viernes, 29 de abril de 2016

16. Bajo la maldición de la luna (Tercera parte).

Nota: Tercera parte del décimo sexto capítulo del relato, para ir al primer capítulo pulse aquí:  Capítulo 1
Para ir a la primera parte del décimo sexto capítulo pulse aquí: Primera parte


Grité, grité con todas mis fuerzas, o eso creía que estaba haciendo. La visión de Cameron siendo arrastrado por esa bestia maldita inundaba todo mi ser, haciéndome caer en el abismo de la desesperación. Intenté arrastrarme hacia su dirección para poder ayudarle a combatir contra ese demonio, que ya le había asestado un par de bocados en el costado mientras él intentaba desesperadamente huir de sus fauces, pero mi cuerpo pesaba demasiado como para acudir velozmente en su ayuda. Las balas quemaban mis entrañas como si me estuvieran aplicando un hierro incandescente en mi hombro, por lo que mi vigor y resistencia se mermaron consistentemente ante mi estado físico, dejándome inútil para la salvación de mi querido amigo que se estaba viendo cara a cara con el infierno, de un modo que no que no querría ni para mi peor enemigo.


Me enderecé torpemente, y volví a intentar alcanzarlo, gritando de la pura frustración que sentía al ver que mi cuerpo no obedecía mis órdenes como debiera. No podía dejar que esto ocurriera. Otra vez no. Estiré mi brazo sano en un inútil intento de al menos poder agarrar a mi compañero atacado cuando oí disparos a mis espaldas. Pude fijarme como una, dos, y hasta tres balas se introducían en el cuerpo de la bestia, haciéndola exhalar su último aliento, y caer encima del chico que respiraba con una gran dificultad debajo de tal amasijo de piel y sangre, que se arremolinaban encima de su cuerpo. - “¡¿¡Qué demonios has hecho!?!” La voz de Hyter resonó en la estancia como un estruendo ensordecedor debido a la furia que sentía por tal calamidad. Localicé su posición para poder responder a sus amenazas mirándole directamente al rostro. Se situaba junto con una de sus ayudantes detrás de la bestia, mirando duramente al frente. Increíblemente, parecía ser que ignoraba mi presencia, y se dirigía a otra persona situada detrás de mí. La cual contestó rápidamente, mostrando un tono de voz que me era más que familiar. - “¡Hago lo que creo correcto Hyter, y me da igual lo que me digas. Estarás muy acostumbrado a mandar, pero ya te he dicho que a mí no me das ordenes!. No aguanto a esos seres, y no pienso dejar que nadie más muera por su culpa. Sea quien sea esa persona.”-.

Asombrosamente, la voz que contestaba a las réplicas de Hyter era Jack, el mismo que había cargado contra mi hace escasos momentos. No podía visualizar su rostro, pero si podía observar el de Hyter que irradiaba ira por todos sus poros a causa de su traición. - “Sabía que tú, y tu estúpidos traumas acabarían por pasarnos factura. Prepárate porque me aseguraré personalmente de que esto lo pagues caro. Tenlo por seguro. Y tú, no muevas ni un músculo más, si no quieres que acabe con tu vida en este preciso instante”-. Hyter me señaló mientras yo intentaba arrastrar mi cuerpo hacia Cameron aprovechando la trifulca entre esos dos titanes. Pero al oír sus palabras tuve que frenar mi avance si no quería que todo por lo que había luchado se desvaneciera en un momento, por lo que me quedé en una posición estática tumbado en el suelo a la espera de una oportunidad mejor dejando que los testaferros siguiesen con su discusión.

Al fijarse en mi extraño comportamiento, la ayudante de Hyter sacó un arma de su bolsillo, y se dispuso a cargarla para apuntarme directamente con ella, pero con un movimiento de mano encima del revólver, Hyter le indicó que se detuviese, dejándome fuera de peligro en el acto. No entendía en absoluto el motivo, pero después de todo este tiempo me había dado cuenta de que Hyter parecía tener como máxima prioridad el mantenerme con vida en esta clase de desenlaces. O al menos esa era su decisión hasta el momento. Fuera como fuese, me beneficiaba, y no pensaba quejarme respecto a ello tampoco. Debía aprovechar la situación he intentar al menos librar a Cameron de sus garras, por lo que no di más opciones a llamar la atención de los testaferros, esperando a que un descuido me diese la oportunidad de actuar lo más propiciamente posible.

- “¿Dices que pagaré por esto? ¿Por qué exactamente? ¿Por salvarle la vida al hijo de tu jefe? ¿A eso te estabas refiriendo? Porque eso es exactamente lo que ha pasado. En tal caso lo que deberíamos preguntarnos es ¿por qué no habéis disparado antes vosotros, que estabais en una mejor posición, para cargaros a la bestia?”-. A Jack no le faltaba razón. Aunque Cameron estuviese de nuestra parte, seguía siendo el hijo del jefe de la organización. Estaba seguro de que ese hombre no hubiera dejado de lado el hecho de que su hijo fuese atacado por una bestia, y que Hyter no hubiera hecho nada para detenerlo. Algo ocultaba, pero no tenía ni idea de qué, hasta que Cameron me recordó en voz alta la razón de la evasiva del doctor. - “Es.Porque.Él.Las.Controla”-. Su voz tremendamente entrecortada surcó el aire haciéndonos a todos partícipes de la noticia más esclarecedora de la noche. - “¡¿¡Qué demonios estás diciendo niñato!?! ¡Hyter, ¿es eso cierto?!”- Jack bramaba a mis espaldas al borde de la histeria. Estaba claro que a pesar de estar en el otro bando odiaba a las bestias como el que más, cosa que me desconcertaba totalmente, ya que los testaferros se dignaban a hacer tratos para mantenerlas a raya pero vivas. Observé como la actitud desafiante de Hyter hacia su compañero se había incrementado en cuanto Jack preguntó por la acusación hecha, pero antes si quiera que tuviera posibilidad de contestar un objeto acristalado salió volando de una de las habitaciones vacías, pasando por encima de mi cabeza, y yendo a parar al lugar de Hyter y su ayudante, haciendo que estallase en una bola de fuego con la suficiente consistencia como para hacer que nuestros captores se echasen hacia atrás tapándose la cara en un intento de evitar sufrir daños en su físico. Era nuestra oportunidad, si queríamos salir de ahí este era el momento. No tenía ni idea de quien, o que, había sido el que nos había lanzado tal calamidad, pero bendito sea dicho temerario.

Procuré incorporarme con la mayor rapidez, utilizando mi hombro bueno intentando para con ello minimizar el intenso dolor que sentía en el contrario, y busqué entre el humo latente a Cameron, el cual ya se encontraba entre los brazos de Peep, que había resurgido de la oscuridad para ayudarnos. Debió ser él el que lanzó el explosivo contra los testaferros para sacarnos de ahí. Le debía por ello, una más de mis múltiples vidas  salvadas en este paraje lleno de los peligros de la desolación.

Procuré actuar lo más eficazmente posible para agilizar las cosas así que, sujetando mi hombro empapado en sangre, me dirigí con premura a Peep para exponer el último punto que quedaba por aclarar antes de irnos. - “¡Peep! Gracias al cielo que estás a salvo, ¿dónde está Jason?”- Peep me dedicó una de sus enormes sonrisas, pero la contestación a mi pregunta vino de mis espaldas. - “No sufras hombre, que estoy aquí mismo. Por más que lo desees no te librarás de mi tan fácilmente”-. Jason estaba a mis espaldas aprisionando a Jack, y apuntándolo con el arma en la sien. - “Este se viene con nosotros de paseo así que vámonos de una maldita vez”-. No hubo nadie que contradijese sus palabras. Los cinco juntos salimos por la puerta trasera dejando atrás el caos reinante, y acercándonos con ello, un poco más a la libertad. Pero en cuanto cruzamos el umbral, la cruda realidad volvió a azotarnos con su implacable látigo tras la visión de las inmensas criaturas que azoraban el paisaje.

En esta ocasión, para ser sinceros la estampa era distinta a la de las veces anteriores. En vez de andar husmeando por las calles en busca de sus víctimas, los extraños seres se aferraban como arañas a las paredes de las viviendas, esperando un resquicio de debilidad para colarse dentro, y cazar a sus víctimas acorraladas en sus propias casas. Parecían tener voluntad para tenerlo todo calculado, y al observarlas, no podía dejar de pensar en si Hyter había tenido algo que ver en ello, dado las palabras de Cameron en el sanatorio.

Avancé lo que me parecieron unos metros, y me detuve en frente de la salida de la verja contemplando lo que se nos venía encima. Era un paraje de lo más desolador. Todos podríamos ser atacados en cualquier momento, y encima la mayoría de nosotros estábamos demasiado heridos para defendernos. No imaginaba como seríamos capaces de resolver esta situación saliendo ilesos de ella.

Estaba tan absorto en el paisaje que nos aguardaba, que llegué a perder por un momento la noción del tiempo. Después de todo lo pasado, creía que me había acostumbrado a esta clase de cosas, pero no sé cómo lo hacía este pueblo para dar una vuelta de tuerca a la situación, y volver a poner mis nervios a flor de piel con estampas como esta.

Al ver la quietud que inundaba mi cuerpo, Jason comenzó a gritarme que continuase escapando desde mi espalda. A pesar de sus heridas, y de estar cargando con Jack como rehén, se estaba moviendo con una agilidad pasmosa, que no me pasó desapercibida. Sabía que teníamos prisa pero tampoco era para alterarse tanto, Hyter y su ayudante habían quedado confinados en la intensa humareda que salía del sanatorio, no entendía por qué debíamos aligerar tanto hasta que una segunda explosión aun mayor que la anterior, salió disparada de las entrañas del sanatorio, haciendo caer un trozo de pared, y un par de criaturas que se aferraban a sus muros a su paso. Ahora lo comprendía, me gritaba para coger ventaja ante lo que se avecinaba en este edificio lleno de locura insana.

Me di la vuelta por completo para observar como las llamas comenzaban a lamer la parte sur del edificio, donde las criaturas esparcidas por el suelo chillaban en un intento de amenazar a aquello que les hacía daño. Teníamos que salir de ahí si no queríamos ser devorados por su ansia, por lo que, no lo pensé dos veces, y eché a correr al lado de Jason mientras intentaba ponerme en situación de lo que había ocurrido. - “¿Qué demonios ha sido eso, Jason? ¿Y cómo es que hay tantas criaturas por las calles cuando hace un momento no había ninguna? ¡Esto es de locos! Es como si saliésemos a un pueblo totalmente distinto del que dejamos atrás”-. Jason se rió ante mis preguntas, y resumidamente intentó ponerme al tanto de todo. - “Eso que acabas de ver es un regalito que les he dejado a nuestros amigos. No iba a permitir que se fueran de rositas después de todo lo que nos han hecho pasar. Al igual que este, que es el culpable de que esos monstruos estén por ahí. Va a pasar un “agradable” rato con nosotros, y nos va a contar alguna que otra cosa sobre esos lunáticos, ¿verdad, Jack?”- Jason tiró de él con fuerza, y Jack casi se cae al suelo de la acción. No entendía el porqué, pero parecía que Jack no se encontraba en muy buen estado tampoco. Al haberlo tenido a mí espalda no me había dado cuenta de sus ojos vidriosos, y de sus torpes pasos al caminar. No estaba seguro si es que había salido herido de la explosión, o si le sucedía algo ya de antes, pero no podía pararme a averiguarlo. Debíamos llegar a la posada antes de que todo se volviese en nuestra contra. Por suerte, no era el único que lo había pensado puesto que Peep, que cargaba con Cameron a nuestras espaldas, decidió advertirme del inminente peligro que se nos avecinaba. - “Tomek, estoy sintiendo como uno de esos bichos nos sigue de cerca, tu que eres el que no tiene lastre deberías acelerar ,y guiarnos entre las callejuelas para perderle de vista antes de que se nos abalance, o de que nos ocurra alguna otra desavenencia.”-. Peep tenía razón, puede que estuviese herido pero era el más óptimo para liderar el grupo, así que echando mano de mi espontaneidad momentánea, agarré del bolsillo de Jack el arma que llevaba atada a la cintura, y de la que me echó la mirada más asesina que se puede imaginar una persona al recogerla, y me puse al frente para guiar al grupo entre sombras, y sonidos sordos que emitían las criaturas que rodeaban el lugar.

Pedí que se arrejuntasen en torno a mí para tener más facilidad de protección, y viajamos a través de las diversas calles desérticas de humanidad, llegando con premura a las lindes que nos conducían hacia nuestra morada unos minutos después del inicio de nuestro retorno. Todo iba lo mejor que podía haber ido dadas las circunstancias, y yo lo agradecía en el alma. Durante todo el trayecto temía que nuestros delicados cuerpos masacrados por el infortunio, se vieran de frente con el peligro y no se pudiesen hacer cargo de él como debieran. Pero gracias a nuestra organización, y actuación, habíamos cruzado el trecho entre los dos puntos de acceso sin incidente alguno hasta ese mismo momento, que ya alcanzábamos el final de nuestra aventura.

Seguimos rectos para lograr alcanzar nuestro objetivo con una sonrisa en el rostro llena de esperanza, ansiando tomar la última curva que daba hacia nuestro hogar gritando los ánimos suficientes para infundir el rayo de esperanza que estábamos a punto de alcanzar, pero entonces, al virar para entrar en la zona de la casa, esos ánimos quedaron apagados por el incidente que se desataba en nuestras narices. La posada  que tanto cobijo nos había dado en estos meses, estaba envuelta por unas llamas de fuego que ascendían hacia el cielo nocturno donde la luna nos observaba en su trono, mientras nosotros gritábamos al infortunio con todas nuestras fuerzas.


Eso es todo por hoy, si en esta noche maldita deambuláis por el pueblo recordad, debéis temer a las sombras, pero aún más a la luz, ella es la portadora de todas las noticias que podrían destruir vuestro buen espíritu.
Con afecto.
Tomek Sikorski.
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