfumado dando paso al miedo de la perdida, y la adrenalina que causaba el terror de la amenaza que sentía ante tal ataque. Esto empezaba a complicarse, y en mi mente solo veía dos caminos posibles en mi andadura en el sanatorio. Podía abortar el plan inicial, e ir a ayudar a mis amigos abandonando a Cameron a su suerte, o bien seguir con mi obligación asignada, y rezar para que nada malo les haya ocurrido a los chicos.

Instintivamente mi corazón escogió mi destino cuando eché a correr escaleras abajo en el retorno hacia mis compañeros con un amargo pesar en mi corazón. La situación era crítica, y lo único que se me venía a la mente era que hiciera lo que hiciese, tendría que dejar atrás a alguien, y eso me mataba por dentro. Estaba siendo el verdugo de alguno de mis compañeros y esa era una situación imposible de superar, por lo que me decanté pensando que posiblemente Cameron no estaría tan en peligro como lo estuvieran estos dos, él era uno de ellos, no tenía por qué correr ningún daño si lo descubrían por los pasillos. Los que me necesitaban de verdad eran Peep y Jason por lo que no tuve más remedio que olvidarme del pequeño y acudir en su ayuda.

Recorrí todo el trecho de las escaleras autoconvencido de mis actos por mis pensamientos, pero una vez llegado abajo me di cuenta de una cosa. Hacía tan solo unos días, Jason me recriminó que se sentía ofendido ante mi postura de querer hacerlo yo todo sin contar con ellos. Por lo que sabía que si aparecía por allí para ayudarles habiendo dejado desatendido a Cameron por ello, Jason no confiaría en mí jamás. Frené en seco, me estaba volviendo loco. En el fondo sabía que estaba corriendo por instinto hacia ellos por el amargo reflejo de lo que debía haber hecho con Henry en un principio. Pero debía entender que esta situación era distinta. No sabía lo que había originado los disparos, ni si quiera sabía si estaban en peligro. Pero ellos eran dos, y un chico seguramente asustado y todavía herido, me esperaba en medio de la locura para ser rescatado. Se lo debía a él. Se lo debía a todos dar media vuelta e ir a por Cameron, confiando en la valía de mis propios amigos. Por lo que retorné mis pasos, y comencé otra vez el ascenso hacia el chico que siempre había confiado en mí, y yo había apuñalado vilmente en el desconcierto de su alma.  

Subí los tramos de escaleras velozmente intentando ignorar los gritos y arrullos de los internos que sentían mis pisadas, y reclamaban un trozo de mi atención. Una vez visualizada la estructura del edificio, y gracias también a mis recuerdos pasados, encontrar las escaleras del primer y el segundo piso me fue más sencillo de lo que habían supuesto las subterráneas. Por lo que llegué al tercer piso jadeante, y exclamando el nombre de Cameron desde antes de finalizar mi etapa, pero por sorpresa, no recibí respuesta alguna por lo que seguí corriendo y para cuando me encontré arriba, envuelto en una absoluta oscuridad que solo se descerrajaba por la luz de la luna que se filtraba por las ventanas, volví a repetir el nombre de Cameron aún más fuerte para que no hubiese lugar a dudas de que no se me oyera ante el residencial ruido que ya emergía con fuerza tras las puertas de seguridad.

Me situé en medio de la estancia para hacerme algo más visible, mirando a mí alrededor en busca del susodicho cuando una pálida voz surgió de entre las sombras indicándome su posición. - “¿Tomek?”- Era él, estaba seguro. Mi pecho explotó en una alegría infinita, y buscando la manera de localizarle, me dispuse a ir hacia él con una amplia sonrisa en la boca que se me borró de mi rostro en cuanto escuché una segunda voz mucho más clara y firme que la anterior. - “No se mueva señor Sikorski, o el chico morirá”-.
Continuará...

viernes, 8 de abril de 2016

15. El anhelado retorno (Tercera parte).

Nota: Tercera parte del quinceavo capítulo del relato, para ir al primer capítulo pulse aquí:  Capítulo 1
Para ir a la primera parte del quinceavo capítulo pulse aquí: Primera parte

La confusión que se me impregnó tras las palabras de Peep fue tal, que tuve que cercionarme de sus ecos antes incluso de poder asimilar su contenido. - "Peep, ¿a qué demonios te refieres? ¡Yo jamás había estado aquí antes!"- Su confesión había hecho que la tensión latente en mi pecho fuese en aumento según relataba los actos, dejando a mis compañeros algo confusos al respecto con mi comportamiento. -"Tomek,  ¿es que no recuerdas nada? ¿Ni si quiera a Henry?"- Peep lanzó la pregunta con desconcierto mientras observaba de reojo al resto de nosotros que parecían tan confundidos como él. Yo sin embargo, sentía emerger en mi interior una angustia opresiva ante sus palabras que jamás creí que percibiría a causa de mis amigos. Siempre había tenido muy claro que los testaferros tenían la culpa de todo mal en este pueblo, pero escuchando sus palabras en esta fría mañana, empecé a preocuparme por si mis compañeros estaban más afectados por las circunstancias en las que vivían de lo que creía en un principio. Yo estaba seguro de que el presente constituía la primera vez que pisaba estas tierras, y que conocía a sus gentes. No me cabía duda alguna, y así se lo hice saber a mis compañeros para que pudiesen ser capaces de razonar mi respuesta, y analizar sus pensamientos en pos de la verdad. - "Chicos, de verdad os digo que jamás había pisado Dunwich antes, y mucho menos había conocido a nadie de sus gentes hasta el momento en que llegué meses atrás. Ojalá hubiese conocido a Henry en el pasado. Nada me hubiera hecho sentir más dichoso, pero os aseguro que no fue de esa manera. Así que os pido que rectifiquéis vuestras palabras, o al menos os deis cuenta de que de quien habláis no está en esta habitación. A lo mejor me habéis confundido con alguien que en su tiempo fue un allegado vuestro, y por eso me habéis tratado con tanto tacto desde un principio. Eso ya lo desconozco. Vosotros sabréis si esta premisa pueda resultar posible en vuestros análisis. Yo solo se que me llamo Tomek Sikorski y que fui bendecido con haber vivido en el este desde mi nacimiento hasta el día de hoy"-.


Creí haber dejado bien claro dicho aspecto con mi exposición pero no se porqué mi relato solo sirvió para confundirlos aun más. Jason me observaba con un rostro de lo más escéptico, mientras Magda tomaba la iniciativa creyendo que con sus palabras lograría convencerme de su verdad, dejando a Peep al margen mientras este volvía a hojear concienzudamente el documento. -"Tomek, no se que te habrán contado en tu hogar, y ni se siquiera como es que no recuerdas nada de este lugar, pero lo cierto es que has crecido aquí, y has sufrido junto con todos nosotros las consecuencias de las bestias, y las malas jugadas de los testaferros."- Magda parecía segura de sus palabras lo que hacía ponerme más nervioso todavía. Si la persona más firme de esa sala estaba relatando tal barbaridad, como serían las historias de los demás en comparación a esa suposición tan absurda.

La mujer se me quedó mirando en pos de saber cual era mi opinión acerca del asunto pero antes si quiera de que pudiese contestar, Peep detalló como era de esperar, con todo lujo de detalles, la historia que había comenzado nuestra compañera. -"Es cierto Tomek, tus padres eran natales de Dunwich junto con toda su familia. Eran conocidos por todos en el lugar, y se unieron a la orden de los cazadores en cuanto tuvieron edad suficiente para sostener un arma. Magda, yo, y los demás los conocimos de primera mano, y me honra decir que eran unas maravillosas personas. No dudaron en hacer sacrificios, y en hacerse cargo de Jason y Jack, que  por circunstancias de su infancia, acabaron a su cargo. Ellos hicieron que todos creyésemos en la esperanza, y en la compasión hasta que por desgracia nos dejaron cuando fallecieron a causa de un ataque de las bestias nocturnas. Como es obvio Cameron, por temas de la edad, no llegó a conocerles en persona, pero si conoce su historia de cerca, y se alegró sobremanera cuando se enteró de tu retorno por la gran honra que le da el compartir organización con ellos. Lo que quiero decir Tomek, es que tus padres han sido para todos un gran apoyo, por lo que tenerte aquí con nosotros hace que nos recuerdes que existe un motivo por el que luchar por aquello que creemos justo."-

Según sus palabras llegaban a la parte en que se nombraba a Jason, desvié la mirada para observar como asentía a su relato a modo de confirmación. Todos parecían absolutamente convencidos de haber vivido esa historia rocambolesca que Peep seguía relatando sin demora, haciéndome sentirme totalmente fuera de lugar en este disparado momento. -"Al principio tu madre fue la que se infiltró como médico en los testaferros para hacer de espía tal y como está Cameron ahora, pero en el momento en que se quedó embarazada tuvo que huir hacia nuestra cabaña por miedo a que descubriesen la relación con tu padre, y pudiese pasarte algo. Tu padre por su parte, hizo frente con valor a todos los obstáculos que los testaferros nos imponían, llegando incluso a hacerse cargo de nuestro chico y su hermano, cuando se vieron desamparados para que no sufrieran el horror de ser raptados por los lunáticos del manicomio. El día en que murieron tu tenías 8 años, y el predecesor de Hyter no se lo pensó en cuanto te vio durmiendo en tu cama, y te raptó de nuestras tierras para llevarte al sanatorio junto con Hyter, que también lo estaban criando a su manera, para teneros de vuestra parte en un futuro, y superarnos en número. Pero obviamente, no dejamos que se saliesen con la suya, una noche en la que todo estaba más o menos tranquilo, el marido de Magda junto con un imberbe Henry te sacaron del sanatorio , y te llevaron hasta la frontera donde unos amables señores te esperaban para criarte y quererte como un hijo fuera de este lugar. Creíamos de veras que hacíamos lo correcto, y por eso jamás volvimos a intentar contactar contigo, pero entonces un día Cameron nos advirtió de que su padre estaba discutiendo el volver a traerte al pueblo para analizar tu comportamiento, ya que eras la única persona que había salido de este lugar con vida, y aunque Hyter se oponía terriblemente, acabó realizando el acto, dándote un señuelo para que entrases por tu propia voluntad, y dejarte encerrado tras tus pasos en este pueblo del que una vez escapaste, dándonos a todos una esperanza con ello, por la que vivir"-.


Peep acabó su relato mientras yo no daba crédito ante sus palabras. Nunca creí que tal fantasía los incluiría a todos de esa manera. Miré a los presentes con cara de estupefacción sin saber muy bien que decir ante tal acontecimiento cuando Jason rompió su silencio por primera vez en esta historia para decir. -"Tengo que intervenir para decir que aunque este tío me haya puesto de los nervios desde que ha entrado aquí, nunca dejaré de agradecer a Martha y a Phill, que nos acogieran a Jack y a mi, después del incidente en el que perecieron mis padres. Fueron unos momentos muy duros en los que tener un hogar que te arrope alivia mucho el dolor de la perdida, aunque eso implicase convivir bajo el mismo techo con este tipo tan impertinente."-. Jason me señaló mientras mis nervios iban en aumento ante tales palabras. Era imposible, completamente inviable que lo que estuvieran contando fuera cierto, por lo que me levanté de lo más alterado, golpeando tras de mi la mesa, en mi acción de demostrar físicamente el estupor que sentía. -"Dejadlo, dejadlo ya por favor. No se que historias os habéis imaginado pero os aseguro que esa fantasía no es real. Yo crecí en una familia del este, mis padres eran Adelajda y Piotr, y no esos Martha y Phill de los que habláis. Esa es la pura verdad, y nada de lo que me digáis podrá cambiar los hechos de mi vida de ninguna de las maneras"-.

Los miré a todos con dureza mientras el miedo se iba apoderando de mi pecho. Si no podía confiar en mis propios compañeros ¿qué me quedaba? Estaba hecho a la idea de que debía actuar en solitario para salvarlos, pero si ellos también estaban dementes esto complicaba aun más las cosas. Debía desprenderme de sus locuras antes de que fuera yo también presa de la fantasía, por lo que con un ademán derrotista, me dispuse a retirarme a mi habitación en vistas a encontrar un sitio mejor donde no se enturbiase mi alma, pero Peep al verme me hizo una tentativa difícil de rechazar. -"Me sorprende que sigas sin creernos después de todo lo relatado, ya que te tomaba por un hombre de mente abierta. Está bien, si tanto insistes en saber la verdad, maldito cabezón, yo te la mostraré siguiendo tu juego. La próxima luna llena, cuando los testaferros estén ocupados con sus rituales, tu y yo nos colaremos en el sanatorio para recuperar tus papeles de internamiento originales. Seguramente ellos te aclaren más dudas de lo que nosotros podemos hacer. Eso sí, seguirás todas mis instrucciones al pié de la letra para que todo salga bien, ¿estamos?"-. Todos incluida mi persona se sorprendieron ante sus palabras, Peep estaba dispuesto a arriesgar su vida entrando en la boca del lobo para que creyese su rocambolesca historia. Pero no podía permitirle que hiciera algo así. Tras la muerte de Henry me había obligado a ser más fuerte, y a luchar por aquellos a los que amaba sin implicar riesgo alguno en sus vidas en todo lo que me fuese posible. Si ahora aceptase la oferta de Peep estaría actuando de manera completamente contraria a mis principios, y eso era algo que no podía aceptar de ninguna de las maneras, por lo que me dispuse a rechazar su oferta con toda la buena intención, siendo interrumpido por Jason de manera abrupta antes si quiera de que pudiese articular palabra. -"Yo también voy. Estoy seguro de que Jack lleva sospechando de Cameron un buen tiempo. Así que ya es hora de que se venga con nosotros a terreno seguro. En cuanto vayáis a por los papeles del lunático este, yo me encargaré de reunirme con Cameron, y de sacarlo de ahí de una manera segura"-. Esto estaba siendo de locos. No comprendía como todo este enredo había acabado en una situación tan surrealista como la que estábamos viviendo en estos momentos. Intenté imponerme otra vez, ante sus palabras con firmeza para poder exponer mi punto de vista de nuevo, pero esta vez fue Magda la que se me adelantó con una fuerza de voz imponente. -"¡Jason pero que estás diciendo ¿no ves el estado en el que te encuentras? Si apenas eres capaz de mantenerte en pie! Será mejor que dejes a los chicos hacer el trabajo sucio por esta vez. Ellos se ocuparán de recoger a Cameron de ese infierno, y traerlo con nosotros a la posada"-.

Sus palabras fueron contradecidas por Jason en el acto,  y alabadas por Peep a la vez. Todos parecían tener algo que decir en este asunto obviando con claridad, que yo estaba en frente de ellos atónito a todo lo que estaba ocurriendo. Sabía de sobra que sus intenciones eran buenas, pero también sus decisiones trastocaban mi plan inicial, por lo que alzando claramente la voz, me hice notar por primera vez en dicha discusión, para expresar mi desconformidad con todo el asunto expuesto con anterioridad. -"Chicos, ya basta por favor. Jamás os he pedido nada de esto. Se que tenéis vuestra verdad, y eso no lo discuto. Pero ahora tengo una misión, que es protegeros a todos hasta que consiga un destino mejor para este pueblo. Y eso no lo puedo llevar a cabo si me acompañáis a cada encuentro que se elabora contra los testaferros. Esto es cosa mía. Mi problema, por lo que dejad de insistir. No dejaré que llevéis a cabo dicho plan tan peligroso, para tener que lamentarlo después"-. Todos se giraron en mi dirección en el acto, con sintonía de rebatirme, pero solo Jason logró hacerlo con su verborrea correspondiente. -"Mira Tomek déjalo ya. No vamos a dejar que te suicides tu solo contra esos locos. Nosotros somos un equipo, y actuamos juntos desde que estamos unidos. Eso es así, y no vamos a cambiarlo porque tu nos vengas con esos aires de salvador a intentar resolver el problema por tu cuenta. Es más, si estoy enfadado contigo es precisamente por eso, porque en el momento en que un compañero te mandó al lugar seguro, tu acudiste pensando que así se solventaría el problema al creer que esto es cosa tuya y no. Esto es cosa de todos. No hay uno que no esté en la misma problemática. Así que si quieres ayudar, empieza por actuar codo con codo con nosotros, porque tenlo por seguro que no vamos a dejarte salir con la tuya de dejarnos al margen de todo esto, te pongas como te pongas, ¿entendido?"-.

Jason había expuesto algo que no me esperaba, y que me llenó de alivio conocer. No estaba enfadado conmigo porque Henry hubiera muerto por mi culpa, sino porque no veía las cosas como uno de ellos. Era algo que jamás me hubiera imaginado, y que me tocaba el corazón como una punzada de gratitud, entendiendo que ellos siempre estarían ahí para mi en lo que necesitase, y que juntos podríamos lograr algo grande. Era ahora cuando veía que me había comportado de una manera de lo más cerrada, intentando dejarlos al margen de todo pero ellos a pesar de esto, siempre habían querido estar ahí para mi. Por lo que a modo de agradecimiento, contesté a Jason de la mejor de las maneras. -"Tienes razón Jason, lo siento. Para mi sois lo primero, y teneros al lado para construir un mundo mejor es algo que agradeceré durante toda la eternidad. Así que preparaos, porque con la próxima luna llena le daremos a los testaferros una razón para temernos".

Hasta aquí el día de hoy. Recordad, si os pasáis por estos parajes inundados con la desolación del mal, estad atentos, quizás os persiga la incertidumbre de un pasado imposible por sus calles.
Con afecto.
Tomek Sikorski.
Siguiente capítulo