viernes, 27 de enero de 2017

36. El inesperado giro de los acontecimientos.

Nota: Treintaiseis capítulo del relato, para ir al primer capítulo pulse aquí:  Capítulo 1


Tomek, en el momento en que leas esto, y sé que lo harás por mucho que me digan que abandone toda esperanza de encontrarte, sabrás el por qué he seguido escribiendo tu historia a mi manera.

He encontrado este cuaderno por la mañana cuando acudí a buscaros a Cameron y a ti como os había prometido en la nota que os hice llegar, y me he encontrado con que a la entrada de la aldea de los campesinos había sucedido una masacre bastante grande donde tú, tristemente, habías estado involucrado.



Me enteré de esta desgracia hace más o menos un día, cuando al emprender mi viaje hacia esas tierras, bajé la ladera de camino a vuestro encuentro y pude ver como el horror aún estaba presente en la tierra a modo de recordatorio sobre lo que había pasado.

Al acercarme al terreno masacrado, me detuve para preguntar directamente a alguno de los presentes que estaban recogiendo lo que quedaba de sus compañeros del suelo para que pudiera decirme dónde encontrarte. Fue entonces cuando me dieron la fatídica noticia. Tú habías sido, como siempre, el que te habías sacrificado por el pueblo a la hora de sacar a la bestia que os amenazaba fuera de la zona habitada. Pero por desgracia nunca regresaste para decirles que estabas sano y salvo después de aquello.

Mientras me relataban la historia pude observar como estos tipejos ya te estaban dando por muerto diciendo que seguramente tus restos estuvieran en alguna zona más apartada del resto de sus amigos, así que en vez de perder el tiempo poniéndoles las cosas claras. No les dije nada más aparte de que iría a buscarte siguiendo los posibles caminos que pudieras haber utilizado en tu huida.

Una vez en marcha, me detuve a escrudiñar todos los alrededores buscando algo que pudiera darme una pista sobre qué había pasado contigo, hasta que un rastro de sangre seca situado en una esquina del páramo llamó mi atención. Este se extendía por un camino hacia la profundidad empinada del bosque, así que lo seguí y me encontré con que efectivamente, allí se había producido un tremendo desencuentro.

Durante todo el recorrido lo que más me iba encontrando eran numerosos casquillos de bala y tiros erráticos que se podían observar incrustados en los árboles del lugar. En un principio me imaginé que habrías sido tu desesperado por librarte del ser que te intentaba dar caza, pero después, al leer lo que exponías en este manuscrito me di cuenta de que tu enemigo no era otro que aquel que creía nuestro amigo. Aquel en el que había confiado para dejarlo el tema de los entresijos de Dunwich a su cargo mientras yo iba en busca de mi hermano. En cuanto le vea que no te quepa duda de que conseguiré hacerle pagar por todo lo que te ha hecho, Tomek. Tenlo por seguro.

Siguiendo con la explicación de cómo me enteré de toda la verdad, tengo que decir que no me resultó sencillo que se diga. Después de ver los proyectiles que creí erróneamente que habías efectuado tú, llegué hasta la falda de la ladera donde se perdía totalmente el rastro de la pelea tras visualizar el final que marcaba una piedra de un color extraño que me guardé en el bolsillo pensando que significaría algo que irónicamente, tú mismo me explicarías entre líneas más adelante, y una última funda de balín errática que se situaba justo en frente de mi posición.



Fue entonces cuando empecé a dar vueltas por la silueta escarpada buscando un lugar por el que descender cuando de pronto vi a unos cuantos metros bajo mis pies, la chaqueta que Henry siempre llevaba para sus momentos de cacería y que tú habías heredado gracias a la buena voluntad del chico. Esta se encontraba completamente ajada, enganchada a la rama de un árbol sin que nadie la portase.

En cuanto la ví emprendí la marcha con rapidez por donde había venido en un intento de encontrarte malherido en el suelo después de pensar que te habías desprendido colina abajo y habías acabado inconsciente en el terreno llano. Pero una vez allí me di cuenta de que no había nada que indicase tu presencia. Nada, ni si quiera otra prenda de ropa o el propio rastro de tu sangre se visualizaba por los alrededores. Habías desaparecido por completo dejándome completamente preocupado sobre lo que te podía haber pasado en mi ausencia.

Al darme cuenta de que no tenía más de tí que la cazadora que llevabas puesta en esos momentos, convencí a los trabajadores que estaban aún limpiando los restos de sus compañeros a la entrada de su poblado, de que me ayudasen a conseguir ese trozo de tela que parecía ser lo único que había sobrevivido a aquella malograda noche.

Juntos consiguieron, a través de deslizarme con unas cuerdas hasta el susodicho árbol, que lograse mi objetivo de recuperar tu única pertenencia que para ser sinceros lucía más maltrecha que nunca.

Tras la vuelta al suelo seguro, inspeccioné la cazadora en busca de algo que me ayudase a comprender mejor que había pasado con tu paradero y el del chico. Fue entonces cuando encontré junto a mi nota, un cuaderno viejo con el que siempre te veía garabateando en cuanto tenías un segundo para ti.



Aunque en un principio dudé si abrirlo si quiera en un acto de honra hacia tu privacidad, la urgencia de la situación me hizo comprender que si tenía una pista de tal calibre en mis manos debía utilizarla al menos para intentar sacar algo que me dijese donde estabais alguno de los dos. Así que, con la disculpa en mente que sé que debo darte cuando vuelva a verte, comencé a ojear sus páginas mientras me quedaba totalmente boquiabierto tras lo que me iba encontrando en su interior.

En ellas pude ver como tus miedos, incertidumbres y cuestiones afloraban tras sus páginas de una manera tan nítida que bien podría parecer que estaba reviviendo los hechos una vez más. Sabía que eras escritor y que por tanto tenías ese lenguaje tan fino y lleno de matices con el que siempre te expresabas, pero jamás pensé que lo utilizarías para describirnos con tanto cariño y empatía como lo has hecho.

Al verme expuesto en tu obra me sentí totalmente un impostor ante la versión mejorada que me dabas a través de tu afecto, haciéndome plantearme que la versión real de mí mismo jamás alcanzaría esa determinación y valentía que tiene mi yo de papel, y que ya me gustaría tener en estos momentos de dudas que se me plantean por todos los lados.

No sé cuánto tiempo transcurrió desde que comencé a leer el escrito hasta que di con el final del mismo, pues me quedé tan enganchado a tus palabras que no pude dejarlo hasta esas últimas líneas donde lo das todo por perdido y nos deseas tus buenas intenciones. Fue entonces cuando me levanté de mi asiento improvisado y continué tu búsqueda completamente enfadado con aquel que creía mi amigo y que tanto nos había traicionado, llevándote incluso hacia esa extrema situación después de que hubieras vivido toda una locura de noche.

Para ello volví tras mis pasos y me dediqué en lo que restaba de día a examinar cada uno de los rincones de este triste lugar, mientras no paraba de pensar en las fechorías que Peep te había estado haciendo desde que habías regresado al pueblo desde el este. Esas que aguantaste con un aplomo admirable, del que seguramente yo no hubiera gozado de comprender a tiempo que eran tan graves como para dejarte en esa situación.



Sabía que Peep dudada de ti y de tu lealtad para con nosotros, pero jamás pensé que llegase tan lejos en sus cavilaciones, intentando incluso matarte para que no te inmiscuyeses más en nuestra causa. En cuanto te encuentre ten por seguro que no dejaré que esto vuelva a suceder. Iré a ver a Peep y le pondré las cosas absolutamente claras, para que no se vaya de vacío tras haber realizado un acto tan absolutamente despreciable y atroz.

Ese es mi objetivo próximo a realizar. Ahora sin embargo lo que necesito es saber algo más de ti, ya que por más que rebusqué por todo el entramado del que está dispuesto esta parte del pueblo no encontré nada más que pudiera ayudarme a dar con tu paradero.

Si te digo la verdad no sé cuánto tiempo me pasé dando vueltas al lugar, pero lo exprimí al máximo sin parar si quiera para alimentarme hasta que la luz solar se esfumó y tuve que desistir al menos por ese día en darte encuentro.

Al volverme me di cuenta de que estaba totalmente agotado pero sabía que no podía irme para casa. Aún no. En cuanto me expusieron tus actos de anoche supe que eras la prioridad a la hora de encontrarte, pero ahora que había leído tus escritos sabía dónde estaba el chico, así que me fui a su encuentro intentando adentrarme en la zona de los campesinos donde al igual que tú, no fui muy bien recibido.

La guardia que estaba en la entrada no me dejó siquiera entrar en sus tierras. Tan solo llamaron a esa chica chillona que después de mucho grito a través de lo que sacó en claro de mi explicación, me sentenció que jamás dejaría que nadie se llevase a Cameron excepto tú.

En ese momento juro que hubiera entrado por la fuerza a buscarlo llevándome por delante a quien fuera con tal de recuperarlo, pero al analizar la situación pude observar que, además de que me superaban totalmente en número, andaba completamente agotado por la intensa búsqueda como para emplear la fuerza contra un grupo de personas armadas. Así que recordando lo bien que os habían tratado según tu relato, lo dejé pasar por esa noche volviéndome de regreso a casa donde te escribo atropelladamente todo esto, en un intento de darte mi parte de la historia que ahora te falta para que puedas completar esta obra maestra, dándole al mundo entero la visión de lo que ocurre en este maldito lugar donde todos hemos nacido bajo su desgracia.

Espero por ello encontrarte pronto para que seas tú mismo quien siga con este camino y nos ayude a salir de este atolladero a todos aquellos que queremos hacer de Dunwich un lugar prospero para vivir.

Se despide hasta la próxima.

Jason Alvery

No hay comentarios:

Publicar un comentario