viernes, 1 de julio de 2016

21. Pactos con el diablo.

Nota: Veintiunavo capítulo del relato, para ir al primer capítulo pulse aquí:  Capítulo 1

En cuanto pronunció dichas palabras me sentí desconcertado. No tenía muy claro si se estaba refiriendo a mi persona, o a otro ser que habitaba la sala junto con nosotros, pero lo cierto es que el que parecía ser el padre de Cameron, miraba sin desvíos hacia mi dirección, por lo que me sentí obligado a contestarle al saludo expuesto por su molestia al contactarme. - “Disculpe, pero creo que me ha confundido con otra persona. Mi nombre es en realidad, Tomek, con K al final de la frase. Si está buscando a un tal Tomas, siento decirle que le han traído a la persona equivocada”-. Tras decir esto, el captor que me tenía prisionero en un agarre, incrementó su fuerza creyendo que intentaría escapar tras dichos ecos, pero no iba a ser así. Por mucho que quisiese salir de ese lugar, sabía a ciencia cierta que dado el número de enemigos, y las ataduras que me retenían, sería un milagro que pudiera escapar victorioso de esa lúgubre estancia. Por lo que permanecí en mi sitio sin realizar esfuerzo alguno, mientras el padre de Cameron corregía mi explicación, con una sonrisa de suficiencia en la cara. - “No me he equivocado de persona, Tomek. ¿Es así? ¿Lo he pronunciado correctamente? Bien. La verdad, es que jamás creí que llegaríamos a esta situación tan incómoda para ambos, pero aquí estamos. Los dos al fin, cara a cara. He de decir que me alegro de que haya llegado este momento, tengo que tratar algunos asuntos contigo, así que voy a aligerar las cosas.”- En dicho momento, el padre de Cameron desvió su mirada más allá de mi espalda, y comenzó a dar órdenes a los subordinados que nos acompañaban. - “Rose por favor, lleva a nuestro otro invitado a la sala del fondo, y que se ocupen de él para que la próxima vez se lo piense mejor antes de apoyar una candidatura a la alcaldía que no sea la mía. El resto seguid buscando a mi hijo hasta dar con él, ¿entendido?”-. No podía observar la cara de los presentes, pues yo me encontraba al frente del pelotón, pero a mis espaldas pude escuchar como la ayudante de Hyter, respondía con premura al que le había dado la orden inmediata. - “Su hijo ya ha sido localizado, señor Larson. Estaba con Sikorski en el bosque. Lo hemos enviado con una cuadrilla al ayuntamiento creyendo que se encontraba allí en esos momentos”-. Al escuchar tal información, la cabeza de Larson volvió a girar en mi dirección, con gran curiosidad, mientras respondía a la misiva lanzada. - “Así que al final has sido tu quien se ha hecho cargo de mi hijo. Bueno, no se puede decir que me sorprenda. Espero por tu bien, que esté en perfectas condiciones, he oído que no salió muy bien parado de la visita de tus compañeros al sanatorio.”.- Me dispuse a comentar tal exposición de los hechos, pero la ayudante de Hyter tomó de nuevo la posesión de la palabra, aunque no fuera a ella referida la pregunta. - “Se encuentra bien, señor Larson. Un poco sucio, como era de esperar, pero sin el menor rasguño. Yo misma he podido comprobar lo enérgico que se encontraba en su partida hacia el ayuntamiento.”-.

Sinceramente, me molestó el hecho de que hubieran contestado por mi ante tal pregunta lanzada hacia mi persona, pero parece ser que en este caso, yo era totalmente prescindible, pues todo lo que Larson quería saber sobre su hijo había quedado solventado con dicha explicación, así que dada por finalizada la información, los despachó a todos con un. - “Perfecto, entonces atad a Tomek a la silla del fondo, e id al ayuntamiento a por mi hijo y llevarlo inmediatamente al sanatorio. Más tarde iré a verle. Rose, tu sigue con el plan indicado, y por favor te pido que dejes de llamarme tan señorialmente, que para formalidades ya tenemos a Hyter. Venga, todos en marcha.”- Dio por finalizada tal improvisada reunión que se había efectuado en esa sala tan extraña.

En cuanto expuso las órdenes pertinentes, todo el mundo se dispuso a cumplirlas a rajatabla. La ayudante de Hyter se despidió, y se fue a la sala contigua con el maltrecho campesino que nos había acompañado durante toda la velada. No sin antes cerciorarse de que los demás esbirros se tomaban las molestias necesarias en dejarme bien atado para que no pudiese albergar esperanza alguna de escape. Yo por mi parte, aguardé a que esos gorilas se fueran para intentar razonar con el alcalde a solas, lejos de tanta presión de grupo. - “Siento decir que esto me parece excesivo. Yo solo estaba acompañando a su hijo a verle, no hay motivo alguno para pensar que pudiera hacerle daño a nadie”-. Larson me miró de reojo para atender a mi exposición, mientras buscaba otra silla para adecuarla en frente de mí, y así estar los dos, cara a cara. - “Me hago cargo Tomek, pero las cosas no son tan sencillas. Verás, podría tener la certeza de que eres inofensivo, y dejarte libremente por la sala durante nuestro encuentro. Sin embargo, si lo hiciera, no tendría la certeza de que esta conversación acabara como debiera. El tenerte seguramente retenido hace que pueda exponerte los hechos como son, sin temor a que cambies de opinión, y en algún momento de esta conversación decidas marcharte, haciendo que todo esto no haya tenido ningún sentido para ambos. Lo entiendes ahora, ¿verdad?”-. Sus palabras llegaron a mí como evidencias irrefutables. Parecía una persona segura y directa, por lo que seguía sin comprender como todos le tenían tanto temor, si parecía un hombre de lo más razonable, dentro de lo que cabe en las circunstancias extraordinarias de este pueblo.



Desgraciadamente, la respuesta a la pregunta cuestionada para mis adentros, llegaría con más premura de la deseada a mis oídos, y no por su parte precisamente. Pues el hombre que habíamos intentado rescatar en el bosque comenzó a gritar desconsoladamente desde su ubicación, como si le fuese la vida en ello, haciendo que sus plegarias traspasasen los muros que nos separaban.

Al oírlo, giré alarmado la cabeza en dirección a su llanto. Aunque no pudiese visualizarle, podía notar como sufría enormemente con cada grito desesperado de auxilio que pedía. No podía ni imaginar el espanto que debía estar sufriendo el pobre hombre, aunque mi acompañante si parecía saber que estaba ocurriendo en la sala contigua, y tranquilamente, así me lo hizo saber. - “Ignora a Charles, Tomek, es parte del proceso de la traición. Mero trámite para que no vuelva a cuestionar quien está al mando en esta ciudad.”-. En cuanto justificó tal crueldad con tanta naturalidad, me di cuenta de que esto no era un hecho aislado. Ignoraba completamente lo que ese hombre había hecho para acabar de esa manera, pero la imagen de la desesperación de su rostro viniendo hacia nosotros en el bosque, exclamando ayuda, aun se me aparecía en mi mente completamente nítida. Ningún ser, y mucho menos ese hombre, que parecía tan aterrado como yo cuando me tendieron la misma trampa en el bosque, debía ser castigado de esa manera. Y así se lo hice saber al hombre que me estaba observando en estos momentos. - “Con todos mis respetos, señor Larson, dudo que ese hombre hiciese algo tan horroroso como para recibir tortura semejante. Cuando lo encontramos entre los matorrales estaba totalmente abatido. ¿No cree usted que ese ya es castigo suficiente para lo que haya hecho, sea lo que sea?”-.

Me quedé esperando a una clase de réplica dura que jamás llegaría, había ido demasiado lejos, le había dicho al hombre más poderoso de Dunwich que sus acciones eran erróneas, estaba claro que algo no decente iba a pasarme por tal osadía. Sin embargo me equivocaba, ya que con una leve sonrisa en el rostro, y una mirada de conocimiento absoluto hacia mis acciones, el alcalde me contestó con una tranquilidad nada forzada, como lo habría hecho Hyter, sino con una calma digna de un hombre que sabe que lo tiene todo bajo control. - “Es increíble lo que dos personas puedan llegar a parecerse tanto sin tan si quiera conocerse, ¿no crees? En el momento de tu réplica es como si hubiera visto a mi hijo ahí sentado en tu mismo sitio, diciéndome sin tapujos lo que cree que está mal, sin pensar si quiera en las consecuencias de sus actos. Solo por el mero hecho de creer estar haciendo lo correcto. Es una cualidad muy escasa en nuestros tiempos, Tomek, cuídala bien, pero también ten cuidado con ella. No todo el mundo te va a dar el beneplácito que yo te estoy dando en estos momentos.”-.

Asentí a sus palabras sin saber muy bien porque me comparaba con su hijo. Yo le había tenido el tiempo suficiente a mi lado para saber que el muchacho era mucho mejor persona de lo que yo llegaría a ser jamás. No obstante, los detalles de la comparativa no parecían importarle en absoluto, pues no se detuvo mucho tiempo en explicarme el porqué de sus palabras, sino que directamente prosiguió con el punto que le había expuesto con anterioridad. - “Para que no te preocupes, te diré, Tomek, que el hombre que propina esos gritos, se merece con creces lo que le están haciendo en estos momentos. No solo apoyó a un grupo de rebeldes ya disueltos por nuestras fuerzas de seguridad, encabezadas por un agitador llamado Jofrey, sino que además, para intentar redimirnos, secuestraron a la hija de Rose en un intento de que nos ablandásemos a sus peticiones. Naturalmente no consiguieron nada de lo que se propusieron. Charles era el único que nos quedaba por capturar, y ahora nos ayudará a saber un poco más de lo que se comenta a espaldas al ayuntamiento. En torno a la niña me alegra celebrar que está perfectamente. Supongo que a ti también te aliviará conocer la noticia, ya que tuviste contacto con ella al entrar a este pueblo. ¿Recuerdas a la pequeña que te señaló el bosque en aquel día donde acababas de regresar a nuestro pueblo, y buscabas pistas de lo que estaba sucediendo en este lugar? Pues esa misma es. Espero que tu amiga Magda te haya hablado de lo mucho que sirve su joven nieta a nuestra orden. Estoy seguro de que está muy orgullosa de ella.”-.

Su voz ligeramente socarrona pasó totalmente desapercibida al pasar de sus palabras. Resultaba que Magda estaba más relacionada con los testaferros de lo que pensaba en un principio. No entendía muy bien como la mujer que tanto cariño me profesaba, me había ocultado su lazo familiar con nuestros enemigos, pero ahora eso no importaba. Sabía muy bien que de nada servía darle vueltas en mi cabeza, si ella no estaba con nosotros en estos momentos para explicarme el motivo de su decisión. Debía olvidarme del tema al menos por ahora, y centrarme en el hombre más importante de Dunwich, el cual me seguía observando de una manera tan centralista, que intimidaría hasta las mismísimas criaturas que cohabitan con nosotros. - “Siento decirle que no he tenido el placer de tratar ese tema con ella, pero estoy seguro de que sin duda alguna, lo está. Magda es una señora bondadosa y generosa, que sería incapaz de hablar mal de alguien a quien aprecia, aunque sea remotamente.”-. Me lo quedé mirando mientras volvía a sonreírme. Si esperaba desconcertarme, o que hablase mal de mi compañera, le había salido mal la jugada. Llevaba demasiado tiempo ya en este lugar como para estar curado de todas estas noticias, y por supuesto, jamás saldría una sola palabra en contra de alguien que me había ayudado tanto en estas circunstancias. - “Me imaginaba que dirías algo así. Para serte sincero, esperaba ese tipo de franqueza como señal de que puedo proponerte la siguiente solución a nuestros respectivos problemas”-. Larson se levantó al fin de su asiento, y comenzó a pasearse por la sala mientras me preguntaba a que se estaba refiriendo con tales palabras. - “Si me lo permite, me gustaría saber de qué problemas está hablando. Porque si le digo la verdad, en este pueblo hay demasiados como para que logre comprender a que se está refiriendo completamente con tan vagas palabras”-. Al escuchar mi propia voz exponiendo tal argumento, me sorprendí a mí mismo por lo acusativo que parecía. Sabía perfectamente que si mis progenitores, los verdaderos por supuesto, no los que esta extraña gente decía que tenía en este lugar, me hubieran escuchado en dichos momentos, hubiesen recriminado mi comportamiento por ser demasiado brusco en mi insinuación. Pero por fin tenía a alguien que poseía todas las respuestas de este pueblo maldecido por la mano divina, así que no iba a dejar pasar la oportunidad de sonsacarle todo lo que pudiese, fuera a base de los modales que fuesen.



Sin embargo él no parecía muy por la labor de colaborar en mi propia investigación. Ya que tan directo y hermético, como había estado toda la velada, me expuso su propuesta en la medida justa que le propiciaba saber que tenía el control absoluto del juego, como si no quisiese acercar ni un milímetro, ese un mundo insalvable que había entre los dos a la hora de poder considerar otra opción que no fuese la suya. Así mismo me había planteado tal situación. - “Me estoy refiriendo obviamente, al problema que tenéis tú y tus amigos con mis trabajadores. Entiendo que este pueblo tiene una historia muy profunda, donde siempre ha habido dos bandos claramente diferenciados, pero la verdad es que nunca llegué a pensar que mi hijo se vería involucrado por dicha tormenta. Como ya he comentado, él es un joven muy especial que cree tener sus ideas en orden, pero lo cierto es que no es así. Es un desequilibrado, al igual que todos vosotros, que creéis que nosotros, la ley, la autoridad del propio Dunwich, somos el mal encarnado, cuando en realidad, simplemente somos los que impartimos la justicia necesaria para hacer de este mundo un lugar mejor. No niego que haya ciertos problemas en este pueblo atípicos a los de una población normal, pero a pesar de ello, todo el mundo ha sido capaz de convivir en una frágil, aunque persistente armonía que mantenía a salvo a mi muchacho, dentro de mi mandato. No fue hasta que llegaste tú y comenzaste a desmoronar todo lo que habíamos logrado con nuestro esfuerzo, cuando comencé a pensar que el traerte a este lugar, había sido peor para la salud de Cameron, que su propia enfermedad heredada por su pobre madre. No me malinterpretes, no te echo la culpa de que regresases a nuestras vidas. Fui yo en persona, quien pidió que retornases a tu hogar con la esperanza de saber cómo lograste la curación de tu incipiente locura allá en el este, esperando que tú mismo remedio sirviese para mi pobre hijo descarriado. Pero créeme, que si llego a saber que iba a suceder todo esto, hubiese buscado otro método no tan drástico, para conseguir la información de tu diagnóstico sin que estuvieses presente en nuestras vidas.”-.

El hombre recorrió toda la estancia mientras yo me hacía una idea de lo que me estaba contando con tales palabras. Supuestamente, y por lo que me habían dicho previamente, hasta donde yo sabía, mi entrada en este pueblo había sido organizada por el propio alcalde que me había tendido un anzuelo para que cruzase el umbral por mi propio pie, sin saber el porqué de su decisión al respecto hasta este preciso momento. Pues después de esta revelación, quedaba claro que si me encontraba en este lugar perdido de la mano de la cordura, era porque se creía que Cameron tenía una supuesta enfermedad parecida a la mía, y necesitaban saber cómo me había librado de ella, estando en el este con mi nueva familia. Esto empezaba a ser de locos, no había por donde encauzar esta historia para que tuviese algo de sentido para mis pensamientos, y lo que era peor, las personas con más poder sobre esta ciudad, eran las mismas que creaban este sin sentido para su imaginario beneficio. Debía encontrar la forma de salir de ese pueblo con premura, para no caer aún más en las garras de su locura. Pero antes debía andarme con mucho cuidado, pues si despertaba las alarmas de ese hombre sobre mi falta de confianza en su historia, podría desatar una serie de sucesos nada agradables para mí, y para el chico, ya que al fin y al cabo, parece que nuestra cordura venía hilada por los mismos extremos. Por lo que decidí seguirle el juego para saber a dónde nos conducía tal enfoque de los acontecimientos. - “Créame que para mí tampoco ha sido un camino de rosas, el vivir en este lugar. Creo que desde que entré en Dunwich mi raciocinio se ha visto tan tocado, que a veces pienso en si lograré volver a ser la persona que fui antaño de estar en estos dominios, en algún momento de mi vida. No sé si lo que está exponiendo de Cameron es verdad o no, pues no lo conozco lo suficiente para cuestionar sus palabras, pero sí sé a ciencia cierta que si mi sufrimiento, y las pérdidas que hemos sufrido ambos, sirven para que Cameron esté bien, sentiré que al menos no habrá sido todo en vano, ¿qué tiene usted en mente para que pueda ayudar al muchacho?”-. Me sentía completamente satisfecho con mi pregunta. Con un poco de suerte el alcalde me daría libertad para estar con el chico, y con ella, podría aprovechar para poder sacarlo de este mundo de locura, y llevármelo conmigo a mi verdadero hogar. Donde por fin podría descansar de tanto mal, y criarse como un muchacho sano de su edad. Solo tenía que manejar a ese demente que teníamos por alcalde para que todo saliese bien. Y en principio eso parecía, pues aunque me quedé desconcertado con su petición, no me pareció del todo desacertada cuando me propuso lo siguiente. - “Veo que a pesar de todo tienes espíritu, y eso lo valoro sinceramente, Tomek. Más aun cuando la salud de mi chico está en juego. Verás, no soy un hombre que no se dé cuenta de las cosas. Se de sobra que si te pido unirte a mi causa, rechazarás la oferta por la lealtad que procesas a los cazadores. Por ello, en vez de eso te propongo que te quedes aquí con nosotros, para que Hyter pueda evaluarte durante un periodo de tiempo, y pueda sacar una conclusión acertada para tratar a Cam. Ante todo quiero que tengas claro que con esto, no sufrirás ningún daño. Sé que Hyter puede llegar a traspasar los límites a causa de poder llegar a lo más profundo del asunto, pero ten por seguro que yo personalmente, me aseguraré de que ni tú, ni mi hijo, sufráis el menor daño posible. Te daré además, un lugar donde vivir en estas instalaciones, y toda la información necesaria, acerca de lo que desees saber de tu pasado, o de cualquier cosa que te interese de este pueblo, teniendo a todo el equipo de los testaferros a tu disposición para preguntarles cualquier tema de su campo que te interese. Desde los campesinos, hasta los propios médicos, deberán responder a tus preguntas sin evasivas. Y por supuesto, en cuanto Cam haya sido curado, prometo dejarte regresar a tu hogar en el este, sin el menor de los peros. ¿Qué me dices? ¿Podría interesarte el trato que te ofrezco?”-.

Sus palabras atravesaron mi mente como un torrente dejando tras de sí, un rastro de ideas que podrían serme muy útiles a la hora de escapar con mis amigos de aquí. Simplemente debía ser más astuto que ellos, aprovecharme de la oportunidad, y adelantarme a sus posibles maquinaciones para mi beneficio. Estaba todo pensado y calculado, ya había tomado una decisión. Solo me quedaba un hilo pendiente que no pensaba dejar en el aire antes de responder a su misiva. - “Realmente es una propuesta muy interesante, pero hay algo que quiero pedir a cambio antes de responder a nada. Si acepto, no solo quiero que a Cameron o a mí se nos proteja de cualquier mal, sino que si me quedo con ustedes quiero obtener a cambio también, que a mis amigos no se les acose, o persiga durante mi estancia en este lugar. Quiero que estén completamente a salvo de ustedes, y de las criaturas que controlan. Si no es así, nuestro tiempo aquí se ha acabado, señor Larson. No pienso aceptar nada que los ponga en peligro, ofrezca lo que me ofrezca.”-.

Ante mi exposición, un ligero suspiro de cansancio traspasó la boca de Larson durante un momento en el que se quedó mirando hacia mi posición con ojos escépticos. Sabía que mi petición era dura, y que sería difícil de conseguir. Sin embargo, después de su taciturnez, pareció pensárselo mejor, pues con un afirmamiento de cabeza me expuso la confirmación a mi petición. - “De acuerdo Tomek, a no ser que sea en defensa propia, dejaremos a tus amigos al margen de nuestras maniobras... y de nuestras criaturas”-. La pausa excedida antes de exponer el tema de las criaturas me dio a entender que no era un tema que le gustase tocar, pero dejando a un lado eso, lo había conseguido, había logrado al fin, encontrar una forma de salir de este maldito lugar, sin poner a nadie en peligro por el camino. Comenzaba a ver la esperanza florecer al fin, para todos nosotros, por lo que sin demora, sellé el trato que el poderoso alcalde me había confiado para nuestro mutuo interés. - “De acuerdo, en ese caso solo me queda darle mi afirmación al trato expuesto. Acepto sus términos, señor Larson. Todos y cada uno de ellos”-.

Eso es todo por hoy, si alguna vez el infortunio se hace eco de vuestras vidas en estos rincones desoladores, recordad, debéis mantener a vuestros amigos cerca, pero aún más cerca a vuestros enemigos. Solo de esa manera podréis partir de todas las opciones de salvación.
Con afecto.

Tomek Sikorski

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