viernes, 28 de octubre de 2016

29. Traiciones irreparables.

Nota: Veintinueveavo capítulo del relato, para ir al primer capítulo pulse aquí:  Capítulo 1



No me quedaba apenas tiempo. Debía apurar apresurarme antes de que me descubrieran y se viniese todo a bajo. Debía ser cuidadosamente cauteloso y silencioso si no quería disparar el horrendo caos a mí alrededor, al destapar mi súbito engaño en aquellos que dormitaban bajo mi mismo techo. Pero por favor, permitidme que me remonte al principio de la historia para que todo este sin dios tenga algo de sentido. Todo comenzó cuando al entrar en mi habitación me encontré con Jason, el cual estaba esperando en silencio para confesarme bajo la privacidad de mi habitáculo, la siguiente información.

–“Tomek, me largo de aquí. Y esta vez será para siempre.”-. Al decirme tales ecos reaccioné de la manera más previsible que cabría esperar en dicha situación. Me acerqué hacia él sin reparo alguno, y subiendo mis palmas hacia arriba a modo de una incredulidad absoluta, le pregunté con un tono más elevado del natural por su súbita decisión. –Espera ¡¿¡De qué demonios me estás hablando, Jason!?! ¡¿¡Cómo que te vas y para siempre!?! ¡¿¡A dónde quieres irte!?! ¡¿¡Es por Jack!?! Porque si es así yo puedo ayudarte con…”- Jason interrumpió mi torrente de preguntas con un seseo que indicaba que detuviese mi nerviosismo de inmediato si no queríamos ser descubiertos. Lo cierto es que me había dejado llevar por la impresión, y había puesto en peligro nuestro secretismo hablando más alto de la cuenta, pero debía comprender que mis delirios tenían que ver con la preocupación latente que sentía al enterarme de sus próximas acciones. Eso pudo ser lo que se le cruzó por la mente en esos momentos,  ya que al ver que mi estado de ánimo se contrajo al instante, adoptando un silencio expectante a sus palabras, Jason respiró sonoramente para recoger fuerzas, y explicó detalladamente los pensamientos madurados que le habían hecho tomar dicha decisión.

-“No, Tomek. Esto es algo que debo hacer yo solo. He tomado una decisión y no puedo arrastrar a nadie más hacia ella. Ya hemos perdido demasiado como para que encima pase algo por mi egoísmo innecesario.”- Jason se veía completamente seguro de su decisión y eso me dejaba lleno de preocupación. Él solo había informado de los detalles de su decisión sin dar un brazo a torcer a la hora de ceder en sus términos, dejándome con ello completamente fuera del asunto. Intenté protestar para intentar hacerle entrar en razón sobre su sin razón a todo este embrollo, pero con un movimiento de cabeza me dio a entender que no insistiera más en mi descontento, ya que no había opción a que le hiciese cambiar de opinión.



Me quedé pues en mi posición mirándole con aprensión. A pesar de que no me estaba gustando nada la decisión que había tomado Jason, he de decir que lo comprendía. Entendía su determinación al haber pensado yo en ese mismo camino en el pasado. Por eso no me quedó más remedio que darle mi apoyo en un intento de confiar en que sería lo suficientemente sensato para tener cuidado en el camino pedregoso que tenía por delante. –“Esta bien, si es lo que quieres hacer adelante. Solamente te pido que tengas cuidado, ¿de acuerdo? Aunque no te acompañe estaré permanentemente pendiente de ti en todo momento ansiando a que vuelvas, así que como vea que te demoras o me entero de alguna mala noticia ten por seguro que iré a por ti.”-

Sonreí para infundirle un ánimo que creí que necesitaba en esos momentos, pero mi amigo no me correspondió. Tan solo se me miró a los ojos momentáneamente y acto seguido me abrazó dejándome completamente atónito a su gesto. No entendía su gesto tan sumamente espontaneo y carente de sentido, pero lo que me dijo mientras se separaba de mí, me dejó aún más atónito de lo que creí que estaría a pesar de todo lo vivido anteriormente. -“Tomek, tú no te preocupes. Ni por mí ni por nadie. Quiero que por una vez pienses solamente en ti. Recuerda lo que tienes fuera de este pueblo, y si crees que tienes que irte de aquí vete. Aprovecha tú que puedes. Nosotros tenemos mucho aquí y no podemos hacerlo pero tú no. A ti no te ata realmente nada a esta locura, así que no pierdas la oportunidad de abandonar todo esto por intentar ayudarnos. Todos estaremos bien de una manera u otra, así que no lo dudes. Si deseas hacerlo, hazlo”-. Ahora Jason tocaba con fuerza mi hombro para infundirme la determinación de sus palabras mientras yo aún no entendía nada. Cuando propuse la huida Jason se había mostrado especialmente molesto con la decisión de abandonar ¿Cómo es que ahora ha cambiado de opinión tan repentinamente? Era una pregunta que por mucho que me plantease no tenía una respuesta certera para iluminarme en dicho aspecto.

No obstante, a pesar de mis dudas ante sus palabras, inmediatamente negué con la cabeza a su tentativa. Sabía de sobra que, dejando a un lado la decisión de irme o no, jamás les dejaría de lado en un intento de salvar mi persona. Así que sin demora respondí –“Lo siento pero abandonaros a vuestra suerte nunca entró en mis planes. Así que seguiré ayudando en lo que pueda para que todo se encauce de una vez como es debido”-.

Al oírme, esta vez Jason si sonrió ante mi reacción. Como si esperase esa clase de determinación en mi persona ante lo expuesto, antes si quiera de relatarme nada al respecto. Al escucharme reusar de sus consejos no dijo nada, tan solo se limitó a palmear mi hombro agarrado suavemente, y se giró para encaminarse hacia la puerta, dándome a entender que no tenía nada más que decirme. Solo fue cuando se encontraba ya ante la puerta de mi dormitorio donde se aventuró a despedirse de las mejores de las maneras, como solo él sabía hacerlo. Dando fuerzas incluso en la más absoluta de las desesperanzas.

–“Sabía que ibas a ignorar totalmente mi propuesta pero al menos tenía que intentarlo. Me iré a medianoche. Espero que sin problema alguno. Tú tienes todo el tiempo del mundo, pero te aconsejo que no te demores demasiado en decidir tu destino. Las cosas ya andan bastante raras por aquí así que me imagino que se pondrán peor cuando me vaya. Pase lo que pase, tú mantente firme en tus convicciones, Tomek. Eres un gran tipo, y eso es lo más importante en estos momentos de locura que vivimos todos. No dejes que nadie te lo arrebate jamás”-. Y sin más, abrió la puerta con sumo cuidado y se fue por ella, no sin antes levantar la mano a modo de despedida, la cual correspondí en el acto con el mismo gesto, quedándome allí parado viendo como mi amigo se iba a su propia aventura dejándome a mí en el camino.



Este acto, por extraño que parezca, desencadenó una serie de sucesos determinantes en la historia que iré ordenando cronológicamente para no perdernos en el tiempo. Al principio, cuando le vi irse, no entendía muy bien que había pasado. Qué raciocinio rondaba la mente de mi amigo para verlo todo tan oscuro como para pedirme que me fuese de aquí para siempre. Pensativo fui dándole vueltas al asunto mientras me desvestía y me metía en la cama para intentar descansar por lo menos un rato en lo que parecía entreverse una mala noche a causa de mis angustias. Los argumentos encontrados ya comenzaban a florecer cada uno por su lado con sus firmes premisas, dispuestos a que les hiciese caso. ¿Debía dejar a Jason realmente partir solo hacia su destino? Y si así fuera ¿cómo explicaría mañana ante Peep y Magda que yo lo sabía desde un principio y le había dado mi consentimiento tan alegremente sin que se me echasen encima por mi comportamiento? Peep ya dudaba bastante de mis actos como para darle más motivos a la hora de sospechar de mi lealtad ya cuestionada con anterioridad. Debía hacer algo al respecto, y rápido. Antes de que todo mi mundo se derrumbase bajo mis pies debido a mi súbita indecisión.

Con mis nervios ya en frío, la resolución de mis pensamientos llegó más temprano de lo que pudiese parecer en un principio. Debatiendo internamente, sentí el peso de las horas pasar bajo mi adormilada conciencia sintiendo como los ruidos de la casa se iban también adormeciendo con el paso de las horas, dejando completamente en penumbra la estancia por unos escasos momentos, hasta que un ruido sordo me indicó que Jason había comenzado con su plan de huida. Fue ahí cuando yo también me desvelé por completo, y llegué a la conclusión de que debía ser valiente como mi amigo, y tomar la decisión que mejor se amoldaba a mi espíritu y condición personal. Aunque no sería fácil, debía ingeniármelas para cumplir con todos mis imprescindibles, aunque me hiciese cómplice de hacer que esta noche fuese completamente inolvidable para todos y cada uno de los que habitábamos en esta casa.

Dejando esta idea en mente como prefijada ante todas las demás, me senté a cavilar mi plan de acción mientras me preparaba para lo que se acontecía. A medida que pasaba el tiempo mi idea iba haciéndose más determinante en mi cabeza. Sabía que era algo totalmente radical e impropio de mi persona, pero como determina el dicho, a grandes males grandes remedios. Si Jason decidía irse yo tampoco iba a quedarme parado viendo como todo fluía a mi alrededor sin tenerme si quiera en cuenta en la ecuación. Ya era hora de que siguiese con mi plan original pensado en unos momentos donde la esperanza fluía en mi pecho en remotos tiempos pasados. Debía dar paso pues, a la finalización de esta aventura de la manera más óptima posible.

Y así fue como lo hice. Esperé unos momentos de rigor y comencé a dejarlo todo dispuesto, ordenando claramente mi plan para que todo saliese como había organizado en un principio. En el momento en que ya estuve preparado para todo el devenir de los acontencimientos, salí de la habitación de la cual sabía que no volvería a tener noticia jamás en la vida, y me dirigí directamente hacia la de Peep, abriendo su puerta con sumo cuidado para descubrir al susodicho totalmente dormido en un sofá con un arma reposando en su regazo, y al increíblemente tranquilo chico descansando en su cama.



Con sumo cuidado me acerqué hacia el cazador intentando no despertar al niño con mis andares, y cuando me encontré justo en frente de él lo zarandee suavemente para que se despertase bajo mi acto. –“Peep… Peep despierta… tranquilo, soy yo, Tomek”-.

En cuanto Peep abrió los ojos y se ubicó en la realidad se enderezó en su asiento totalmente extrañado, y con una voz más fuerte de la que yo había empleado me formuló la pregunta más obvia que podía hacerme en esos momentos. –“¿Tomek? ¿Qué haces aquí? ¿Ha ocurrido algo?”- Mientras formulaba sus preguntas pude notar como ya medio se levantaba del asiento para entrar en acción ante lo que podía estar sucediendo en el hogar, por lo que me apresuré a tranquilizarle con el mismo susurrante tono de voz que había empleado con anterioridad para que pudiese ver que a pesar de todo lo tenía todo bajo control.

–“Tranquilo, no corremos peligro. Al menos eso creo. Me he levantado hace un rato para ir a por un vaso de agua, pero de la que pasaba por la habitación de Jason me he dado cuenta de que la puerta estaba abierta y él no se encontraba dentro. Al principio pensé que había bajado a la planta inferior a por algo también, pero al entrar en la cocina y no verle me he asustado de verdad. He recorrido toda la cabaña pero no he encontrado ni rastro de él, así que he ido corriendo a vestirme por si ha salido a causa de un ruido o algo del estilo y necesita ayuda. Tú quédate vigilando por si alguien le ha dado caza y viene a por el chico. Intentaré encontrarle lo más rápido que pueda. ¿Tienes algo que me sirva de lumbre para no ir a tientas en la penumbra?”-.

Exponerle dichos ecos era solo una forma de actuación. Conociendo como lo hacía a Peep sabía lo que iba a responderme mucho antes de entrar si quiera por la puerta. Esto era un acto completamente prescindible y banal, pero sin embargo debía llevarlo a cabo para que el cazador creyese que llevaba la voz cantante mientras yo me aprovechaba de su liderazgo para seguir con mi línea de actuación. Por eso en cuanto me contestó las siguientes palabras me alegré infinitamente de ver como todo salía por una vez de la manera que había planeado desde un principio. –“Deja Tomek, mejor voy yo a por él. Tú sigues cansado de tanto alboroto y no conoces bien la zona. Serías una presa fácil. Mejor quédate vigilando que no entre nadie mientras yo me encamino a por el muchacho. Ten, utilízala solo si es de vital importancia, y no despiertes a Magda y al niño de no ser que corran un peligro inminente”-

Sin vacilar, me puso su revolver en la mano y se incorporó raudo para salir a fuera en busca de nuestro amigo. Yo esperaba a sus espaldas viendo cómo se abrigaba y recogía una escopeta de gran calibre junto con un quinqué para visualizar en la oscura noche que nos rodeaba. En cuanto se hubo dispuesto todo para su partida bajé junto a él hacia la entrada, y una vez visto que la barricada armada en la mañana había sido desarmada por nuestro amigo, le abrí la puerta, y con un –“Te estaremos esperando. Ten mucho cuidado, y trae sano y salvo a Jason, por favor”- me despedí de él, y cerré el pórtico tras sus pasos, viéndome así libre de todo acoso para seguir adelante con el destino que había elegido horas atrás.

Lo primero que hice fue subir cautelosamente de nuevo las escaleras. Lo que menos quería ahora mismo es que Magda se despertase y me desbaratase todo el plan. Así que, extremando la precaución en la cantidad de ruidos que podían delatarme en los siguientes minutos, guardé la pistola en el bolsillo de mi chaqueta para poder maniobrar con ambas manos, y volví al cuarto de Peep para hacer unas cuantas gestiones antes de seguir con lo que procedía en la finalidad de mi actuación.

Revolví entre sus cosas a toda prisa buscando alguna que otra documentación que sugiriese algo sobre la vida pasada de Thomas o de sus padres, pero por más que escrudiñe el lugar no pude encontrar nada referente a ello. Aunque si puedo decir que no todo el esfuerzo realizado fue en vano, ya que en medio de toda la vorágine de papeles que cubrían los cajones de su escritorio pude encontrar el cuaderno de las bestias que se me había dado con anterioridad y había olvidado posteriormente en el sótano, y una carpeta que rezaba “J. Alvery” en su portada. Verla fue algo que me hizo frenar en seco mi avance sintiendo como mi corazón se comprimía de la pura sorpresa de encontrarme algo así en un momento como este. Deseaba abrirla y ver que entresijos contenía dicho almacenaje que Peep guardaba para él con tanto recelo, pero no tenía tiempo de inspeccionarla antes de proseguir con mi acto final, así que sin detenerme, seleccioné los dos elementos, y me los llevé conmigo junto con el chico al cual ya lo estaba despertando en dichos momentos.



Sabía que en cuanto me viese sería el momento crítico de la noche, pues empezaría a patalear y jadear como si no hubiera un mañana para librarse de mi presencia. Así que tenía que adelantarme a todo eso y actuar con más cautela de la procesada con anterioridad. Por lo que, antes de tocarle si quiera le puse suavemente entre sus manos una cuerda rodeada con flojedad, y en cuanto lo zarandeé un poco para despertarle, aproveché su adormilamiento para atársela como era debido antes de que pudiera alzarse contra mí.

Al sentirse atado, Cameron reaccionó venciendo su trastorno somnoliento, y con gran fuerza levantó el cuerpo con brusquedad para zafarse del agarre al que había sido sometido por mi persona. Fue entonces cuando con un pañuelo ya seleccionado de mi bolsillo, le amordacé concienzudamente para que no pudiera emitir ningún ruido que alarmase a la última persona durmiente dentro de esta alocada cabaña, y pudiésemos acabar con el plan sin contratiempos por su parte.

Al tenerle ya como yo quería tiré de su brazo para mantenerle sentado, y con suma rapidez, le puse sus zapatos y una chaqueta por encima para que no pasase frío. El tiempo apremiaba, y Peep podría regresar en cualquier momento dejando al descubierto toda mi jugada planeada con alevosía. Por lo que, con más fuerza de la que pretendía, erguí al chico en cuando estuvo listo, y lo bajé medio arrastrando por las escaleras para largarnos cuanto antes de ese lugar. Jason tenía razón. Debía irme de aquí. Un lugar donde ya no pintaba nada, e intentar salvar el poco raciocinio que me quedaba en medio de esa locura insana que me rodeaba constantemente. Pero no lo haría solo. Jason escogió su destino. Era un hombre libre que decidía su camino de una manera más que respetable. El chico en cambio no tenía tanta suerte. Por más que supiera que iba a estar bien atendido no podía dejarle atrás abandonado a su suerte. Debía curarle para que pudiese llevar una vida digna, y sabía perfectamente donde podrían ayudarle. Así que, sin pensármelo dos veces, abrí la puerta con delicadeza para no armar un escándalo, y nos encaminé hacia la espesura, huyendo de ese lugar al que en tiempos pasados lo habíamos llamado hogar, para siempre.

Esto es todo por hoy. Si viajan a Dunwich no duden en hacer caso a sus instintos, puede que los lleven a lugares en los que jamás habrían estado dadas otras circunstancias, pero eso siempre es mucho mejor que morir a manos de aquellos por los que habías sentido algo de empatía en el pasado.
Con afecto.
Tomek Sikorski


No hay comentarios:

Publicar un comentario