viernes, 7 de octubre de 2016

27. El reflejo de la realidad (Segunda parte).

Nota: Veintisieteavo capítulo del relato, para ir al primer capítulo pulse aquí:  Capítulo 1

Para ir a la primera parte del veintisieteavo capítulo pulse aquí:  Primera parte


Al escucharla todos la miramos desconcertados. Su compañera parecía apoyarla en su decisión así que no era ninguna locura de las suyas. Ambas habían venido a llevarse al chico con toda decisión mientras tres hombres las enfrentaban en la puerta. Su valentía era más que innegable pero sabía que en esta ocasión al menos, teníamos las de ganar. Y por lo que escuché a continuación no era el único en pensarlo, pues Jason se adelantó a exponerles la situación en la que se encontraban para no malgastar más la mañana en la que nos encontrábamos. –“Teniendo en cuenta cómo eres no me extraña nada que te hayas atrevido a venir aquí sin pensar si quiera en que no tuviéramos condescendencia contigo y te pegáramos un tiro nada más aparecer por la puerta. Así que solo te lo diré una vez. Fuera de aquí las dos ahora mismo, o no llegáis vivas para la hora de la comida. Estáis avisadas”-. Jason se las quedó mirando mientras yo aún asimilaba la crudeza de sus palabras. Pocas veces había visto a mi amigo tan arisco con alguien, y mucho menos en una situación de relativa paz como la que estábamos viviendo en estos momentos. Debía de tener muy presente el peligro que corría el chico ya de por sí, para que Freyja lo aumentara con sus arriesgadas decisiones.

Al recibir sus amenazas las chicas se miraron de reojo entre ellas y entonces sin replicar palabra decidieron pasar a la acción. He de reconocer que en dicho instante no me di cuenta en el acto de lo que estaba a punto de suceder, pero al ver su metódica coordinación me temí lo peor. La mujer que acompañaba a nuestra conocida asintió con la cabeza a la mirada de esta, y con suma rapidez, subió el arma que sostenía entre su mano y disparó tres veces al marco de la puerta haciéndonos apartarnos de la impresión y del ruido que ensordecía ya nuestros oídos. En cuanto se produjo dicho acto, una nube de polvo se había instalado en la habitación haciéndome ver a medias como la menuda figura de Freyja se colaba en la casa ignorando los gritos que debían ser de Jason en un intento de advertirnos de algo que no podía oír debido al intenso pitido que colapsaba mi cerebro.

Viendo que la chica tomaba posición en la casa intenté moverme para detenerla, pero entonces la enfermera que me había tratado con anterioridad se abalanzó sobre mí y me pegó con la culata de su pistola en la cabeza, haciendo que un intenso mareo abrazara mi consciencia y me llevase hacia el suelo en contra de mi voluntad.



Mientras caía sentí como todo y todos se desvanecían casi en el acto en que mi visión se tornaba borrosa, dejándome fuera de escena por unos escasos momentos hasta que me reestabilicé apoyándome en el suelo con ayuda de mi rodilla y mi mano que lograron sostenerme en tan duros momentos, hasta que al fin recuperé mis mermados sentidos casi al completo, y pude ver la dantesca escena que se levantaba ante mi como un coloso que amenazaba con llevarse todo por lo que habíamos luchado en unos segundos de incertidumbre.

Jason había tomado la delantera y ya se encontraba encañonando con un arma a la enfermera literalmente acorralada, mientras la chica había sido agarrada por Peep, al cual le podía distinguir las siguientes palabras que le ofrecía a Freyja, a la vez que ella pataleaba frenéticamente para librarse de su inquisitivo agarre. –“Vamos criaturita no me lo pongas difícil que no soy de los que hacen daño así porque sí a los que son de mi misma especie”-. Eso pareció cabrear más a Freyja que con una voz más ronca de lo habitual surgida por el agarre expuso –“¡Yo jamás seré como tu asqueroso cazador!”- y dicho esto le mordió con fuerza en el hombro pillando de sorpresa a Peep, el cuál lanzó un grito de dolor y la soltó por acto reflejo, haciendo que la chica aprovechara la debilidad momentánea de mi amigo, para echar a correr hacia la puerta más cercana que tenía a mano. La que daba al sótano exactamente. Intenté recobrar el equilibrio mientras le gritaba que se detuviese en un intento de frenar su avance, sabiendo que si veía lo que se escondía en las entrañas de la casa iba a enloquecer siendo ella tan inestable como era. Pero por más que lo intenté me fue inútil, ya que mientras me levantaba pude ver su figura desaparecer entre la oscuridad que daba paso al pasillo estrecho que llevaba hacia la zona de desmembramiento que habíamos efectuado minutos atrás, seguida con un grito tan agónico que alarmó de toda la locura oculta en esos cimientos en los que nos encontrábamos viviendo en esos momentos.

Con el eco de sus voces su compañera abrió los ojos asustada temiéndose que alguno de nosotros estuviese acechado en las sombras pillándola de sorpresa o algo peor. Por lo que intentó girarse para ir en su búsqueda, pero Jason la tenía demasiado bien acorralada. No pudo moverse ni un milímetro mientras sentía como unos pasos apresurados volvían descubriendo un rostro rojo bañado en lágrimas que parecía al punto del colapso. La niña había regresado tras sus pasos, y con un altísimo volumen de voz bramó las siguientes palabras –“¡¿¡Pero qué demonios hacéis con esos bichos!?! ¡Estáis todos locos! ¿me oís? ¡Malditamente locos!”- La chica hablaba apresuradamente mientras la extrañeza de su compañera y de Jason entraban en contraposición con la actitud calmada de Peep, y en cierta manera de mi persona que parecía más apenada que otra cosa al saber la atrocidad que se encontraba allí abajo. Al ver el ataque de histeria que estaba sufriendo la niña, intenté hablar para suavizar el ambiente y rebajar el nivel de caos que había en la sala, pero cuando me estaba acercando hacia ella suavemente para encararla, una voz extrañada surgió a mis espaldas con un leve –“Pero, ¿qué está pasando aquí?”- que nos anunciaba que Magda había vuelto a casa.



Fue como si su voz nos devolviera a todos a la realidad del mundanal exterior, alejándonos del caos interno que habíamos sufrido hasta su llegada. En cuanto escuchamos la atónita pregunta todos nos quedamos estáticos mirando en su dirección revelando la batalla campal que se había originado en la casa. Nadie dijo nada en el momento indicado intentando mantener su posición para evitar ser atacado por el enemigo. Tan solo Jason se vio más libre de intervenir, ya que el acorralamiento a su víctima era tan seguro que se podía permitir el lujo de distraerse mientras le explicaba la situación a nuestra compañera. –“Resulta que estas dos han venido a por el chico y como nos hemos negado a dárselo han irrumpido por la fuerza para llevárselo”-.

Sus palabras fueron suficientes para que Magda entrase en un estado de ira total. Con gran resolución soltó las bolsas que llevaba encima y fue a por Freyja que era la última de su bando por contener. Esta que ya estaba algo nerviosa, intentó correr hacia alguna apertura que le permitiese librase de su destino, pero no encontró alternativa al encontrarse con Peep y mi persona cortándole el paso. Fue entonces cuando mi compañera la agarró con fuerza por el brazo, y con un súbito movimiento impropio en una persona tan afable como ella, le expuso las siguientes palabras. –“¿Con todo el daño que habéis creado todavía tenéis la poca decencia de presentaros aquí para venir a por nuestro niño? Que poca vergüenza tenéis. Si no fuese porque ya tenemos demasiados enemigos creedme que de aquí no ibais a salir. No soporto vuestra presencia ni a un kilómetro de distancia. Así que iros de aquí si no queréis que cambie de opinión”- En dichos momentos, y sin soltar a la chica del brazo, Magda paseó la mirada entre nosotros mientras exponía la siguiente sentencia. –“Jason, Tomek, cogedlas y llevadlas hasta el bosque para alejarlas de esta casa lo máximo posible mientras yo voy a echarle un vistazo al chico”- Magda hablaba de una manera tan ahogada que sabía que estaba conteniendo muchísimo su temperamento a pesar de que se estaba comportando de una manera completamente ilógica para lo que solía ser su humor habitual. Al decir tales palabras empujó a Freyja en mi dirección donde cayó en mis brazos torpemente mientras decía. –“¡No lo entiendes! ¡Tenemos que llevárnoslo para intentar curarle! ¡Es la única forma de salvarnos!”-

Freyja gritaba aferrada a mis brazos mientras yo la sostenía con fuerza para evitar que su nerviosismo la empujase a hacer alguna locura. Al oírla me quedé de lo más extrañado de sus palabras. Yo pensaba que estaban siguiendo con el plan inicial que nos había contado en casa de los Alvery, no que estuviesen aquí por una razón diferente. Miré hacia Peep que estaba a mi lado mirando directamente a la niña con su curiosidad a flor de piel. Sabía lo que estaba a punto de hacer, por lo que me adelanté a sus intenciones preguntándole –“¿qué quieres decir con eso de que es la única forma de salvaros?”- a la chica con la esperanza de que al formular yo la pregunta Freyja se confiase y explicase sus palabras aunque fuera de forma vaga para entender que estaba pasando en el ayuntamiento.



Al escucharme Freyja se apretó más contra mi pecho y empezó a sollozar para sus adentros mientras me exponía entrecortadamente los siguientes argumentos –“Un esbirro de Larson ha estado a primera hora de la mañana en nuestro campamento buscando a Cameron. Venía hasta arriba de sangre y nos dijo que si el hijo de Larson no aparecía nosotros seríamos los siguientes en morir en sus manos. Al principio no sabía a quién se estaba refiriendo así que me fui a casa de Jack para que me dijese dónde podía encontraros ¡pero estos tipos habían pasado a por él primero y estaba todo destrozado y lleno de sangre! Así que volví a los campos para informar y decidimos ir a vuestras casas para intentar cogerle y salir con vida de todo esto. Tomek, por favor, deja que nos lo llevemos. Si no lo hacemos vendrán a por vosotros también. No se detendrán hasta no tenerlo entre sus filas, y si lo ven de este modo pensarían que hemos sido nosotros. Tomek, tu eres el único que puede comprenderlo… por favor…por favor…”-.

Mientras escuchaba las palabras de Freyja una sola cosa ocupaba mi mente durante toda su exposición. Jack. Jack ya no estaba en su casa. Jack había sido víctima de esos malnacidos que lo habían acogido en su bando. Al comprender lo que esos hechos representaban en la realidad, miré hacia Jason que se encontraba al otro lado de la sala observándola fijamente con clara estupefacción mientras aún seguía encañonando a la compañera de Freyja, la cual se mantenía en silencio ante los hechos narrados por su amiga. Peep, por su parte mostraba una grata sorpresa en el rostro como si todo lo que estuviese contando la chica le fascinase completamente. Tan solo Magda que seguía con una clara mueca de enfado se adelantó a contestar a la niña para cortar su súplica hacia mi persona. –“Déjale en paz que por mucho que le ruegues no va a ayudarte a suicidar a Cam dejándolo ir con vosotros. El que tengáis problemas con Larson es solo asunto vuestro. El chico seguirá con nosotros indefinidamente, y si los testaferros se atreven a poner un pie en esta casa ya nos encargaremos nosotros de hacerles frente. Ahora marchaos antes de que tengáis que temerme a mi más que al alcalde. Vamos chicos andando que os quiero tener aquí lo más pronto posible para dejar atrás todo esto y poder cuidaos como es debido. Venga, adelante”-.

Magda nos hacía señales hacia la destrozada puerta donde se filtraba la pálida luz del día. Jason para mi impresión, no dijo absolutamente nada. Tan solo hizo gestos a su rehén con su arma para que avanzase hacia el exterior, por lo que yo también realicé dicho acto, sujetando a Freyja por los hombro y guiándola lagrimosa hacia la puerta, donde una vez traspasada, dejamos atrás a Peep intentando repararla con una sonrisa en la cara mientras nos despedía con la mano aun ensangrentada de su desapacible acto anterior.



Comenzamos pues nuestra andadura en un sepulcral silencio por parte de todos los presentes dispuestos para la expedición. Tan solo nuestras pisadas daban cuenta de que dejábamos atrás la cabaña en la que estábamos establecidos para ir en dirección al bosque con las derrotadas chicas que iban claramente cabizbajas bajo nuestro mandato. Freyja seguía agarrada por mi persona siguiendo los pasos de Jason el cual iba apuntando a su amiga para que fuera en cabeza abriendo el paso. Todo iba normal hasta que la niña comenzó a resbalarse por el terreno empinado haciendo que mi cuerpo también estuviese a punto de perder la estabilidad por culpa de retener el peso de su cuerpo en equilibrio. Fue entonces cuando Jason claramente afectado por la anterior conversación comenzó a gritar sin sentido alguno. –“¡¿¡Quieres subir en paz y no intentar hacer caer a Tomek a propósito para hacer alguna otra estupidez de las tuyas!?!”- Jason se volvió hacia nosotros totalmente fuera de sí, sin dejar de apuntar al frente con su arma. Freyja aún bajo mi sustento intentó defenderse como pudo de tal ofensa que todos veíamos que era a causa de otra preocupación –“¡Cállate! ¡Tengo los zapatos llenos de sangre por culpa de vuestras locuras! ¡Suerte tenéis de que no nos hayamos despeñado ya con estas trazas!”-.

Al escucharla mi amigo me miró extrañado pidiéndome con su expresión una explicación de lo sucedido en el sótano, por lo que mientras le indicaba que siguiese adelante para aligerar la tensión que había en el grupo, le expliqué el porqué de las palabras de la niña –“Peep estaba descuartizando la criatura que nos atacó en casa de Jack cuando ellas aparecieron”- Al nombrar al hermano de mi amigo me di cuenta de que no había sido una buena idea viendo como estaban los ánimos de Jason después de enterarse de la noticia. Yo también estaba preocupado pero era algo de lo que nos debíamos ocupar más adelante. Ahora debíamos concentrarnos en llevar a las chicas fuera de nuestro rango. Freyja al oírme arrugó la nariz extrañada y corrigió mis argumentos dejando al resto del grupo atónitos ante sus opiniones. –“¿De qué estás hablando? Ese bicho no era el que nos atacó en la casa. Era otro distinto”-. En cuanto lo expuso no pude evitar apretar sus hombros. Quería acabar con esto de una vez y ella no estaba ayudando en absoluto a que esa situación se diese, así que cuando acabó de hablar relaté los siguientes ecos para dejar el tema más que zanjado –“Podría ser. Con tanta viscosidad no me había dado cuenta de que no era la misma. Venga sigamos que no podemos estar tan alegremente por ahí con todo lo que está pasando.”-.

Gracias al cielo me hicieron caso y acabamos con la conversación llegando al bosque minutos después. Allí frenamos nuestro avance y dejamos que las chicas se fuesen a su morada sin intentonas de negociación sobre otro posible escenario. Una vez que las vimos marchar mi amigo y yo dimos la vuelta hacia la cabaña a solas por lo que aproveché para palmear su espalda a modo de apoyo, pero él, viendo mis intenciones, me dejó las cosas bien claras antes incluso de comenzar a hablarle –“Se lo que vas a decirme, Tomek y te lo agradezco. Pero ahora mismo necesito ordenar mis pensamientos antes de decidir nada. Así que si no te importa me gustaría estar en silencio por el resto del camino, ¿Te parece?”-.



Al hablarme sobre su decisión Jason me devolvió el gesto afectuoso y se adelantó dejándome a unos pasos de él. Entendía su sufrimiento, pero también sabía que necesitaba exponerle un tormento que llevaba conmigo toda la mañana, y que aunque ahora no fuese tan urgente de tratar como otros temas, podría influir de manera notoria tanto en mi compañero como en mí, gracias en parte a la situación que estábamos viviendo. Así que con sumo tacto intenté insistirle a mi amigo exponiéndole la rareza que nos estaba acechando entre las sombras, y que aún era invisible para sus ojos –“Lo entiendo perfectamente, Jason. Créeme que sí. Pero siento que necesitas saber algo antes de que lleguemos a la cabaña y no pueda entonces comunicarte mis pensamientos en dicho lugar.”- Al escucharme Jason se dio la vuelta para encararme en silencio preocupado por mis palabras. Fue entonces cuando aproveché el momento para exponerle el desasosiego que llevaba sufriendo en silencio desde bien entrada la mañana. –“Yo también creo que la criatura que Peep me expuso en el sótano no es la misma que nos atacó en casa de Jack”-.

Eso es todo por hoy. Si deciden pasarse por estos parajes no olviden fijarse en los pequeños detalles que nos rodean en la vida. Tal vez alguno de ellos les da la pista que necesitan para desenmarañar la verdad entre el gran ovillo de la locura en el que nos encontramos viviendo día a día entre estos parajes.
Con afecto.

Tomek Sikorski

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